miércoles, 30 de octubre de 2024

Relato: Una mejora de la especie

La consigna de hoy era escribir Un relato con pimiento, tentáculos y laboratorio
 

Una mejora de la especie

Le importa un pimiento lo que diga la ciencia. Los científicos no tienen ni idea. No es que no se pueda, es que no resulta ético. Y a él la ética se la repanpinfla. Por eso va a ser el primero en demostrar que se pueden combinar dos especies completamente distintas para dar paso a una versión mejorada de ambos. 
Se imagina a sí mismo con tentáculos que le permitan desarrollar todo tipo de tareas sin la limitación de solo dos brazos. O con alas. Pero claro, no puede implantarse los órganos a sí mismo, tiene que probar con otros especímenes. Además, es complicado encontrar sujetos válidos. Por ejemplo, un ave que tenga unas alas tan grandes como para elevar a un ser humano. Aunque, quizás, si el ser humano no es muy grande...
El cóndor andino puede con un niño pequeño. Por eso, prepara dos jaulas en su pequeño laboratorio. Primero secuestra al niño, uno de tantos que hacen la ruta migratoria en solitario, nadie le buscará. Luego se cuela en el zoo para conseguir el cóndor y es ahí donde le pillan. Nunca pensó que se fueran a tomar en serio la pérdida de los animales que ha ido usando para sus experimentos.
Juega la carta del niño, si no le sueltan, morirá. Pero su laboratorio secreto no está tan bien escondido y pronto liberan al mocoso. Ya solo le queda jugar la carta de negociar con el gobierno. Sus creaciones acaban por rechazar los nuevos órganos, pero entre tanto son una mejora de la especie a la que se puede sacar provecho. ¿Qué no podría hacer con un laboratorio gubernamental bien equipado?
Sus divagaciones son ignoradas y acaba en un manicomio, pero no pierde la esperanza. Tarde o temprano, alguien con menos escrúpulos verá el potencial de sus experimentos. Por eso, cuando los revolucionarios acuden a rescatarle, está preparado para huir con ellos. Le dan un laboratorio de ensueño y prometen proporcionarle cuanto necesite para sus experimentos. Por fin. Pronto, será el origen de un ejército de superhumanos y todos se arrepentirán de haberle tomado por loco.
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miércoles, 23 de octubre de 2024

Viaje a Francia: Escapada de ensueño a Blois, Chenonceau y Nantes

 El resto del viaje a Francia

París: planes originales


Era un día de autobús, pero si quieres ver cosas hay que hacerlo. Tardamos casi tres horas en llegar a Blois, en el autobús nos dieron bastantes datos sobre el valle del Loira y el castillo que íbamos a visitar. Como en todos los sitios que no son España, generalmente castillo significa palacio. Lo cual no resta belleza ni atractivo.

Castillo de Blois

Dieron una hora y media para visitar el castillo por dentro, pero es uno de esos sitios para echarle dos y hasta tres horas. El interior está muy cuidado y además hay muchísimos carteles explicativos que no pude leer por falta de tiempo. Aparte de toda la historia que tiene, con arquitectura barroca, renacentista y neoclásica derivada de las numerosas reformas, había numerosas obras de arte. El pueblo creo que tampoco tendría desperdicio y daba para echarle el día pero no vimos nada porque no nos dejaron ni acercarnos.
Loira - Castillos de Blois y Chenonceau
Loira - Castillos de Blois y Chenonceau
Luego, fuimos a comer a un pueblecito, Amboise, que también tenía un castillo al que hicimos la foto de rigor. También vimos una gigantesca estatua de Leonardo da Vinci porque es el pueblo en el que está enterrado. Pero de nuevo no vimos el pueblo ni entramos al castillo porque Chenonceau estaba a apenas media hora. 

Castillo de Chenonceau

Si el anterior castillo destacaba por sus interiores y sus estancias, Chenonceau por lo que destacaba era por los extras. Las cocinas eran una pasada, igual que la botica, y los jardines y edificios de alrededor no carecían de interés. En este caso, las dos horas que nos dieron de tiempo libre me parecieron más que correctas.
Castillo de Nantes
Castillo de Nantes

