Aquí va mi proyecto de consigna de este mes del foro de Adictos a la escritura: la consigna era ablación y me ha salido un relato muy raro.
Ablación
La tribu estaba
convencida de que lo que les separaba de la espiritualidad era su
cuerpo, y cada vez que los adultos pecaban los sacerdotes les
realizaban la ablación de uno de sus miembros. El miedo a perder sus
extremidades les llevaba a pecar poco y a ser una comunidad
tranquila, pero a todos les faltaba algún que otro dedo, porque a
veces era inevitable mirar con lujuria a otro, o sentir gula o
envidia, y los clérigos siempre detectaban esas faltas.
Eran una comunidad
aislada, por el miedo que sentían los demás a sus extrañas costumbres, y por eso se sorprendieron cuando llegó el extranjero, de
casi cincuenta años, y vieron que estaba completo. Inmediatamente
dedujeron que era un santo y, sin más preguntas, le pusieron al
frente de sus sacerdotes, que también habían pecado en mayor o
menor medida, y que a partir de entonces comenzaron a morir en
extrañas circunstancias.
El extranjero, que era un
prófugo condenado a muerte por asesinato múltiple en su tierra,
pensó que su suerte no podía ser mejor. En su condición de santo,
había sido capaz de deshacerse de los sacerdotes que descubrían sus
deslices sin parecer sospechoso y ahora se limitaba a disfrutar de
sus privilegios. No obstante, lo que no sabía era que en el pueblo
estaban preparando su ascenso a la espiritualidad pura, y que para
ello tendrían que arrancarle, miembro por miembro, todas las partes
de su cuerpo.
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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Joer, Deborah, lo que es el destino, ¿no? Me ha gustado, sorprendido cautivado, y ¿por qué no?, hasta un pelo de yuyu.
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