sábado, 25 de septiembre de 2010
y al fin llegó el gato
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Proyecto adictos: 3a (ficha de personaje)
Nombre: Terral
Edad: 163 años
Estatura: 1, 75 m
Complexión: atlética
Raza: semisúcubo
Pelo: negro
Ojos: grandes, color marrón, rojizo cuando empieza a perder el control.
Atuendo: por lo general lleva ropa holgada, y siempre tiene encima un anillo mágico que le permite modificar su aspecto para parecer una humana corriente, que le viene especialmente bien para esconder sus alas (inútiles, ya que no puede volar con ellas), que tienen un aspecto similar a las de los murciélagos, con tacto aterciopelado.
Personalidad: Terral es, contrariamente al carácter de la mayoría de las súcubos y sus descendientes, de carácter introvertido y, aunque suene contradictorio, tiene capacidades de liderazgo naturales y generalmente la gente tiende a seguirla.
Tiene un control casi absoluto sobre sí misma, algo muy complicado por su naturaleza demoníaca, por lo que su mayor defecto (aunque teniendo en cuenta su naturaleza podría ser una virtud) es que nunca se relaja ni se permite ningún placer porque, de hacerlo, tiene miedo a sucumbir a su naturaleza demoníaca. Debido a esto, aunque no lo exteriorice, está bastante amargada con su existencia y más de una vez ha deseado ponerle fin.
Siente debilidad por los indefensos y detesta todo lo maligno, el caos y el desorden, lo cual la lleva a meterse en situaciones complicadas y a no disponer casi nunca de dinero suficiente para sobrevivir.
Pasado: Terral nació debido a la unión de un íncubo con una sacerdotisa maligna humana durante un sacrificio ritual. Su madre intentó inculcarle los “valores” de su dios maligno y Terral, a base de torturas y amenazas de muerte constantes, acabó por comportarse como esperaban de ella. Finalmente, su entrenamiento en las artes diabólicas terminó y, gracias a sus aptitudes con las armas, fue elegida por los sacerdotes malignos para infiltrarse en una ciudad controlada por los sacerdotes del bien y asesinar a los clérigos más poderosos. Para ello, le dieron el anillo mágico que siempre lleva consigo. No obstante, el hecho de verse libre de la vigilancia de los clérigos malignos, de conocer la vida en una ciudad del bien hicieron y de empezar una amistad cada vez más profunda con uno de los clérigos del bien, Norval, hizo que Terral se replanteara sus valores y, cuando por fin tuvo acceso a los que tenía que asesinar, se negó a cumplir con su misión e intentó seguir con su vida. Por desgracia, Norval se enteró de su verdadera naturaleza ese mismo día y Terral tuvo que huir de la ciudad. Desde entonces, su antiguo amigo anda detrás de ella y siempre la localiza, por lo que constantemente tiene que huir de una ciudad a otra con diferentes identidades.