Día 1 del viaje a Japón: Vuelos y Osaka por libre
Primero salimos a una parada rápida en el
Castillo de Osaka y nos contaron cosas interesantes sobre él (algunas
la recordaba de mi visita del día anterior, otras no) y luego fuimos al Observatorio del jardín
flotante (que no tiene ni una planta, así que no queda claro de dónde sale lo de jardín) desde donde se puede ver la ciudad
completa y descubrimos cosas sobre la vieja Osaka, como que había
canales que se cubrieron con los restos de grandes incendios.
Después de la visita al observatorio, fuimos a Nara, al templo de Todaiji. Allí aluciné con los ciervos: el
parque está plagado y se te acercan como si nada, algunos ¡hasta hacen
reverencias! Por supuesto, quieren que les des comida y pasan de ti si no se la das...
La estatua del Buda gigante (16 metros sentado, casi nada) y el resto de las que hay en el interior (y fuera) son impresionantes. También dentro, puedes comprar regalos y hechizos, así que me hice con un amuleto y un marcapáginas.
Luego fuimos a comer y el restaurante, tipo bufé, estaba genial: probé comida japonesa como sushi, tempura de batata y raíz de flor de loto o unas bolitas dulces de té. Delicioso.
La última parada fue ya en Kioto,
el santuario de Fushimi Inari. Se accede desde una calle llena de cosas
interesantes para comer y empezaba en una zona donde teníamos que
purificarnos. Yasushi nos enseñó a hacerlo y luego pasamos. También hice un
ritual para pedir un deseo a los dioses y luego pasamos a la zona de
los toris. ¡Los hay a miles! Allí hicimos un poco el tonto con una escena de
Memorias de una geisha y vimos un buen trecho de camino de toris antes
de regresar.
Tras eso, nos llevaron al hotel, que está bien, y al poco ya estábamos en la calle otra vez. Fuimos a un templo cercano, pero la foto salió horrible pues ya era de noche (en mi día por libre lo visité de nuevo, lo veréis en próximas crónicas). Luego visitamos el Observatorio de la estación...
... y el centro comercial subterráneo, tras lo cual acabamos en una impresionante (y muy de los 90) sala de recreativos, compramos la cena en un supermercado cercano y dimos por finalizada la jornada.
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Dormí a pierna suelta: estaba demasiado agotada para que el jetlag me hiciera de las suyas. En cuanto al desayuno, era demasiado japonés, pero por suerte no faltaron los
croissants, la leche y una especie de bizcochos de leche. También me
atreví con unas tostadas verdes, pero sabían a tostadas normales.
Durante la espera en el hall a que viniera el guía conocí a la que sería mi compañera de muchas experiencias, Angy.
Nuestro guía se llamaba Yasushi y solo puedo decir que es excepcional: muy atento a todos los detalles, hace mucho más de lo que se espera de él y es encantador. Tanto en las excursiones como en el autobús nos contó muchísimas cosas interesantes, incluso nos hizo recomendaciones culinarias, nos enseñó algunos kanjis, nos habló de los terremotos y tsunamis...
Nuestro guía se llamaba Yasushi y solo puedo decir que es excepcional: muy atento a todos los detalles, hace mucho más de lo que se espera de él y es encantador. Tanto en las excursiones como en el autobús nos contó muchísimas cosas interesantes, incluso nos hizo recomendaciones culinarias, nos enseñó algunos kanjis, nos habló de los terremotos y tsunamis...
Osaka
Edificio Umeda Sky y sus vistas |
Nara
Boddhisatva y Daibutsu (Buda gigante) |
La estatua del Buda gigante (16 metros sentado, casi nada) y el resto de las que hay en el interior (y fuera) son impresionantes. También dentro, puedes comprar regalos y hechizos, así que me hice con un amuleto y un marcapáginas.
Luego fuimos a comer y el restaurante, tipo bufé, estaba genial: probé comida japonesa como sushi, tempura de batata y raíz de flor de loto o unas bolitas dulces de té. Delicioso.
Kioto
Algunos toris de Fushimi Inari |
Tras eso, nos llevaron al hotel, que está bien, y al poco ya estábamos en la calle otra vez. Fuimos a un templo cercano, pero la foto salió horrible pues ya era de noche (en mi día por libre lo visité de nuevo, lo veréis en próximas crónicas). Luego visitamos el Observatorio de la estación...
... y el centro comercial subterráneo, tras lo cual acabamos en una impresionante (y muy de los 90) sala de recreativos, compramos la cena en un supermercado cercano y dimos por finalizada la jornada.
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