sábado, 28 de septiembre de 2019

Viaje a Rumanía: Sighișoara, región de Bucovina, monasterio Moldovita (día 4)

Visita al museo y la torre del reloj de Sighișoara 

Comenzamos la jornada con una visita al pequeño museo de armas medievales (tiene muy pocas salas) y a la Torre del Reloj, que también tiene un pequeño museo con varias cosas variadas: desde instrumentos médicos a ajuares de novia. Además de poder ver los muñecos de cerca, las vistas desde arriba eran todo un espectáculo, aunque las escaleras de subida no eran nada buenas.

Región de Bucovina:

Tras ese pequeño respiro, ya fue todo autobús hasta una parada que tuve que obligarles a hacer porque me estaba haciendo pis. Estaba tan desesperada que llegué a plantearme (y llevar a la práctica sin éxito) la posibilidad de mear en una botella. Se debería parar cada dos horas y ya llevábamos mucho más, así que nada más abrirse las puertas del bus salimos corriendo unos cuantos. Aun así, más de una vez, a lo largo del viaje, tuve que pedir que por favor se hiciera una parada técnica, con lo que me convertí en la meona oficial del grupo, aunque, como ya digo, unos cuantos se beneficiaron de mis peticiones y no era la única que salía disparada.
Un consejo para viajar (en general) en un tour: si te estás meando, no te calles por miedo a interrumpir o a quedar mal. Aguantarse no es bueno para la salud (puede generar infecciones, disfunciones del sistema urinario...) y te aseguro que muchos más están pensando lo mismo que tú. Más vergonzoso que pedir una parada es mearse encima. Y encima lo pasas fatal. Ahí lo dejo.
Viaje a Rumanía: panorámica de Sighișoara, torre del reloj, vistas desde el Hotel Drácula y entrada del monasterio Moldovita
Panorámica de Sighișoara, torre del reloj, vistas desde el Hotel Drácula y entrada del monasterio Moldovita
Al margen de eso, el paisaje es tan bonito que, aunque el trayecto en autobús es agotador, merece la pena solo por verlo. La región de Bucovina está llena de bosques, carreteras que parecen pasillos de árboles interminables y montañas espectaculares.
Consejo para viajar a Rumanía (8): si tienes tendencia a marearte en los trayectos en coche, te recomiendo que hagas acopio de pastillas para el mareo, porque las curvas y los cambios de altitud son lo predominante en las carreteras de la zona.

Restaurante La corona de oro

Famoso por ser el hotel de la película de Coppola, es en realidad un restaurante bastante normalillo que se ha aprovechado de la película para atraer turistas (tiene cuadros de vampiros y un trono con capas para hacerse fotos). Aun así, la comida es buena, tomamos tortilla de patatas y verduras, menestra con chuleta de cerdo y sandía.

Monasterio Moldovita

Tras otro largo trayecto en bus con una pausa en el hotel Drácula para fotografiar el paisaje, llegamos al Monasterio Moldovita. Solo tengo fotos de la entrada porque te cobran por hacer fotos al exterior (al interior no dejan ni pagando). Allí, la monja Tatiana nos explicó en italiano con palabras en español y alguna ayuda de nuestra guía, todas las preciosas pinturas de la iglesia (tiene frescos tanto dentro como fuera, aunque en una parte de la iglesia, la que está más expuesta, apenas se ven ya) y muchísimas cosas sobre la religión ortodoxa y el relato bíblico. Tenía una gran pasión e iba a todo trapo, me encantó. También nos regaló a todos una estampita con una oración detrás. Después de eso, ya nos fuimos al hotel.

Sobre el hotel The gerald’s. 

La cena era tipo bufé libre, no muy variado, así que probé un poco de todo: ensalada, sopa de tomate, empanada de espinacas, rollo de carne y patatas y tiramisú. Estaba bastante rico.
Este hotel era un poco cutre comparado con los otros, pero al menos no era ruidoso. Eso sí, el wifi era malísimo y no paraba de cortarse. Y el desayuno era exactamente igual de malo que en el hotel anterior.


miércoles, 25 de septiembre de 2019

Relato corto: Cupcake café

Otro relato con una portada de las que prediseñé. Este ha quedado un poco en la línea de lo que sugiere la portada, pero bueno, no ha quedado mal del todo.

