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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

lunes, 27 de diciembre de 2010

Relato de fantasía: Bendito demonio

Este es el proyecto de adictos a la escritura del mes de diciembre, la idea era retorcer a un monstruo, en este caso un demonio.

Bendito demonio

Eran las doce de la noche y a la tasca le quedaban varias horas hasta echar el cierre. Aunque solo había dos clientes jugando a las cartas, que ocupaban una mesa del fondo, un constante consumo de bebidas alcohólicas por parte de los dos especímenes hacía que el tabernero sonriera con satisfacción, aunque interiormente estaba estupefacto por la cantidad de alcohol que estaban metiendo en su organismo. No se hubiera sorprendido tanto (o mejor dicho, se hubiera sorprendido por otro motivo distinto) si hubiera podido ver la verdadera forma de estos: eran un ángel y un demonio.
Extraña bastante el hecho de que dos seres tan opuestos como esos estén juntos en el bar, aunque, pensándolo bien, esas dos criaturas nacieron y crecieron juntas y convivieron durante muchos siglos en armonía hasta el día de la rebelión. Sería imposible que ninguno de ellos conservara su amistad con los que a partir de entonces eran sus opuestos.
—Ah, Isrefel, otra vez pierdes dijo el demonio con voz etílica.
—Sí, Asbeel, y esa buena racha tuya comienza a ser sospechosa –respondió Isrefel, más borracho, si cabe, que su compañero demoníaco.
—¿Es que acaso me llamas tramposo? preguntó Asbeel con un tono pretendidamente inocente que no engañó a su amigo celestial.
—Evidentemente, ya que eres un demonio. Como te pille, te vas a enterar de lo que es bueno amenazó Isrefel, acabando su frase con un hipido. El demonio estalló en carcajadas y no paró hasta al cabo de un rato.
¡Pero vamos, amigo! ¿De veras te crees que voy a ser tan tonto para dejar que me pilles? dijo el demonio borracho, aun riendo, mientras daba un fuerte golpe en la espalda de su colega. Por desgracia para él, el brusco movimiento hizo que las cartas que tenía escondidas en su túnica cayeran desparramadas por el suelo. Ahora fue el turno de Isrefel, que comenzó a reírse aun más estruendosamente que Asbeel momentos antes, mientras éste le miraba ligeramente desconcertado. Cuando finalmente se calmó, el ángel le miró con fingida seriedad y dijo:
—Ya te dije que te ibas a enterar y ahora te voy a castigar por arruinarme mediante el juego sucio.
—¡Ja! ¿Y qué vas a hacerme, maldecirme? preguntó el demonio. 
—Ya verás, ya verás respondió Isrefel con una mirada pícara que hizo a Asbeel estremecerse involuntariamente, disimulándolo con una nueva carcajada.
Acabada la partida, las dos criaturas dejaron el dinero en la mesa y se marcharon tambaleándose del local, rumbo a algún lugar donde no hubiera humanos para poder extender sus alas y volver a sus hogares.
***
Asbeel se levantó resacoso e intentó matar el martilleo de su cabeza con una buena dosis de alcohol. Luego, se preparó para salir al mundo para cometer diabluras, con una sonrisa en la boca.
Nada más llegar al mundo humano, se encontró con una mujer que corría por la calle tan cargada de papeles que apenas podía ver por dónde iba. Pensando que no se lo podían poner más fácil, hizo tropezar a la mujer, cuyos papeles salieron volando por una fuerte racha de viento que empezó en el momento oportuno. La pobre mujer, medio llorando, corrió a por ellos y empezó a recogerlos desesperada porque llegaba tarde a una importante reunión. No había empezado Asbeel a regodearse por su angustia cuando esta cesó de repente. Miró de nuevo a su víctima y la encontró sonriendo tontamente a un hombre que se había agachado a ayudarla en su tarea. Gruñendo por lo bajo, el demonio se dio cuenta de esos dos eran almas gemelas y que por su culpa se habían encontrado, convirtiendo una situación dulcemente odiosa en una odiosamente dulce.
Malhumorado, Asbeel se alejó de la repelente escena de un amor incipiente lo más deprisa que pudo y encontró a su siguiente víctima: un hombre que pasaba justo debajo de una maceta. No podía (ni en realidad quería) resistir la tentación e hizo caer la planta en la cabeza del individuo, que quedó inconsciente en el suelo. No obstante, al mirarlo más fijamente, se dio cuenta de que su víctima tenía una navaja en la mano… y no tardó en deducir que acababa de evitar que atracara a una débil ancianita que paró inmediatamente a socorrerle. Cuando el atracador despertó y se vio ayudado por la que iba a ser víctima de su robo, se sintió arrepentido y se prometió a sí mismo encontrar un trabajo digno.
Gritando de rabia, se alejó de la escena y llegó a una calle secundaria por la que circulaba un coche a mayor velocidad de la permitida. Colérico, hizo que el conductor perdiera el control y estampara su coche contra un bar convenientemente situado en la esquina. Cuál fue su sorpresa cuando llegó la policía y reconoció en el conductor a un criminal peligroso en busca y captura que, de no haber sido capturado, habría seguido cometiendo atrocidades allá donde pasara.
Bueno, no todo está perdido, se consoló. Al dueño del establecimiento le he arruinado.
Pero, cuando apareció el propietario, se dio cuenta de que no podía estar más equivocado. El hombre estaba a punto de suicidarse porque estaba arruinado cuando recibió la llamada, y ahora suspiraba aliviado, porque con el dinero que le daría el seguro por los destrozos del local podría pagar las facturas y empezar de nuevo.
No entendía nada. ¿Cómo era posible? ¡Maldición! La solución le llegó a la mente cuando rememoró la noche anterior.
—Ya te dije que te ibas a enterar y ahora te voy a castigar por arruinarme mediante el juego sucio.
—¡Ja! ¿Y qué vas a hacerme, maldecirme?
—Ya verás, ya verás.
¡Condenado ángel! No le había maldecido, ¡le había bendecido!
—¡ISREFEL! ¡Ya verás cuando te pille! —gritó con la mirada puesta en el cielo. Casi pudo oír las carcajadas de su amigo, allá arriba.

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lunes, 22 de noviembre de 2010

Relato corto: Llamamiento a los inmortales

Hoy es la publicación del proyecto de noviembre de adictos a la escritura. Como siempre, me ocupa un poquito menos que las dos páginas (una página y un par de lineas, de hecho). No lo puedo evitar. El relato es un poco extraño. El propio hecho de que la carta siga existiendo te dice el final. Ya lo entenderéis.

Llamamiento a los inmortales

Nunca, en mis trescientos años de no-vida, he sentido semejante odio por una simple mortal.
Cuando fui transformada en vampiresa, me di cuenta de cuan insignificante había sido mi vida y me entregué por entero al placer. La sangre fresca es tan dulce, y me hace sentir tan completa y llena de calor cuando la cato… Pero pronto, ese placer no era suficiente e inicié la búsqueda de un consorte. Ninguno de los míos era lo bastante bueno para mí, así que decidí crear uno. Veinte años pasé buscando entre los humanos a uno digno de mí, hasta que encontré a Iain. Hermoso como un ángel, la vida había sido dura con él, y el dolor y la enfermedad le hicieron recibir la no-muerte con los brazos abiertos.
Fueron unos años de placer en todos los aspectos, pero él no tenía el mismo modo de pensar que yo. La sangre para Iain no era dulce, sino una necesidad que debía tomar con amargura para sobrevivir. No soportaba las muertes innecesarias, y yo debía esconder mis actos ante él, hasta que un día mi deseo de matar me llevó a masacrar a una abadía entera y él se enteró. ¡Me abandonó por las vidas de unos humanos insignificantes!
No volví a saber de él hasta hace unos días. Le vi a lo lejos, riendo con una humana sin atractivos. Él me sintió cerca, y acompañó a la humana hasta la misma puerta de su casa. Ella le invitó a entrar y él se negó. Luego vino a mí y tuvimos una gran discusión.
-No te atrevas a acercarte a ella –me dijo–. Es lo único que le da sentido a este mundo.
Yo no comprendía. ¿Cómo podía amar a otra, a una mortal? Y si era cierto ¿por qué entonces no la había transformado? A estas preguntas, se limitó a responder que no deseaba condenarla como yo había hecho con él. ¡Condenarle a él! ¿Cómo puede pensar eso, si al convertirle en vampiro le entregué la vida eterna? Me fui furiosa.
Ahora estoy aquí, escribiendo este llamamiento y retorciéndome de odio. Vosotros, compañeros inmortales, sois mis destinatarios. Una humana, que no debería ser para nosotros mejor que ganado, ha hechizado a mi Iain. No lo pienso permitir. Sé que él la protegerá, pero aprovecharé cualquier descuido suyo para ir por ella. El muy estúpido, al no convertirla, sólo ha conseguido que sea más vulnerable. Su sangre, por ser la de ella, será la más dulce de todas, y al estar en mi él volverá a amarme.
Sé que ella estará hoy en los festejos de Halloween, fingiendo ser una de los nuestros junto con muchos otros estúpidos humanos. También sé que Iain no estará cerca gran parte de la noche, porque tiene que alimentarse. Cuando llegue la medianoche, participaré en la función... tomando su sangre. Su muerte parecerá parte del juego, y cuando se percaten de que era real será demasiado tarde...
Pero si él interviene antes de que pueda acabar con la humana, no me quedará más remedio que matar o morir. Si lo último ocurre, compañeros inmortales, esta carta sobrevivirá a esta noche. Y espero que vosotros, que sois como yo y debéis comprender mi postura, matéis tanto a la humana como a mi antiguo consorte, el vampiro traidor.
Ahora parto a cumplir mi misión. Si sobrevivo, esta carta será pasto de las llamas.
 
