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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

miércoles, 17 de diciembre de 2025

Viaje a Irlanda del Norte: Belfast, Calzada del gigante, Londonderry

Belfast 

No andaba muy convencida con Belfast, siempre me ha dado la sensación de que es una ciudad industrial oscura y daba mal rollo. Aún hoy, después de tantos años desde la paz, siguen teniendo muros entre ellos que se cierran por las noches con un toque de queda.  Eso no inspira mucha confianza.
Sin embargo, he encontrado una ciudad con mucho encanto y buen ambiente. Además, tiene algunos edificios extraordinarios.
Lo primero que hicimos nada más recoger al guía fue bajar a ver el edificio del Ayuntamiento en todo su esplendor (es desproporcionadamente grande). Después, continuó el tour panorámico por la zona victoriana, con parada en la hermosa universidad de Queen's y también nos llevaron a ver la zona protestante y la zona católica con sus murales.
Vimos las casas de los trabajadores, los astilleros donde el Titanic se armó y en general todos los puntos interesantes de la ciudad. 
Después de un rato de tiempo libre a la hora de la comida, que aproveché para intentar subir a la cúpula de Victoria square (sin éxito), entrar a la biblioteca Linen (bonita pero sin nada especial) y al interior del Ayuntamiento (una preciosidad), hicimos un tour a pie por el centro, donde nos enseñaron muchos más edificios interesantes (mezclados con otros modernos), puntos de interés como los pubs emblemáticos, callejones, arte urbano…
Al acabar el tour teníamos más tiempo libre que dediqué a entrar en otra biblioteca con una bonita cúpula pero estanterías bastante mediocres, y para pasear hasta otros puntos que no habíamos tocado durante la visita. 
Irlanda del Norte - ayuntamiento de Belfast - Calzada del gigante - ayuntamiento de Londonderry
Irlanda del Norte - ayuntamiento de Belfast - Calzada del gigante - ayuntamiento de Londonderry

Calzada del Gigante

Se trata de unas formaciones rocosas en forma de polígonos espectaculares, rodeadas de un paisaje espléndido. El paseo para llegar es bonito y la verdad es que resulta impresionante lo que es capaz de crear la naturaleza. Hice la ruta corta y sencilla, hay otra más larga pero con bastante pendiente y una más para senderistas de varios kilómetros que era inviable para el tiempo que teníamos.

Londonderry

Londonderry no estaba en el itinerario, pero había mucho tiempo y decidieron incluirlo como extra porque esa tarde no había mucho que hacer. En la ciudad, que también tuvo su ración de conflictos pero ahora está tan tranquila como Belfast, nos enseñaron el precioso Ayuntamiento, subimos andando hasta la catedral y bajamos a ver los murales relacionados con el conflicto de Irlanda. Es una ciudad preciosa y con mucha historia, pero curiosamente no tiene nada de turismo.
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miércoles, 10 de diciembre de 2025

Relato: Sangre en la espada

Portada del relato Sangre en la espada
Solo había sido un rasguño en su adversario, apenas unas gotas de sangre en la espada, pero Brontak se obsesionó. Imaginaba que no eran solo unas gotas, sino que toda la hoja había sido teñida por ese hermoso tono rojo. 
Eso nunca pasaría. Había sido su primer duelo, pero incluso los duelistas más experimentados no llegaban más allá de la primera sangre. No podías matar a un noble así como así, por más que fueras el hijo ilegítimo del rey.
Aun así, la idea de su espada teñida de sangre no le dejaba dormir. Quería sentir la resistencia de la carne y el hueso al clavar su espada. Quería arrebatar una vida.
Pronto, una idea se instaló en su cabeza. La sangre era igual para todos. No tenía que ser un noble. Escabullirse del palacio no era difícil, encontrar una víctima en algún lugar solitario de los bajos fondos sería algo más complicado. Pero estaba decidido.
Eligió a una ramera cualquiera y se la llevó a un lugar solitario. Ni siquiera pensó en saciarse con esa mujer sucia y desesperada antes; era otra sed la que quería apagar. Acabó con ella antes de que pudiera hacer ningún ruido y por fin sintió lo que era arrebatar una vida. Sonrió satisfecho al ver su espada del color apropiado.
Pero no estaba solo. Un hombre escuálido y de aspecto desagradable se escondía entre las sombras. Quiso atacarle antes de que diera la voz de alarma, pero la empuñadura de su espada se puso de pronto al rojo vivo y tuvo que soltarla.
Era un brujo, sin lugar a dudas. Brontak comenzó a retroceder, aterrado.
—Yo necesito ese cadáver recién asesinado igual que tú necesitabas darle muerte —dijo el brujo con una mirada siniestra—. No te delataré si tú no me delatas. No te olvides de la espada.
Movió la cabeza mostrando su conformidad y, tras agarrar su arma, se dispuso a alejarse. La curiosidad le impidió hacerlo.
—¿Para qué lo necesitas? —preguntó.
—Solo un poco de magia negra para elaborar unas pociones, nada especialmente poderoso ni que atraiga la atención de los magos —respondió el brujo. Su mirada calculadora le recorrió y Brontak contuvo un escalofrío—. ¿Quieres verlo?
—¿A qué precio? —respondió el hijo del rey, reticente. No se podía confiar en los brujos. Los brujos ni siquiera deberían existir, que uno hubiera escapado del escrutinio de los magos y estuviera en la capital parecía inconcebible.
—Todo el oro que lleves encima —propuso el brujo—. Y alguna víctima más dentro de unas semanas, si te place.
Le placía demasiado como para no aceptar. Pero no era la posibilidad de asesinar a más plebeyos lo que más le atraía, sino la magia negra. Si aprendía a practicarla en secreto, quizás podría obtener una ventaja definitiva que compensara su ilegitimidad y le permitiera aspirar al trono. Sacó su bolsa de monedas y se la lanzó al brujo:
—Vamos, pues.
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miércoles, 3 de diciembre de 2025

