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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Relato: Su venganza última

Este es el undécimo relato del reto: Vuestras consignas, mi relato. Esta vez ha sido difícil hacer algo original. Me lo habíais puesto a huevo para hacer un relato sobre violencia de género, bullying o algo similar y, como siempre, quería llevar la contraria. Así que me he ido a un mundo similar a la vieja Escocia y os traigo a un pobre laird al que persigue un espíritu molesto. Gracias a Dulce Cautiva, Astarielle y Mircea por aportar las palabras  (Espíritu, cardenal, vejación).
 

Su venganza última

Estaba completamente convencido de que el espíritu que le seguía a todas partes tenía una deuda de sangre con su clan, porque no existía otra explicación posible para semejante odio. Había comenzado con pequeñas bromas molestas, que había soportado con el estoicismo típico de su gente, pero luego había seguido con acciones más problemáticas, hasta el punto de hacer que un caballo se descontrolara y le hiciera un inmenso cardenal en el pecho. Había tenido suerte, porque podía haber acabado paralítico o muerto, pero aun así se limitó a suspirar con resignación y seguir con su vida.
El espíritu había seguido atormentándole sin éxito, hasta que había encontrado el modo de molestarle de verdad: humillarle en público haciendo caer sus pantalones delante del rey y toda su corte. En ese momento, el jefe del clan se había enfadado de verdad y después de esta última vejación finalmente hizo lo que llevaba tanto tiempo considerando: acudir a la misteriosa hechicera de las montañas para que eliminara de su vida a esa molesta presencia.
Ella le desterró al mundo de los muertos fácilmente, aunque nunca sabría quién había sido en vida para odiarle tanto en la muerte. No obstante, el espíritu, haciéndole acudir a esa mujer, consiguió su venganza última… porque él había caído presa de su hechizo, y, con tal de estar con esa mujer fascinante, estaba dispuesto a sufrir la humillación de casarse con ella en vez de hacerlo con una dama de noble cuna adecuada a su posición.
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domingo, 27 de noviembre de 2011

Relato: Reencuentro con las amigas

Y aquí está el ejercicio de Escritura automática de Adictos a la escritura. Me ha pillado mucho el todo, pero ya sabéis que estuve liadísima.

Reencuentro con las amigas

Hacía mucho que el grupo de amigas se había distanciado formando dos facciones opuestas por una discusión estúpida que nadie recordaba, pero algunas recordaron los viejos tiempos y retomaron el contacto. Para el reencuentro de reconciliación, quedaron por internet en la parada de metro más cercana. Llegó el día y cada grupo se vistió con sus mejores galas, ilusionadas por el reencuentro. Pero esperaron, y esperaron, y no aparecía nadie.
-Serán imbéciles -dijeron las que esperaban por fuera. Todas estuvieron de acuerdo en que no iban a volver a intentar arreglar las cosas con esas mamonas.
-Vaya tías, podrían haber avisado de que no venían –dijo una de las que esperaban por dentro. Las otras asintieron, molestas: no volverían a reorganizar sus agendas para encontrarse con esas malquedas.

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Relato: Una foto de carnet

 Este es el ejercicio de consigna de Adictos a la escritura. Esta vez se repite la del año pasado,  fotografía. ¡Espero que os guste!

Una foto de carnet

Necesitaba una fotografía de carnet urgentemente, pero no iba a ser nada fácil. Primero fui al fotomatón, pero me encontré con que la pantalla estaba cubierta por una repugnante masa gelatinosa que no estaba dispuesta a retirar. Así que me fui a la tienda de fotos y me encontré con que estaba cerrada por vacaciones. Al chino se le había estropeado la cámara y tampoco pudo sacármela, así que decidí ir a casa e imprimir aunque fuera una de las fotos del Facebook que tengo con las amigas, enfocando solo mi cara. Pero no funcionaba internet y no tenía las fotos guardadas en el ordenador. Corrí a casa de una de mis amigas, que resultó haber salido, y finalmente, derrotada, no tuve más remedio que coger el coche e ir a casa de mis padres, que daban una comida familiar de la que había hecho lo posible por librarme, para imprimirla desde allí. Al fin logré sacarlas, después de una larga y aburrida comida, y abrí la cartera para guardarlas. Solté una maldición al ver en ella un par de fotos de carnet que había guardado para imprevistos tiempo atrás.
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jueves, 24 de noviembre de 2011

Reto: vuestras consignas, mi relato (11)

Perdonad la tardanza, blogger decidió que todas mis entradas programadas se convirtieran en borradores...
Necesito tres consignas, que me daréis vosotros por comentario.
Esta vez aviso, los nombres propios no valen como palabra, se pueden decir pero no se contarán dentro de las tres consignas, sino que los tendré en cuenta como sugerencias, aunque eso dependerá del relato en cuestión (no es obligatorio).
Sólo vale una palabra por persona.
Se elegirán las tres primeras palabras que se digan.
A partir de todo eso, haré un microrrelato de no más de una página de word.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Carretera solitaria

 Este es el proyecto de Adictos a la escritura de este mes. Se trataba de elegir un fragmento y luego hacer un relato a partir de él. No sabía que fragmento elegir, así que me dije a mí misma "Lo primero que me encuentre". Y justo en ese momento empezó a sonar Boulevard of broken dreams, una canción que me encanta. Así que a partir de ahí lo he ido haciendo ^^. Es un poco oscuro, para qué engañarnos, pero mis ánimos últimamente no tienden a la alegría. En fin, espero que os guste...

Carretera solitaria
I walk a lonely road
The only one that I have ever known
Don't know where it goes
But it's only me, I walk alone
(…)
Sometimes I wish someone out there will find me 
'til then I walk alone
Boulevard of broken dreams, Green Day

Esa carretera era una metáfora de mi vida, una vida de soledad, que yo misma había elegido, aunque fuera indirectamente, pero que no por ello me gustaba. Siempre me había sentido diferente a los demás, incapaz de integrarme en sus grupos y no tardé en renunciar a seguir intentándolo.
Así que heme aquí en una carretera solitaria, ignorando y siendo ignorada por la autopista por la que todos conducen. Por fin encontré a alguien en este desierto que es mi vida y debería sentirme dichosa. El problema es que ese alguien no sólo no se ha dado cuenta de que camina conmigo, sino que además se cree parte de esa autopista y pretende subirse al mismo coche que mi hermana.
Mi hermana, la reina de la autopista. Mi hermana, la hermosa, la encantadora, la lista. Cuánto la he odiado siempre, y ahora que va a robarme al único hombre que podría caminar conmigo ese odio me corroe y casi no me deja respirar.
Pero esto se va a acabar. Pronto, muy pronto, ella tendrá un auténtico accidente en su maravillosa autopista, sólo quedará de ella el recuerdo. Y ya me encargaré yo de que ese recuerdo se borre de la mente de mi hombre, para que así podamos caminar juntos por mi solitaria carretera.

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lunes, 21 de noviembre de 2011

La visita de los nietos, un relato

Este es el décimo relato del reto: Vuestras consignas, mi relato. Nuevamente he tardado muchísimo, pero mi situación no ha mejorado y sigo sin tener ni tiempo ni ganas. En fin, hoy no tenía una inspiración desbordante como otras veces, pero he intentado salirme de lo tétrico y hacer algo más o menos alegre, según cómo se mire. Desde luego, no es una situación en la que haya intentos de asesinato ni malos rollos como estoy escribiendo últimamente (he abandonado la novela romántica hasta que se acabe la mala racha...).
Gracias a Elisa, Dulce Cautiva y Astarielle por aportar las palabras.

La visita de los nietos (Almíbar, nata, mercadillo)

Los sábados eran especiales para la anciana, porque era el único día en que veía a sus nietos. Siempre tenían la misma rutina y tanto a ellos como a ella misma les encantaba: primero les llevaba al mercadillo y luego les daba de comer un buen cocido. Nada de las comidas light que les preparaban sus nueras, no, algo con sustancia. De postre, melocotón en almíbar, que los chiquillos acompañaban con una buena montaña de nata; luego, mientras ella recogía todo, se ponían a jugar con la consola que ella había adquirido después de tantos años de ahorrar una buena parte de su mísera pensión. Cuandollegaban sus hijos y sus nueras para llevarles a casa, los nietos se aferraban a su abuela y suplicaban que les dejaran quedarse hasta la hora de cenar.
Pero poco a poco la costumbre se fue perdiendo. Los nietos iban creciendo y ya no tenían tanto tiempo como antes, o preferían gastarlo con sus amigos o vagueando en su casa. El mercadillo ya no les interesaba, el cocido les parecía demasiado grasiento, no querían ni ver el melocotón en almíbar ni la nata para no engordar y la consola que tanto esfuerzo le había costado comprar se había quedado anticuada.
Al final, los sábados acabaron siendo tan solitarios como el resto de la semana, al menos hasta que nacieron sus bisnietos y sus desagradecidos nietos volvieron a ella, esta vez para pedirle que, por favor, cuidara de sus hijos mientras ellos y sus parejas trabajaban. Pero ella no se quejaba, no. De esta forma era como si, a excepción de los domingos que sus nietos no tenían que trabajar, todos los días fueran sábado.

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domingo, 20 de noviembre de 2011

Relato: Víctimas voluntarias

Este es el relato que he hecho para el concurso de Villa vampiro. Ha quedado algo menos tétrico que lo que escribo últimamente, así que supongo que gustará ^^.

