martes, 3 de marzo de 2020

El aprendiz, un relato de fantasía

No le gustaba tener aprendices. Era un fastidio, y perdía demasiado tiempo de sus entrenamientos en explicarles cómo hacer las cosas. Para colmo, el que la habían asignado era especialmente torpe y cogía la espada como si le diera miedo cortarse con ella. Tenía que librarse de él cuanto antes o acabaría por ponerla en ridículo, así que decidió tenderle unas cuantas trampas, para que sufriera un accidente y ya no pudiera seguir entrenando con ella. 
Pronto se dio cuenta de un detalle: su torpeza llevaba aparejada una suerte prodigiosa. Un tropezón con sus propios pies le hizo dar una zancada más larga de lo normal, haciendo que evitara el hilo  con el que pensaba enredarle las piernas para que cayera por las escaleras. La espada se le cayó en medio de la armería antes de guardarla en el armario, asustando a la serpiente que esperaba a que lo abriera para morderle. Se equivocó de bote para limpiar la armadura, por lo que acabó usando aceite en vez del ácido que había metido en el bote correcto. Y un sinfín de contratiempos más.
Al principio, por supuesto, se sintió furiosa. Luego, se lo pensó mejor. Un guerrero besado por la Suerte era una buena baza. Si conseguía pulir su torpeza con la espada hasta un nivel aceptable, sería invencible. Así pues, dejó de poner trampas al chico y empezó a tomarse su entrenamiento en serio. Su torpeza desapareció poco a poco, y también su suerte... pero, con ella de maestra, consiguió suficiente destreza para pasar sin ella. 

https://deborahfmunoz.com/mis-obras/ 

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