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viernes, 19 de noviembre de 2010

Dentro de dos días, relato

Bueno, hago esta entrada de notas porque el lunes toca publicar el relato de adictos a la escritura del mes de noviembre y tampoco es que tenga mucho tiempo para hacer nada: en diciembre empiezan los exámenes (sí, como los niños pequeños) y ando bastante agobiada por falta de tiempo. En cualquier caso, ahi van unas cuantas novedades:
  • Soy un desartre para las fechas, pero el día 8 escribolee cumplió dos años en activo. No es un blog de visitantes masivos (3000 y pico en dos años, aunque no se cuentan las mías, no es mucho, lo reconozco), más que nada porque publico una vez por semana, se me olvida comentar los blogs que sigo y responder a los pocos comentarios que me enviáis, y lo de los seguidores no lo activé hasta hace un par de meses, pero bueno, ¡yo lo adoro! (si no lo hiciera, sería para matarme a mí misma). ¿Que por qué se me olvidó el aniversario cuando lo adoro tanto? Bueno, teniendo en cuenta que me olvido de mi propio cumpleaños (que ya es para matarme) y que generalmente no sé en qué día vivo, podéis haceros una idea.
  • Ya van 45 seguidores. A pesar de mis mínimos ingresos, estoy pensando en hacer un concurso cuando llegue a 50, pero como la cosa va despacio todavía hay tiempo.
  • En poco más de un mes ya se han descargado viajera interdimensional gratuitamente desde bubok ¡70 personas!. Las antologías de relatos de fantasy y de relatos más normales no tienen tanto éxito, con 43 y 44 descargas respectivamente en 4 meses.
  • Dentro de poco tendré que hacer una pausa por exámenes. Demasiados trabajos, demasiado que estudiar (total, para acabar en el paro como todos los universitarios) y demasiado poco tiempo para compaginar estudios, trabajo y carrera literaria (que por otro lado no es nada del otro mundo por el momento). Últimamente no tengo tiempo ni para salir de casa (cuando estoy en ella). No tengo vida ;(

sábado, 13 de noviembre de 2010

evolución de la publicidad de escribolee

bueno, hace mucho que no cuelgo mi publicidad de spam (que por cierto hace siglos que no mando, aunque tengo unos cuantos preparados). Estos ya empezaban a ser diseños medio buenos, ya le había cogido el truco al gimp y seguían los experimentos.

publi 1

Este salió de casualidad, uno de mis experimentos había salido fatal y arrastré el color negro. No sé cómo pero, voilá! alli estaba.

publi 2

Este lo hice en uno de esos extraños días en que me levanté de buen humor. ¿A que se nota? Sólo decir que no me van los colorines, aunque cualquiera que vea esto pensaría lo contrario.

publi 3

Este era un experimento con los filtros. El fondo parecía una pared y estaba a huevo.

publi 4

El fuego. Es mi preferido. Encontré un tutorial de photoshop y me dije que si con photoshop se podía con gimp también. No me equivoqué. Por increíble que parezca, es fácil de hacer y todo.

NOTA/COMENTARIO hecho en 2017, tras unos años ejerciendo como diseñadora profesional: buf, estos están algo mejor que los anteriores. Aunque el número 2 es un espando y me da vergüenza ajena. Menos mal que seguí aprendiendo (y que dejé de compartir por aquí mis experimentos).

sábado, 6 de noviembre de 2010

Relato: La verdad

(este es el relato para los ejercicios periódicos de Adictos a la escritura. La idea es hacer el relato en base a una consigna, este mes la consigna es Fotografía)

La verdad

Destrozaba en su enfado todos los objetos que le recordaban la relación que acababa de romper. ¿Cómo se atrevía a decirle algo así? Estaba claro que no estaban hechos el uno para el otro. Habiendo acabado con los peluches, comenzó a romper sistemáticamente todas las fotos en las que salían juntos. Pero una fotografía en especial, sacada en un fotomatón, le llamó la atención y no pudo evitar recordar el día en que la tomaron.
***
La pareja se acababa de conocer y era su segunda cita. La conversación comenzó siendo trivial pero finalmente, a la altura del paseo marítimo, acabó versando sobre los defectos.
—Y tu mayor defecto, ¿cuál es? –preguntó ella interesada por saber cuáles eran los defectos de un chico que por entonces le parecía perfecto.
—¿Mi mayor defecto? Decir la verdad –respondió él con una media sonrisa. Ella le dio un golpecito cariñoso en el hombro y dijo:
—Venga, que yo te he confesado los míos.
La sonrisa de él se volvió más amarga, y dijo:
—No es broma. Decir la verdad es un defecto… cuando la gente no quiere oírla.
—Pero hombre, todo el mundo quiere oír la verdad —respondió ella, nada convencida de su razonamiento. Él la miró intensamente y se explicó:
—Es curiosa la naturaleza humana. Todos decimos querer oír la verdad pero, como nos engañamos a nosotros mismos, cuando nos la dicen nos sienta mal y nos enfadamos. Mi defecto no es sólo que digo la verdad, sino que ni siquiera la suavizo. Así que nadie me aguanta.
Ella estuvo un rato reflexionando y finalmente dijo:
—Yo nunca me enfadaré contigo por decirme la verdad. Así que ese defecto no cuenta.
Él se echó a reír y, cogiendo su mano, la llevó hasta el fotomatón. Una vez se imprimieron las fotos, sacó un bolígrafo de su bolsillo y escribió en el reverso:
Nunca olvides tu promesa.
***
Lloró con la fotografía contra el pecho. Sus palabras le habían dolido porque en el fondo, muy en el fondo, sabía que eran ciertas. Y ella no solo había olvidado su promesa, sino que la había roto de la peor forma posible. Rápidamente cogió el teléfono, esperando que no fuera demasiado tarde para que él la perdonara.