Víctimas voluntarias

Nunca le había gustado el bar de góticos, porque la emoción de la caza desaparecía con esos jovencitos que querían más que nada en el mundo ser mordidos y, con suerte, transformados. No obstante, por compromiso, de vez en cuando tenía que dejarse ver entre ellos. Además, siempre venía bien tener un sitio de esos en la reserva, para emergencias. 
Con el fin de mantener la ilusión de que podían llegar a ser vampiros si llamaban su atención, solo tenía que hacer que sus verdaderos elegidos acudieran allí de cuando en cuando y fingir fijarse en ellos por primera vez cuando llegara el momento de transformarles. Mientras siguieran creyendo la farsa, tendrían a un centenar de víctimas voluntarias.
Pero esa noche fue especial, porque una de esas víctimas destacaba entre las demás. Era nueva, pero se notaba que estaba cómoda en ese ambiente. Se fijó en ella nada más entrar y fue directo a hablarla, lleno de deseo. Le siguió encantada hasta el callejón oscuro donde solían alimentarse de esos incautos. No obstante, ella no iba a ser su comida. Por primera vez en seiscientos años, una víctima voluntaria sería ascendida a cazadora.
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jueves, 17 de noviembre de 2011

Y por fin sale el libro del IV Concurso Internacional de Microrrelatos de Caja de Ávila

Como ya os dije, quedé finalista en el IV Concurso Internacional de Microrrelatos de Caja de Ávila y por fin ha salido publicado el libro, en el que se incluye mi relato, Esperando, con una ilustración muy chula. Os dejo el link de descarga, para que lo disfrutéis.

Reto: vuestras consignas, mi relato (10)

Bueno, ya sabéis cómo funciona...
Necesito tres consignas, que me daréis vosotros por comentario.
Esta vez aviso, los nombres propios no valen como palabra, se pueden decir pero no se contarán dentro de las tres consignas, sino que los tendré en cuenta como sugerencias, aunque eso dependerá del relato en cuestión (no es obligatorio).
Sólo vale una palabra por persona.
Se elegirán las tres primeras palabras que se digan.
A partir de todo eso, haré un microrrelato de no más de una página de word.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Gané el Concurso de Relatos Mi vida en Venecia

La primera buena noticia en dos semanas, aparte de un libro que me tocó en un sorteo, es que he ganado este concurso de relatos. La verdad, es un relato que me curré mucho, porque antes de que cambiaran las bases había que hacerlo ambientado en la Antigua Venecia y de eso no tenía ni pajolera idea, así que me pasé una mañana entera buscando información y documentándome ^^. Lo que es una pena es que no haya habido mucha participación, pero aun así estoy muy contenta.

martes, 15 de noviembre de 2011

Relato de fantasía: Enemistad

Este es el noveno relato del reto: Vuestras consignas, mi relato. He tardado más que muchísimo, pero como ya sabéis estoy pasando una semana muy mala y ni he tenido tiempo ni me ha apetecido. En fin, la clase aburrida de ayer hizo que acabara por decidirme a hacer el relato, aunque no sé cómo habrá quedado. Gracias a Elisa, Astarielle y Selin por aportar las palabras.

Enemistad (un relato con las palabras imbatible, gavilán y taberna)

Cuando su enemigo Darius le propuso saldar la deuda realizando un hechizo de compulsión sobre él que le obligaba a echar un trago de aguardiente por cada gavilán que viera volando por el cielo, Godfeld El imbatible, que no había visto ninguna de esas aves en su vida, rió y aceptó encantado pagarle de ese modo y no vaciando su bolsa. 
No se rió tanto cuando, dos días después, le comunicaron que trasladaban a su batallón a un remoto pueblo fronterizo que contaba con una única taberna que pertenecía desde hacía poco a Darius. Aun así, no le dio importancia al asunto y siguió con su vida normal, sin beber una gota de alcohol para no lucrar a su enemigo. No obstante, todo cambió cuando llegó la primavera y los gavilanes, que habían migrado al sur en busca de climas más benignos, volvieron.
Desde ese momento, se vio en un auténtico apuro. No podía abandonar la taberna sin ver un gavilán, lo que le obligaba a volver y echar un trago, lo cual era un problema doble. Por un lado, si no podía salir de la taberna, no podía acudir a los entrenamientos ni a sus turnos de guardia. Por otro, aunque fuera capaz de llegar hasta los barracones comprando una botella, no podía presentarse borracho y con el aguardiente en la mano. Era incapaz de resistirse a la compulsión y no podía soportar semejante deshonra, así que hizo lo único que podía hacer.
***
Darius abrió la carta de su subordinado, el dueño de la taberna, en el que le comunicaba que Godfred había sido encontrado muerto en los barracones, con una botella de aguardiente. Al fin, después de tantos años de ataques, argucias, secuestros e intentos de asesinato, El imbatible había sido vencido gracias a una apuesta y a un poco de astucia. Además, había recuperado lo invertido solo con lo que el desgraciado se había gastado en alcohol gracias a la llegada de los gavilanes.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Relato romántico paranormal: Sombra y ángel