 Cupcake café

portada del relato corto Cupcake café
Nadie entendía por qué había abierto el Cupcake café en un lugar como ese. Las magdalenas eran bonitas, sí, pero también carísimas. En un barrio donde la mayor parte de la población eran jubilados, con suficiente tiempo libre para hacer sus propios dulces y escasos ingresos, no tenía mucho futuro.
La dueña, que llevaba una semana con el local abierto y ningún cliente, comenzó a plantearse el cierre. No obstante, esa misma tarde todo cambió. Dos amigas quedaron, como cada lunes, para tomarse un café. Llovía, y el bar donde siempre se veían estaba a rebosar de gente, así que decidieron entrar al Cupcake café para estar más tranquilas. Allí, se dieron cuenta de que, a diferencia de cuando estaban en el bar, se sentían cómodas. Además, para qué engañarse, serían caras, pero esas magdalenas sabían a gloria y el café no era el aguachirri que acostumbraban a servir en el bar.
Estaban a punto de irse cuando una amiga, al verlas a través del escaparate, decidió entrar a saludar y tomaron otra ronda de dulces. Cuando por fin llegó la hora de marcharse, decidieron convertir el local en su punto de encuentro, y hablaron tan bien del sitio al resto de sus amigas que todas acabaron por frecuentarlo. 
Poco a poco, se corrió la voz y el Cupcake café comenzó a ganar clientes. Tantos, que la dueña tuvo que contratar más personal, mucha gente tenía que esperar un buen rato para conseguir mesa y más de una vez tuvo que cerrar antes porque se agotaron sus existencias. No obstante, había tres clientas que siempre tenían asegurados tanto una mesa como sus cupcakes favoritos: las tres mujeres que habían salvado su negocio dándole una oportunidad gracias a un día lluvioso.  

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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

sábado, 21 de septiembre de 2019

Viaje a Rumanía: Sibiu, Sibiel, Sighișoara (día 3)

Ruta por Sibiu

Por la mañana hicimos una ruta por toda la ciudad de Sibiu, que tiene mucha personalidad, y no solo por las extrañas ventanas de los tejados que parecen seguirte con la mirada. Vimos las iglesias de las tres confesiones cristianas (Iglesia Romano-Católica, Catedral Evangélica y Catedral Ortodoxa de Santa Trinidad) con las particularidades de cada religión, la Plaza Grande, la Plaza Pequeña, el Puente de los Mentirosos y la calle más bonita de Sibiu con las antiguas murallas que rodeaban toda la ciudad de Sibiu...
De todas las ciudades de Rumanía que visitamos, es de las que más me gustó. Tiene dos niveles, pero se ve en una mañana, pero es preciosa, muy tranquila y con edificios preciosos. Había bastantes zonas con puestos de mercadillo, y durante el tiempo libre hice mis primeras (y casi únicas, al margen del agua) compras: un par de marcapáginas. También, en una de las plazas, había jóvenes practicando oficios tradicionales, ya que en Sibiu pasan varios meses como aprendices y llevan una ropa especial que hace fácil reconocerlos.
Viaje a Rumanía: catedral evangélica y casas de Sibiu, iglesia de Sibiel
Viaje a Rumanía: catedral evangélica y casas de Sibiu, iglesia de Sibiel

Visita al museo de iconos sobre vidrio de Sibiel


Luego fuimos a comer a Sibiel, pero antes pasamos por la iglesia, con unos preciosos frescos interiores, y su museo de iconos sobre vídrio. Este contiene piezas de arte muy naif hechas por los campesinos en invierno. Habían sido donadas por los vecinos y algunas tienen cientos de años, pero la mayoría me hizo mucha gracia porque no tenían mucha técnica. Imagino que porque se quedaban con las que no salían muy bien y por tanto no lograban vender. Pero fue una visita curiosa, os recomiendo buscar fotos de las obras por internet, para echaros unas risas.

Sobre el Restaurante La nana sibiel: 

Este restaurante era tradicional y, tras recibirnos con Palinka, una bebida tradicional rumana con altas dosis de alcohol que no me atreví a catar (ya sabéis que yo no bebo alcohol) tomamos comida casera, como queso, sopa de verduras, carne con puré de patatas y tarta de anacardos.
Consejos para viajar a Rumanía (7): Los rumanos tienen bastante resistencia al alcohol y sus licores son bastante fuertes. Además, por ejemplo, sus botellines más pequeños son de medio litro como mínimo. Vamos, que lo tengas en cuenta antes de pedir ^^.

