miércoles, 23 de octubre de 2024

Viaje a Francia: Escapada de ensueño a Blois, Chenonceau y Nantes

 El resto del viaje a Francia

París: planes originales


Era un día de autobús, pero si quieres ver cosas hay que hacerlo. Tardamos casi tres horas en llegar a Blois, en el autobús nos dieron bastantes datos sobre el valle del Loira y el castillo que íbamos a visitar. Como en todos los sitios que no son España, generalmente castillo significa palacio. Lo cual no resta belleza ni atractivo.

Castillo de Blois

Dieron una hora y media para visitar el castillo por dentro, pero es uno de esos sitios para echarle dos y hasta tres horas. El interior está muy cuidado y además hay muchísimos carteles explicativos que no pude leer por falta de tiempo. Aparte de toda la historia que tiene, con arquitectura barroca, renacentista y neoclásica derivada de las numerosas reformas, había numerosas obras de arte. El pueblo creo que tampoco tendría desperdicio y daba para echarle el día pero no vimos nada porque no nos dejaron ni acercarnos.
Loira - Castillos de Blois y Chenonceau
Loira - Castillos de Blois y Chenonceau
Luego, fuimos a comer a un pueblecito, Amboise, que también tenía un castillo al que hicimos la foto de rigor. También vimos una gigantesca estatua de Leonardo da Vinci porque es el pueblo en el que está enterrado. Pero de nuevo no vimos el pueblo ni entramos al castillo porque Chenonceau estaba a apenas media hora. 

Castillo de Chenonceau

Si el anterior castillo destacaba por sus interiores y sus estancias, Chenonceau por lo que destacaba era por los extras. Las cocinas eran una pasada, igual que la botica, y los jardines y edificios de alrededor no carecían de interés. En este caso, las dos horas que nos dieron de tiempo libre me parecieron más que correctas.
Castillo de Nantes
Castillo de Nantes

Nantes

Y finalizamos la visita con otro par de horas o más de autobús para llegar a Nantes. Empezamos el día siguiente con una panorámica en autobús de la ciudad, con una bajada para fotografiar la estatua de Julio Verne niño y el capitán Nemo. Luego volvimos a bajar del autobús al lado de la catedral, que por desgracia estaba en obras, así que no pudimos entrar. 
Luego nos llevaron al castillo, y nos dieron algo de tiempo libre aunque no llegué a entrar porque probablemente daba para mucho. La ciudad es preciosa, pero el tiempo era muy limitado, así que bajé hasta una plaza más o menos alejada pero asequible antes de volver a la catedral y meterme en el autobús dirección Vannes.
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