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domingo, 30 de octubre de 2011

Relato: Pegasos y petardos

 Este es el sexto relato del reto: Vuestras consignas, mi relato. Esta vez tardó algo menos, pero claro, es que estamos en puente y ayer estaba leyendo un libro tan pestiño (ya leeréis la reseña en escriboleeo) que el aburrimiento llamó a las musas para que desconectara un poco. Gracias a Angy. W, Astarielle y JJ Campagnuolo por aportar las palabras y a Dulce Cautiva por dar los nombres.
Este sí que ha sido todo un reto. Un pegaso y un petardo en el mismo relato requieren un ejercicio extra de imaginación. Pero bueno, al final ha salido algo y debo decir que estoy contenta con el resultado ^^.

Pegasos y petardos  

(Pegaso, petardo, tentación, Jack y Nicole)
Si había alguna razón por la cual el reino era conocido y respetado era, precisamente, por los pegasos, esas maravillosas y poderosas criaturas mágicas. Por lo que respectaba a Jack, heredero al trono, bien podían irse todos lejos, porque no los soportaba. Lo primero que le enseñaron, casi desde que aprendió a andar, fue a cepillar, alimentar y mimar a las magníficas criaturas. A él que, por derecho de nacimiento, debería ser mimado por todos y que no tendría que hacer más esfuerzo físico que el de los deportes elegantes.
Así pues, cuando vio en el mercado el petardo, no pudo resistir la tentación de comprarlo y ponerlo justo en medio del establo, para meterles un buen susto y que se fueran todos. El lugar, tras la explosión, se convirtió en un caos de patas, plumas y relinchos asustados.
El joven se rió de lo lindo con la broma, pero lo que no había tenido en cuenta Jack fueron las consecuencias de sus actos: los pegasos se enfadaron y quisieron dejar el reino, lo que hizo que su padre, para calmarles, le desheredara automáticamente a favor de su hermana Nicole. Para colmo de desgracias, la ira de su pueblo fue tal que tuvo que huir al extranjero.
Años después, Jack, tras vivir en la pobreza más absoluta en decenas de países, todos más pobres y sin las siluetas de los pegasos en el cielo, entendía mejor por qué se apreciaba tanto a las criaturas en el suyo. No obstante, siguió odiándolos más si cabe, incapaz de entender que su situación era solo culpa suya.
No fue difícil para los Señores Oscuros reclutarle para conquistar su antiguo reino. Ahora estaba de incógnito frente a los establos, preparándose para la acción. Un solo petardo había provocado un incidente casi imperdonable y su caída en desgracia. Se moría de ganas por ver lo que pasaría cuando estallaran los cien petardos que llevaba a su espalda.
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2 comentarios:

  1. jaja muy bueno, que gran imaginación... felicidades

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  2. ¡Vaya!, k relato más espectacular!, definitivamente Debi, eres una Crack en esto de los microrelatos, t felicito x ello.

    Un beso guapa y hasta el próximo reto!, muak!!!

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