Portada de la antología de relatos cortos Pasión de Navidad
 Este es mi relato para la antología Pasión de Navidad de El club de las escritoras., que tenía que ser romántico, paranormal y relacionado con la Navidad. Es más largo de lo habitual, porque tenía que ser como mínimo 5 páginas, pero bueno, estoy contenta con el resultado.

Sombra y ángel

La Sombra sentía un profundo dolor al mirar a su amada Güen llorando frente al árbol de Navidad, sabiendo que ese dolor era culpa suya.
Tiempo atrás él había sido el ángel guardián de su prometido, pero no había podido evitar enamorarse de la futura esposa de su protegido. Sentía un profundo anhelo hacia ella, pero se mantuvo siempre en su papel observador, con el corazón roto al saber que nunca sería suya pero a la vez feliz porque, cuando su protegido se casara con ella, siempre podría tenerla cerca, de un modo u otro.
No obstante, todo cambió la noche del ataque porque, además de haber sido incapaz de evitar que acabaran malheridos, al ver a la pareja desangrándose y a las sombras acechando en las inmediaciones, listas para destruir las almas nada más salieran de los cuerpos, dejó desamparado a su protegido para curar el cuerpo de ella.
Al haber echado por la borda el brillante futuro de un hombre destinado a acabar con el mal en el mundo, permitiendo que las sombras devoraran su alma, el ángel había recibido la peor condena posible. Ni siquiera se le había permitido transformarse en un demonio, sino que se le había expulsado del paraíso y poco a poco, al perder su contacto con el cielo, se había convertido en una sombra anhelante, la criatura más despreciable de la creación, condenada a devorar almas puras, que llevaban en su interior un pequeño cacho de paraíso, si no quería ser destruido por completo.
No obstante, aún podía soñar, y en sus sueños siempre estaba ella, ofreciéndole consuelo, al menos hasta que el nuevo ángel guardián de Güen ––recién asignado al haber cambiado el destino de la misma con su nueva vida lo suficiente como para merecer un protector––, lograba acceder a esos sueños y le perseguía, alejándole de ella incluso en ese lugar en el que no podría hacerla daño ni aunque se lo propusiera.
El antiguo ángel se negaba a acatar su destino y, al negarse a consumir almas, iba perdiendo poco a poco sus fuerzas, sabiendo que pronto moriría por completo y pasaría a formar parte del olvido. Mientras tanto, seguía observando a Güen, desde lejos, incapaz de acercarse a ella porque su ángel guardián le mantenía alejado junto a las otras sombras, que seguían a la joven, acechándola, a la espera de que las criaturas de la oscuridad se decidieran a volver a atacarla para poder devorar los rastros de su alma.
***
Güen lloraba junto al árbol de Navidad. Nunca le habían gustado esas fechas, y tanto menos desde el año anterior, en que unos seres oscuros habían atacado la base y habían matado a su prometido, Damien, dejándola a ella malherida. Echaba de menos la presencia de Damien, al que siempre parecía rodear una hermosa aura, la misma aura que había sentido que la protegía cuando estaba tendida en el suelo, medio muerta. Ya apenas recordaba su rostro, la sensación de sus caricias, pero sí ese aura que le envolvía, haciendo su mundo un poco más cálido. Aun podía sentirla cerca, velando por ella pero era incapaz de acercarse, como si algo a su alrededor la repeliera como un imán. No podía soportar el dolor y lo único que deseaba era dormir y entrar en el mundo de los sueños, donde esa aura, sin rostro, la rodeaba con sus brazos, hasta que una presencia fría se acercaba a ellos y él se veía obligado a huir, asegurando que ella estaba a salvo a pesar de todo.
––Damien, te echo tanto de menos… ––susurró a la nada, aferrando con fuerza el colgante que había quedado olvidado bajo el árbol de Navidad el año anterior, y que había recuperado meses después, cuando salió del hospital y se vio con fuerzas para volver a la casa en la que habían compartido tantos momentos.
Desde ese día había trabajado incansable por seguir con el legado de Damien, entrenando duro, mejorando las armas y tecnologías capaces de combatir a los seres oscuros y reclutando hombres capaces. Su ejército pronto estaría listo y no tardaría en atacar una de las bases de las diabólicas criaturas, dando un fuerte golpe a su estructura de poder y cortando de raíz la plaga que comenzaba a asolar el mundo material, cuyos habitantes empezaban a darse cuenta de que la magia era real y de que las criaturas de la noche no eran sólo leyendas y seres que poblaban las pesadillas.
