sábado, 11 de marzo de 2017

Viaje a Japón: Día 5 (Magome, Tsumago y Takayama, experiencia en Onsen, Kabuki...)

Días anteriores del viaje a Japón

Día 1: Vuelos y Osaka
Día 2: Osaka, Nara y Kioto
Día 3: Kioto y maico plan
Día 4: Kioto y Gion Corner

El tren bala

Tocó madrugar porque teníamos que coger el tren bala, que requiere muchísima organización porque apenas se queda en la estación un minuto y poco, y tiene que entrar muchísima gente. Se disculparon hace un tiempo porque su media de retrasos era de unos 30 segundos, con eso lo digo todo (tomen nota, responsables del transporte público madrileño).
Fue un trayecto cortito y la sensación es como de estar en un tren normal, solo que todo pasa algo más rápido.

Magome y Tsumago

Magome
Magome
Tras el trayecto en tren bala, nos metimos en el bus (muchas horas de bus, por suerte nuestro genial guía nos entretuvo hablando de la geografía de Japón, los terremotos y tsunamis, el sistema escolar nipón...) y nos encaminamos hasta los pueblos feudales, antiguas zonas de paso de los samuráis que tenían obligación de ir a servir al shogun año sí, año no.
La primera parada fue Magome, un pueblo con un paisaje espectacular y una larga cuesta que descendimos hasta donde nos esperaba el autobús.
Luego fuimos a Tsumago, que es más auténtico y donde, además de visitar su calle más emblemática, pudimos ver un antiguo anexo a una posada japonesa (waki honjin Okuya). Estuvo genial porque está conservada tal cual pues, al ser un anexo de la taberna y dedicarse también al sake, sobrevivieron cuando se acabó la época de los samuráis. Dentro nos contaron cómo vivían y muchas cosas más. 


De camino al autobús nos compramos un oyaki, bollito relleno de crema de nueces (había varios rellenos pero este nos lo recomendó el de la tienda), y estaba bastante rico.

De compras en Takayama 

Takayama
Takayama
Tomamos una comida bastante completa en el autobús de camino a Takayama y una vez allí nos fuimos de tiendas por una larga calle que tenía todo tipo de cosas que llamaban la atención, incluida una tienda dedicada por completo a los conejos. Milagrosamente, encontré la muñeca de madera que quería en versión barata y pequeña.
Además, como las yukatas estaban bastante baratas, decidí comprarla allí (también cayó un gorro) junto con su obi, lo que fue todo un acierto porque luego, cuando nos fuimos a cenar, era obligatorio llevarlo y no teníamos que ponernos el del hotel, que era bastante soso.

Experiencia en el Onsen y cena japonesa

Con mi yukata
Con mi yukata
Antes de cenar disfruté en el onsen del maravilloso jacuzzi de aguas termales que tiene el hotel. Eso también es una experiencia interesante porque, además de tener su ritual, que seguimos al pie de la letra, se bañan en público completamente desnudos (en baños separados, por supuesto) y resulta un poco vergonzoso al principio, pero luego te relajas y está muy bien.
La cena japonesa fue todo un espectáculo; tenían un poco de todo, incluso algunas cosas como bambú o sopa de miso que nunca había probado pero que me han encantado. Algunos alimentos se cocinaban directamente en el plato. Además, el hecho de ir todos vestidos con yukatas le daba un ambiente bastante interesante.

Espectáculo kabuki

Escena del espectáculo kabuki
Escena del espectáculo kabuki
Después de la cena llegó una maravillosa sorpresa: en el hotel había un espectáculo de Kabuki, una cosa que siempre querido ver pero que ya daba por perdida dado que se salía bastante de mi presupuesto. Fue una representación amateur pero muy divertida en la que los actores hablaron de lo genial que es la región y resultó todo muy participativo (daban monedas y papeles para envolver y lanzarlas a los actores, teníamos que gritar en ciertos momentos...), así que quedé de lo más satisfecha.


Días siguientes del viaje a Japón

Día 6: Shirakawago 
Día 7: Monte Fugi y Tokio

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