Nantes

Y finalizamos la visita con otro par de horas o más de autobús para llegar a Nantes. Empezamos el día siguiente con una panorámica en autobús de la ciudad, con una bajada para fotografiar la estatua de Julio Verne niño y el capitán Nemo. Luego volvimos a bajar del autobús al lado de la catedral, que por desgracia estaba en obras, así que no pudimos entrar. 
Luego nos llevaron al castillo, y nos dieron algo de tiempo libre aunque no llegué a entrar porque probablemente daba para mucho. La ciudad es preciosa, pero el tiempo era muy limitado, así que bajé hasta una plaza más o menos alejada pero asequible antes de volver a la catedral y meterme en el autobús dirección Vannes.
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miércoles, 16 de octubre de 2024

Relato: Una cuestión de futuro

Un nuevo lanzamiento de dados, aquí va el vídeo enseñándolo: 

Una cuestión de futuro

No salían las cuentas. La competencia de los demás espectáculos era feroz y tenía que encontrar algo extraordinario que diferenciara el suyo. Así que Davo llegó a la conclusión de que debía explorar el mundo en busca de nuevas maravillas y emprendió un largo viaje con el dinero que le quedaba. 
Conoció todo tipo de culturas y encontró animales interesantes, pero ninguno era lo bastante especial como para mantener el interés de la gente mucho tiempo. Por eso buscó regiones incluso más remotas, a las que solo se podía llegar con un trineo.
Allí, por fin, encontró lo que andaba buscando: unos animales extraordinarios, compuestos por un orbe ocular gigantesco y dos patitas. Decidió llevarse un par, pero entonces uno de ellos le miró fijamente y Davo vio el futuro: ninguna de las criaturas sobreviviría al viaje, ni siquiera sus cuerpos llegarían enteros.
De alguna manera, Davo supo que la visión se haría realidad y por un momento maldijo su suerte, pero luego pensó que tenía una ventana al futuro y debía aprovecharlo. Vender a la gente el acceso a ese conocimiento sería muy lucrativo, y solo él sabía dónde encontrar a los Ojos. Pero otra criatura volvió a mirarle y pudo ver cómo el secreto de dónde se encontraban se expandiría rápidamente, provocando una migración masiva a la zona, su degradación y la extinción de las criaturas.
Maldijo su suerte otra vez, pero no se rindió y decidió que dejaría a las criaturas en paz, pero no sin antes abordar su propio futuro. Así, pensaba en una cosa (ir a tal sitio o a tal otro, abrir un tipo de negocio, volver a estudiar, invertir en acciones) y esperaba a que una de las criaturas le mostrara lo que sucedería. Había futuros magníficos, otros terribles, otros mediocres y otros emocionantes, y curiosamente a veces la diferencia entre uno y otro era una decisión insignificante.
Había muchos que le gustaban, pero tenía que elegir con cuidado. Por desgracia, las criaturas solo podían mostrarle los hechos, no cómo se sentiría él. Podía llegar a tener una vida magnífica pero vacía, emocionante pero agotadora, mediocre pero feliz. Así pues, aunque en principio pudiera ser un futuro prometedor (tampoco era tan tonto como para no descartar los futuros en los que acababa mal), no dejaba de ser un riesgo.
Al final, decidió echar a suertes por cuál se decantaría. Una cuestión de futuro que dependería de dónde cayera una estúpida piedrecita. Se sintió tonto, y sintió que las criaturas le juzgaban también, pero aun así lo hizo y por fin tomó su decisión. Entonces recogió sus cosas y nunca más miró atrás.
Cuando se marchó, los Ojos se sintieron aliviados. Eran simples telépatas, no veían el futuro. Solo querían que el humano se largara de ahí y les dejara en paz, así que habían jugado con su mente para conseguirlo. Se arriesgaban a que el futuro que le habían prometido no se cumpliera y volviera a por ellos, pero según pasaron los años se fueron relajando. Quizás había muerto en el regreso a casa, o quizás habían acertado después de todo. Nunca lo sabrían, pero en el fondo les daba igual.
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miércoles, 9 de octubre de 2024

Viaje a Francia: París Insólito: Librerías, Iglesias, Luxemburgo y Cluny

Como el punto de partida y final del viaje a Francia era París, tenía dos tardes y una mañana enteras para disfrutar la ciudad. Esta vez fueron visitas menos típicas, porque ya había hecho un extenso viaje a París:

Al final, a lo tonto, esta segunda-tercera vez que visité París disfruté mucho más la ciudad. No me entusiasmó la primera vez, me pareció bonita y ya, quizás porque es un sitio para callejear y perderse, y meterse en los sitios, pero yo fui de monumento en monumento. Quizás porque el ambiente en verano es radicalmente distinto. Además, me sigue quedando el Louvre, Versalles y Sant Dennis (nueva incorporación).