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sábado, 30 de octubre de 2010

Relato: Soltando el cebo

Un silencio inusitado se cernía sobre el claro del bosque, en forma de botella, de tal forma que sólo se escuchaba el susurrar de las hojas por el viento. Los pocos animales que aun quedaban en la zona estaban escondidos, y no saldrían de nuevo hasta que los nuevos moradores del lugar se fueran o el hambre los obligara. Había poca luz, incluso en pleno día, debido a la gran espesura del bosque. De noche, la zona estaba casi en completa oscuridad, lo que favorecía a los visitantes, a los que disgustaba la luz, si bien no les hería.
Cualquiera que hubiera pasado por allí sólo habría visto a lo lejos a una joven pareja de peregrinos acampando, de buena casta a juzgar por la calidad sus ropas, y un gran fardo tirado en el suelo. De haberse acercado más, se habría dado cuenta de que su palidez era excesiva y de que las ropas parecían viejas, casi de otra época, y observando mejor hubiera visto que el fardo no era tal, sino un hombre tirado en el suelo, encogido y tiritando. No obstante, ese observador, incluso al verlos de lejos, no hubiera vivido para contarlo o, de haberlo hecho, hubiera deseado lo contrario, al igual que el desgraciado que estaba en el suelo.
Hacía poco tiempo que la pareja, con forma humana pero de almas demoníacas, estaba allí, y no tenían intención de marcharse de la zona hasta haberse divertido un poco y poder disfrutar de un buen banquete. El problema era que no podían, por una maldición (o, mejor dicho, una bendición), acercarse a ninguna población habitada y el único ser humano que habían podido capturar en las inmediaciones tenía un alma tan cobarde y patética que no les merecía la pena ni siquiera tomarse la molestia de devorarla. Aun así, tenían un plan para divertirse un poco y darse el tan esperado banquete de almas.
-¿Qué te parece si soltamos a nuestro cebo, amor? –dijo la mujer-demonio con la voz susurrante que utilizaba para atraer a sus víctimas. Acto seguido, ambos se volvieron para hacer su magia en su prisionero que, aterrado, se preguntaba qué nuevas torturas le aguardaban.
La gente de la población había contemplado anonadada cómo una mujer aparecía en la linde del bosque arrastrándose y gritando de terror a la par que soltaba todo tipo de incoherencias. Esa mujer, que había sido brutalmente torturada, afirmaba ser el trampero desaparecido hacía una semana y decía que había sido capturado por dos demonios que habían operado en él una magia maligna. Fuera quien fuera la mujer, lo que estaba claro era que huía de algo diabólico que había en el bosque, algo que debían eliminar a toda costa, tanto por la seguridad de sus mujeres como por vengar a la aterrada dama.
Los hombres comenzaron a organizarse en grupos de búsqueda mientras sus mujeres les daban ánimos y preparaban provisiones para todo el día y antorchas por si se les echaba la noche encima. La única persona que se oponía era la vieja curandera, que afirmaba que efectivamente la mujer torturada era el trampero desaparecido (por el cual nadie se habría molestado nunca en formar partidas de búsqueda aunque hubiera llegado al poblado en peores condiciones que la mujer misteriosa) y que mientras nadie saliera de la población los demonios no atacarían. Nadie la hizo el menor caso, ya que sospechaban que ella era una bruja y no la habían quemado todavía porque nadie conocía las recetas secretas de sus remedios.
Los hombres, veinte en total divididos en seis grupos de tres y uno de dos, vacilaron al unísono cuando estaban a un paso de penetrar en la espesura. El bosque, opresivo y oscuro ya de por sí, tenía ese día un aire amenazador inusitado, y todos ellos tuvieron que luchar duramente contra el instinto, que les instaba a irse. Finalmente, uno por uno hicieron acopio de valor y empezaron a avanzar, haciendo señas a sus compañeros para que continuaran. Se separaron con el pensamiento de que quizás hubiera sido mejor, aunque no más efectivo, que los grupos fueran más numerosos. Nada más dar unos pocos pasos, cada grupo perdió de vista al resto y empezaron a avanzar lo más silenciosamente que pudieron, cosa prácticamente imposible ya que el silencio era tal que el más leve roce con las hojas y ramas que sobresalían se escuchaba en la distancia.
Uno de los grupos de tres perdió un compañero casi nada más comenzar a caminar, pero, sabiendo que el desaparecido no era precisamente conocido por su valentía, comenzaron a reírse de su deserción hasta que algo empezó a gotear sobre sus cabezas y se encontraron con su cadáver enredado entre el ramaje. Sus gritos de terror llegaron hasta el resto de grupos, que, no sabiendo de dónde procedían los alaridos, se separaron de las rutas tan cuidadosamente trazadas para intentar acudir en su ayuda. Finalmente, tras un último crescendo de los gritos de terror, éstos desaparecieron completamente y se impuso en el bosque un silencio aun más profundo que el que anteriormente había.
A partir de ese momento, a intervalos irregulares se volvían a escuchar gritos de terror y en los grupos que quedaban, cada vez menos numerosos, se empezó a sentir pánico. No obstante, al haberse desviado de sus rutas para intentar ayudar a sus compañeros, la mayoría había perdido el sentido de la orientación y no sabían dónde estaban ni cómo volver.
El mediodía pasó y el bosque comenzó a oscurecerse poco a poco, hasta el punto en que a media tarde los dos grupos de hombres que quedaban tuvieron que encender las antorchas, aun a riesgo de ser percibidos por las criaturas que perseguían. La humedad en el ambiente, la espesura del bosque y las aleatorias corrientes de aire hacían difícil mantener las antorchas encendidas, pero finalmente ayudaron a los dos grupos a volverse a reunir, al vislumbrar las antorchas de sus compañeros a través de la espesura.
Los seis hombres siguieron avanzando con la sospecha de que, fuera lo que fuera lo que había en el bosque, los estaba dirigiendo, ya que allí por donde pasaban los árboles parecían estrecharse impidiéndoles dar media vuelta y la espesura era menos frondosa solamente en una dirección. No obstante, no tenían más remedio que seguir avanzando, ya que hasta el mejor de los exploradores habría perdido el sentido de la orientación hacía rato. No se escuchaba más sonido que el de su respiración desde horas atrás y ese silencio en la oscuridad del bosque les parecía más aterrador que los propios gritos de sus compañeros desaparecidos.
Siguieron avanzando durante lo que les pareció horas, hasta que el bosque estaba tan oscuro que dedujeron que era de noche. Sólo el brillo de las antorchas les separaba de la oscuridad total, pero, como calculaban que no les durarían toda la noche si las mantenían encendidas a la vez, apagaron todas menos una. El bosque en la oscuridad era aun más inquietante, y las sombras proyectadas por la luz de la antorcha le daban un aspecto aun más fantasmagórico. El sonido del viento, que comenzó a soplar fuerte, les recordaba los alaridos de los compañeros caídos, a los que comenzaron a ver en cada sombra.
El cansancio les empezaba a cobrar factura cuando llegaron a un claro del bosque en forma de botella, en el que creyeron oír sollozos. El olor a muerte flotaba en el ambiente. La oscuridad les impedía ver más allá de unos pocos pasos y, no atreviéndose a salir completamente al descubierto, encendieron el resto de las antorchas. La mayor iluminación les permitió ver que el lugar estaba sembrado de los cadáveres de sus compatriotas, desmembrados y casi irreconocibles. Una mujer, atada con lo que parecían ser lianas, lloraba en el centro del claro, completamente encogida sobre sí misma. Al mirarles con sus hipnóticos ojos, suplicantes, algunos de los hombres se apresuraron a ayudarla, pero sus compañeros les detuvieron sospechando que sería una trampa. La mujer se limitó a seguir mirándoles suplicante, y su voz, apenas un susurro, llegó a ellos con total claridad.
-Ayudadme, por favor.
Esas palabras fueron suficientes para que todos ellos se acercaran en tropel a ayudar a la dama en apuros, peleando entre ellos por ser el primero en socorrerla. Cuando se habían acercado lo suficiente al centro del claro, una risa masculina se escuchó en las inmediaciones, y salió una figura entre los amenazadores árboles.
-Nunca pierde su toque, es increíble –le escucharon los hombres decir entre carcajada y carcajada. Demasiado tarde se dieron cuenta de su error, de que la mujer desamparada que tenían a su espalda no era tal.
Por última vez, el bosque se llenó con los gritos desesperados de los hombres. Desde la casa más vieja y ruinosa de la población, una anciana miró al cielo resignada sabiendo que ninguno de los hombres volverían a sus hogares. En el bosque, dos demonios, saciados y risueños, contemplaron la escultura de cadáveres que habían creado y se alejaron en busca de otra región donde divertirse un poco. Nada más desaparecer en la espesura, los animales salieron de sus escondrijos, los árboles volvieron a sus posiciones y el bosque recuperó sus habituales sonidos. Poco después, un trampero recuperaba su verdadera forma ante las miradas de estupefacción de las mujeres que le cuidaban mientras esperaban la vuelta de sus maridos.

martes, 19 de octubre de 2010

Proyecto adictos: 3b (relato sobre el personaje de la ficha)


