sábado, 22 de septiembre de 2018

Mi viaje a Rusia: día 4, Pavlovsk y parque Pushkin + la señora acosadora

No tenía que madrugar para el último día en San Petersburgo, pero el hambre me despertó, así que decidí comer rapidito e irme a ver la catedral de San Nicolás. Como estaba enfrente del hotel, no había entrado todavía. Fuera es espectacular, pero por dentro es un poco sombría y pequeña. A los turistas solo les dejan entrar hasta cierto punto, pero no se veía mucho más.
Luego andé hasta un edificio que me llamó la atención y, tras dar una vueltecita por los canales, volví al hotel para hacer el check out.

Palacio de Pavlovsk y Parque Pushkin

Nos metimos en el bus rumbo a Pavlovsk, otro Palacio de interés, construido por Catalina la grande, la que asesinó a su marido para acceder al trono, para su hijo Pablo, al que usurpó el mismo durante más de treinta años (y que fue el que fue asesinado por sus propios cortesanos en el castillo de San Miguel, cosa de la que al parecer su propio hijo tenía conocimiento). También adoraba a su primera esposa, que murió en el parto y como su madre quería que tuviera hijos para moldearlos a voluntad se las arregló para encontrar pruebas de que ella le había sido infiel con su mejor amigo para que él decidiera casarse de nuevo. Un dramón de hombre, vamos.
Viaje a Rusia: Peterhof: exterior y algunos interiores del palacio
Viaje a Rusia: Peterhof: exterior y algunos interiores del palacio
Esta vez la cola fuera era larguísima y además tuvimos que ponernos otra vez los patucos, como en Peterhof. Era muy pequeño y tuvieron que dividirnos en dos grupos. El palacio y su historia (construido para Pablo y su segunda mujer, que lo decoraron con los objetos de su viaje por Europa y algunos hechos por ella misma) son interesantes pero bueno, visto un palacio, vistos todos. Nos dieron como 20 minutos para pasear por los jardines, pero la cola del baño era tan larga que me los pasé esperando mi turno y solo me sobraron 5 minutos, los suficientes para ir al punto de encuentro.
Después fuimos al Palacio de Catalina pero solo para pasear por los jardines del parque Pushkin porque la cola para entrar es de unas 6 horas. Hay muchos pabellones, en uno de los cuales nos dieron un concierto acústico de 3 minutos, el resto lo vimos todo por fuera y la verdad es que era muy bonito.
Viaje a Rusia: palacio de Catalina y jardines del parque Pushkin
Viaje a Rusia: palacio de Catalina y jardines del parque Pushkin
Después llegó la hora de comer y de recoger a nuestros compañeros en San Petersburgo con una parada para hacer compras. Me enamoré de una caja lacada pintada a mano que costaba un pastizal, pero bueno, para eso están las tarjetas de crédito. También, durante la comida, encontré unas matrioskas mucho mejores que las de las tiendas de souvenirs, y en Pavlov había comprado unos marcapáginas (menos mal, porque luego no encontré más).
Finalmente nos fuimos al tren bala rumbo a Moscú, ciudad a la que llegamos casi a medianoche porque el viaje duraba casi cinco horas. Entre que llegamos al hotel y no llegamos, nos dio la una y al día siguiente había que madrugar. ¡La vida del viajero es dura!

El caso de la señora acosadora

Esta tenía que contarla, y aprovecho esta entrada, que es más cortita, para hacerlo. Una de las cosas que enturbiaron mi viaje a Rusia fue que me salió una acosadora ¡en mi propio grupo!
El primer día se sentó a mi lado en el autobús y ya no me dejó en paz. Empezó invadiendo mi espacio personal a cada paso, poniéndose a mi lado sin preguntar en las comidas bufé cuando me veía sola y pegándose a mí en las excursiones. Lo triste era que no se enteraba de nada y pretendía que le explicara lo que la guía acababa de decir, aunque siguiera hablando, o se ponía a contarme la película que se había montado, mezcla de varias cosas que había dicho nuestra guía. Yo hacía esfuerzos por ignorarla y prestar atención, pero ni mis monosílabos ni ninguna indirecta eran suficientes.
Al principio me daba pena, porque era una señora mayor y además no quería ser maleducada, aunque ella lo fuera y mucho. Pero luego su nivel de acoso aumentó, llegando al punto de patrullar los pasillos del hotel para ver dónde dormía, subir al autobús para volver a bajar cuando veía que no me sentaba a su lado y hacer el intento de sentarse a mi lado como si acabara de entrar y no tuviera sitio, o acercarse en el tren varias veces para intentar sentarse en los asientos contiguos a los míos, aunque estuvieran ocupados.
Por suerte, al explicar la situación a otra viajera, se apiadó de mí y desde entonces nos sentamos juntas, así que ese frente quedó cubierto. Solo quedaba evitarla en las comidas y excursiones. En serio, me sentía como un ninja, intentando camuflarme con el entorno para que el enemigo no me detectara. 
Al menos, al final otros viajeros se percataron de la situación y me ayudaron 'interceptándola' cada vez que se me acercaba, aunque no pude relajarme en todo el viaje porque, al mínimo descuido, allí estaba mi acosadora particular. Lo triste es que, cuando casi al final del viaje se percató de que yo la evitaba, empezó a adosarse a otros grupos de viajeros y a molestarles como hizo conmigo.
¿Por qué diablos viaja sola una persona que no soporta estar sola e impone su presencia a quien no la quiere? Yo apuesto a que le regalaron el viaje porque no la aguantaban y querían librarse de ella ocho días...

Consejos y curiosidades para viajar a Rusia:

Movilidad a pie:

Los rusos solo conducen algo mejor que los italianos, así que mejor tener cuidado, aunque en los pasos sin semáforos tengas preferencia. Por cierto, con los semáforos más te vale prepararte para correr, porque están tan mal calculados que algunas avenidas largas te dan solo unos segundos de margen. Lo bueno es que muchas veces ves cuánto tarda, porque para los coches también hay contador de segundos en muchos de ellos. También hay zonas donde los pasos son subterráneos, estate atento.

Si quieres leer más consejos y saber cómo siguió el viaje a Rusia, lee las siguientes entradas:


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4 comentarios:

  1. Jajajajaja... Una acosadora jajaja... Bueno, menos mal no pasó a mayores.. Me han dejado antojada todas tus historias... Quiero conocer Rusia.

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    1. Si es que cuando viajo me pasa cada cosa...
      San Petersburgo mola mucho, Moscú, ya lo leerás, no tanto...

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  2. Menos mal que te leo, y me refrescas un poco el viaje. De algunas cosas no me acordaba ya! Bueno, del culebrón de Catalina II sí, porque la tía se lo montó muy bien

    La caja sí que era una monada de verdad con la Dama de las Nieves!

    Por cierto, me parto con la acosadora! Es que te lo digo y os veo jajajaja
    No la has visto por Madrid,¿No? A ver si te sigue buscando por casa!

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    1. Por suerte, era de Ciudad Real. Tampoco le di oportunidad de seguirne, como no había facturado salí escopetada XD

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