Viaje a Irlanda: dos días en Dublín

Mi primer día en Dublín fue muy satisfactorio. Por suerte, no nos llevaron al hotel, porque estaba en el quinto infierno. En cambio, nos llevaron directamente a la ciudad el área nos enseñó el Trinity college, donde nos dejó un rato de tiempo libre para que lo exploráramos por nuestra cuenta.
Después, nos enseñó la estatua de Molly Mallone, vendedora de pescado de día y prostituta de noche, que es muy conocida en Irlanda por una canción, y nos dejó tiempo libre.
Me fui directa a la Catedral del Cristo, o de la Santísima Trinidad. Tiene tres audioguías en una, una maravilla, ya que puedes seguir tres itinerarios, pero todos eran muy interesantes, con mezcla de historia, cultura, leyendas y curiosidades, así que escuché las tres. La iglesia es, además, muy bonita.
Después fui a la biblioteca museo Chester Beatty, que cuenta con todo tipo de manuscritos, libro raros, pergaminos, papiros y todo tipo de curiosidades, tanto de Japón y China como del resto de Asia (India…), el mundo musulmán y el cristianismo. La primera planta está dedicada principalmente a los textos y grabados, dibujos… La segunda planta tiene un enfoque de acercar distintas religiones al visitante. Es muy chulo y si lees los carteles le echas un buen rato.
dublín - Trinity college - Christ Church - Grafxton street
Dublín - Trinity college - Christ Church - Grafxton street
Cuando salí, ya era tarde para entrar en cualquier otro museo, así que, tras buscar dónde comprar una bufanda y unos guantes, callejeé un poco por Temple Bar antes de meterme en el autobús para el hotel.
Para empezar la mañana teníamos un tour panorámico en autobús. Lo primero que vimos fue el parque Fénix, tan grande que tiene cientos de ciervos en su interior. Luego también pasamos por la fábrica de la cerveza Guinness y algunos puntos importantes tanto de la zona georgiana como de la zona victoriana.
Acabado el tour, nos ofrecieron una visita guiada por la Catedral de San Patricio y un paseo por la zona victoriana, pero todo era carísimo y además se tenía que ver en una corta extensión de tiempo, así que fui por libre a la catedral, con la suerte de que justo cuando entraba empezaba una visita guiada en inglés, y también completé con la audioguía, que está bastante bien. Esta Catedral es preciosa, pero está tan masificada que no se disfruta tanto como la otra.
Cuando salí de la catedral, paseé hasta Graxton street, una calle emblemática muy animada y repleta de músicos ambulantes. Luego me metí en el Museo arqueológico, que es una auténtica joya de edificio, no solo por las colecciones que tiene ahí, que son para echarles una mañana entera. Por desgracia, yo no tenía tanto tiempo porque había quedado con el grupo para ver algunas cosas más.
Nos llevaron a ver primero la estatua de Óscar Wilde, después la zona georgiana y finalmente atravesamos un parque para llegar a Graxton Street, donde de nuevo tuvimos tiempo libre, que aproveché para visitar la zona victoriana y el mercado antes de dar por finalizado el día.
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miércoles, 26 de noviembre de 2025

Relato: Almanzarain, el genio inventor

Nueva tirada de cartas Fatum. Significa: Personaje fruto de un experimento cuyo origen es un carruaje y se dedica a arbitrar la ley. Tiene un Golem y un familiar mecánicos. Su marca del pasado es una extremidad protésica mecánica porque la sacrificó en una misión no autorizada por un vínculo con una vida pasada. Su deseo es viajar en el tiempo a un campo de batalla.
Es un poco extraño, solo puede salir un relato steampunk de aquí (y precisamente fue la extensión streampunk la que utilicé, así que ¿de qué me extraño?)

