Segundo relato corto del reto Vuestras consignas mi relato. Este tenía que tener las palabras Botafumeiro, Sincio, Disentería y Escorbuto.
El peregrino
El peregrino llegó por fin a la catedral tras muchos meses de privaciones, disentería, peligros en los caminos, escorbuto y hambre. Pero ya estaba allí, al pisar ese suelo había lavado sus pecados y sus culpas. Una sensación de plenitud absoluta le invadió mientras el botafumeiro daba vuelvas y vueltas. Se quedó allí mucho rato, hasta que comenzó a darle el hambre, momento en que se sentó en una de las bancadas y se comió sus últimas provisiones.
Una vez saciado, salió de la catedral y, nada más hacerlo, le llegó un olor agradable que le dio un sincio de dulces terrible. No tenía nada, claro, todo se lo había gastado en médicos y en provisiones para sobrevivir a ese duro viaje. Entonces, el gordo terrateniente pasó a su lado y su mano actuó con vida propia, robándole la bolsa.
Se maldijo a sí mismo, ¡tanto trabajo para purgar sus pecados y nada más salir de la catedral cometía uno! Luego se dio cuenta de que podía hacer un nuevo peregrinaje a la catedral y volver a purgarlos, total, esta vez serían apenas cinco minutos. Eso sí, antes se compraría los bollos y se pegaría un buen atracón, tras lo cual iría a gastarse el resto de la bolsa en el burdel más cercano y dormiría hasta hartarse en una buena cama.
Al día siguiente, tras salir de la catedral con sus pecados lavados, se dio cuenta de que, si se quedaba en la ciudad, ya no tendría que ser bueno para ir al cielo, solo asegurarse de visitar el templo a menudo. Así pues, se quedó por allí esperando su oportunidad y, en cuanto la vio, afanó una nueva bolsa.
Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia