viernes, 20 de febrero de 2009

El juego (parte 1)

Nota previa de la autora: este relato es de política ficción y por tanto un poco complicado de seguir, y además es tan largo que lo tendré que colgar en 3 ó 4 entregas, yo aviso para que no haya luego quejas. Si seguís el mapa, os irá mejor al leerlo. Aprovechando, comunico que el número de visitas de viajerainterdimensional.blogspot.com ha alcanzado un número aceptable y que lo retomaré en breve.


Era un monarca débil, así que toda la corte supo rápidamente que era fácilmente manejable. Y empezó el Juego. Lo primero que hicieron fue disminuir el poder del propio monarca en su favor. No lo suficiente como para despertar la desconfianza de éste y los odios del pueblo, pero lo bastante para ser imprescindibles a la hora de tomar las decisiones… lo bastante para acabar con la ley de sucesión, que implicaba la imposibilidad de todo el que no fuera descendiente directo del rey de acceder al trono. Pocos eran los jugadores, sólo un puñado de cabezas de familia de la alta nobleza, pero el Juego era así. El resto de nobles sólo tenían que tomar partido… y rezar a los dioses, conocidos y desconocidos, por haber hecho la elección correcta. Si no la habían hecho, estaban condenados a muerte, o a algo peor, cuando sus antiguos enemigos se alzaran en el poder.

El sistema era sencillo. Los jugadores mantenían una guerra interna, pero no utilizaban sus ejércitos. Estaba todo permitido: bloqueos económicos, aduanas imposibles, alianzas, traiciones, asesinatos… Cualquier acto de guerra interna que no fuera contra las leyes, o que de serlo no fuera descubierto, era válido. Cualquier cosa que sirviera para ganarse el favor del monarca y convertirse en su Mano Derecha. El rey era intocable, y su Mano Derecha sería el que le sucediera en el trono, aunque hasta entonces carecía de poder político, al menos de forma directa, pues, al ser el favorito del monarca era el que más influencia tenía en sus decisiones. Por eso el Juego nunca acababa, porque los jugadores no solamente debían llegar a ser Mano Derecha del rey, sino que también debían mantenerse en el poder. Y, a diferencia del rey, la Mano Derecha no era intocable. Por no mencionar el hecho de lo volubles que se volvían los monarcas cuando les ponían la corona sobre sus regias cabezas… cosa de la cual se habían encargado los primeros jugadores, al haber contratado magos que lanzaron todo tipo de hechizos sobre la corona con el fin de continuar el Juego desde entonces hasta el fin de los tiempos.

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Trescientos años después del Primer Juego, todo seguía igual. Acababa de llegar al poder Nolog de la casa Powem, que, sorprendentemente, había sido el primer noble lo bastante inteligente como para ser Mano Derecha del rey durante nada más y nada menos que 10 años. Cómo lo había conseguido, era un misterio que a todos los jugadores les hubiera encantado conocer. De aspecto poco vigoroso y simplón, Nolog no destacaba en nada. De hecho, pertenecía a una familia de altos nobles que era tan poco poderosa que no había tenido un Mano Derecha nunca. No tenían un gran ejército, ni una economía poderosa, ni tratos con ladrones, asesinos, mercenarios o corsarios. De hecho, nadie sabía tampoco cómo habían logrado prosperar lo suficiente como para no ser borrados del mapa como había pasado de vez en cuando como otras familias de la alta nobleza que no habían logrado escalar posiciones.

Al igual que muchos de los reyes que le habían antecedido, Nolog hizo que su Mano Derecha fuera un miembro de su familia. Eran los hechizos de la corona (algo que nadie sabía), los que hacían al rey lo bastante manejable y voluble para que siguiera el Juego y le impedían intentar cambiar las leyes de sucesión. Tardaban unos cuantos meses en hacer efecto, según la fuerza de voluntad que tuviera el coronado. Poca debía de tener, pues sólo un mes y medio después de recibir su corona, Nolog relegó a su familiar Raming de la casa Powem al puesto de Segundo Consejero, a favor de Tonegr de la casa Velhame.

Eran en esos tiempos familias lo bastante poderosas como para ser de relevancia en el Juego las casas Velhame, Moskley, Unmerko y, por supuesto, la casa Powem.

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Tonegr de la casa Velhame se reunió con sus ayudantes. Ayudantes de nombre, porque ningún noble se atrevería a llamarse consejero de un jugador… porque eso implicaba el riesgo de ser aniquilado junto con éste si fracasaba. Ahora que había logrado el puesto de Mano Derecha, debía fijar la estrategia a seguir para mantenerse en el poder el mayor tiempo posible, reducir el poder de los otros jugadores y mantenerse vivo en el intento.

