PINCHA PARA SABER DE QUÉ VAN. Para más información visita la Web oficial de Déborah.
Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

sábado, 26 de abril de 2014

Relato: El legado del troll

Otro proyecto más de Adictos a la escritura. Este consistía en hacer un relato basado en un personaje concreto y yo he elegido:
Gálivich: un troll que vive debajo de un puente.
La verdad es que, para variar, le quería dar la vuelta a la idea del troll que vive bajo un puente. Y no sé por qué me da que me he visto influenciada por la biografía de Steve Jobs, que es lo que me estaba leyendo en el momento de escribir este relato, en lo que se refiere a las ideas sobre innovación... Yo creo que no quedó mal pero... juzgad por vosotros mismos ^^.

El legado del troll

Gálivich no era un troll como los demás. Tenía una visión de los negocios totalmente contraria a la de sus congéneres, que apostaban por las tradicionales amenazas a los transeúntes de sus puentes, por comerse a los que no le pagaban la cuota correspondiente y por guardar ese dinero en el banco de los leprechaum nada más llegaba a sus manos.
Gálivich se había dado cuenta tiempo atrás de que los viajeros estaban cada vez más hartos y que últimamente no era raro que llegaran a los puentes armados, dispuestos a luchar contra los trolls para no pagar con oro o con su vida. Así que había apostado por ser amable, pedirles una tasa en función de su clase social para que todos pudieran pagar fácilmente, dejar el paso gratis a los bardos para que corrieran la voz e invertir los beneficios en hacer mejoras en el puente y en la calzada que conducía a él. 
Cuando su puente se había ido haciendo más popular y transitado, incluso había permitido a un par de humanos levantar una posada justo al lado a cambio de que le llevaran la cena todos los días. Era, desde luego, más cómodo y delicioso que tener que matar algún hombre o bestia y comérselo crudo.
Pero sus semejantes no lo veían así, y cuando sus habituales transeúntes comenzaron a cambiar su ruta para pasar por el puente de Gálivich en vez de los suyos (algo evidente, dado que era más barato, y además podían recuperar el tiempo perdido gracias a una calzada lisa, en la que los carros no se quedaban atascados) fueron a verle para que volviera al antiguo sistema.
Gálivich ya sabía que su negativa iba a tener consecuencias. Lo que no imaginaba era que su innovación, que él consideraba imprescindible para la supervivencia de su raza a largo plazo, iba a tener como consecuencia la extinción de la misma en cuestión de un par de días. Porque cuando los trolls de todo el país decidieron unirse para ir a por el renegado, matarle, y destruir tanto su puente como la calzada y la posada que había en las inmediaciones, los humanos reaccionaron con gran rapidez.
Para cuando los trolls llegaron a su destino, Gálivich y sus posesiones estaban rodeados, protegidos por un auténtico ejército. Los monstruos no se amedrentaron, sabiendo que si se echaban atrás los humanos les perderían todo el respeto que les tenían. Así fue como, dos días después, los pocos trolls que quedaban se retiraron. Y los humanos se envalentoraron, les persiguieron y liberaron todos los puentes. Sólo dejaron que se quedara con el suyo Gálivich, ofreciéndole todos los documentos con los derechos de propiedad como si de un humano se tratase, aunque ni siquiera eso le sacó de la terrible tristeza por ser el responsable de la muerte de su gente, a pesar de sus buenas intenciones.
Esa es la razón por la que ya no hay trolls. Y la razón por la cual este puente, el único de pago que queda, se encuentre en la mejor ruta comercial del país. Gálivich murió de viejo hace mucho, pero dejó bien claro que quería que sus herederos, los humanos que levantaron la taberna junto a su puente, siguieran cobrando a los transeúntes e invirtiendo el dinero en mejorar tanto su estructura como sus accesos.
Nosotros, como herederos de sus herederos, debemos velar para que esta historia no se olvide. Porque si se olvida, los humanos quedaremos tan atrapados en las tradiciones como los trolls, combatiremos las innovaciones que podrían salvarnos y nos extinguiremos.

6 comentarios:

  1. O_O ¡Genial relato! Tiene una situación triste, que impotencia respecto a esa situación, Gálivich tenía unas ideas geniales y realmente que mal la pasó.
    ¡Un relato muy sentido! ¡Muy genial! ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Una historia diferente, yo también escribir sobre el troll. Me gusto tu relato, felicidades, aunque el final fue un tanto triste. saludos.

    ResponderEliminar
  3. Me esperaba que el que muriese fuese Gálivich. Pero ha tenido la suerte de contar con el apoyo de los humanos y los que han muerto han sido los otros trolls. Lo siento por Gálivich, podría haber salido a buscar a ver si quedaba algún troll,que no se dedicase al negocio de los puentes, en algún lugar , quizá hubiese encontrado alguno y hubiese muerto menos triste.

    Un abrazo
    Antonio V. García.

    ResponderEliminar
  4. Entretenido relato sobre un troll emprendedor que se supo adaptar a los tiempos. Muy imaginativo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. ¡Fantástico!
    Muy entretenido y original. Es incluso gracioso y triste al mismo tiempo. La frase del final es el remate perfecto. Muy bueno :)

    ResponderEliminar
  6. Hola:

    Vine a leer tu relato. Me gusto la propuesta de Troll amable. Muy buena...

    ResponderEliminar

¡Muchas gracias por visitarme y comentar! Espero que lo que publico te haya gustado pero, si no es así, por favor, ¡dímelo de forma constructiva! Tus comentarios me ayudarán a mejorar.