martes, 23 de junio de 2020

El inmortal, un relato

Hoy toca seguir la consigna "Cuenta un relato en el que la magia tenga un papel importante". Y ahí va:

Inmortal

Estaba harto de su inmortalidad, solo quería morirse y acabar con todo de una vez. Pero no había manera: las heridas le sanaban de inmediato, el veneno no le hacía efecto y ningún conjuro podía anular su estado. Hacía siglos que ni siquiera se molestaba en intentarlo hasta que, en un mercadillo de esas odiosas ciudades modernas, se topó con el manuscrito. Y en el manuscrito hablaba de la magia perdida y daba la fecha exacta en que dejó de estar disponible: el mismo día en que él hizo el conjuro para ser inmortal
Se maldijo a sí mismo por no haber caído en ese detalle mucho antes. Por desgracia, los primeros siglos en los que disfrutó de su inmortalidad estaba demasiado eufórico por su nueva condición para percatarse de nada que no fueran sus propios placeres terrenales. Y él había seguido usando sus poderes como si nada. No se había preocupado por otra cosa que no fuera él mismo hasta que ya lo había experimentado todo y empezó a aburrirse de todos los vicios. Para entonces, la magia había desaparecido hacía siglos. Y él, como un tonto, había pensado que no había perdido la suya gracias a su condición de inmortal.
Había estado ciego. La razón por la que podía seguir haciendo magia en un mundo que no la tenía era porque para desafiar a la naturaleza y ser inmortal necesitaba absorber mucha. Toda la del mundo, de hecho. Si se libraba de ese poder, se libraría de su inmortalidad.
Fue fácil, una vez supo el origen del problema. El poder salió de él como un chorro y por fin pudo morir. Se apresuró a hacerlo; por eso nunca supo el caos que generó en el mundo moderno el regreso de la magia. Pero eso es otra historia.

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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

martes, 16 de junio de 2020

El pelotazo, un relato de amor

Nuevo lanzamiento de dados para hacer un relato corto...

El pelotazo

dados con los que hice el relato corto romántico El pelotazo
El lugar que había elegido Elixe para su tarde de relax tenía un enorme árbol en el que apoyarse y unas maravillosas vistas al lago repleto de patos. Era el sitio idóneo para desconectar de una semana dura, y el olor a verde era tan intenso que casi podía imaginarse de vuelta en su casa, a la que no podía volver hasta que le concedieran vacaciones y le quedara algo de dinero para el viaje. Dos factores que no solían coincidir, motivo por el cual tenía tanta morriña, pero siempre le quedaba imaginárselo. Lo primero que haría cuando volviera a casa sería ir a recoger setas con sus padres y luego su padre las cocinaría con ese toque tan especial que tenía. Luego, visitaría a sus amigas y harían una fiesta de las...
Un pelotazo en la cabeza la sacó de golpe de su ensueño. Desconcertada, se dio cuenta de que la orilla del lago se había convertido de repente en un campo de fútbol improvisado y de que los dos niños responsables del chichón en ciernes corrían hacia ella para ver si estaba bien. Antes que ellos, la alcanzó el adulto que los tenía a su cuidado, que interrumpió la bronca que les estaba gritando para preguntar:
-¿Estás bien? Mira que les he dicho a mis sobrinos que tuvieran cuidado de no molestar a nadie, pero ha sido decirlo y ver cómo te estampaban el balón en la cara.
Elixe iba a ladrarle alguna bordería cuando alzó la vista y se encontró con unos ojos tan azules como el mar que se veía desde los acantilados de su hogar. Se quedó sin palabras y eso ahondó la preocupación del joven, al que tranquilizó en cuanto pudo reaccionar. El golpe, en el fondo, no había sido nada, pero fue la excusa perfecta para que comenzaran a charlar mientras los niños descargaban su energía a balonazos.
Meses después, bajo ese mismo árbol, ultimaban los detalles del viaje al pueblo de Elixe, donde irían a coger setas con sus padres... que por fin conocerían al prometido de su hija, del que tanto habían oído hablar.

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martes, 9 de junio de 2020

No me da la gana, un relato de fantasía

Hoy me toca hacer un relato que tenga las consignas "Angeles/demonios", "Combustible" y "un cangrejo". Con estas palabras, no podéis esperar que salga un relato normalito. Aunque aparecen varios cangrejos. Ahí lo dejo...

No me da la gana

Érase una vez una elegida de los ángeles para vencer en la batalla contra el mal. Pero ella no estaba por la labor y, cuando los siervos del bien le anunciaron su destino, ella les contestó:
-Eso será si a mí me da la gana.
Los ángeles no podían creerse que su elegida estuviera tan poco entusiasmada con la idea de hacer el bien, pero ya no había vuelta atrás y tenían que reconducirla por el buen camino. Tanta atención sobre una mortal puso en guardia a los demonios, que decidieron que, dado que no quería ser la elegida de los ángeles, sería la suya. No obstante, cuando se presentaron en su casa para anunciarle su nuevo destino, ella les contestó:
-Eso será si a mí me da la gana.
A partir de entonces, ambas facciones pusieron en ella toda su atención para llevarla a su terreno. Los ángeles le mostraban cómo sería para todos el mundo si ella aceptaba convertirse en su elegida haciendo que ocurrieran cosas buenas a su alrededor, como cuando se le acabó la gasolina y un joven que pasaba por ahí, con una bondad inspirada por un ángel, compartió con ella su combustible. En cuanto a los demonios, cuando vieron que las amenazas no surtían efecto, intentaron tentarla con todo tipo de sobornos, desde un banquete de cangrejos, su plato favorito, hasta varios sorteos amañados que le tocaron. Pero siempre que le pedían, unos y otros, que se uniera a su bando, ella respondía:
-No me da la gana.
Y es que la joven tenía un secreto. Porque otra facción ya se había puesto en contacto con ella, una que quería una única cosa: que ángeles y demonios dejaran de interferir en los asuntos de los humanos. Así, la obsesión de las criaturas por atraerla a su bando les hizo perder de vista su naturaleza. Con cada "no me da la gana unirme a tu bando", ángeles y demonios fueron acortando distancias. Los ángeles, desesperados, empezaron a amenazarla y a tentarla con sobornos disfrazados de milagros, mientras que los demonios comenzaron a hacer pequeños milagros para ella, como curar a un amigo suyo que tenía un cáncer incurable.
Finalmente, llegó un momento en el que era imposible distinguir a ángeles de demonios y todos acabaron por perder su esencia. El resto era inevitable: un mundo en el que los humanos podían vivir sin intervenciones sobrenaturales.

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