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miércoles, 23 de noviembre de 2022

Relato: Algo más allá

Un nuevo lanzamiento de dados:

Algo más allá

Dados en los que se basa el relato Algo más allá
Tenía que haber algo más allá. Las tierras de su familia llegaban hasta donde se perdía la vista y más. Ellos eran el centro de todo, como demostraba que prácticamente todos los edificios, los jardines y hasta las personas llevaran la L que les marcaba como propiedad de su familia. 
Pero tenía que haber algo más allá. Había visto las granjas de donde venía la comida, todas de la familia. También las ovejas con las que se hacían la mayor parte de las prendas de vestir, el lago donde pescaban los peces y en el que descansaban los patos que cenaban a veces, los extensos y peligrosos bosques de donde sacaban la madera, hasta los cultivos de especias. Todo lo básico se producía ahí, sí, pero ¿de dónde salían las sedas, el oro o las joyas de su madre? 
Sus progenitores le aseguraban que no había nada, pero averiguar ese misterio se convirtió en su obsesión. Cuando descubrió que dos de los criados de su padre se marchaban con los carros llenos de alimento y volvían con joyas y bagatelas, les abordó:
-¿De dónde habéis sacado todo eso? ¿Es que hay algo más allá?
-Los traen los barcos de velas blancas, mi señor -tartamudeó uno de ellos. No se les permitía hablar con el primogénito, pero tampoco podía desobedecer una orden tan directa.
El joven pareció conformarse, pero su nueva obsesión fueron esos barcos de velas blancas. Así que, la siguiente vez que vio a los hombres de su padre marcharse con el carro, les siguió. Atravesaron el bosque, laberínticos acantilados y hasta una ciénaga antes llegar a un pequeño puerto.
Y allí, el único lugar de esas tierras que no pertenecía a su familia, y en el que residían muchos que habían huido de su tiranía, ese joven inocente que no había visto el mundo más allá de la finca que le protegía, y que llamaba la atención con sus ropajes y actitud, se convirtió en una presa muy jugosa para mucha gente. Para su desgracia, los que querían vengar todas las afrentas fueron más, y más violentos, que los que querían usarle para enriquecerse. Nunca llegó a ver las velas blancas de los barcos.
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miércoles, 16 de noviembre de 2022

Viaje a Egipto: Valle de los Reyes, Luxor, Karnak y más

El día empezó fuerte. La noche anterior habíamos acabado de cenar a las 12 y pico de la noche y teníamos que levantarnos a las 4:45 para empezar las excursiones. No llegué a oír la alarma porque la llamada a la oración era a las 4:30. 
Lo que íbamos a ver era de lo que más me interesaba, porque se trataba de los alrededores de lo que fue la antigua Tebas y fue una zona importante para el Imperio Nuevo, así que estaba muy emocionada.
Tras un desayuno apresurado, nos metieron en una barca para cruzar el río Nilo a la orilla oeste, que es la orilla relacionada con la muerte y los monumentos funerarios. La barca tenía música de farándula española (la bomba de King África y cosas similares), suerte que el trayecto solo duraba una canción. 
Nuestro guía, Saladino, era local y en principio lo hacia bastante bien, aunque era un estafador en toda regla, como averiguaríamos más tarde. Más info sobre todo lo que nos pasó en Egipto y algunos consejos, en esta entrada. 

Colosos de Memnón

La primera parada fue para ver los Colosos de Memnón. Miden 18 metros de alto, parecen gritar por el viento a través de sus grietas y llorar debido a la condensación del agua. Parada fotográfica más que nada, había vuelos en globo pero no los teníamos incluidos y el programa estaba más que apretado.

Colosos de Memnón y Templo de Hatshepsut
Colosos de Memnón y Templo de Hatshepsut
Templo de Hatshepsut

Este templo siempre me había parecido bastante compacto y poco fotogénico, pero la verdad es que visto de cerca impresiona y las capillas dedicadas a los diferentes dioses, así como cada uno de los tres niveles, me parecieron muy impresionantes. 
Una de las curiosidades de este templo es que se intentó borrar la memoria de su creadora porque acaparó el poder vistiéndose de hombre y creando una mitología sobre su concepción. La verdad es que Hatshepsut es una faraona que me llama mucho la atención, e hizo grandes cosas a pesar de que nuestro guía intentó minusvalorarla.

Valle de los Reyes

Tumba de Tutankamon en el Valle de los Reyes
Tumba de Tutankamon en el Valle de los Reyes
Después, tocaba la visita al Valle de los Reyes. Intenté convencer al guía para que hiciéramos una parada en el Valle de las Reinas y así poder ver la tumba de Nefertari, a pesar de qué es carísima. Pero no coló, mala suerte.
Con la entrada al Valle de los Reyes puedes entrar en tres tumbas, la de Tutankamón se paga aparte por el equivalente a más o menos 15 €. La verdad, los pagué aún sabiendo que no merecía la pena, y desde luego que no la merece: está la momia, pero solo queda una pared pintada, ya que el resto de los tesoros están en El Cairo. 
Las otras tres tumbas que visitamos son de las más decentes: la de Ramsés III, la más larga y bonita, y las de Merenptah y Ramsés IX. Aunque debo decir que el calor casi me deja allí. Estábamos a más de 40 grados en el exterior y, para nuestra sorpresa, en las tumbas hacía mucho más calor, hasta el punto de salir fuera y sentir fresquito. 
Yo conozco bastante de la historia de Egipto y mucho sobre sus tumbas, así que sabía lo que estaba viendo y lo iba a contando los demás, pero la verdad es que, para el viajero medio, no sobraba un poco información y contexto sobre el faraón al que estaba dedicada a la tumba y la iconografía que podías encontrar dentro. 

Luxor y Karnak

Entrada del templo de Luxor y Bosque de Columnas de Karnak
Entrada del templo de Luxor y Bosque de Columnas de Karnak
Tras visitar todas las tumbas y esperar por dos pesados más de media hora, volvimos a Luxor para ver su famoso templo. Las estatuas monumentales de Ramsés II, las escenas de las paredes del templo y todas sus salas sin duda merecían una visita mucho más larga.
Era toda una impresión estar ahí por fin y ver las cosas al natural; las fotos engañan mucho, pero en este caso es tan impresionante como parece. Igual sucede con Karnak, es la joya de la corona de esta zona y no es para menos: el bosque de columnas de la gran sala hipóstila (con más de cien columnas monumentales) es alucinante y se pueden echar horas admirando ese esplendor. 
Por desgracia, no teníamos tanto tiempo: los estómagos rugían porque llevábamos desde las 5 de la mañana sin probar bocado y eran casi las 3 de la tarde. Debido a esto, el guía nos pasó a toda velocidad por los puntos más conocidos, pero no nos acercamos a muchos otros que no me gustó perderme. Habría preferido comer más tarde, o no comer, para poder verlo con más calma y sentí no tener más tiempo en Karnak, o poder pasear por la avenida de esfinges. 
Volvimos al barco para comer y luego partió, dejándonos toda la tarde de tiempo libre. La cena fue bastante tarde para el día que llevábamos, pero no me la podía saltar porque nos tenían que decir la hora a la que había que levantarse al día siguiente. Fatal organizado, vamos.

El viaje los días siguientes y más...

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miércoles, 9 de noviembre de 2022

Relato: ¿Lo mando o lo borro?

Este relato lo mandé a un concurso de microrrelatos y no ganó, así que he decidido publicarlo por aquí, lo que el el fondo es el broche perfecto para el concepto metaliterario del propio relato, ya que el hecho de publicarlo aquí lleva el final implícito XD.

¿Lo mando o lo borro?