Ruta por Sighișoara

Continuamos el viaje a Sighișoara, lugar de nacimiento de Vlad Tepes (más conocido como Drácula o Vlad el Empalador), aunque no es que viviera allí muchos años. Tercer día, tercer incidente: el autobús se estropeó a 10 minutos de la ciudad. Hay que reconocer que la gente del pueblo donde se estropeó se portó genial, porque nos trajeron agua para combatir el calor, nos ofrecieron usar sus baños e incluso vino el médico del pueblo por si acaso. Al final, apareció otro autobús y pudimos llegar a una hora razonable.
Antes de ir al hotel fuimos a ver el centro histórico de Sighișoara. Tiene pocas cosas, la Torre del reloj, la casa donde nació Vlad Teples y poco más, pero el centro es bien bonito, con muchas cuestas, eso sí. De casas medievales, se conserva bastante de lo que había en esa época. Luego, fuimos al hotel, donde me relajé un poco antes de cenar e irme a dormir.

Sobre el hotel Doubletree by Hilton hotel Sighisoara:

Un hotel correcto, con una cama cómoda. Como todos los demás, está muy céntrico y este tiene piscina, aunque no llevaba bañador. Cenamos bastante bien (berenjenas empanadas, carne en salsa con pasta y natillas) pero el desayuno era muy pobre.


miércoles, 18 de septiembre de 2019

Vidas vacías, un microrrelato

Un nuevo relato con las palabras proporcionadas por los seguidores. En este caso recibí 5 (Amor. Decadencia. Sueños. Amanecer. Desengaño.), demasiadas para un solo microrrelato, demasiado pocas para 2. Pero, usando la del centro en ambos relatos, he encontrado la solución. Así pues, ahí va el primer relato con las tres primeras palabras.

Vidas vacías

Era imposible encontrar el amor en ese ambiente de decadencia; ya estaba harta de luchar contra la presión social por ese ideal inalcanzable. Al final, renunció a sus sueños y se dejó llevar por la corriente. 
Nunca sabría que su amor verdadero había librado esa misma batalla y también se había rendido. Así pues, cuando se cruzaban, siempre llevaban puestas las máscaras de frialdad e indiferencia que su entorno les obligaba a ponerse, cruzando palabras huecas mientras el vacío de su interior crecía con cada frase sin profundidad. 
Acabaron solos, amargados por el sentimiento de que habían vivido una vida que no era la suya. Pero nunca se culparon a sí mismos por sus decisiones, sino a esa media naranja que nunca había llegado a sus vidas para cambiárselas por completo.

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sábado, 14 de septiembre de 2019

Viaje a Rumanía: Bucarest y Sibiu (día 2)

Visita a Bucarest

La panorámica de la ciudad de Bucarest empezó muy temprano y pasamos por puntos importantes de camino a la primera parada: el museo de la aldea. No tenía muchas expectativas, pero me gustó mucho. Trasladaron casas enteras de diversos pueblos de la geografía rumana y están en medio de la ciudad, al lado de un lago, para disfrute de los ciudadanos. Hay cientos y son preciosas, en alguna se puede entrar y son todas originales, incluso, en los inicios, había algunos campesinos que vivieron en ellas.
Luego subimos por la calle de la Victoria hasta una Plaza de la Revolución, que concentra el precioso ateneo, el antiguo palacio real, la biblioteca y el edificio (algo feo pero histórico) donde escapó Ceaușescu, el dictador comunista, cuando el pueblo se alzó contra él.
Después nos llevaron al edificio del pueblo o Palacio del Parlamento Rumano, segundo edificio administrativo más grande del mundo construido por Ceaușescu con materiales locales, igual que los edificios de enfrente y el paseo de las fuentes (al final es donde se hace el espectáculo que mencioné en la crónica del día anterior).
Después, nos llevaron a la iglesia Patriarcal, que es un recinto precioso, aunque solo pude asomarme a la iglesia por la misa.
Finalizamos la mañana con un paseo por el casco antiguo donde vimos la iglesia y la taberna más antiguas, además de otros puntos de interés como el edificio del banco o las galerías comerciales.
Viaje a Rumanía: Bucarest. Museo de la aldea, ateneo, patriarquía, edificio del pueblo y edificios del centro histórico de Bucarest
Viaje a Rumanía: Bucarest. Museo de la aldea, ateneo, patriarquía, edificio del pueblo y edificios del centro histórico

Sobre el restaurante Caru' cu bere: 

La decoración es increíble, de lo más bonito, no me extraña que sea tan concurrido y famoso. Tomamos sopa de frijoles, ensalada de tomate y pepino, pescado empanado con patatas y tarta de manzana, que no estaban mal pero que parecían industriales. Vamos, que la comida es mediocre pero el entorno es fantástico.

