Esta vez, el proyecto de Adictos a la escritura iba de hacer una carta a los Reyes Magos. Dado que he descubierto que es un trauma pedir cosas materiales (necesité una mañana para hacer la wishlist fnac y otra tarde para hacer la de Amazon y llegar a la cantidad que se sorteaba) he pedido algo que será mucho, mucho más útil.
Carta a los Reyes Magos
Queridos Reyes Magos.
Este año, como todos los
anteriores, no pido mucho.
No quiero aparatos
electrónicos, aunque me vendría bien una impresora nueva porque la
mía saca los documentos con rayas blancas. Tampoco pido otros
regalos materiales, como películas, muebles nuevos, escapadas a un
spa, juguetes... ¡ni siquiera libros, a pesar de que he sido buena y
he reducido considerablemente mi lista de pendientes!
No, no pido nada de eso
porque ya estoy yo para comprármelo cuando lo considere oportuno y
ahorre lo suficiente.
Lo que pido este año es algo más inmaterial, pero infinitamente más útil: que el esfuerzo sea recompensado. Esta petición es tanto
para mí como para el resto del mundo. Una meritocracia de verdad,
con todas las letras, aunque no salga en la RAE... Todo lo contrario a la pamplina que
tenemos ahora.
Vamos, que los vagos
desalojen los puestos que ocupan inmerecidamente y se vayan a vivir
debajo de un puente, donde no molesten. O mejor, hacedles desaparecer
directamente que, si no, con acogerse a la caridad y a todas las
bonificaciones a las que puedan acceder, seguirían sin dar palo al
agua y parasitando a la sociedad...
No estoy hablando solo de
las administraciones públicas sino de TODOS los puestos de TODAS las
empresas del país. Así, los que llevamos toda la vida luchando por
conseguir una posición tendremos la posibilidad de demostrar nuestra
valía en vez de ser incapaces de levantar cabeza solo porque unos
cuantos inútiles saben que, como nos dejen avanzar, quedarán muy,
pero que muy mal. Y todos los que valen pero están en la calle
porque había que elegir entre ellos o el “hijo de”, el “amigo de”, el
“enchufado de”... recuperarían sus empleos.
Por supuesto, también
habrá que hacer una pequeña segunda purga. No a los que no se han
esforzado, que esos ya habrán desalojado, sino a los que se
esfuerzan... pero se aprovechan también del esfuerzo ajeno y
pretenden tenerles trabajando en un régimen de semiesclavitud a
cambio de una miseria, a pesar de que lo que hacen sus empleados vale
mucho más de lo que les pagan y que la excusa de “está
aprendiendo” solo sirve para los primeros meses.
Qué complicado,
pensaréis vosotros, queridos Reyes. Bueno, puede ser, pero sin duda
resultará más útil que todo lo que habéis hecho hasta el momento.
Deberíais replantearos las cosas. Vosotros sois magos, demonios, no
tiene sentido que desperdiciéis vuestra magia en regalitos tontos
que no valen más que para dar una breve satisfacción momentánea
que se olvida en cuestión de días. ¡Usad la magia para algo
constructivo de una santa vez!
Si cumplís este deseo,
tan sencillo como es, el país irá mejor y los que lo merecemos
tendremos dinero suficiente para comprarnos todas las chorradas que
nos dé la gana, sin vuestra intervención. Aunque claro, lo mismo desaparecéis vosotros
también en el proceso. Después de todo, solo trabajáis una noche
al año y ni siquiera os esforzáis en pensar qué quiere cada uno:
os tenemos que escribir una carta detallando lo que tenéis que
traernos. Ni lo de llevarle regalitos a Cristo tuvo demasiado mérito,
a decir verdad. Lo del oro vale, pero el resto podríais haberle
hecho regalos más útiles, que nació en un pesebre, no en un
palacio. Seguro que habrían agradecido más unos pañales, o algo
con lo que vestirle, o unas lembas, o más oro. Pero en fin, es lo
que tenéis muchos de los ricos, que no pensáis en lo que podemos necesitar
los pobres porque tenéis una carencia seria de empatía.
Sin más dilación acabo
esta carta. De verdad de la buena, si cumplís mi deseo os podréis
jubilar y todos seremos mucho más felices.
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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.