miércoles, 22 de mayo de 2024

Viaje a Austria: Hallstatt

El viaje otros días:
Bratislava

El día de la excursión a Hallstatt el madrugón fue grande. Está a más de tres horas de Viena y es una paliza. No obstante, debo decir que por el paisaje y por el mismo pueblo merece mucho la pena. Eso sí, ahí sí que es todo carísimo, así que prepara la cartera. El supermercado, muy desabastecido, puedes encontrarlo cerrado.
Tuvimos muchas explicaciones previas a la llegada al pueblo y en la visita guiada. Hallstatt tiene una gran tradición, ya que desde la prehistoria hubo un asentamiento para extraer sal, aunque ahora por supuesto viven del turismo. 
Panorámicas de Hallstatt
El pueblo en sí es una calle principal y algunas secundarias que van en altura. Tiene una iglesia católica y una iglesia protestante, además de un funicular que te permite llegar hasta arriba de la montaña y tirar buenas fotos. No obstante, este último no lo llegué a coger porque hubiera ido muy justa en el tiempo libre que teníamos. Tampoco llegué a entrar en el museo por los mismos motivos, y la visita a la mina de sal estaba descartada desde el primer momento porque habría requerido más de tres horas.
Dimos un paseo y luego nos subieron en el barco para admirarlo desde el lago. Después, tuvimos tiempo libre y, aunque no estaba abierto lo que quería visitar, la zona del cementerio donde pintan las calaveras de los familiares, cubrí fácilmente dos horas entre buscar algo de comer y pasear.
La verdad es que el paisaje y el pueblo son espectaculares, así que agrada la vista simplemente quedarse sentado en un lugar tranquilo, aunque ya hayas visto todo lo que hay que ver. 
*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*
¿No quieres perderte más entradas como esta?
Entra en deborahfmunoz.com para leer más relatos, viajes y contenido cultural

miércoles, 8 de mayo de 2024

Escapada a Eslovaquia: Bratislava

El viaje otros días (Austria):

El segundo día en Austria... ¡me fui de Austria! La visita a Bratislava (Eslovaquia), que está a poco más de una hora de Viena, es casi obligada (mucho más cercana que otras excursiones al resto del país). Es una ciudad muy accesible y bonita, que se ve fácilmente, al menos en su centro histórico, en un día. 
Llegamos en autobús a media mañana e hicimos un pequeño tour por la ciudad con una guía. Era un poco complicado moverse porque había una maratón justo por el centro histórico, pero luego me dio tiempo a verlo todo otra vez, más tranquilamente. 
Empezamos en la columna de la peste, y paseamos por el centro para ver la catedral donde se coronaban los reyes húngaros, varios palacios, el Ayuntamiento y el Cumil, una famosa escultura de un hombre que sale de una alcantarilla, entre otras cosas. Acabamos el tour justo donde el Palacio de la ópera viejo y la guía nos dio indicaciones para ver la Iglesia Azul, que es un sitio precioso.
Catedral, Castillo de Bratislava e Iglesia Azul
Catedral, Castillo de Bratislava e Iglesia Azul
Otra cosa que no llegamos a ver con el tour fue el castillo de Bratislava, así que, tras pasar por la Iglesia Azul, fui para allá. Tal y como pasaba en Praga, los castillos no son castillos, sino más bien Palacios, lo que no quita que sea bonito. Además, tiene jardines y sitios para pasear por fuera, aunque no llegué a entrar porque nos dijo la guía que no merecía la pena porque los interiores habían quedado arrasados por un incendio y no había nada original.
Al salir del castillo, me tomé un bocata y luego me fui a una de las pastelerías que nos habían recomendado, el café Mayer. Era un sitio muy pijo y muy elegante, pero la tarta de queso era puro azúcar.
Después seguí paseando por el centro y haciendo tiempo hasta que saliera el catamarán en el que volveríamos a Viena. La verdad es que no hay mucho que ver en ese trayecto, pero más cómodo que el bus es (aunque también mucho más caro). 
*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*:–☆–:*
¿No quieres perderte más entradas como esta?
Entra en deborahfmunoz.com para leer más relatos, viajes y contenido cultural