Frunciendo el ceño, como cada vez que pensaba en esos malditos seres, se limpió las lágrimas de los ojos y se dirigió a la sala de prácticas para entrenar con dureza antes de irse a dormir.
***
Apareció en una naturaleza muerta, completamente deslucida pero hermosa a su modo. Cuando empezaron los sueños, el lugar estaba lleno de vida y esplendor, pero según avanzaban las noches se iban realizando cambios, en principio imperceptibles, pero cada vez más evidentes, que destruían toda la vida del paisaje de forma imparable.
Le encontró donde siempre, apoyado en lo más oscuro de una pequeña cueva flanqueada por dos abetos, completamente cubierto por las sombras y emitiendo una desesperación cada vez más palpable. Se sentía apenada de que esa aura tan hermosa, que siempre proporcionaba tanta paz a su atormentada alma, sufriera tanto, pero sus intentos por consolarla eran inútiles.
––Te he echado tanto de menos, Damien…
––¿Aun sigues creyendo que yo soy Damien?
––¿Quién, si no? ––preguntó acurrucándose contra él.
––Una sombra que ni siquiera recuerda su verdadero nombre. Pero lo peor es que yo soy el responsable de que todo esto ocurriera y de que sufras tanto cada día.
––No digas eso, no puedes culparte por lo que pasó, amor mío.
––No entiendes, no quieres entender. Pero no importa, porque si entendieras me despreciarías ––dijo él con la voz rota, abrazándola con más fuerza.
––¡Nunca podría despreciarte! ––exclamó Güen acariciando su mejilla.
––Qué importa, ya queda poco para el final.
––¿Qué quieres decir?
––Que me estoy consumiendo, al mismo ritmo que se consume este lugar inexistente. Pronto no quedará de mí más que el recuerdo, y hasta eso desaparecerá con el tiempo. Antes del día de Navidad no seré ni siquiera una sombra, y dudo que me queden fuerzas para volver a verte en este lugar antes de que llegue ese día.
––¡No, no lo permitiré! ––gritó Güen aferrándose a él aun con más fuerza––. ¡Acabaré con todos ellos y así podrás descansar en paz!
––No hagas ninguna tontería, Güen. Aun no estás lista y no me salvarás atacando antes de tiempo. Mi tiempo se acabó y––antes de que pudiera acabar de hablar, el ángel guardián apareció y la Sombra, desprendiéndose de los brazos de su amada, salió corriendo––. Debo irme. No temas, no te hará daño ––dijo, como siempre, antes de desaparecer––. Y no ataques hasta que no estés segura de la victoria. Ni yo lo merezco, ni serviría de nada.
Güen intentó seguirle, pero un aura fría la rodeó, impidiéndola llegar hasta él.
***
El ataque a la base de los seres oscuros comenzó la víspera de Navidad, a pesar de todos los intentos de la Sombra por impedirlo. El antiguo ángel guardián había vigilado con celo a Güen, y, con sus mermadas fuerzas, le había resultado imposible acercarse lo suficiente a ella como para convencerla de que era una locura. Ni siquiera había sido capaz de acceder a sus sueños, ya que el mundo que había creado para ellos dos estaba tan moribundo que era un riesgo permitir que se internara en él, ya que existía la posibilidad de que muriera del todo con ella dentro.
La Sombra incluso había intentado razonar con el ángel guardián para convencerle de que hiciera algo, cualquier cosa, para impedir el ataque, pero el ser se había limitado a golpearle para mantenerle a distancia, debilitándole aun más. Desesperado, observó cómo las demás sombras se concentraban en los alrededores de su amada y sus luchadores, intuyendo que pronto tendrían alimento suficiente para todas.
Sólo podía tener la esperanza de que el ángel guardián hiciera bien su trabajo, al contrario que él mismo en su momento, pero cuando vio cómo el demonio se reunía en la base junto a las criaturas de la oscuridad supo que no habría forma de evitar el desastre, ya que el ángel no tendría más remedio que luchar con él, y entre tanto las sombras harían su trabajo.
Aun así, rezó con todas sus fuerzas, aunque sabía que nadie le escucharía, para que un golpe de suerte favoreciera a los atacantes, que, aunque lucharon con valentía y causaron numerosas bajas en el enemigo, de las que tardarían siglos en recuperarse del todo, pronto fueron sobrepasados por la ingente cantidad de criaturas oscuras y optaron por retirarse. Güen, que cubría la retirada, no tardó en caer y aunque su cuerpo fue recuperado por sus compañeros y llevado a un lugar seguro, no tardó en morir.
