domingo, 29 de julio de 2012

¡Maratón de escritura! Objetivos

Hoy empieza la tercera maratón de escritura organizada por Maga de Lin. Las reglas no pueden ser más básicas: escribir cinco páginas a letra 12 de lo que sea. Dado que mi contrato de prácticas acabó el viernes y estoy más o menos de vacaciones (ahora toca ir al bar, esto es un infierno) puedo permitirme participar y puede que hasta cumpla los objetivos. Estos son mis objetivos para este maratón:
  • Avanzar (o incluso terminar) mi novela romántica. La historia está en una parte complicada, así que no está claro si la lograré acabar para esta maratón
  • Avanzar (o incluso terminar) con la segunda parte de Diltania. Para el que no lo sepa, la primera parte Diltania: El legado de Aliene, es una novela de fantasía que terminé hace cosa de un año y que sigue en el cajón porque me da pereza ir hasta Madrid para registrarlo en la propiedad intelectual y luego ir hasta el tío de las fotocopias y a correos para mandarlo a las editoriales. A ver si este verano me encuentro con ganas un día...
  • Seguir con la segunda entrada y posteriores de la segunda parte de Atrapada en otra dimensión, que se titulará Viajera interdimensional 2: Viajera interdimensional (qué original, Déborah...)
  • Como siempre, intentaré hacer todos los días un microrrelato para amenizaros la entrada de seguimiento de la maratón.
  • Hacer algún relato para algún concurso. Hace mucho que no mando nada a ningún sitio, y me temo que es por pura pereza también. Con tan poco tiempo libre, a una no le apetece andar buscando concursos literarios por la red...
Y no me enrollo más, porque si no no empiezo y esta tarde he quedado.

jueves, 5 de julio de 2012

Relato: Sequía

  Nuevo proyecto de Comienza una historia, esta vez en base a un corto: La maison en petit cubes (Tsumiki no ie), de Kunio Katō. No he tenido mucho tiempo y ha salido una cosa un poco rara y muy corta, pero bueno... Las musas no siempre acompañan.

Sequía

Según la inundación iba remitiendo, la ciudad comenzó a aparecer entre las aguas y la gente de las balsas decidió que era hora de regresar cuando quedaba poco para que se viera el suelo. Había pocos edificios que hubieran llegado a ser lo bastante altos como para que sus habitantes pudieran vivir en ellos, e incluso esos habían estado a punto de desaparecer cuando la inundación había llegado a su punto álgido. Ahora parecían enormes monumentos, y la gente de las balsas había decidido respetarlos, en honor a aquellos que los construyeron. Pero los niños sentían una gran atracción por esos edificios y un pequeño grupo de ellos decidió subir al más alto de todos. Tardaron varias horas en llegar a la cúspide, esperando encontrar algo impresionante, pero solo encontraron una estancia llena de recuerdos y un esqueleto sentado frente a una mesa con dos copas vacías.