Almanzarain, el genio inventor

Tirada de cartas que inspiró el relato steampunk Almanzarain, el genio inventor.
Elek Domwok, su padre, si es que se podía llamar así al hombre que le creó, estaba en el lecho de muerte. 
No había querido saber nada de Di-Elek desde que usó la máquina del tiempo, contra su voluntad, en una loca misión que le costó un brazo. El genio siempre les había hecho usar la máquina de forma muy controlada, por breves periodos de tiempo y con una larga lista de instrucciones para que no alteraran el pasado y cumplieran objetivos muy concretos. 
Cuando Di-Elek volvió, malherido, Elek le había dejado claro que ya no era bienvenido en la casa familiar y le había expulsado sin miramientos. 
Por eso, Di-Elek se sorprendió tanto de la llamada. Luego se enteró de que era el único, de todos los hijos-experimentos del genio, que seguía vivo. Justo él, la mayor decepción de Elek, el desobediente, el que probablemente había sido contaminado cuando el carruaje que transportaba las muestras volcó. Qué ironía. 
Elek no merecía que Di-elek dejara su trabajo de defensor de la ley unos días por él. Aun así, acudió, dejando a su familiar y a su gólem mecánicos velando por la seguridad del pueblo en el que vivían. Pero no lo hacía por su padre, sino por la máquina del tiempo.
Los sueños de su vida pasada habían estado ahí desde siempre. No eran más que emociones y escenas inconexas, pero quería saber más. Su padre era un obsesivo estudioso de la época, así que sabía dónde y cuándo ocurría todo. Di-Elek también se había obsesionado por el tema, pero solo quedaban vagos documentos y leyendas estúpidas de ese periodo histórico, junto a algún que otro prodigio mecánico oxidado y lo que su padre había podido recuperar en sus viajes al pasado. 
Él necesitaba algo más sólido para descubrir a quién pertenecían aquellos recuerdos. Buscaba lugares y caras concretas. Por eso había desobedecido por primera vez, para saber de una vez por todas la verdad detrás de sus sueños viajando al campo de batalla donde recordaba su propia muerte. Y por eso acudía a la casa de la que había sido desterrado, para reclamar la máquina como herencia y hacer un nuevo viaje.
Pero no le hizo falta la máquina para encontrar respuestas. En cuanto vio su prótesis mecánica, Elek pareció recuperar las fuerzas que la enfermedad le había arrebatado.
—¿De dónde has sacado eso? —preguntó, ansioso.
—La he hecho yo mismo.
—Entonces tú eres viable... —dijo febril—. Había oído lo del gólem y lo del familiar, pero no daba crédito a los rumores. Tú eres el viable. Todos estos años pensando que eras mi mayor fracaso, que Tri-Elek y Oct-Elek eran los que más se acercaban, aunque no estuvieran a la altura... y al final tú eres él.
—¿Quién soy yo?
—El único clon viable de Almanzarain, el genio inventor.
—Estás loco —sentenció Di-Elek.
Sin embargo, no era tan descabellado. Sabía todo lo que se conocía sobre ese personaje de leyenda y podía encajar tanto con sus sueños como con sus habilidades. Pero eso no se lo iba a decir a Elek, que de todas formas, con la excitación de la revelación que acababa de tener, perdió sus últimas fuerzas y cayó en un sueño inconsciente justo después de decir:
—Tengo grandes esperanzas puestas en ti, Di-Elek-Almanzarain. Nos llevarás a una nueva era de avances.
Mientras su padre estaba entre la vida y la muerte, Di-Elek tuvo acceso por fin a su despacho y a los cuadernos y diarios que nunca pudo consultar siendo más joven. En ellos, conoció toda la verdad. 
Elek había consagrado su vida y su fortuna al genio inventor de la antigüedad. No solo a saber más cosas sobre él, como habían pensado sus hijos, sino a traerlo de vuelta sin cambiar la historia. Había conseguido muestras de su cabello en sus viajes al pasado y, fruto de dichas muestras, habían nacido sus hijos-experimento. También había aprovechado para robar los planos de sus inventos no para lucrarse, como habían pensado sus hijos, sino con la esperanza de que estos, todos clones de su héroe, se inspiraran y siguieran los pasos del genio.
Lo que Elek nunca había pensado era que Almanzarain nunca inventó nada por vocación, sino por necesidad. Justo como Di-Elek, que solo había creado el brazo mecánico porque necesitaba uno, un gólem porque él solo era incapaz de imponerse a los malhechores y un familiar mecánico porque no soportaría que su mascota muriera. Por eso, había aprendido en silencio y nunca había dado muestras de ser un genio, al contrario que sus hermanos, deseosos de ganarse la aprobación de su padre.
Lo más triste de todo era que Elek era infinitamente más brillante que Almazarain. Este solo había creado artilugios mecánicos; nunca habría soñado con clonar a alguien que llevaba siglos muerto o con inventar algo capaz de mandarle al pasado. Quien podría haber inspirado una nueva era de avances era el propio Elek, y había desperdiciado su talento en resucitar a un muerto. 
El mundo, por otro lado, no estaba preparado para clonar a otras personas ni para viajar en el tiempo. Por eso, cuando Elek murió por fin, Di-Elek hizo arder muestras, documentos y máquinas antes de volver a su tranquila vida como defensor de la ley.
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