Viaje a Sibiu

Tuvimos mala suerte y un accidente de tráfico hizo que tardáramos la friolera de 7 horas y media en llegar a Sibiu, tal y como comenté, las carreteras en Rumanía son un desastre. Esto tuvo como consecuencia que apenas dio tiempo a subir a la habitación a dejar las cosas antes de cenar en el hotel. Luego, salimos a dar una vuelta rápida a Sibiu, que tiene buen ambiente. Vimos la calle principal y la Plaza Grande, donde había un mercadillo gastronómico, aunque como ya era de noche estaba cerrando. Poco más pude ver y no me quedé mucho rato, porque al día siguiente también había que madrugar.
Consejos para viajar a Rumanía (5): En Sibiu siempre hay alguna cosa montada en la Plaza Grande. Es una ciudad repleta de actividades culturales, con mucho ambiente. Infórmate de ello en el hotel y no te pierdas nada.

Sobre el hotel Ramada Sibiu


El hotel estaba bastante bien, tampoco tenía sábanas pero el forro polar era más fino y el aire acondicionado era agradable, aunque la falta de ascensores fue la frustración de todo el mundo y el desayuno dulce era bastante pobre. No obstante, la cena estuvo bastante bien, nos pusieron tartar de patata, guisantes y zanahoria, pollo con arroz y tarta melocotón.
Consejos para viajar a Rumanía (6): Por lo que he podido observar, los rumanos no son demasiado chocolateros. Tanto en los desayunos como en los postres el chocolate en general escasea, así que, si eres adicto, mejor llévate una tableta o cómprala.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Relato corto: Decepción

Otra vez he lanzado los dados (¡me encanta tener dados nuevos!) y he hecho un relato corto a partir de los resultados.

Decepción

dados con los que me inspiré para hacer el relato corto
«Es la noche perfecta para cometer un asesinato», pensó, mientras acababa de preparar el guiso. Hacía meses que vivía con él, pero no había descubierto dónde guardaba las llaves del baúl hasta esa mañana. Porque el baúl era el único lugar donde podía estar lo que buscaba: un colgante que llevaba engarzada una poderosa gema con la que sería invencible. Desde luego, había registrado todos los demás rincones de la casa sin éxito y ese era el único que le quedaba por mirar, así que por lógica debía estar ahí.
Sabía que intentar matarle con magia era una invitación al fracaso; aunque le pillara desprevenido, era demasiado poderoso. Así pues, decidió usar un método más prosaico: matarle con un guiso de setas mágicas venenosas.
Él llegó, como cada día, cansado, pero aun así le dio un beso en la mejilla y le preguntó qué tal el día. En el fondo, le daba pena matarle, era un buen tipo, pero deseaba la gema y, si se la robaba sin más, él no tardaría en recuperarla. Así pues, puso en su sitio el revuelto de huevos con setas venenosas sin ningún remordimiento y acabó de poner la mesa con total normalidad.
Él se lo comió todo, pero no se evidenciaron los síntomas de envenenamiento, aunque su proveedor le había asegurado que el efecto era casi inmediato. Justo cuando empezaba a pensar que su plan había fallado, ella misma comenzó a sentir que se ahogaba.
-¿De veras pensabas que no me había dado cuenta de que habías registrado mi casa e intentado forzar la cerradura del baúl? -dijo él, con tristeza-. Esta mañana, cuando has visto la llave, tu mirada era tan transparente que ni siquiera he tenido que hacer un hechizo sobre la comida para saber que estaba envenenada. Tenía la esperanza de que no fuera así, de modo que cambié los platos. Qué decepción.
Ella intentó decirle que lo sentía, pedirle que la perdonara, pero las setas ya la estaban consumiendo. Lo último que vio antes de morir fue al hombre al que había intentado traicionar sacando de su bolsillo el anhelado colgante y mirándolo con infinita tristeza.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Viaje a Rumanía: Impresiones generales y Bucarest (día 1)