Este es el relato de la ficha del personaje que hice el mes pasado, del proyecto de Adictos a la Escritura. Si queréis ver la ficha del personaje, pulsar en el siguiente link. No voy a tener mucho tiempo para entrar en internet hasta el jueves por la tarde, así que, si comentáis, no os molestéis si tardo en publicar los comentarios o en contestarlos (especialmente en contestar, en moderar los comentarios no se tarda mucho).
Corro por el escarpado camino de la montaña, cansada pero incapaz de detenerme porque él se acerca. No sé de cuántas ciudades he huido ya, pero esta vez está más cerca que nunca, porque se me ha adelantado y ya estaba esperándome cuando entré en la ciudad. Ni siquiera tuve tiempo de dormir un poco y quitarme el polvo del camino en una taberna miserable antes de que apareciera, y sólo el instinto me salvó esta vez. El mismo instinto que me dice que le tienda una trampa y le arranque el corazón. Pero, aunque mi instinto me pide que le mate, mi alma, si es que una semisúcubo puede tener una, me dice lo contrario porque, para qué engañarme, aunque el objetivo de Norval sea matarme por ser un monstruo, yo todavía le quiero... Y más de una vez me he sentido tentada de ahorrarle el esfuerzo y acabar con todo de una vez, aunque como desafío a los clérigos malvados que me criaron, que también me quieren muerta, siempre detengo el cuchillo un segundo antes de que se clave en mi corazón.
Miro de nuevo atrás y veo que la distancia se ha reducido. Yo soy más rápida, pero Norval tiene sus hechizos clericales y el favor de su dios. Esta vez voy a necesitar más que suerte para darle esquinazo, pienso mientras freno en seco. Hay un largo puente derruido frente a mí y a mi derecha una pared vertical que, de escalarla, me dejará al descubierto cuando Norval llegue a esta altura del camino, lo cual le permitirá acabar conmigo fácilmente con cualquier hechizo menor. A mi izquierda un barranco cuyo fondo no alcanzo a ver y a mi espalda está mi perseguidor, que se acerca rápidamente. Maldiciendo las inútiles alas que tengo a la espalda, busco en el interior de mi bolsillo la botella que me dio una adivina a la que salvé la vida tiempo atrás. No sé qué contiene, pero la anciana me dio instrucciones claras al respecto: destruirla cuando me viera en peligro. Espero hasta el último momento para lanzar la botella al suelo y una niebla suave me envuelve. A través de esa niebla me veo a mí misma volando la distancia que me separa del puente y comprendo que la botella ha creado una ilusión. Norval, pasando a mi lado, realiza un hechizo de levitación para seguirla. Pero otra imagen ilusoria, esta vez de un dragón, le hace perder la concentración y caer en picado.
Antes de querer darme cuenta me encuentro cayendo al vacío en pos de Norval. Llego a tiempo para agarrarle, pero por desgracia mis enclenques alas, que apenas sí pueden sostener mi peso, no soportan tanto y el planeo, ya irregular de por sí, se interrumpe. Me duelen las alas, y en mi locura decido no soltarle, deseando que la muerte llegue rápido.
Despierto en un saliente con el ala rota y el cuerpo dolorido. Norval está encima de mí, inconsciente. Mi naturaleza demoníaca ha logrado que la caída no sea mortal y que las heridas curen rápido, pero Norval, que pasa en cortos internalos de la inconsciencia a la consciencia febril, no ha tenido tanta suerte y cuido sus heridas hasta que estoy segura de que se repondrá. Luego, tras asegurarme de que no hay peligro en la zona, me doy la vuelta y comienzo a caminar por el saliente para buscar un lugar propicio para la escalada.
-Terral…- Me llama Norval débilmente. Me giro y le veo de pie. Se acerca tambaleándose, diciendo que no me busca para matarme sino para ayudarme, que me quiere. No le creo, no puedo creerle, pero bajo la guardia un momento, suficiente para no poder reaccionar y evitar que la daga sagrada se clave en mi cuerpo.
Dolor. Nunca imaginé que los clérigos del bien fueran expertos en torturas. Un fuego líquido me recorre, no me deja pensar. Jamás, en todos los años que pasé conviviendo con el mal, he sufrido un dolor semejante. Al fin, me deja sumirme en la oscuridad…
Despierto entre sus brazos, me acaricia. Me siento extraña, no entiendo. Tenía que hacerlo, me dice. La daga sagrada hubiera matado a cualquier alma maligna, a mí me ha purificado. Era necesario hacerlo, añade, porque me ama. Desprendiéndome de su abrazo, me limito a decir que amar implica aceptar al otro como es, no intentar cambiarlo. Sus palabras me han producido más dolor que su daga. Salto, alejándome de él y de sus súplicas. Consigo llegar torpemente abajo, seguramente gracias a Norval. Me alejo corriendo lo más rápido posible, con el corazón sangrando por dentro.
No sé cuánto he corrido, pero me detengo a descansar al lado de un arroyo. Me miro sin la magia ilusoria de mi anillo. Mi aspecto externo es el mismo, pero me siento distinta. El mal sigue en mi interior, pero ya no me oprime. No siento con tanta intensidad lo negativo, la lujuria, la cólera, la tristeza. Pero tampoco puedo sentir la alegría después de lo que ha pasado, y el amor parece haber sido reemplazado por una sensación de vacío. Las únicas cosas que no han desaparecido son el sentimiento de soledad, que ahora es más fuerte que nunca, y mis principios. Sólo puedo preguntarme: ¿Sigo siendo la misma? La respuesta parece lejana, inalcanzable. ¿Podré perdonarle alguna vez?