La Sombra vio cómo el alma se desprendía lentamente de su cuerpo y su naturaleza la instó a devorar un manjar tan suculento, pero utilizó las pocas fuerzas que le quedaban para enterrar profundamente ese instinto y ponerse justo delante del alma de su amada, envolviéndola con su aura.
***
Güen supo que estaba muerta y se levantó lentamente, mirando desconcertada su cadáver en el suelo. No tardó en fijar su atención, no obstante, en las sombras que la rodeaban. Había escuchado hablar de ellas y de pronto recordó que, cuando la atacaron un año atrás, sólo se había librado de ser consumida gracias a la intervención de un ángel, pero que Damien no había tenido tanta suerte. Aterrada, vio cómo esas repugnantes criaturas se acercaban a ella, cada vez más rápidamente, sin que hubiera ningún ángel cerca para socorrerla esta vez. Pero lo que más la impactó fue ver cómo una de esas sombras, que desprendía un aura demasiado conocida, se puso delante de ella antes de que el resto se lanzara a la par en su dirección.
––No, esto no puede estar pasando. No puedes ser una cosa tan despreciable… ––susurró, mirando a la asquerosa criatura que impedía que todas las demás la devoraran. Al oír estas palabras, la Sombra desprendió tal tristeza que se le partió el corazón, pero aun así sintió el impulso de alejarse de ella lo más posible.
Una luz comenzó entonces a envolverla, tirando de ella hacia su descanso eterno. Notó el alivio de la Sombra, que se debilitaba a ojos vista pero que había cumplido su objetivo impidiendo que fuera devorada antes de poder acceder al Más Allá. Y según se acercaba a esa luz lo supo todo: que esa sombra había sido el ángel guardián de Damien, el aura que tanto la había atraído en otro tiempo, y que se había convertido en lo que era por salvarla a ella, que por entonces no valía nada para los poderes celestiales, en lugar de salvar a su protegido.
Entonces, luchando contra la luz que tiraba de ella, abrazó con fuerza a la Sombra, de la que apenas quedaba nada, y amenazó a esos poderes con no marchar hacia allí si no arrastraba con ella a su salvador.
***
La Sombra despertó en el lugar del sueño, solo que volvía a ser tan espléndido como antes de empezar a decaer su poder. Su cabeza, completamente iluminada, reposaba sobre las rodillas de Güen, que le acariciaba suavemente. Aterrado porque le viera en su verdadera forma, intentó cubrirse el rostro pero observó atónito como sus garras informes eran ahora manos.
––Creí que nunca llegarías a despertar, Arzriel ––dijo Güen, aliviada. La Sombra recordó que ese era su nombre, pero no entendía cómo podía ella saberlo ni por qué se encontraba en su antiguo cuerpo, cuyas alas comenzaban a desadormecerse ahora que se había incorporado––. Ellos tuvieron que elegir los dos o ninguno. Nunca me habría marchado sin ti.
––¿Cómo pudiste? ¡Podrías haber sido aniquilada! ¡Por una sombra despreciable! ––exclamó Arzriel casi con miedo a tocarla.
––No por una sombra despreciable. Por ti. Nunca amé a Damien, amaba el aura que le rodeaba. Te amaba a ti ––le dijo ella acariciándole y besándole suavemente. Él sintió más placer de lo que recordaba haber sentido nunca, pero se alejó de ella con rapidez.
––Esto no es el paraíso.
––Ellos dijeron que no te permitirían volver allí otra vez, aunque ya no fueras una sombra, pero nos han permitido quedarnos en este lugar que creaste, en el mundo de los sueños.––Güen hizo un gesto abarcándolo todo, incluida la cueva en la que se encontraban y los abetos, que ahora estaban adornados con bolas y todo tipo de figuritas navideñas––. Me explicaron que te habían puesto a prueba durante el año que pasarte como sombra, que te habías redimido, y que aunque no puedas volver porque ya no eres un ángel todo esto es su regalo de Navidad para ti.
––No puedo permitirte eso. No puedes renunciar al paraíso por mí––se quejó Arzriel.
––¿Es que no lo entiendes? Mi paraíso es estar aquí, contigo––rió ella, besándole con pasión. Arzriel finalmente se rindió y le devolvió el beso. El regalo de Navidad no era dejar de ser una sombra, o que le permitieran permanecer en ese lugar en lugar de caer en el olvido, sino estar con ella por fin, para siempre.

