martes, 15 de septiembre de 2020

Relato histórico: Una huella pequeña pero imborrable

Hoy el reto era este: Infórmate bien sobre un suceso revolucionario feminista y basa tu relato en ello. No quería caer en los tópicos de sufragistas y de mujeres que lucharon por los derechos femeninos, aunque son dignas de elogio, así que he buceado un poco más. Y he encontrado muchas mujeres que fueron importante en diversas revoluciones, que demostraron que sin nosotras no se habrían podido conseguir muchas cosas... y que tristemente cayeron en el olvido. La Compañía de Santa Bárbara fue uno de esos grupos.

Una huella pequeña pero imborrable

La guerra había acabado, por fin habían aplastado a los franceses. Y ellas miraban al futuro con optimismo. Habían demostrado su valor en incontables ocasiones, y no solo manteniendo el suministro bajo el fuego enemigo, auxiliando a los heridos o evacuando el hospital. Habían peleado como hombres, incluso tenían su propia estructura militar y, si no hubiera sido por ellas, la ciudad de Girona habría caído.
El día en que algunas integrantes de la Compañía recibieron premios en homenaje a su honor y al valor mostrado, muchas lloraron de emoción, al igual que cuando anunciaron que harían un monumento en su honor en la Iglesia de San Félix. Pero el monumento nunca llegaba y el rey tenía otros planes para el país. Unos planes en los que no tenía cabida ninguno de los avances que había traído la revolución: había que volver a la normalidad, y en la normalidad el lugar de las mujeres estaba en casa.
Ellas no tuvieron más remedio que aceptarlo, como tuvieron que aceptarlo los que habían apoyado la Constitución, que ya era poco más que papel mojado. Las cosas se ponían feas, así que pensaron en sus familias, guardaron sus cintas rojas y convirtieron los recuerdos de su pasado luchador en historias para contar a sus hijos y a sus nietos. 
Cuando la última de ellas dio su último suspiro, se fue con el pensamiento de que su lucha había sido en vano. Todo se había olvidado. Ni siquiera se había hecho todavía ese monumento en su honor que tanto habían esperado.
Pero sus nietas sí que verían cómo su valor dejó una pequeña huella que no pudo ser borrada del todo; la huella del uno de los primeros de muchos pequeños pasos que aún hoy se siguen dando en busca de la igualdad.

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