sábado, 16 de octubre de 2010

Relato: Qué fácil amargarse


Amaneció en la ciudad amenazando tormenta, y, con gran pesar, Lucas se levantó después de un largo fin de semana de fiesta, andando como un zombi y realizando sus abluciones como un auténtico autómata. Sentía la boca como pastosa y sabía por experiencia que no sería persona hasta después de tomarse un par de cafés bien cargados y pasar una hora de adaptación encerrado en su coche mientras el tráfico avanzara con la lentitud habitual.
Mientras se juraba a sí mismo que el siguiente fin de semana no haría más esfuerzo que ver unas películas romanticonas con su novia Silvia, que bastante le aguantaba, miró el reloj y se dio cuenta de que iba muy pillado de tiempo, así que bajó medio corriendo medio tropezando las escaleras, saludó lo más alegremente que pudo a su novia (esfuerzo nada desdeñable teniendo en cuenta las circunstancias), se bebió la última taza de café que quedaba y salió por la puerta dando un involuntario portazo que hizo que su cabeza palpitara aun más.
***
Amaneció en la ciudad amenazando tormenta, y, con gran pesar, Silvia se levantó con un humor hecho a medida del día, maldiciendo al idiota que inventó los lunes, a sus jefes por hacerle levantarse a esas horas intempestivas y a sí misma por dejarse arrastrar una vez más por su novio Lucas a una de esas fiestas de todo el fin de semana, que la impedían descansar, cuando lo único que quería era pasar un par de días viendo comedias románticas con él.
Maldiciendo por lo bajo, se acicaló y se entretuvo en el baño un poco, tras lo cual bajó a desayunar y se dio cuenta de que quedaba una sola taza de café. No le dio tiempo a bebérsela, no obstante, porque cuando estaba a punto de agarrarla, un saludo que más parecía un gruñido le anunció la llegada de su novio, que pasó a su lado como una exhalación, prácticamente le robó su café de las manos y, sin ningún pudor, se lo bebió de un trago y salió dando un portazo.
¿Pero qué demonios le pasa? ¿a qué viene eso? ¿me ha saludado con tono de enfado o no era realmente así? ¿pero si no está enfadado por qué ha dado un portazo? Porque eso ha sido un portazo con mala leche en toda regla. Será posible, ¿pero yo qué le he hecho? ¿Será por el fin de semana? Vale que sus amigos no me caen del todo bien, pero yo lo disimulo bien. Aunque bien visto, últimamente le he notado algo raro. No sé qué será, pero se le ve raro. Habló muy poco conmigo, y con los demás estaba constantemente hablando.¿Qué he hecho yo mal? Un momento… ¿y si ya no me quiere? Visto así, ahora que lo pienso en la fiesta del sábado habló más con las chicas que con los chicos. Ya está, me engaña con otra. Y encima se ha bebido mi café, el muy cretino. Pues se va a enterar.
***
Lucas llegó a casa casi de buen humor, a pesar de que tenía la sensación de que todos los semáforos habían conspirado contra él, poniéndose en rojo. Debido a eso, le extrañó que aun no hubiera luces en la casa, ya que normalmente, a esas horas, Silvia ya solía estar en casa. Resignado, abrió la puerta pensando en hacerle la cena a su novia, nada especial pero tampoco cualquier cosa. Cuando encendió la luz, se llevó un susto al comprobar que efectivamente Silvia estaba en casa, a oscuras y mirándole fijamente desde las sombras.
-¿Y bien? –dijo ella, en un tono que no presagiaba nada bueno.
-¿Y bien qué?
-¿No tienes nada que contarme?
-No, que yo sepa.
-Ya, claro, seguro. Será mejor que lo sueltes ya, antes de que sea peor.
-Realmente no sé de qué me estás hablando.
-El hecho de que ni siquiera sepas de qué te hablo muestra a las claras la mentalidad que tienes ¡Retorcido!
Silvia subió las escaleras furiosa y Lucas, desconcertado a más no poder se quedó callado y se dirigió a la cocina. Realmente, tenía que preparar una cena buena de verdad. Pero ¿qué había hecho? Por más que le daba vueltas a la cabeza, no lograba encontrar el motivo de la discusión. Frunciendo el ceño, empezó a pensar en lo maravillosa que era su relación anteriormente y el calvario que tenía que soportar ahora con ella cuando le daba el venazo. Quizás debería haberla dejado antes de irse a vivir con ella, ahora que compartían la hipoteca, los amigos y todo ya no podía dar marcha atrás. No tenía solución. Con un suspiro nostálgico, decidió que debía insistir en el tema, no fuera que hubiera hecho algo mal realmente y ella le guardara rencor durante varios días. Mejor prevenir que curar.
Llamó a Silvia y le sirvió la mejor cena que había preparado en años. Ella ni le dirigió la palabra.
-Realmente, Silvia, mejor cuéntame lo que tengo que contarte y nos ahorraremos unas cuantas molestias.
- ¿Te crees que no me doy cuenta de las cosas, infiel desagradecido?
Lucas se quedó blanco.
-¡Yo no te soy infiel!
-¡Mentiroso, pedazo de embustero! ¡Claro que lo eres!
-Pero ¿qué dices? ¿y cómo iba a serlo, si todo el tiempo que no estoy trabajando estoy contigo?
Silvia se quedó un buen rato callada, pensativa. Finalmente dijo:
-Entonces, no me eres infiel.
-No, ¡claro que no!
-Y entonces ¿por qué estás de malas conmigo?
-¡Yo no estoy de malas contigo!
-¡Ves como eres un mentiroso! ¡Si sabré yo cuándo estás de malas conmigo y cuándo no!
Esto comenzó una acalorada discusión cargada de reproches que duró hasta bien entrada la noche. Finalmente, Lucas, que apenas había dormido y necesitaba descansar un poco, se encomendó a todos los santos e hizo lo posible para apaciguar a su novia. Tras varios minutos de esfuerzo vano, lo consiguió y se dirigieron los dos a la cama. No obstante, cuando Lucas estaba a punto de apagar las luces, Silvia hizo la pregunta maldita:
-Entonces, ¿me quieres?
-Sí
-¿Realmente?
-Sí, realmente.
-Pero ¿realmente realmente?
-¡SI
-¿Ves como estás de malas conmigo?
Lucas miró al techo con desesperación… prometía ser una noche muy larga.

sábado, 9 de octubre de 2010

Buscando a la Muerte, un relato corto

Una vez vi a la muerte, tan hermosa. Nunca he podido olvidarla y he hecho lo posible para volver a verla.
Primero maté a mi compañero de piso, pero no apareció... Luego a mi familia; tampoco hubo suerte.
Entonces quise intentarlo con los policías que vinieron a por mí, pero ellos fueron más rápidos y finalmente la encontré.
Para volver a ver a la muerte, solo tuve que morir.

sábado, 2 de octubre de 2010

Premio/meme

Este premio/Meme (el segundo en la historia de este blog) me lo ha mandado Karol Scandiu desde su blog

1. ¿Por qué creaste el blog?

La versión oficial es que necesitaba un espacio donde expresarme como escritora. Aunque era una de las razones, creo que debería mencionar también algunos motivos no oficiales: el primero, que unos amigos me picaron para que me hiciera un blog de lo que fuera y acabé haciéndoles caso por no escucharles (me alegro, por otro lado); la segunda, que tenía una ingente cantidad de relatos sin aprovechar en el ordenador y me pareció poco eficiente; la tercera, que por entonces tenía mucho tiempo libre (ojalá lo volviera a tener) y me aburría. ¿He sido demasiado sincera?

2. ¿Que tipo de blog sigues?

Los más numerosos, los de literatura (sean reseñas o relatos, blognovelas...) pero también algunos personales y, desde luego, todos los blogs de diseño, publicidad y marketing, que es a lo que quiero dedicarme (pero admito que sigo esos blogs por un 50% de diversión y un 50% de "obligación profesional": soy consciente de que la publicidad es un mundillo en el que hay que estar a la última y me paso la mitad de mi tiempo libre intentando no quedarme atrás y descubriendo nuevas tendencias).

3. ¿Tienes alguna marca de maquillaje preferida?

No, pero por desgracia mi tono de piel es tan vampírico (no es guasa: hace tiempo mi dermatólogo me confirmó que tengo alergia al sol, y por tanto no me puede dar en lo más mínimo o me quemo y me entran picores, así que tengo la piel blanquísima) que sólo puedo encontrar maquillaje de mi tono en las tiendas de maquillaje gótico o en producto específico para corregir las sombras de los ojos de chanel. Aunque resulte paradógico, me sale más barato comprarme ese maquillaje de chanel (una pasta gansa, por cierto) que en una tienda gótica, así que sólo uso el de chanel. en cualquier caso, debido al precio, me maquillo lo mínimo para no parecer un cadáver andante.

4. ¿Y de ropa?

Compro ropa sin marca, si es que compro ropa. Lo confieso, la última vez que me fui de compras fue hace año, y sólo porque no tenía nada que me abrigara convenientemente (otra de las características de mi persona es que tengo frío hasta con 40º, así que imaginaos en invierno). Todo lo que tengo, lo gasto en libros, no hay espacio para la ropa: mientras sea oscura y discreta (preferiblemente gris o negra) me vale.

5. ¿Tu producto de maquillaje imprescindible?

Kohl negro.

6. ¿Tu color favorito?

Aunque por las anteriores respuestas hayáis pensado que el negro, no es así. Prefiero el azul. El negro es sólo porque contrasta con mi cadavérica piel y me sienta bien.

7. ¿Tu perfume?

Echo de Davidof (¿se escribe así?).

8. ¿La película que más te ha gustado?

Esta es difícil. Voy a decir las que veo más: V de vendeta, el live action de Death note y Orgullo y prejuicio. (Lo sé, tengo gustos dispares).

9. ¿Que países te gustaría conocer y por qué?

Escocia, porque me fascinan sus paisajes. Italia, porque soy una apasionada del arte renacentista. Grecia, porque es la cuna de nuestra civilización. Japón porque soy una otaku sin remedio.

10.Esta pregunta háztela tu y respondela. ¿Como imaginas tu vida dentro de un año?

Bueno, esta es complicada. Siendo optimista, me imagino trilingue (español+inglés+japonés), con un trabajo mejor (ahora estoy en el bar familiar), con un libro publicado (a pesar de experiencias traumáticas) y con algún que otro concurso ganado.
Siendo pesimista, me imagino dominando tan mediocremente el japonés como domino ahora mismo el francés, con el mismo trabajo, buscando todavía editorial y sin haber ganado ni un puñetero concurso. Vamos, sin mucho cambio.

