sábado, 22 de diciembre de 2018

Viaje a París: día 5: París Random + ¡contrabandista de queso!

Días anteriores del viaje a París:
Mi último día en París solo pudo definirse con una palabra: desastre. Me desperté pronto y subí hasta el Sagrado Corazón, aunque ya había ido el día anterior, y mereció la pena verla de día y las vistas desde allí son estupendas. También pasé de nuevo por el muro de los "Te quiero".
Pero a la vuelta todo fue de mal en peor. Descubrí que mi agente de viajes se había equivocado y me había pedido el transfer para dos días antes, así que pasaron largas horas hasta que pudimos solucionarlo. El hotel no quiso dejar mi maleta en custodia sin cobrar, y eran tan cutres que no pensaba darles un euro más, así que me tocó cargar con la maleta por medio París (con el apestoso olor del queso que había comprado como regalo siempre a mi espalda).
Mi idea era subir a lo alto de Notre Dame pero, entre lo que tardé con el problema del transfer, ir al supermercado a por la comida del día para acompañar la baguette y el croissant que me había comprado y un par de desvíos para ver cosas interesantes, cuando llegué había una cola inmensa y me dieron cita para las 2:40, que era la hora a la que tenía que salir de vuelta al hotel. Vamos, que al final no pude subir.
Viaje a París: muro de los Te quiero y Vistas de París desde el Sagrado Corazón
Muro de los Te quiero y Vistas de París desde el Sagrado Corazón
 Eso sí, volví al hotel por otro camino y me encontré con otras tantas cosas interesantes e incluso me permití comprarle una pequeña obra de arte a un artista callejero.

¡Me quitaron mi queso! Ahora resulta que soy contrabandista...

El único transfer que habíamos podido conseguir me llevó al aeropuerto cinco horas antes y, por culpa del queso, me registraron como si fuera una traficante de drogas, con control de sustancias estupefacientes incluido. Lo peor no es eso, lo peor es que ¡encima me quitaron el queso! Lo único que logré sacar en claro era que estaba prohibido pasar camembert de "contrabando" en los aeropuertos franceses. Aunque a mí me suena más a que el tío no tenía nada que cenar y le arreglé la noche. Todo el día cargando con queso oloroso para pasar vergüenza, que se lo quede el tío de aduanas y encontrar el mismo queso, pero más caro, en el duty free del aeropuerto.
La espera fue tan larga que me dio tiempo acabar Los miserables (que empecé expresamente para este viaje y he leído entre el avión, los desplazamientos y las colas) y a leerme entero Cuento de Navidad. Para colmo, el avión salió con retraso por lo que llegué muy tarde a casa.

Consejos para visitar París (5): El transporte y la movilidad

Moverse por París es superfácil. Hay líneas de tren y metro, entre las que puedes cambiar con el mismo billete durante una hora y media. También hay numerosas líneas de autobús, tranvía..., así que llegar a cualquier lado es facilísimo. Además, si tienes dudas sobre qué tipo de billetes coger, el personal de las estaciones es superamable y te ayuda siempre. Una anécdota con esto: aunque me defiendo con el francés y me entendían perfectamente, al notar que era extranjera cambiaban de inmediato al español o al inglés para que a mí me resultara más cómoda la conversación. Todo un detalle, la verdad.
Además de esas opciones, hay unos patinetes que se puedes coger donde los encuentres y abandonar donde te plazca. Funcionan a través de una app. También hay bicicletas que funcionan con el mismo sistema, pero no tantas.
Aparte, tenemos los autobuses turísticos y los Batobuses, que hacen el recorrido turístico por el Sena.

Y un último consejo... ¡a la vuelta no lleves queso en la maleta!


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