Al fin se decidió a romper el huevo y salir al exterior. El resto de sus hermanos ya lo habían hecho y ocupaban todo el espacio, comiéndose toda la comida. El dragoncito tenía sólo dos opciones: quedar relegado a un rincón, hambriento, o atacar a sus hermanos y reclamar su lugar en el mundo.
Así fue como el dragón acabó con la competencia de sus hermanos, y más tarde de sus padres, abandonando su predisposición natural a hacer el bien para convertirse en una bestia sin corazón, territorial y avariciosa.
Aprovecho para comunicaros que ya podeis votar por la portada que más os guste para Incursores de la noche. ¡Tenéis hasta el 28 de septiembre!
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También aprovecho para contestar a la pregunta que me manda Dulce Cautiva, de El club de las Escritoras.
De todos los personajes masculinos de tus historias, ¿cuál de ellos te gustaría que fuese real y existiera?
Creo que hay tres que me gustaría que existieran. El primero es Elethien, de mi libro El legado de Aliene (que voy a mandar a editoriales). Es un tío leal como el que más, con un fuerte sentido de lo que está bien y lo que no, a pesar de sus circunstancias.
Luego está Robert, de Atrapada en otra dimensión. Le tengo mucho cariño.
Y también Charles, que será el protagonista de mi segunda novela romántica.
Me ha encantado! Breve pero conciso, a veces con pocas palabras se puede decir mucho.
ResponderEliminarUn beso!
Adoro tu capacidad para dcir tanto en tan poco. M encanta!!!
ResponderEliminarExcelente micro, con un giro inesperado.
ResponderEliminarSuerte!!
últimamente me da por los microrrelatos. Más que nada, por falta de tiempo
ResponderEliminarMe he imainado al dragoncito ;_; y la bestia en la que se convirtió.
ResponderEliminarUn beso!