El viaje empezó movido. Tras un trayecto con muchas turbulencias, llegué al hotel que había contratado solo para encontrarme con que no me abría nadie. El tipo había cogido la pasta y se había pirado. Me hicieron pasar un mal rato pero me reubicaron en un sitio un poco más lejano que, la verdad, me daba muy poca seguridad.
Primera tarde: Leyendas y misterios
Pero entre tanto empezaba el free tour de leyendas y misterios, así que allá que fui. Se habló mucho de Houdini, del actor de Drácula (Bela Lugosi), de Vlad Tepes y de la famosa condesa sangrienta. No faltaron menciones a la maldición de los Habsburgo. También pasamos por bastantes puntos y monumentos interesantes, donde tuvimos tiempo libre para hacer fotos, como la estatua de la princesita (que se supone que da suerte). Acabamos junto al Mercado Central, pero era tan tarde que lo dejé para otro día.
Primera mañana: Parlamento y Castillo de Buda
Empecé el día siguiente con una visita al Parlamento de Budapest, muy recomendada en todas las guías y también por mí. Es un edificio muy ecléctico que impresiona tanto por dentro como por fuera. Tiene una historia interesante y da bastante juego, la verdad. Hay que acordarse de reservar entradas con antelación y de llevarlas impresas, eso sí.
Después tenía una ruta en el castillo de Buda, que no tiene castillo, sino un palacio de los Habsburgo dentro de una ciudad amurallada. Tiene muchos puntos bonitos aunque la mayoría de lo que vemos está reconstruido porque los nazis se refugiaron en el palacio y se bombardeó toda la zona, quedando poco más allá del Archivo Nacional y la iglesia de María Magdalena.
En la Plaza de la Santísima Trinidad, la más simbólica, nos dejaron tiempo libre para ir a hacer la foto de rigor en el Bastión de los Pescadores y tomarnos una tarta en el local preferido de Sisi. Así de primeras no pude tomarme nada porque la cola era muy larga y las camareras muy lentas.
Luego, después de que acabara el tour en la Fuente de Matías frente al palacio de los Habsburgo (reconstruido), volví hacia allí, no sin antes visitar la iglesia de San Matías, cuya entrada de pago merece la pena pagar. Después sí que entré al local y cogí una tarta para llevar, que me comí mientras esperaba el siguiente tour, de nuevo en el otro lado del río. De sabor estaba muy rica, pero dura como una piedra.
Segunda tarde: Budapest Básico
El tour de la tarde era por el Budapest básico, más bien por el barrio de Pest. Empezaba en el Parlamento, luego vimos el único monumento comunista que queda en el centro, flanqueado por dos presidentes americanos para fastidiar a Putin.
Otro punto importante que vimos fue un polémico monumento en el que se falsea la historia del nazismo en Hungría y el contramonumento que crearon las víctimas justo enfrente.
Después fuimos a la Basílica de San Esteban y tuvimos tiempo libre, aunque estaba cerrada. Seguimos hasta La noria y finalmente acabamos la sinagoga más grande de Europa.
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Parlamento de Budapest, Iglesia de Matías y Ópera de Budapest |
Tercera tarde: Ópera, Basílica de San Esteban y Budapest imperial
Dediqué un día y medio a excursiones y, después de una al palacio de Sissi que duraba medio día, volví justo a tiempo para pillar una visita guiada a la ópera, donde coincidió que vimos un espectáculo que solo se repite dos veces al año: la gran lámpara bajada y si posterior alzamiento. Después vimos varias salas y la visita finalizó con una pequeña representación operística. Visita muy recomendable.
Quedaba mucho rato para el tour, así que me dio tiempo a entrar a la Basílica de San Esteban. No tenía fuerzas para subir a la cúpula, así que solo pagué la entrada sencilla para ver el impresionante interior barroco.
Después tenía un tour por la Budapest Imperial, que en principio nos llevó más o menos por los mismos sitios desde el Parlamento hasta la ópera pasando por San Esteban, aunque con paradas escondidas como el Monumento de Trianón o el edificio de la Caja Postal
Después tenía un tour por la Budapest Imperial, que en principio nos llevó más o menos por los mismos sitios desde el Parlamento hasta la ópera pasando por San Esteban, aunque con paradas escondidas como el Monumento de Trianón o el edificio de la Caja Postal
En la segunda parte cogimos el metro y fuimos hasta la Plaza de los Héroes y un complejo con el Castillo de Vajdahunyad, una iglesia románica y un palacio gótico. Todo falso pero muy currado. Estaba al lado del balneario más famoso, las Termas Széchenyi, pero ya era tan tarde que no se veía ni torta, y estaba cerrado, así que me fui andando al hotel
Últimos flecos
El último día renuncié a hacer ningún tour para ver algunas cosas sueltas que me quedaban. No caí en que los sábados las sinagogas no abren, así que me quedé sin ver la gran sinagoga por dentro.También visité el Mercado Central (sin nada especial por dentro salvo un piso entero de tiendas de souvenirs, pero con una fachada impresionante), la calle Váci (típica de turistas) y el conjunto de Zapatos a la orilla del Danubio (curioso, aunque se puede pasar por alto). Me quedé con las ganas de tomarme un langos típico, pero el local al que me recomendaron ir no lo conseguí encontrar y creo que está cerrado. Así que volví al aeropuerto sin probarlo, por suerte llevaba bocatas.
Me quedaron algunas cosas, como el crucero por el Danubio o la Isla Margarita. El barrio judío lo recorrí sin guía porque mi alojamiento estaba por ahí. Pero más o menos cubrí las cosas más recomendadas.
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