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martes, 8 de noviembre de 2011

Reto: vuestras consignas, mi relato (9)

Bueno, ya sabéis cómo funciona...
Necesito tres consignas, que me daréis vosotros por comentario.
Esta vez aviso, los nombres propios no valen como palabra, se pueden decir pero no se contarán dentro de las tres consignas, sino que los tendré en cuenta como sugerencias, aunque eso dependerá del relato en cuestión (no es obligatorio).
Sólo vale una palabra por persona.
Se elegirán las tres primeras palabras que se digan.
A partir de todo eso, haré un microrrelato de no más de una página de word.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Relato: Maldita aldea de Santa Clau

Este es el octavo relato del reto: Vuestras consignas, mi relato. He tardado muchísimo esta vez, porque estoy teniendo problemas con mi portátil y me he centrado en acabar mi relato para la antología Pasión de Navidad. Además, como sabéis, he organizado el sorteo Amazonas y me ha comido mucho tiempo ^^. Por suerte, las clases aburridas siguen siendo un filón de creatividad.
Gracias a Astarielle, Dulce Cautiva y Elisa por aportar las palabras. En esta ocasión, como pedí ayuda por facebook porque nadie me daba la última palabra y Tania AAlcusón aportó una en el hilo, decidí meterla también (además, pegaba con el relato).

Maldita aldea de Santa Claus (Móvil, piedra, reno y libro)

Adán miraba al suelo enfurruñando, haciendo lo posible por evitar que el aire helado se colara entre su ropa y dando patadas a una piedra hasta que, tras darle demasiado fuerte, recibió la mirada indignada de un reno. Salió corriendo para alejarse, no fuera que el animal decidiera vengarse de su errado tiro. No le gustaban los renos. Y tampoco le gustaba pasar frío, ni estar en medio de la nada rodeado de gente disfrazada de elfo, ni que su móvil no tuviera cobertura en la mayor parte de ese estúpido lugar salvo en puntos alejados en los que se moría de frío mientras hacía las llamadas.
Maldijo al prometido de su madre, que había intentado comprar su cariño y el de su hermano llevándoles de vacaciones a la aldea de Santa Claus los cinco días de puente. Con su hermano, que tenía solo siete años y aun creía en esas cosas, había conseguido su objetivo. Con él, que tenía catorce y ya ni creía en esas cosas ni le apetecía irse de vacaciones con su familia, sino quedarse en casa vagueando y quedando con los amigos, había conseguido el efecto contrario. Cada segundo que pasaba en la estúpida aldea de Santa Claus odiaba más las Navidades, los parques temáticos, el frío y, por supuesto, a su padrastro.
Maldita aldea de Santa Claus. Nunca pensé que llegaría a alegrarme de que mamá sea tan tiquismiquis y me haya hecho traerme los libros para hacer los deberes y estudiar, se dijo a sí mismo mientras se encaminaba a su cabaña, donde cogió el libro y empezó a hacerse esquemas para facilitar el estudio. Mirándolo por el lado bueno, si es que realmente existía un lado bueno, esas torturadoras vacaciones tendrían como consecuencia una mejora significativa en su nota media.
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sábado, 5 de noviembre de 2011

Relato: El aprendiz de cronista

Este relato lo hice para el III desafío comienza una historia. La frase en cuestión (esta me gusta más) es Mientras tanto, un enano dominante llega y saquea el edificio.
 
El aprendiz de cronista
Mientras tanto, un enano dominante llega y saquea el edificio –escribió el muchacho con su mejor letra.
-¡No, no, no! –le gritó su maestro-. ¡Serás zoquete! ¡No puedes empezar una frase con un mientras tanto!
Un enano dominante llega y saquea el edificio –volvió a escribir tras dibujar dos líneas horizontales que tachaban la frase anterior.
-¡No! ¡Pedazo de burro, no puedes usar calificativos subjetivos como dominante! ¡Este es un documento histórico y objetivo!
Un enano llega y saquea el edificio –escribió tras tachar nuevamente lo escrito.
-¿Pero no escuchas? ¿No te he dicho que es histórico? ¡Tú no estás escribiéndolo allí mientras pasa, no puedes usar el presente!
Un enano llegó y saqueó el edificio –volvió a poner con su peor letra.
-¿Qué enano? ¿qué edificio? ¿En qué momento? ¿Qué clase de cronista eres tú?
-¡Se acabó! –gritó el muchacho, soltando la pluma y haciendo una bola con la página-. ¡Lo dejo!
Los gritos de su maestro le acompañaron hasta la salida y no volvió a pisar el scriptorum.
Años después, el Gremio de los Cronistas le invitó a una fiesta en su honor, ya que gracias a su Crónica subjetiva del asedio de Kalaman, cuyo cuarto capítulo empezaba con la frase “Mientras tanto, un enano dominante llega y saquea el edificio”, el pueblo llano se había aficionado al género y la escuela había alcanzado una época de esplendor. Durante la ceremonia, su antiguo maestro, refunfuñando entre dientes, le entregó una medalla y le dio la enhorabuena por convertirse en el profesor de una nueva asignatura llamada Crónica subjetiva.  
Una abominación, dijo este, entre dientes. Pero el joven respondió con una sonrisa. Ya vería cuando se enterara de que pensaban convertirle en su jefe y de que tendría que aprender a hacer crónicas subjetivas.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Relato: No es buena idea