Editoriales que aprovechan la ilusión del escritor

Esta es una entrada de aviso, que tiene que ver con algo que me ha pasado. Como sé que muchos de vosotros sois escritores, no quiero que os pase lo mismo también a vosotros.
Recientemente mandé La búsqueda de Khalawest a varias editoriales y ¡cuál fue mi sorpresa! recibí una carta de una editorial pequeña que quería publicarme. Evidentemente, antes de enviar mis propuestas editoriales hice una investigación en la agencia de ISBN y en las grandes librerías, y no había visto nada raro.
Bueno, el caso es que fui y lo que me dijeron me convenció: distribuían a Casa del libro y El corte inglés, se encargaban de las correcciones como cualquier otra editorial, podían ir a la Feria del libro (así fue como les encontré) y se encargaban de ayudarte a promocionar el libro con carteles, presentaciones... Vamos, lo que suele hacer una editorial.
Pues me dijeron que la primera tirada sería de 150 ejemplares, que se venderían a 10€ y se recuperarían costes al vender 115. Por derechos de autor yo cobraría 350€. Hasta ahí perfecto, ¿verdad? La única cosa, me dicen, es que tendría que poner un aval de 300€ "por si me echaba atrás", pero que recuperaría después. Me pareció lógico, porque eran una editorial pequeña, y 300€ no es arriesgar mucho dinero.
Bueno, el caso es que estaba preparando la documentación para mandarles (estaba a punto de hacerlo) cuando llegó el contrato (¡yupi!) pero por desgracia para ellos yo leo las cosas antes de firmarlas. Según el contrato (¡Sorpresa!) yo tenía que cubrir todos los costes de impresión (nada menos que 1200 €) y solo recuperaría un 30% del precio de venta, (con lo que yo pondría 1200 y recuperaría 450), cosa que no tenía nada que ver con lo que me dijeron en el principio. Para colmo, el contrato parecía redactado por un chaval de la ESO y era un cúmulo de ambiguedades.
Por supuesto, concerté una segunda cita con ellos para que se explicaran (y esta vez me presenté con mi padre, aunque él no abrió la boca: era solo para que me hablaran con claridad). Pues bien, me dicen que lo del 30% era sólo si lo distribuían a El corte inglés y la Casa del libro: si yo vendía los libros a mi entorno, no habría pérdidas. (Ejem, si yo quisiera publicar un libro para que lo compraran mis familiares y amigos y encima me tuviera que costear todo, me autoeditaría). Eso sí, el ISBN es de editorial, no de autoedición, lo cual sería una ventaja.
ero, si yo no confiara en que una editorial con ISBN de editorial me fuera a publicar el libro arriesgando su dinero y no el mío, no lo habría mandado. El hombre empezó a irse por las ramas, e intentó liarme diciendo que yo no tenía que pagar nada cuando el contrato decía lo contrario, y luego diciendo que sí, que tenía que pagar pero solo si no se vendía en 60 días... Al final, al ver que no colaba, me acabó diciendo que tenía que pensarlo bien y que era algo para "capricho". En fin, que nada más salir le dije a mi padre: "yo no publico con estos" a la vez que él me decía "no te conviene publicar con estos"

Bueno, pues eso es lo que me ha pasado. La conclusión: un día deprimida, una semana rabiosa, dos días diciendo a mis familiares y amigos que al final el libro que se iba a publicar ya no se publica y un montón de tiempo perdido en ir y venir a la editorial. ¡SI VAIS A PUBLICAR, LEED LOS CONTRATOS ANTES O PODÉIS PERDER MUCHO!

sábado, 25 de septiembre de 2010

y al fin llegó el gato

Al fin mi madre ha vencido su pavor hacia los mininos y el otro día llegó con esta preciosidad en una caja. Ha sido como un regalo de navidad por adelantado.



Tras varias deliberaciones sobre su nombre (yo quería llamarle Drizzt, mi hermano un nombre extraño y mi padre Calvete), se ha quedado con Kuhn (sí, es por lo que estáis pensando, aunque no nos gusta mucho el fútbol). En cualquier caso, como todos los animales que pasan por casa, al final le acabamos llamando de forma extraoficial Gato. No es muy original, pero por alguna razón en mi familia a los pájaros se les llama Pollo, a los perros y a los gatos Perro y Gato y al resto de animales Bicho. Nosotros somos así, no nos gusta recordar nombres.



Bueno, el caso es que le he hecho fotos y, como podéis ver, algunas han quedado muy chulas, casi de postal, y quería compartirlas con vosotros.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Proyecto adictos: 3a (ficha de personaje)

Ha salido un nuevo proyecto de adictos a la escritura, en esta ocasión se trata de hacer la ficha de un personaje en una tanda y en la siguiente un relato sobre ese personaje. El proyecto anterior me lo perdí (se me olvidó apuntarme), pero aquí está este. Llevaba ya un par de meses con el personaje en la cabeza, pero no había encontrado tiempo ni inspiración para hacer nada con él. No obstante, creo que se merece algo más que un solo relato y me voy a plantear la posibilidad de hacer más con Terral de protagonista (después de publicar el que toca para el proyecto de adictos a la escritura, que aun no he hecho, por supuesto).

Nombre: Terral

Edad: 163 años

Estatura: 1, 75 m

Complexión: atlética

Raza: semisúcubo

Pelo: negro

Ojos: grandes, color marrón, rojizo cuando empieza a perder el control.

Atuendo: por lo general lleva ropa holgada, y siempre tiene encima un anillo mágico que le permite modificar su aspecto para parecer una humana corriente, que le viene especialmente bien para esconder sus alas (inútiles, ya que no puede volar con ellas), que tienen un aspecto similar a las de los murciélagos, con tacto aterciopelado.

Personalidad: Terral es, contrariamente al carácter de la mayoría de las súcubos y sus descendientes, de carácter introvertido y, aunque suene contradictorio, tiene capacidades de liderazgo naturales y generalmente la gente tiende a seguirla.

Tiene un control casi absoluto sobre sí misma, algo muy complicado por su naturaleza demoníaca, por lo que su mayor defecto (aunque teniendo en cuenta su naturaleza podría ser una virtud) es que nunca se relaja ni se permite ningún placer porque, de hacerlo, tiene miedo a sucumbir a su naturaleza demoníaca. Debido a esto, aunque no lo exteriorice, está bastante amargada con su existencia y más de una vez ha deseado ponerle fin.

Siente debilidad por los indefensos y detesta todo lo maligno, el caos y el desorden, lo cual la lleva a meterse en situaciones complicadas y a no disponer casi nunca de dinero suficiente para sobrevivir.

Pasado: Terral nació debido a la unión de un íncubo con una sacerdotisa maligna humana durante un sacrificio ritual. Su madre intentó inculcarle los “valores” de su dios maligno y Terral, a base de torturas y amenazas de muerte constantes, acabó por comportarse como esperaban de ella. Finalmente, su entrenamiento en las artes diabólicas terminó y, gracias a sus aptitudes con las armas, fue elegida por los sacerdotes malignos para infiltrarse en una ciudad controlada por los sacerdotes del bien y asesinar a los clérigos más poderosos. Para ello, le dieron el anillo mágico que siempre lleva consigo. No obstante, el hecho de verse libre de la vigilancia de los clérigos malignos, de conocer la vida en una ciudad del bien hicieron y de empezar una amistad cada vez más profunda con uno de los clérigos del bien, Norval, hizo que Terral se replanteara sus valores y, cuando por fin tuvo acceso a los que tenía que asesinar, se negó a cumplir con su misión e intentó seguir con su vida. Por desgracia, Norval se enteró de su verdadera naturaleza ese mismo día y Terral tuvo que huir de la ciudad. Desde entonces, su antiguo amigo anda detrás de ella y siempre la localiza, por lo que constantemente tiene que huir de una ciudad a otra con diferentes identidades.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Relato: El duelo

Las armas chocan con estrépito, y los dos duelistas empiezan a cansarse. Pronto, uno de ellos cometerá un gran error y la victoria será de su contrincante. No obstante, ambos son grandes guerreros y no se darán por vencidos fácilmente. Al fin, uno de ellos ve un hueco en la guardia de su rival y lanza una estocada al estómago de su enemigo.
—¡¡¡¡Auuuuuu! —llora el niño perdedor al recibir el palazo en el estómago. 
Su hermano mayor, que no se arrepiente en absoluto, ríe y se burla hasta que, de repente, una sombra amenazadora le cubre y enmudece
—¿No te he dicho un millón de veces que no pegues a tu hermano? ¡A tu habitación!
El niño se enfurruña y, pegando una patada a lo que hacía unos momentos era su espada, se mete dentro de la casa.