-La casa Powem no merece ser tenida en cuenta, realmente, no son más que una panda de palurdos con suerte –dijo su primo Deuv. Tonegr no podía evitar pensar que ese hombre era un idiota, pero estaba ligado por matrimonio a uno de los condados menores aliados a su casa más importantes e influyentes, así que debía mantenerlo cerca de él para evitar que se sintiera tentado a aliarse con sus enemigos… aunque por ello tuviera que soportar sus constantes comentarios sin sentido.

-Ya hemos subestimado a la casa Powem una vez, y ahora nos encontramos con uno de sus miembros hecho rey. Hay que tenerla muy en cuenta –respondió Spirf, su hijo primogénito, que había tomado el mando de la familia ahora que él era la Mano Derecha. Le había enseñado bien, y confiaba en que llevara las riendas de la casa Velhame con eficacia hasta que el rey decidiera cambiar de Mano Derecha, cosa que no deseaba para nada pero que era muy probable dada la rapidez con que había renunciado a su primera Mano Derecha.

El viejo Terar, que era Jefe Estratega de su casa, se levantó del asiento y señaló el mapa político.

- La casa Moskley y la mayor parte de sus vasallos se interponen entre la Casa Powem y nosotros. Solamente uno de nuestros vasallos linda con su área de influencia que, aunque poco extensa, rodea su territorio íntegramente. Nuestros mercenarios y bandidos lo tienen muy difícil para hostigarles. He recibido nuevos informes. Sus vasallos, además, están tan ligados a la Casa Powem que es imposible hacer que cambien de bando. Todo esto se nos había pasado por alto. Además, según nuestros espías han descubierto recientemente, esta casa es la única que tiene acuerdos comerciales con el país vecino, lo que significa que probablemente un bloqueo no le afectaría demasiado. Siempre habíamos creído que era una casa comercialmente débil por su poca actividad mercantil en nuestro reino, pero su actividad comercial sorprendentemente es muy importante allí.

-Son datos preocupantes ¿Qué propones? –preguntó el Mano Derecha, alarmado por el poder que ocultaba en realidad la casa Powem. Eso no había entrado en sus planes.

-Una alianza. Si lo hacemos, tendremos a la casa Moskley rodeada y podremos hostigarla desde ambos flancos. Además, eso nos daría ventaja para conseguir el vasallaje del condado de Horang y tendríamos salida al mar a través de nuestros vasallos del sur. Como hace años que controlamos y tenemos en nómina a todos los corsarios para que hostiguen a la casa Unmerko, tendríamos la oportunidad de crear una flota poderosa.

-No obstante, no ha habido una alianza en este reino desde los tiempos de Ciao de la casa Igr y Esp de la casa Serab… y acabó con la destrucción total de ambas casas cuando una de ellas traicionó a la otra a favor de otra casa y fue traicionada a su vez por ésta.

-Es mi recomendación. Creo que deberíamos arriesgarnos, si tomamos las precauciones precisas, no deberíamos preocuparnos. Pero la decisión es tuya, por supuesto.

-Pensaré en ello. Cambiemos de asunto ¿Qué hay de nuestros progresos con la casa Unmerko?

-Nuestros corsarios, como ya he dicho, siguen hostigando sus barcos comerciales, y no son capaces de encontrar nuestro paso de las montañas, pero han infestado nuestros bosques de bandidos y nuestro comercio interno se está resintiendo notablemente. Por lo que sabemos, tienen tres espías por cada uno que tenemos nosotros. Y además la casa Moskley presiona al condado de Batrix para obtener un paso seguro y directo hacia el mar. Si lo logra, su economía mejorará notablemente, y es posible que se forme una alianza con la Casa Unmerko para acabar con nuestros corsarios.

-Quiero todos los trapos sucios de nuestro querido vasallo el conde Batrix. Por su promiscuidad, seguro que encontramos algún escándalo que quiera mantener en secreto. Luego, solamente tenemos que darle a entender que si cambia de parecer respecto a nuestra alianza, ese secreto saldrá a la luz. Mandar emisarios que negocien con la casa Powem. Que sean de confianza, y a poder ser de alto rango. Debemos mantener el secreto el máximo tiempo posible. Enviar también a algunos de nuestros espías a que filtren rumores en los territorios controlados por las casas Moskley y Unmerko para que se corra la voz de que la casa rival va atentar contra la vida de los líderes. Eso bastará para evitar posibles alianzas entre ellos.

-Entendido, mi señor.

-¿Alguna otra novedad en el Juego?

-Probablemente muchas, mi señor, pero no las conocemos.

-Bien. En tal caso, moveos. Hay mucho que hacer.

1 comentario:

  1. Genial, pero lo que escribes es para gente inteligente, y yo me quedé en Jilipoyas.

    Un beso. Y buen finde.

    Avis Inmortalis

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