Nueva tirada de cartas Fatum, con mi nueva baraja. Lo que salió significa: El protagonista es investigador que experimenta en busca de conocimiento
con un espíritu oscuro para revelar la verdad sobre un héroe caído.
Tiene una relación romántica con un mentalista y es pariente de la
cabeza de una organización criminal. Es un no humano y su origen está en
una secta.
Negocios
Rat ignoró los gritos de su pareja desde la entrada, sabía que quería que le diera un descanso a su mente, así que se puso unos tapones para aislarse del ruido y bloqueó la puerta de su laboratorio. No necesitaba tanto descanso como los humanos y, de todas formas, no podía permitírselo.
Estaba demasiado cerca y el espíritu oscuro con el que trabajaba no tardaría en revelarle lo que quería saber, pero si le dejaba recuperar fuerzas volverían a la situación de inicio. No estaba dispuesto. Si lo que sospechaba sobre Laizus era cierto y conseguía demostrar con pruebas irrefutables que no era un héroe caído, su gente dejaría de considerarse una secta y pondría patas arriba a la religión oficial.
Un par de horas después, el espíritu se rindió y se lo reveló todo: la verdadera historia y todo lo que tenía que hacer para demostrarla. Rat lo anotó todo cuidadosamente y, tras desterrar a la criatura de vuelta a su plano, se quitó los tapones, desatrancó la puerta y bajó corriendo las escaleras, gritándole a su pareja que ya había acabado, que por fin podían volver a su vida.
Pero solo le respondió el silencio y, cuando entró en el cuarto de estar, se encontró a su amado decapitado y a su tío Golim y varios esbirros esperándole.
-¿Por qué? -preguntó, en shock.
-Negocios. Me apena que seas tú, pero ya sabes cómo son los sacerdotes. Tú querías remover la mierda de su religión y ellos me han pagado demasiado como para negarles el favor de evitarlo.
-Pero es cierto. ¡Laizus nunca...
Su frase se interrumpió cuando su cabeza se separó de su cuerpo, rodando muy cerca de la de su pareja. Golim miró el cadáver de su sobrino con cierta pena, pero luego dirigió su atención a los papeles que quedaban en su mano y los estudió con interés. Sonrió. Le habían pagado por silenciar a su sobrino y había cumplido. Nadie le había dicho nada sobre destruir esos papeles para que no llegaran a manos inadecuadas. Seguro que...
Tampoco llegó a finalizar el hilo de pensamientos porque entonces su cabeza también rodó. Luego, los que había creído que eran sus fieles esbirros, pagados por los religiosos, agarraron los papeles, los echaron al fuego y se marcharon de la casa en busca de su recompensa.
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