Tour de librerías en inglés

Esto puede sonar un poco raro, así que lo pondré en contexto. Mi primer plan fue ir a Versalles, pero lamentablemente no había entradas y no me iba a desplazar hasta ahí solo para ver los jardines. Así que decidí tomarme la tarde con calma y hacer una de las pequeñas cosas que se me quedaron pendientes en la anterior visita: entrar en la mítica librería Shakespeare & Co
Está masificada y hay cola, pero a pesar de ello no ha perdido nada de su encanto. De hecho, tienen toda la primera planta reservada para que la gente se siente cómodamente y lea con tranquilidad los libros que le apetezcan. 
Es en inglés, pero yo iba con la idea de comprarme uno de los libros de Lupin que no se llegaron a traducir al español, así que, aunque salí con un libro y una bolsita muy cuca, no había cumplido el objetivo. Google me señaló un par de librerías más por la zona que estaban abiertas, así que probé a ver, pero todas estaban en inglés (irse a París para comprar libros en francés y encontrar libros en inglés 😶). 

De relax en los jardines de Luxemburgo 

Luego me fui a los jardines de Luxemburgo que, además de tener fuentes y estatuas súperchulas (como la fuente de los Médici y la Estatua de la Libertad, o las muchas estatuas de mujeres eruditas de la historia), es un buen sitio para pasar la tarde. De hecho, había un concierto de blues en directo que molaba mucho, y ahí me quedé un buen rato mientras cenaba. 
Iglesia de San Severino, Fuente de los Medici en los Jardines de Luxemburgo, terraza del museo de Cluny
Iglesia de San Severino, Fuente de los Medici en los Jardines de Luxemburgo, terraza del museo de Cluny

Iglesias preciosas de París

Durante el callejeo, me encontré con una iglesia preciosa, la de San Severino, a la que por supuesto entré. Aluciné con sus vidrieras, y eso me dio la idea de hacer un tour por las iglesias de París. Ya había visto la Sainte Chapelle (imprescindible, aunque sea de pago y carísima), así que pregunté a nuestro guía cuáles eran las mejores para visitar en mi segunda tarde en París.
Las que me recomendó fueron las iglesias de San Eustaquio, San Gervais y St. Paul, que son realmente especiales. Además, en la de San Gervais me encontré con un concierto de órgano gratuito. 
Después. bajé hasta el Sena y pasé desde la altura de Notre Dame hasta el puente de Alejandro III, que estaba cortado por las Olimpiadas. Desde ahí subí andando hasta el Arco del Triunfo y acabé mi visita a París por ese día.

El museo de Cluny

La última mañana la dediqué a visitar el museo medieval de Cluny. Está emplazado en las ruinas de una abadía y contiene verdaderas joyas, aunque sin duda lo mejor son los tapices de la dama y el unicornio. Le dediqué poco más de dos horas a la visita, y me pareció variado y completo. La entrada son 12€ y los carteles principales están en español, inglés y francés, pero los de detalles solo en inglés y francés. Muy recomendable.

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miércoles, 2 de octubre de 2024

Relato: Festival de sabores

La consigna era crea un relato en el que aparezcan al menos 7 sabores. Dado que solo conocía cinco, me complicó la vida. 

Festival de sabores

Era un día especial y quería ofrecer a sus suegros un festival de sabores que no olvidarían. Sabía que les chiflaba la comida española, así que pronto tuvo el menú claro: unas patatas bravas con unas cuantas salsas saladas y picantes para abrir boca, unas croquetas de jamón ibérico para seguir con un sabor umami potente, unos calamares aderezados con limón para que tuviera toque ácido, todo acompañado por una ensalada de espinacas y anchoas con un toque amargo y vino tinto como perfecto astringente. Finalizaría con unas deliciosas torrijas tan dulces que eran irresistibles.
Se pasó el día en la cocina preparándolo y lo presentó todo de forma muy vanguardista; una mesa de foto. Pero ellos no podían contentarse, no. Tenían que quejarse y, en cuanto ella abandonó el salón un momento, les oyó decirle a su chica:
-¿Pero no estábamos de celebración? Para comer esto, nos habíamos ido a un bar de tapas.
Contuvo su rabia y se dijo que no pasaba nada. Ya no tendría que aguantarles muchos desplantes más. Cuando llegaran al postre, sus papilas gustativas estarían tan saturadas que no percibirían el sabor del veneno, de acción lenta y casi imposible de detectar. Por fin se libraría de ellos.
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