¿Lo mando o lo borro? Es un relato interesante y metaliterario, pero seguro que se presenta muchísima gente. Escribirlo ha sido duro, además, ganar un premio sería una gran forma de meterme en el mundillo literario.
¿Lo mando o lo borro? Qué desmotivador si no gano. ¿Y si los jueces piensan que es un simple desvarío de una escritora sin inspiración y no le ven la gracia al concepto? ¿Y si se ríen de mí? Qué vergüenza. Menos mal que va con plica.
Por otro lado, ya está escrito y, si se ríen de mí, no me voy a enterar. Así que, ¿qué hago? ¿Lo mando o lo borro? El plazo acaba mañana, tengo que decidirme. ¿Lo mando o lo borro? Odio tomar decisiones bajo presión. ¿Lo mando o lo borro? Venga, cara es mandar, cruz es borrar. Lo dejamos en manos del destino.

https://deborahfmunoz.com/mis-obras/ 
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jueves, 3 de noviembre de 2022

Viaje a Holanda: Marken, Volendam, Edam, Zaanse Schans

El último día era por los pueblos típicos de la zona. Sólo estaba incluida en la excursión de por la mañana pero cogí también la opcional de por la tarde para ver dos pueblos más.

Marken

Casitas de Marken con barcos
Empezamos yendo a Marken, un pueblo de protestantes algo radicales que se mantuvo prácticamente intacto tanto en tradiciones como en construcciones y que es una comunidad muy cerrada. El pueblo es muy bonito y se puede ver como evolucionaron las casas después de que pusieran el gran dique y ya no hubiera riesgo de inundación.
Había que hablar en voz muy baja porque odian a los turistas, pero era curioso ver cómo viven aun a día de hoy.

Visita a la fábrica de queso

Después fuimos a una fábrica de queso que fue de lo mejorcito. Yo soy muy quesera y nos dieron a probar una amplia variedad de todo tipo, algunos de ellos con premios internacionales. Tenían desde quesos semicurados hasta curados, pasando por todo tipo de combinaciones de sabores que iban desde el coco hasta la lavanda. Si por mí fuera me hubiera llevado toda la tienda, pero me conformé con un queso curado que estaba de muerte, con la esperanza de que no me lo requisaran en el aeropuerto como hicieron en París.

Volendam

Lago y costa de Volendam
Volendam es un pueblo pesquero que supo adaptarse muy bien a las nuevas circunstancias (cuando cerraron con el dique, pasó a ser una zona de agua salada sin pesca) y hacen del turismo su modo de vida sin perder demasiado su esencia. Tuvimos tiempo libre más que de sobra para visitarlo, ya que la parte bonita son básicamente dos calles. Es un pueblo muy agradable, aunque no hay mucho más que hacer aparte de comprar una vez visto todo.

Edam

Distintas vistas de Edam
Tras la comida fuimos a Edam, otro bonito pueblo lleno de canales del que sin embargo no pudimos disfrutar por completo, ya que había una feria y las atracciones estaban por medio de todos los sitios interesantes, sin dejarlos ver bien. Por no hablar del ruido machacón de todas. 
Curiosamente, el queso edam no lo fabrican ellos, pero cogieron el nombre porque ellos sí que recibían esos quesos y se convirtieron en el punto de venta mayoritario. 
En Edam visitamos también una preciosa iglesia protestante, la de Grote Kerk o San Nicolás, que tenía una parte de mercadillo de segunda mano.

Zaanse Schans

La última parada fue Zaanse Schans. Es un lugar en el que reconstruyeron las casas de madera típicas y algunos molinos, a veces trayendolos desde lejos, para conservar todas esas estructuras tradicionales. 
Lo curioso es que está habitado y que realmente son las estructuras originales que están restauradas, porque si no daría una sensación de un parque temático. Los molinos también tienen su gracia porque cada uno servía para una cosa distinta, desde moler especias hasta cortar madera, y muchos fueron toda una revolución tecnológica. 
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