¡Vuelvo a necesitar que me digas palabras!

Esta es una entrada programada. Ahora mismo debo de estar en Japón, disfrutando de mi viaje soñado, pero cuando vuelva estaré a tope de energía y de creatividad, así que aprovecho para pediros unas cuantas palabras con las que hacer un relato. ¡Espero encontrarme muchas a mi vuelta!

Ya sabéis cómo va... Necesito tres consignas, cualquier palabra, que me daréis vosotros por comentario (por aquí, por facebook... lo mismo da).

Podéis dar hasta dos consignas por persona. Bueno, a veces admito tres.
Se elegirán las tres primeras que se digan. Puede que más, si me encajan. Y si se diera el extraño caso de que hubiera muchas palabras, haría dos relatos en vez de uno.
Se tendrán en cuenta sugerencias respecto a los nombres de personajes, pero eso dependerá del relato en cuestión (no es obligatorio).
A partir de todo eso, haré un microrrelato de no más de una página de word.

Así que... ¿qué palabras proponéis?

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Error por fausto, un microrrelato

Nuevo relato con una palabra olvidada. Esta vez elegí fausto, pero no el significado que conocía (lujo) sino el otro: feliz, afortunado.

Error por fausto

Palabra diseñada por @annademas.

Frank buscó la felicidad en todas partes y la encontró en los ojos negros de una esclava mulata. No obstante, los prejuicios de sus semejantes le impidieron disfrutar de esa felicidad y le obligaron a vivir su amor a escondidas. Por eso, cuando estalló la guerra, fue uno de los pocos sureños que se unieron al bando del norte y luchó contra los suyos.
Cuando los esclavistas fueron aplastados, no obstante, cometió un error fatal. A pesar del odio de sus vecinos, decidió permanecer en sus tierras junto a su antigua esclava, fausto y con la confianza de que los yankees le protegerían. Pero nadie pudo protegerlo del incendio provocado en su propiedad y, cuando él y su amada se vieron atrapados por las llamas, solo pudo esperar que ambos irían a un lugar donde pudieran amarse sin miedo.

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Alta velocidad, un relato corto

Este es el relato del último reto story cubes, podéis verme tirar los dados en directo aquí:

Alta velocidad

Berto esperaba con impaciencia su viaje a Japón, país con el que llevaba años obsesionado, y se llevó un enorme chasco cuando Noemí, su compañera en esa aventura, se rompió una pierna al bajar las escaleras del sótano y le dijo que quería anular el viaje. Berto no quería renunciar a ir, pero no tenía valor para viajar solo, de modo que intentó convencer a su hermano Toño para que le acompañara. No obstante, este era un obseso de los coches de carreras y había reservado una experiencia para conducir un carísimo coche de marca a toda velocidad en las fechas previstas. Aun así, Berto insistió, suplicó e intentó chantajearle de mil maneras hasta que dio con las palabras correctas:
-Montaremos en un tren bala.
De pronto, el rostro de su hermano se iluminó:
-¿El que va a seiscientos kilómetros por hora?
-Ese mismo -contestó Berto. No había previsto esa atracción, pero con tal de hacer el viaje acompañado estaba dispuesto a modificar un poco su itinerario.
Por supuesto, Toño aceptó encantado. Eso sí, a Berto le tocó modificar todo el circuito para incluir trenes de alta velocidad en los desplazamientos.

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En mis manos: III antología RA

Como sabéis, este fin de semana fue el encuentro RA. En este evento se hace una antología con algunos de los autores asistentes y en ella hay un relato de mi autoría: Un viaje inesperado.

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De hogaño a antaño, un relato

Nuevo relato con palabras olvidadas, en este caso, Hogaño (significado: En la época actual) y Antaño (significado: En un tiempo pasado).

De hogaño a antaño

Palabras diseñadas por @josep.tb y @brunospagnuolo

Todos sus amigos se habían hecho un tatuaje relacionado con cosas orientales y Kevin no quería ser menos, así que suplicó, y suplicó, hasta que su abuela se dio por vencida:

-¡Pero solo uno pequeño y solo si lo pagas tú! -dijo tras aceptar-. No pienso gastar dinero en estropearte la piel, y menos por algo que va a pasar de hogaño a antaño en menos de un suspiro.
Kevin ahorró con paciencia y se hizo un kanji en el brazo una semana antes de que su amigo Pablo apareciera con una realista calavera en el brazo, lo cual puso de moda las calaveras tatuadas.
De nuevo, Kevin suplicó y suplicó a su abuela para que le dejara tatuarse una pequeña calavera encima del kanji, que ya no le gustaba tanto, hasta conseguir una respuesta similar a la de la otra vez.
Así pues, el chico ahorró con paciencia y se hizo una calavera cuyo ojo negro tapaba el kanji.
Pudo fardar de ella apenas un mes, ya que entonces apareció Juanjo con una serpiente alada tatuada. Pronto, todos sus amigos comenzaron a aparecer con animales fantásticos cada vez más espectaculares tatuados y Kevin, tras volver a pasar por el proceso de convencer a su abuela, comenzó a ahorrar para imitarles. Sin embargo, cuando vio su brazo cubierto por el esbozo previo del tatuador, con un horrible dragón encima de la calavera que tapaba el kanji, Kevin pensó en lo poco que le gustaban los dragones, y las calaveras, así que pidió perdón por las molestias, abandonó la tienda de tatuajes y comenzó a ahorrar... para quitarse con láser ese estúpido tatuaje, prometiéndose a sí mismo que no volvería a seguir una absurda moda de sus amigos.

  

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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

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