Mi otra escapada de Semana Santa, aparte de la visita al Monasterio de Piedra, fue a Aranjuez. No hay mucho que ver más allá del palacio, la Casita del labrador, los jardines y alrededores. Además, está diseñado para que la gente vaya allí a comer en restaurante (nivel: no puedes dar dos pasos sin que te salte un tipo con flyers de su restaurante e intente convencerte de que vayas al suyo y no al de los otros veinte tipos con flyers que te han asaltado previamente). No obstante, para una escapada de un día está bien, y más teniendo en cuenta que se puede llegar en Cercanías desde Madrid por bastante poco dinero.
Palacio Real de Aranjuez
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Escapada a Aranjuez: Palacio y Jardines del príncipe |
Es la principal atracción turística del pueblo y la primera cosa que vimos, nada más llegar y nada más abrir al público, por lo que no había demasiada gente. La entrada es carísima (9€) y el
interior es tan decepcionante como el del
Palacio Real de Madrid, solo que más pequeño. Tiene alguna sala algo más interesante que el resto, no lo niego, pero el resto es como cualquier otro
palacio europeo, en chiquitito y con escasos carteles. Media hora de recorrido y ya estábamos fuera, incluyendo la parada técnica.
Jardines del príncipe
Teníamos entrada para la Casita del labrador mucho más tarde, así que, como de todas formas está dentro del parque, paseamos por él con calma. Es un bonito paseo con algunos puntos de interés desperdigados, aunque hay zonas algo descuidadas y partes en las que no tienes dónde resguardarte del sol. Suerte que estaba nublado, pero cuando se despejaba y te pillaba en esas zonas corrías el riesgo de sufrir un golpe de calor. Pero bueno, la sensación es como la de pasear por el Retiro (aunque tenga muchas menos estatuas, fuertes y puntos interesantes que dicho parque), así que vale la pena, en especial si evitas las zonas antes mencionadas.
Museo de Falúas Reales
No
es que me llamen mucho la atención los barcos, pero la entrada está
incluida en la del Palacio Real y ya que habíamos pagado... No tiene ni una
decena de falúas fastuosamente decoradas que pertenecieron a distintos
monarcas, pero está curioso. Eso sí, es un visto y no visto, en
cinco-diez minutos has acabado la visita.
Casita del Labrador
Lo mejor de la escapada a Aranjuez. La entrada son 5€ y es con visita guiada, solo pudiéndose entrar en grupos de máximo diez personas. Recomiendo, pues, la reserva con antelación o que compres la entrada a la vez que la del Palacio Real (si es que no te he quitado las ganas), porque, cuanto más lo demores, menos probabilidades hay de que queden plazas y puedas visitarlo.
Este palacete de recreo ha sido restaurado en su totalidad y es extraordinario, dándole mil vueltas al Palacio Real de Aranjuez. Por cuestiones de conservación, está bastante a oscuras, pero aun así los colores de los bordados de las paredes son impresionantes, te imaginas las habitaciones con las ventanas abiertas de par en par y simplemente alucinas. Además de ser un espacio genial, el guía era muy bueno y nos contó cosas de lo más interesantes, así que, si tienes que elegir qué hacer en Aranjuez, ¡ve a la Casita del Labrador!
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Escapada a Aranjuez: Casita del Labrador, fuente de Venus, Jardín de la Isla |
Paseo por el centro de Aranjuez
Visitados los Jardines del Príncipe, y quedándonos el resto de jardines de paso en nuestro camino de vuelta a la estación, fuimos al centro de información turística dando un paseo. No vimos nada de especial interés, aunque supuestamente pasamos por edificios históricos. Lo único un poco más vistoso era la Plaza de San Antonio, presidida por la Iglesia de San Antonio y con la interesante Fuente de Venus.
Jardín del Parterre y Jardín de la Isla
Finalmente, de camino a la estación de tren (que por cierto es bien bonita), paseamos por los jardines del Parterre y de la Isla. Estos son más estilo francés, todo con setos ordenados y más estatuas y puntos de interés artístico. También es gratis entrar y son bastante bonitos, así que merece la pena.
Visto esto, y habiendo andado todo el día, dimos por finalizada la visita y la última escapada de la Semana Santa.