martes, 11 de julio de 2023

Viaje a Chequia: Karlovy Vary

El cuarto día en la República Checa madrugué para visitar Karlovy Vary. A la del hotel se le había olvidado mi bolsita de desayuno, por suerte tenía magdalenas y pude comer una de camino al punto de encuentro, donde volví a coincidir con algunas personas de tours previos.
Karlovy Vary es una ciudad balneario de estilo decimonónico debido a que un incendio en esa época lo arrasó todo. Los balnearios estaban a lo largo de todo el río y la verdad es que todos los edificios son preciosos. Hay algunos más espectaculares, por supuesto, pero en general es muy agradable pasear por allí.
Además, los lugares que alojan las fuentes tienen una arquitectura propia y especial, utilizando muy distintos materiales y consiguiendo un estilo muy característico. Cada fuente tiene la temperatura a la que sale el agua y lo que hay que beber es el agua del fondo y se necesita una jarrita especial cuya asa es en realidad una especie de pajita (se venden por todas partes). 
Karlovy Vary: vista del paseo / columna de la peste y uno de los edificios que albergan las fuentes (derecha)
Karlovy Vary: vista del paseo / columna de la peste y uno de los edificios que albergan las fuentes (derecha)
También hay un géiser natural dentro de un edificio un poco soso, y con la tierra que suelta el agua se hacen souvenires petrificados con distintos objetos.
La ciudad tiene mucha historia y ha sido frecuentada por todo tipo de personajes famosos, ya que la República Checa, antigua Bohemia, formaba parte del Imperio austrohúngaro y personajes como Beethoven, Froid, la propia emperatriz Sissi y Francisco José (y la suegra, por lo que Sissi se alojaba en otro lugar)… visitaron esta ciudad balneario. Además de muchos actores, ya que los interiores de muchos de los balnearios son ideales para rodajes varios.
En general, en la zona más turística lo que se vende son cosas de lujo, aunque hay algunas excepciones. La verdad, la única objeción que tengo que hacerle a la ciudad es que no hay ni un solo baño público y me cobraron un euro para hacer pis.
La vuelta fue tranquila y llegamos bastante tarde a la ciudad, así que poco más podía visitar por ese de día, así que me dediqué a comprar los souvenirs de turno porque al día siguiente me marchaba, y regresé al hotel prontito para hacer la maleta.
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