https://deborahfmunoz.com/mis-obras/ 
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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia
 

sábado, 14 de agosto de 2010

Neutral enamorado

Todo el mundo conoce a los ángeles y los demonios, aquellos seres que luchan eternamente para que al fin se imponga o el bien o el mal. Pero lo que pocos saben es que hay otro tipo de seres. Seres que decidieron no participar en la guerra y se dedicaron a observar de forma neutral a ambos bandos, con el fin de elegir cuando llegara el momento. Y así se les llamaba. Los neutrales.
Uno de ellos era Gauden. De aspecto joven, con hermosos ojos azules y pelo castaño claro, parecía no tener más de veinte años, aunque en realidad tenía unos cuantos miles de años.
Su existencia se limitaba a contemplar. Contemplar a ángeles, demonios y humanos, para decidir. Muchos de los suyos ya habían elegido bando, y pocos eran ya los que mantenían su neutralidad. Vivía una existencia vacía, sin objetivos, viviendo como si fuera un humano más. Un simple humano más, que viajaba de un lado a otro buscando algo que llenara su vacío.
La lectura de libros era también una de sus ocupaciones, pues éstos eran un concentrado de todo lo bueno y lo malo de la vida. Pero muchos de los conceptos se le escapaban de las manos. Como el amor. Había intentado experimentarlo en numerosas ocasiones, todo en vano. Tampoco había logrado experimentar el odio, la otra gran sensación que movía el mundo. No tenía motivos para odiar, y por ello no odiaba. ¿Cómo decidir, cuando no había experimentado aun las dos emociones que más movían a los humanos a hacer el bien y el mal?
Así se desarrollaba su vida, buscando el amor y el odio, y tantas otras sensaciones derivadas de ellas. La alegría, la tristeza, la esperanza… todas las emociones de las que hablaban los libros.
Y un día todo cambió. Un día, por fin, comenzó a experimentar lo que buscaba. Porque ese día se enamoró.
Cuando la vio todo se detuvo para él. No era un ángel, aunque su alma irradiaba una belleza muy especial. Pero cuando la vio estaba muriendo. Y sintió terror. No podía ir al cielo sin elegir, y para elegir tenía que experimentar. Pero la primera vez que tenía una posibilidad de experimentar en 4000 años, el alma de la mujer que le podía enseñar a amar se iba a marchar a aquel lugar donde no podía seguirla. Así que hizo lo que no debía hacer, aunque tenía que hacerlo. La salvó. Y así es como comenzó su nueva vida, su nueva historia. Infligiendo una norma. Traer un alma de vuelta cuando le había llegado su hora. Pero ¿Qué importancia tenía eso comparado con la oportunidad de sentir?

Después de salvar a Jasmine (porque así se llamaba, lo había visto en su alma al salvarla) se planteó qué hacer a continuación. Ella ya lo había visto, sabía quién era, que él era el que la había salvado. Además, su naturaleza angélica había quedado revelada al salvarla de la muerte, por lo que su disfraz de mortal ya no servía. No le convenía, pues, que ella volviera a verle, porque ella no le amaría por cómo era su alma, sino por su verdadera forma. Pues era sabido por todos que cuando un humano veía la verdadera forma de un ser angelical quedaba prendado de ésta de modo que solo podía liberarla su amor verdadero. Y no estaba seguro de ser el amor verdadero de Jasmine, aunque estaba convencido de que ella era el suyo.

Había sido un milagro, coincidían todos. Nadie habría sobrevivido a semejante accidente sin la intervención divina. Qué le iban a decir a ella, que había visto a su salvador. Un ángel. No podía ser otra cosa. Nunca había creído en los ángeles, ni había creído en Dios. Ahora Dios era una duda y los ángeles una certeza. ¡Tan hermoso! Había visto a través de su máscara mortal, y ahora buscaba con afán ese rostro entre todos con los que se cruzaba. Pero él no aparecía. Finalmente, tras meses de búsqueda, renunció a encontrar a su ángel guardián, preguntándose si no había sido más que un sueño. Porque era en sus sueños donde aun veía con nitidez esa hermosura… y su carcasa humana. Lo que no sabía era que su ángel aun la vigilaba de cerca.
Aun habiendo renunciado a encontrarle, buscaba con afán respuestas de su vuelta a la vida. Todas las semanas acudía a la biblioteca a buscar libros sobre ese tema y se los llevaba a casa, donde se quedaba hasta altas horas de la noche buscando información.
Fue en una de esas noches cuando todo quedó en la más completa oscuridad. Sintió entonces una presencia en la habitación, y agarró un objeto contundente con el que defenderse del intruso.
-No temas, no te haré daño –dijo una voz dulce como la miel. –Sólo quiero hablarte.
-Hablarme… ¿De qué? –preguntó desconfiada. La voz era amistosa, pero ¿A quién pertenecía? ¿Cómo había entrado en su casa?
-Hablarte… y conocerte. Porque te amo desde la primera vez que te vi. Por favor, no me rechaces, déjame conocerte.
-Esto es surrealista. No lo entiendo. ¿Quién eres?
Jasmine apartó su mano cuando él intentó coger la suya. Era un loco, un maniático. Pero su voz… su voz era tan hermosa, que no lograba reaccionar como debería en ese caso.
-Escúchame, por favor, solo escucha. Estuviste a punto de morir, y yo la vi en ese momento, vi tu alma, y te amé al instante. Ahora necesito conocerte, necesito sentir. Sólo te pido que hablemos, nada más.
-Viste mi alma, te enamoraste de mi y quieres hablar ¡Eso no tiene sentido! ¡Enciende la luz y muéstrate! No hablaré contigo en la oscuridad, y es posible que con luz tampoco.
-No puedes verme, no lo entiendes. Tendrás que confiar en mí, como Cupido se lo pidió a Psique. Entiendo que sea algo brusco para ti que te pida esto un desconocido al que no puedes ver, te daré tiempo. Por favor, decídete.
La luz volvió de repente y no había nadie a su alrededor. Por un momento, se preguntó si no habría sido todo un sueño… pero entonces vio la flor. Una violeta reposaba sobre su almohada, y sobre ella una nota que decía
Volveré si pronuncias mi nombre en la oscuridad.
Tu enamorado Cupido.
¿Cupido y Psique? Era una de sus historias favoritas. Él solo se le aparecía en la oscuridad, y ella era feliz hasta que, finalmente, sus hermanas la convencieron de que su marido podía ser un monstruo y ella decidió encender la luz para comprobarlo… para encontrarse con que había traicionado la confianza del dios del amor, su marido, que se marchó. ¿Qué pretendía su extraño visitante identificándose con Cupido? ¿Por qué se ocultaba en la oscuridad como el dios? Había dicho que había visto su alma. ¿Sería su ángel guardián? Pero se preguntaba si los ángeles podían amar, y tampoco tenía sentido que se ocultara si lo era, porque ella ya le había visto… y no le podía olvidar.
La primera noche no pronunció su nombre. No tuvo valor. Y él no apareció. Pero la noche siguiente, tras pasar varias horas en vela, no pudo aplacar su curiosidad.
- ¿Cupido? –susurró a la oscuridad de la noche. Al principio no ocurrió nada, pero, cuando volvió a intentar dormir pensando que era una estúpida, él apareció.
-Tú me llamas y yo acudo, como te prometí. No sabes cuánto me alegro de que hayas tomado esa decisión.
-Dijiste que querías hablar. ¿De qué?
-De ti, de tus gustos, de tus opiniones, de todo. Quiero saberlo todo de ti, quiero conocerte. Quiero entender por qué me enamoró tu alma.
-¿Quién eres?
-Soy Cupido.
-No lo eres. ¿Ni siquiera me dirás tu nombre?
-No puedo, por favor, no me lo pidas.
-Me pides que confíe en ti, pero te refugias en la oscuridad, y eres tu quien no confía en mí. ¿Por qué no te atreves a mostrarte?
-Tengo poderosas razones.
-Dime una.
-Tú le viste, y ahora le buscas. Adoras lo que viste, lo sé porque yo también lo vi. No puedo igualarle en su magnificencia, necesito que me ames por cómo soy, pero si me ves, solo verás a quien no es tan perfecto como tu salvador.
-Tú también le viste, entonces ¿No fue un sueño? ¿Existe de veras? ¿Qué sabes de él?
-Sé que es un sueño, que es inalcanzable, que no le olvidarás hasta que no ames. Sé que quiero ser aquel que te haga olvidarlo.
-¿Cómo olvidarlo, aunque ame?
-Déjame ayudarte a hacerlo.
-No estoy segura de querer olvidar.
-Entonces nada me retiene aquí. Si cambias de idea, sabes que acudiré. Siempre acudiré a ti.
Su presencia se desvaneció de la habitación del mismo modo que lo hizo la primera vez. Y ella se sintió sola sin su presencia. Dos noches más pasaron, aunque ella deseaba llamarle. ¿Quién era él para exigirle esa confianza ciega? ¿Quién para pedirle que olvidara algo tan hermoso? Hasta que ya no soportó más, y volvió a pronunciar su nombre.

