miércoles, 11 de septiembre de 2019

Relato corto: Decepción

Otra vez he lanzado los dados (¡me encanta tener dados nuevos!) y he hecho un relato corto a partir de los resultados.

Decepción

dados con los que me inspiré para hacer el relato corto
«Es la noche perfecta para cometer un asesinato», pensó, mientras acababa de preparar el guiso. Hacía meses que vivía con él, pero no había descubierto dónde guardaba las llaves del baúl hasta esa mañana. Porque el baúl era el único lugar donde podía estar lo que buscaba: un colgante que llevaba engarzada una poderosa gema con la que sería invencible. Desde luego, había registrado todos los demás rincones de la casa sin éxito y ese era el único que le quedaba por mirar, así que por lógica debía estar ahí.
Sabía que intentar matarle con magia era una invitación al fracaso; aunque le pillara desprevenido, era demasiado poderoso. Así pues, decidió usar un método más prosaico: matarle con un guiso de setas mágicas venenosas.
Él llegó, como cada día, cansado, pero aun así le dio un beso en la mejilla y le preguntó qué tal el día. En el fondo, le daba pena matarle, era un buen tipo, pero deseaba la gema y, si se la robaba sin más, él no tardaría en recuperarla. Así pues, puso en su sitio el revuelto de huevos con setas venenosas sin ningún remordimiento y acabó de poner la mesa con total normalidad.
Él se lo comió todo, pero no se evidenciaron los síntomas de envenenamiento, aunque su proveedor le había asegurado que el efecto era casi inmediato. Justo cuando empezaba a pensar que su plan había fallado, ella misma comenzó a sentir que se ahogaba.
-¿De veras pensabas que no me había dado cuenta de que habías registrado mi casa e intentado forzar la cerradura del baúl? -dijo él, con tristeza-. Esta mañana, cuando has visto la llave, tu mirada era tan transparente que ni siquiera he tenido que hacer un hechizo sobre la comida para saber que estaba envenenada. Tenía la esperanza de que no fuera así, de modo que cambié los platos. Qué decepción.
Ella intentó decirle que lo sentía, pedirle que la perdonara, pero las setas ya la estaban consumiendo. Lo último que vio antes de morir fue al hombre al que había intentado traicionar sacando de su bolsillo el anhelado colgante y mirándolo con infinita tristeza.

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