-No me gusta la idea, Rebeca. Los niños no deberían jugar a esas cosas.
-Tonterías, María. Si apenas saben escribir las letras, y han hecho el tablero de ouija con una página arrancada del cuaderno y monedas de chocolate.
-Es noche de muertos y no está bien. Si vas a dejarles, me voy y me llevo a Pablito.
-¿Y dejarme sola cuidando a todos estos mocosos?
-De entrada, yo no quería venir. Te tocó a ti cuidarles, ¿recuerdas?
-Vale, vale. Pues vete con tu hijo y deja a los otros disfrutar de la fiesta.
María se marchó con su niño y el resto, aunque apenados por la marcha de su amigo, se comieron todas las monedas de chocolate menos una y empezaron su sesión de espiritismo infantil bajo la divertida mirada de Rebeca. No obstante, su diversión se acabó rápidamente, ya que todos, de pronto, quedaron en silencio. Algo preocupada, por si el empacho de dulces les había sentado mal, fue a buscar su móvil y marcó el número de María. 
Esta, enfadada, colgó al oír la bromita de su amiga, que gritó nada más descolgar ella el teléfono, afirmando que un ejército de niños poseídos se acercaba a ella con los cuchillos de cocina en alto.
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jueves, 3 de noviembre de 2011

Reto: vuestras consignas, mi relato (8)

Bueno, ya sabéis cómo funciona...
Necesito tres consignas, que me daréis vosotros por comentario.
Esta vez aviso, los nombres propios no valen como palabra, se pueden decir pero no se contarán dentro de las tres consignas, sino que los tendré en cuenta como sugerencias, aunque eso dependerá del relato en cuestión (no es obligatorio).
Sólo vale una palabra por persona.
Se elegirán las tres primeras palabras que se digan.
A partir de todo eso, haré un microrrelato de no más de una página de word.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Relato: La vuelta del hermano mayor

Este es el séptimo relato del reto: Vuestras consignas, mi relato. No he tardado demasiado, es lo que tienen las clases aburridas. Gracias a Astarielle, aresbcn y Dulce Cautiva por aportar las palabras.

Bueno, esta vez ha sido algo complicado hacer el relato, más que nada porque un reformatorio y un caramelo no casan demasiado bien, así que al final me he ido a lo fácil, me temo, y he acabado haciéndolo desde el punto de vista infantil de una niña pequeña, con el problema que conlleva usar un vocabulario de niño cuando no convivo ni tengo trato frecuente con ninguno.

La vuelta del hermano mayor (Cascarrabias, reformatorio, caramelo)

Emy había esperado con ilusión el día en que su hermano mayor, Tom, fuera a vivir a su casa. Su mamá estaba muy contenta también porque hacía mucho que no vivía con ella, pero su papá, que no era el papá de Tom, no le quería allí y le había dicho a Emy que hacía tiempo su hermano había hecho algo muy malo y por eso estaba en un colegio especial, que se llamaba Reformatorio, y que probablemente no fuera capaz de comportarse bien fuera de allí. Aun así, como quería mucho a su mamá, había aceptado que se quedara con ellos y Emy, que había pedido a las hadas que su padre accediera, se alegraba mucho de su decisión.
Pero, cuando Tom llegó, Emy se encontró con que su hermano mayor no era como los hermanos mayores de sus amigos, divertidos y pacientes, sino que era un cascarrabias que siempre tenía la misma cara que los malos de las películas, y cada vez que ella se acercaba para jugar con él, o para ofrecerle un caramelo, gruñía y la ignoraba, encerrándose en su cuarto y poniendo música desagradable en un volumen muy alto. Entonces, su papá, que cada día estaba menos contento con la presencia de Tom en la casa, comenzaba a gritarle y empezaban a discutir, y su mamá se ponía a llorar en su habitación.
Emy estaba muy triste por toda esa situación y empezó a pedir a las hadas que anularan su deseo, sabiendo que ellas lo habían tergiversado porque lo había pedido de forma egoísta. Cuando los dos policías aparecieron en la puerta de su casa y se llevaron a su hermano, según su papá para llevarle otra vez a Reformatorio porque había estado vendiendo a sus amigos caramelos especiales prohibidos, no pudo sino alegrarse de que hubieran decidido escuchar su súplica, y desde ese día juró que nunca volvería a pedirles nada.
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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.