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martes, 10 de junio de 2014

Los tres cerditos van a Mordor

Hoy abro una libreta viejísima y me encuentro con algo escrito. Mi letra. Lo leo a ver qué es y, faltas de ortografía aparte, me descojono. Literalmente. No recuerdo cómo se me ocurrió, ni cuándo lo escribí... ni siquiera recordaba que ese relato existía. Pero Dios, tenía que compartirlo aquí (sin las faltas de ortografía). Es tan absurdamente genial...

Los tres cerditos van a Mordor
Érase que se era tres cerditos. Su padre, antes de morir, les dijo:
-Tomad esta camiseta del Prica y este anillo que te hace invisible que compré en el chollo.
Los tres cerditos, después de turnarse para hacer tonterías con el anillo, decidieron que irían a Mordor a decirle al fabricante que no se deben fabricar objetos tan peligrosos. El lobo Sauron, el creador de tan peculiar objeto, mandó a sus nueve matones a perseguir a los tres cerditos, pero éstos escaparon a Rivendel, una granja cercana. Les echaron a patadas de la granja, por supuesto, porque no querían problemas con Sauron.
Fueron después a Moria, una antigua granja de cerdos, pero ahora era un matadero. Había jamones colgando por todo el recinto y los cerdos corrieron y corrieron, pero apareció el Balrog, el hombre que mataba a los cerdos. Salieron por los pelos y continuaron su camino hasta Lothlorien, donde también les echaron.
Después de mucho camino llegaron a una ciénaga, pero allí vivía el ogro Shrek y quería preparar un banquete para la princesa Fiona. Escaparon otra vez y entraron por la puerta trasera del rascacielos de Mordor, donde estaba el fabricante. Pero había una diminuta araña que les asustó y llegó el lobo Sauron, que corrió detrás de ellos, pero le dejaron atrás. No acabaron ahí los problemas de los cerditos, porque un guardia de seguridad les detuvo entonces por correr en los pasillos, pero al final llegaron donde estaba el fabricante y el juguete se retiró del mercado.
Los tres cerditos, cumplida su misión, volvieron a su hogar, donde les tocó la bonoloto, que les dio para hacerse tres hermosas casitas: una de paja, una de madera y otra de piedra.
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