miércoles, 3 de mayo de 2023

Escapada a Chinchón

Ya comenté, cuando fui al carnaval medieval de Chinchón, que me había quedado con la espinita de verlo más detenidamente y sin tanta decoración temática. Al final, no pudimos hacer un tour (la persona que se encargó de organizar la escapada no cayó en que estaría a tope de domingueros), pero sí que vimos todo con calma.
Nuestra primera parada, tras el desayuno de rigor en la Plaza Mayor de Chinchón, que es espectacular, fue en el museo etnográfico, donde hay toda una parte dedicada a la elaboración del famoso anís de Chinchón, así como aperos de labranza y comercio, vestidos tradicionales y una parte dedicada a la vida cotidiana donde podemos ver estancias de la casa, telares, documentos de todo tipo...
Plaza Mayor y vistas de chinchón desde la iglesia
Plaza Mayor y vistas de Chinchón desde la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
 Luego, visitamos la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, poco reseñable por dentro más allá del Goya que hay en el altar mayor, hecho por el famoso artista a petición de su hermano, que era capellán de allí. Justo al lado está la Torre del Reloj ("Chinchón tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre"), el Teatro Lope de Vega, el monumento homenaje a José Sacristán y el busto de la Condesa de Chinchón.
Cerca, según el mapa, había otra ermita: la ermita de la Cueva. Cuesta encontrarlo, porque no es un edificio al que se pueda entrar, sino que es un pequeño recoveco en el edificio de una panadería. Y llegamos a otra ermita, también cerrada, antes de buscar un sitio donde comer. 
Tuvimos suerte y encontramos mesa en el Mesón Quiñones, donde también están las Cuevas del Murciélago, un subterráneo donde guardaban el vino y que conserva los recipientes antiguos. No comimos mal, y desde luego recuperamos fuerzas para lo que nos quedaba por ver.
Pasamos entonces por la Ermita de San Roque de camino al convento de las Hermanas Clarisas, famoso por sus rosquillas, del que nos llevamos varias cajas. Solo se puede acceder a la parte donde se venden, sin que esté abierto a visitas. Después, subimos hasta el castillo de los Condes, que está cerrado y medio en ruinas, pero desde el que se ven unas espectaculares vistas del pueblo. Solo nos faltó una visita al Parador, pero ya se hacía tarde y finalmente nos fuimos sin verlo.
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