Impresiones generales del viaje

Para este viaje quería ver castillos y me habían hablado muy bien de Rumanía, así que me decanté por este precioso país y no salí decepcionada en absoluto.
El paquete que contraté era Rumanía Romántica, con Travelplan, que tenía absolutamente todo incluido (excursiones y todas las comidas). A pesar de ello y de que todos los hoteles eran de cuatro y cinco estrellas, todo un lujo, el viaje salió tiradísimo de precio. Además, allí los precios son bajísimos y el dinero cunde un montón, así que me vi en dificultades para gastar los 50€ que cambié a Leis, la moneda de allí. En principio, para el año que viene iban a entrar en el euro, aunque todavía no es seguro.
Consejos para viajar a Rumanía (1): No cambies la moneda en el aeropuerto. Pregunta en tu hotel (o a tu guía, si lo tiene) por una casa de cambio que no cobre comisiones y tenga un cambio razonable. También, si cambias mucho (no te lo recomiendo), puedes cambiar dinero en tu banco o con una casa de cambio española, aunque lo mejor es que compares a cuánto está en cada sitio.
Procura también que no te den las monedas de céntimo si pueden darte billete, no valen para nada. En casi todos los comercios redondean los céntimos, pero ten en cuenta que un lei son 21 céntimos, más o menos. ¡Los céntimos de lei son chatarra!
Déborah F. Muñoz en su viaje a Rumanía (castillo Peles)
El país en general me pareció precioso y todavía no está saturado de turistas (¡no vi ni chinos!). Tiene el encanto de lo auténtico (en algunos pueblos incluso siguen usando coches de caballos) y unos paisajes espectaculares. No obstante, eso tiene su contra: apenas tienen infraestructuras. Las carreteras son malas, sinuosas y de un solo carril, lo que implica que casi con seguridad te encontrarás con algún atasco kilométrico, hay grandes colas para los lavabos...
Consejos para viajar a Rumanía (2): Ármate de paciencia y prepárate para pasar largas horas en autobús o coche. No solo por las caravanas, sino porque las distancias, aunque haya relativamente pocos kilómetros, se hacen eternas cuando tienes que ir a baja velocidad... y eso si no te pilla un atasco. Así que, vayas donde vayas, lleva agua y comida en abundancia, además de algo para entretenerte. Y ten en cuenta que, en las paradas técnicas, lo más probable es que haya largas colas en las gasolineras.
El tour Rumanía Romántica de Travelplan me resultó muy completo, nuestra guía, Dalila, era fantástica y Claudio, el conductor del autobús, era muy majo. Eso sí, aunque en ese país las normas de circulación o no lo impiden o no se cumplen a rajatabla, le vi más de una vez chateando mientras conducía, lo que, teniendo en cuenta cómo son las carreteras, me ponía un poco nerviosa. El grupo que me tocó era muy majo (sin señoras acosadoras XD). Las únicas pegas del tour fueron que los horarios de llegada y vuelta no permitían ver Bucarest por libre, y que dentro del tour solo le dedicamos una mañana a esa ciudad. Y, sin más dilación, pasamos a la crónica del viaje en sí.

Día 1: llegada a Bucarest

El viaje en avión lo hice con Tarom, compañía que no conocía, y fue aceptable, aunque la comida era un montadito de pan mojado asqueroso con jamón york y pepino (menos mal que llevaba un sándwich). 
Consejos para viajar a Rumanía (3): A la gente del este (no solo a los rumanos, por lo que deduzco de mi viaje a Rusia) les encanta el pepino. Así que te aconsejo que si, como a mí, no te gusta, y si tienes posibilidad de elegir las comidas, averigues si se lo echan a lo que quiera que vayas a comer y pidas que te lo quiten. Si no, aunque lo quites tú, quedará el sabor. También le ponen mucho tomate a todo. Así que ídem. 
Pero al aterrizar, antes de tiempo, primera frustración del viaje: dos viajeros no aparecían y estuvimos más de hora y media esperando a que aparecieran. Finalmente, no aparecían porque ni habían subido al avión. Pero ese tiempo ya estaba perdido y no pude pasearme por Bucarest antes de la cena. Por otro lado, no me puedo quejar si tenemos en cuenta lo que les pasó a los que venían de Barcelona: también viajaban con Tarom y su avión intentó despegar, sin éxito, hasta tres veces. Les tuvieron encerrados en dicho avión muchísimo tiempo y (¡qué miedo!) finalmente despegaron con ese mismo aparato, llegando con muchas horas de retraso a pesar de que tenían que aterrizar antes que nosotros.
Pero bueno, el caso es que llegamos al hotel con tiempo suficiente para dejar las maletas e ir ahí al lado a cambiar dinero antes de la cena.

