jueves, 29 de septiembre de 2022

Viaje a Bélgica: Gante y Brujas

El viaje a Bélgica en días anteriores... 

Viaje a Bélgica: Bruselas   

Gante

Tocaba desplazarse y el día se cubrió con dos ciudades rivales: Gante y Brujas. Las dos competían a nivel comercial hace siglos, aunque Gante ganó la carrera y eso se nota en la ciudad. 
Es un auténtica joya, con edificios repletos de decoración, castillo, catedral y todo tipo de edificios civiles muy elaborados. La vimos bastante rápido con el guía, pero luego por fin nos dieron tiempo libre de verdad para volver y disfrutar de los sitios que más nos habían gustado o explorar otros nuevos. 
Castillo de los Condes de Flandes y Vista de la ciudad
Castillo de los Condes de Flandes y Vista de la ciudad
Vimos, entre otras cosas, la plaza de la catedral; el ayuntamiento; los Muelles Graslei y Korenlei, donde hay varias casas de gremios; el Puente de San Miguel, con unas grandes vistas; el Castillo de los Condes de Flandes; la torre Belfort...
También entré, por supuesto, en la Catedral de San Bavón, con un interior impresionante. Esta vez, el púlpito era de mármol y madera, aunque igualmente muy trabajado. 

Brujas

Después tocaba irse a Brujas, un cambio completó de aires porque es una ciudad medieval y ha conservado esa esencia. Primero dejamos las cosas en el hotel y luego dimos una vuelta por la ciudad, empezando por la Plaza de Jan Van Eyck y la Grote Markt (Plaza Mayor), donde comimos, y pasando por muelles típicos como el del Rosario. Brujas tiene, entre otras cosas, la Catedral de San Salvador, a la que se podía entrar gratis y que me pareció preciosa; la Iglesia de Nuestra Señora, que tiene una escultura de Miguel Ángel pero a la que entré solo en la parte gratuita; y una infinidad de museos variados que van desde la historia hasta las patatas fritas. 
Uno de los canales y la plaza Mayor de Brujas
Uno de los canales y la plaza Mayor de Brujas
Había una excursión opcional por los canales, pero me echó para atrás ver lo petadas que estaban las barquitas, el mal olor del agua y la duración/precio, así que paseé por la ciudad a mi aire, ya que tiene mucho que ver y es muy agradable una vez que se van los turistas, a eso de las 16-17 horas. Luego, tras una visita a una tienda de chocolate, vi el Beaterio, construido por la condesa de flandes en 1245 y en el que hoy se alojan monjas benedictinas. Se respiraba paz.
Volví a la Plaza Mayor para la cena y a la salida nos sorprendió un concierto de Carillón, que duró cosa de una hora. Después, tras un último paseo por los puntos importantes iluminados, llegó la hora de descansar.
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