sábado, 19 de octubre de 2019

Viaje a Rumanía: castillos de Bran y de Peles (día 7)


En el último día tocaban castillos, que eran básicamente la razón por la que elegí Rumanía como destino. Así que era el que más me ilusionaba (y debo decir que no me decepcionó).

Castillo de Bran

Empezamos con un madrugón para ir al Castillo de Bran, más conocido como el Castillo de Drácula, que, paradójicamente, nunca fue de Vlad Tepes (eso sí, lo asedió y se cree que fue encarcelado allí). Menos mal que fuimos prontísimo, porque se forman unas colas de impresión y no nos encontramos con demasiada gente. El castillo es bonito por dentro y por fuera, fue restaurado por la reina María como residencia y se ve bastante sobrio. Eso sí, está supermasificado y es pequeño, así que agobia un poco, incluso estando pronto.
Después de la visita nos dejaron a nuestro aire y, como mi sentido de la orientación es nulo, costó llegar hasta donde estaba el autobús. Hay un mercadillo bastante grande repleto de souvenirs y se nota que es una zona que empieza a estar sobre-explotada turísticamente, incluso tenían una especie de túnel del terror en una galería.
Viaje a Rumanía: castillos de Bran y Peles
Viaje a Rumanía: castillos de Bran (1 y 2) y Peles

Castillo de Peles en Sinaia

Después teníamos la visita al castillo Peles, pero antes tuvimos que tragarnos otras tres horas y media de atasco. Tardamos tanto que tuvimos que hacer la comida antes que la visita al castillo, aunque el programa era al revés. Por fin llegamos a Sinaia, que es una ciudad preciosa. Me hubiera gustado pasearme por ella con tranquilidad, porque las casas son bien bonitas.

Sobre el restaurante Casa Iris

Comimos queso empanado, pollo con patatas, helado de chocolate y vainilla. Era todo bastante mediocre, pero no estaba mal.

El Castillo de Peles

Finalmente, llegamos al preciosísimo tanto por dentro como por fuera Castillo de Peles. Una auténtica maravilla de la que solo pudimos ver el primer piso, con una decoración en madera y con vidrieras espléndida. No tiene mucha historia, porque es relativamente reciente y nunca tuvo uso militar, pero me dio igual. Y el rey Carlos I lo construyó con dinero de su bolsillo, lo que dice mucho de él. Además, como curiosidad, fue el primer castillo en tener calefacción central, electricidad y ascensor, estación telefónica, alcantarillado y ¡hasta un aspirador central que sigue funcionando! Además, se salvó de la mareada redecoradora de Elena Chauchesco gracias a que la mintieron diciendo que tenía carcoma.
Consejos para viajar a Rumanía (11): El castillo de Peles: para hacer fotos por dentro tienes que pagar bastante. Puede parecer un poco exagerado, pero en este caso diría que merece la pena, siempre que vayas con calma. Además, no hay libros oficiales del interior.

Vuelta a Bucarest, vuelta a casa

De ahí ya fuimos a Bucarest, aunque no pudimos hacer nada más que subir al hotel y ducharnos antes de cenar. Y al día siguiente el madrugón era criminal (cuatro y media de la mañana, lo que hacían las tres y media de España), así que solo podía hacer mis últimas compras en Carturesti Carusel e irme a dormir. Vamos, que lo que es de la ciudad, no pudimos disfrutar casi, porque llegamos tarde los dos días que podríamos haber tenido algo de tiempo libre.

Sobre la Posada Manuc:

Esta posada tradicional tuvo, la noche en que estuvimos, un espectáculo folclórico con música y bailes típicos de Rumanía (la música estaba desagradablemente alta en algunos momentos). Comimos una degustación de platos tradicionales rumanos como pisto, puré de berenjenas y algo parecido al hummus, carnes a la brasa y tarta de chocolate y cereza. Todo bastante rico.



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