martes, 5 de junio de 2012

Microrrelato: Ella

Nuevo reto comienza una historia, ésta vez con una canción: Theme of Laura (Reprise) de Akira Yamaoka. La verdad, no soy muy buena inspirándome en la música, y más si es instrumental, pero la ausencia de las musas nunca me ha detenido para hacer algo. Dado que el tema me recordaba al profesor Layton y a algo femenino, me he ido por el misterio en su versión más abstracta. No ha quedado mal, ¿verdad?

Ella

Ella era hermosa, misteriosa y de mirada triste, tanto que parecía que, cuando entraba en una habitación, esta se llenaba de sensaciones de novela de suspense clásico. Nunca supo de la dama más que su nombre, Isabella. Jamás se atrevió a preguntar más, ni siquiera el apellido; aunque estaba secretamente enamorado, algo le decía que, de conocer más datos sobre su mujer misteriosa, ese aura se desvanecería y perdería todo su encanto. 
Así que siguió observándola en silencio, fascinado, imaginando escenarios: una viuda rica, un misterioso asesinato, una intriga familiar... Y así pasaron los años, hasta que ella dejó de aparecer en los lugares que frecuentaba y, por más que la buscó, no llegó a encontrarla. Fue entonces cuando se dio cuenta, demasiado tarde, de que, por temor a dejar de amar una sombra misteriosa, había perdido su última oportunidad de conocer a la mujer de sus sueños.

https://deborahfmunoz.com/mis-obras/ 
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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

5 comentarios:

  1. Esos finales me encantan ^^ Corto pero sustancioso...

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  2. Está muy bueno, Deb!

    No soy fan de las moralejas, pero es el final ideal para tu historia.

    Me alegra que participaras aunque digas que no te inspira mucho la música :-)

    Besos!

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  3. Hola Débora. La historia me ha llegado hondamente porque parece sacada de mi propa experiencia. Casi un calco. Ella era así: Hermosa, misteriosa y de mirada triste. Nunca supe más que su nombre. Aunque sí llegamos a compartir momentos muy hermosos que hasta hoy recuerdo. Todo era fascinación del uno por el otro, encanto, atracción, embrujo, hechizo. Hasta los detalles más nimios de nuestros encuentros nos despertaban una sonrisa. Sólo había una condición que ella impuso: Nunca preguntar datos concretos personales. Yo comencé a sentirme perdidamente enamorado y llegó un momento en que deseaba saber más de ella, quería compartir más que aquellos encuentros, hasta que de tanto insistir, un noche sólo encontré una carta en donde me explicaba cómo había sido su vida -muy triste por cierto-, y se despedía de mí por haber "bajado a tierra" y haber roto la magia que nos envolvía. Nunca más la volví a ver. Me costó mucho recomponerme del dolor que dejó mi incomprensión y su ausencia.
    Cada vez que la recuerdo, que nos recuerdo juntos, me doy cuenta de lo que he perdido.
    Juan R.

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