Restaurante City Grill:

Está en pleno centro y nos pusieron comida típica: crepes de espinaca y mititei (una especie de rollitos de carne muy especiados) hechos a la brasa en el centro de la sala. De postre hubo tarta de frutos secos y en general estaba todo muy rico.
Viaje a Rumanía: Bucarest: teatro, universidad, librería Carturesti Carusel
Viaje a Rumanía: Bucarest: teatro, universidad, librería Carturesti Carusel

Lo que pude ver de Bucarest


Como ya he dicho, antes de la cena apenas pude ver nada, más allá de lo que había en las inmediaciones del hotel: la plaza de la universidad y el teatro. De camino a la cena, también vimos la loba capitolina, regalada a Bucarest por la ciudad de Roma, y algunas calles del centro.
Para después de cenar, nos habían recomendado un espectáculo de luz, agua y música en Unirii Square y allí fui. No pensaba quedarme mucho rato, no esperaba demasiado pero ¿os acordáis del espectáculo final que comenté en Disneyland? Pues este me gustó más. Duraba una hora y lo vi completo, así que no me dio tiempo a hacer mucho más.
Eso sí, no podía perderme una famosa librería de Bucarest, la Carturesti Carusel. Es preciosísima, e incita mucho a la compra. No tiene libros antiguos, marcapáginas artesanales y cosas por el estilo, eso sí. Todo lo que venden es bastante moderno (de hecho, abajo hay más tazas y monerías que otra cosa, nada que no puedas encontrar en cualquier otro lugar del mundo).
A todo esto, hablando de librerías, en Rumanía hay un montón. Ya sabéis que pienso que el número de librerías que tiene una ciudad (y un país) dice mucho de sus gentes. Y aquí predominaban.
Consejos para viajar a Rumanía (4): Aunque Bucarest se ve un poco deteriorada (baldosas rotas, edificios con fachadas que se caen a trozos, mala iluminación en algunas calles) y los rumanos tienen bastante mala fama, es una ciudad (y un país) seguro. Nuestra guía dijo algo así como: "casi no hay criminales porque todos se han ido para vuestro país y el resto de los sitios turísticos de Europa". Mi impresión coincide con la suya. Pero eso no implica que no debas ir con cuidado, en especial en sitios concurridos turísticos.
Cuando salí de la librería ya era tarde, así que di un paseo rápido por esa calle (de todas formas ya era de noche) y me fui al hotel, porque tocaba madrugar al día siguiente.

Sobre el Hotel InterContinental Bucarest:

Es de lujo y se nota. Unas camas cómodas y habitaciones cuidadas al detalle (la decoración un poco anticuada, pero eso me importa un ardite) y no demasiado ruidosas, aunque, al dar a la carretera, algo se escucha. Eso sí, la primera noche hubiera agradecido que tuviera sábanas y no un simple forro polar, porque en la habitación de ese día no funcionaba bien el aire acondicionado: no logré encontrar una temperatura agradable (era muy fuerte) y pasé toda la noche entre calor y frio. La segunda noche que estuve en ese hotel (la última del viaje) el aire acondicionado iba perfectamente y no tuve ese problema.
El desayuno tiene abundante variedad de salados y dulces aceptables, además, el último día, como no estaba abierto, nos prepararon una bolsa bastante decente para que nos la lleváramos.


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Microrrelato: Un coqueteo inocente

No sé qué tienen esas portadas de zapatos que prediseñé, pero siempre me incitan a salirme del género que sugieren ^^. Esta vez ha salido un microrrelato cuyo final me ha sorprendido hasta a mí.

 Un coqueteo inocente

portada del microrrelato Un coqueteo inocente
Todo comenzó con un coqueteo inocente. Era un hombre guapo, no pude evitarlo, me salió solo. Pero la forma en la que él respondía a ese coqueteo hizo que, poco a poco, fuera subiendo de tono. Pronto, estaba tan cachonda que ni siquiera pensé en mi prometido cuando nos enrollamos en el baño. Luego, él desapareció y yo me quedé ahí, hundida en los remordimientos.
Cuando se lo confesé a mi prometido, le dolió, aunque dijo que me perdonaba. Lo dijo, porque yo noté que no lo había hecho y nuestra relación se deterioró. Acabamos por cortar y, deprimida, volví al bar donde había conocido a mi amante de una noche. Ahí estaba, tonteando con esa chica. Seguramente, ella también había comenzado con un coqueteo inocente. No podía dejar que a ella también le arruinara la vida. ¿Alguien me puede culpar por coger ese cuchillo y apuñalarle hasta acabar con él?

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Aproveché esta entrada para pedir palabras para un nuevo relato. En comentarios, las palabras que se dieron.
 

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