No quería olvidar, y eso le atormentaba. ¿Cómo saber si ella podía llegar a amarle, si no podía quitarle de la cabeza su imagen angélica? Podía mostrarle quien era en realidad, pero eso no significaría nada. Porque ella solo le amaría como amaría cualquier hombre a un ser de naturaleza angélica al vislumbrar su verdadera forma.
Al principio había pensado que la idea de Cupido le serviría para llegar hasta ella, pero ella era demasiado escéptica, demasiado desconfiada. No la culpaba por ello. Lo entendía. Pero no le había vuelto a llamar por esa desconfianza. ¡Qué feliz le había hecho su susurro vacilante la noche que le llamó! La felicidad era un extraño sentimiento, tan absurdo e incontrolable como maravilloso. También experimentaba melancolía. Era dulce y desagradable al mismo tiempo. ¡Era tan hermoso sentir!
Pronto sintió una presencia maligna cercana. Poniéndose alerta, pues siempre tenía que ser así con los demonios, esperó hasta que ésta hablara.
-Un maravilloso trabajo este que has hecho. Nadie se esperaba que un neutral arrebatara un alma a Dios de ese modo. Les has causado muchos problemas, enhorabuena. Se te recibirá con honores ahí abajo.
-No he tomado aun mi decisión –dijo con sequedad. El demonio le miró intensamente durante un buen rato.
-Interesante –dijo al fin. Comenzó a desvanecerse poco a poco, pero antes de hacerlo del todo añadió – De todos modos, ya tienes un pie dentro del infierno.
Meditando ese extraño encuentro fue cuando escuchó de nuevo su nombre ficticio.
“Cupido”, había pronunciado ella, esta vez sin vacilación. Y él acudió presuroso a su llamada.

Como había pasado la primera vez, no acudió al instante, sino cuando ella empezaba a impacientarse. Parecía que lo hacía a propósito, pero no estaba segura. Finalmente, su voz susurró a su espalda.
-Aquí me tienes, como te aseguré. Me alegra que hayas decidido intentar olvidar
-No voy a intentar olvidar.
-¿Por qué me has llamado entonces? –dijo la voz con tono desconsolado.
-Porque me intrigas. Yo también quiero hablar y saber de ti.
-No puedo revelarte quien soy.
-No te lo he pedido esta vez. Sólo te he dicho que quiero conocerte. Y que te permitiré que intentes hacerme olvidar, aunque no lo lograrás de modo alguno.
-No pido más que lo que puedes ofrecerme, así que me conformo.
-Hablemos, pues –dijo ella con una sonrisa.
Y hablaron durante horas, esa noche, y todas las siguientes. Y él se fue acercando poco a poco a ella, con respeto a sus reacciones, con paciencia. Primero un roce, más adelante una caricia, un abrazo. Y ella le iba abriendo su corazón cada vez más hasta que al fin olvidó a su salvador. Ahora a quien no olvidaba, a quien extrañaba en la luz era a su Cupido. Y buscaba la oscuridad, porque allí era donde le encontraba a él.
Gauden iba revelando su identidad poco a poco a Jasmine. Primero su nombre, luego leves pistas, hasta que al fin decidió revelarle toda la verdad, mostrarse a ella sin oscuridad. Y ella comprendió entonces el porqué de tanto misterio, feliz de que lo hubiera hecho.

El tiempo pasaba, y la relación se hacía fuerte. Pero una sombra se cernía sobre su felicidad. El hecho de que ella no debería seguir viviendo había destrozado el equilibrio armónico del que se componía el mundo. Los ángeles, e incluso algunos demonios, deseaban reinstaurarlo. Y solamente existía un modo de recuperarlo.
No necesitaron más que mandar un arcángel para hacer el trabajo. Aunque fuerte, Gauden no tenía suficiente poder como para oponérsele. No pudo protegerla, no pudo salvarla. No pudo más que comprobar, impotente, cómo se llevaban a su amada a donde debía estar desde hacía tiempo. Y fue entonces cuando Gauden experimentó el odio. Un odio tan brutal, tan intenso, que no deseaba otra cosa que matar a todos los ángeles, para vengarse así de lo que le habían hecho.

Final alternativo 1
- Ya te dije que tenías un pie en el infierno. –dijo el demonio que se le había aparecido anteriormente. Gauden le miró con desprecio, pero sabía que tenía razón. Odiaba a los ángeles… y eso le convertía en demonio.

Final alternativo 2
- Ya te dije que tenías un pie en el infierno. –dijo el demonio que se le había aparecido anteriormente. Gauden le miró con desprecio. Odiaba a los ángeles… y eso le convertía en demonio… pero solo en teoría. Aun odiando a los ángeles, podía elegir. Elegir ser un demonio y vengarse de lo que habían hecho. O elegir ser un ángel, y así poder ir al cielo y reunirse con Jasmine. No se lo pensó dos veces. Jasmine le esperaba.

sábado, 31 de julio de 2010

Nuevas antologías de relatos

He recopilado varios de los relatos cortos publicados en escribolee en dos libros electrónicos, para facilitar la lectura a todos. Los he publicado en issuu (debido a mis finales tétricos, en issuu lo he puesto como contenido para adultos) y en bubok, aquí tenéis los links de descarga:

La locura del Guardián y otros relatos de fantasía: tiene un relato corto que aún no he publicado en escribolee, pero que no tardaré en hacerlo

portada fantasy


Inconformismo vital y otros relatos cortos:

portada otros


¿A que molan las portadas? Bueno, espero que los disfrutéis. De momento, han descargado la primera antología 8 personas y 4 la han leído; y la segunda la han descargado 7 y la han leído 2. Supongo que eso significa que lo mío es el fantasy.

Relato: El hijo del héroe

El hijo del héroe no quería ser héroe. Pero eso no parecía importarle a nadie, así que, cuando empezó la guerra y pidieron voluntarios, prácticamente le obligaron a alistarse. 
El muchacho se lo tomó resignación; su padre le había dicho una vez que él tampoco pretendía ser héroe… y ahí estaba. Pero él, por desgracia, no se parecía en nada a su padre.
Le asignaron como segundo de un general idiota e incompetente, que tomaba decisiones sin el más mínimo sentido común porque se sentía invencible al tener al hijo de un héroe entre sus filas. No tardó en conducirles directos a una emboscada. En medio del caos, y el hijo del héroe decidió que era el momento propicio para huir, pero no había por dónde hacerlo. La rabia le cegó y, cuando vio a su maldito general, decidió matarle con la esperanza de que eso finalizara la batalla. Pero él estaba en pleno centro de la lucha y el hijo del héroe no se atrevía a acercarse, así que cogió su espada y se la lanzó como si fuera una jabalina, con tan mala pata que alguien se interpuso entre el arma y el general… con tan buena suerte que ese alguien era el general enemigo. Privados de su superior, el ejército enemigo dio por finalizada la emboscada y se retiró.
***
-Sí –decía el idiota, días más tarde, mientras celebraban la victoria–. El muchacho vio que el general enemigo me atacaría por la espalda y, a costa de perder su arma, se la lanzó para salvarme la vida. ¡Todo un héroe, como su padre!
"¡Si supieran!", pensó el joven. Al verse reflejado en un espejo cercano, se percató de que en ese momento tenía la misma cara que su padre cuando contaban sus batallitas. Sonrió. Quizás sí se parecía a su padre después de todo.