Después de contar lo importante que es la reputación y los
comportamientos perjudiciales en relación con los bloggers y con elresto del público, voy a hablar de otros casos que me parecen
bastante acertados para mejorar la reputación. Por supuesto, esto no
es una regla fija, cada uno tiene su sistema y cada cual debe
cultivar su reputación a su manera, porque de otro modo se notará
forzado y probablemente el público perciba disonancias.
1.-Ser
educado.
Una respuesta educada puede ser la diferencia entre una reacción
negativa y una reacción neutra. Además, aunque en principio el
destinatario haya sido un maleducado no significa que nos tengamos
que poner a su altura.
2.-Ser
sincero.
Seamos realistas: ahora, más que nunca, todo se acaba descubriendo.
Pongo un ejemplo muy sencillo pero que se repite habitualmente, sobre
todo entre escritores:
-¿Vas a ir a la presentación?
-Sí, claro (por compromiso... porque no le apetece nada).
Se acerca el día y el que ha dicho que va decide que pasa del tema,
y en vez de decir que no va porque no le apetece o porque tiene otro
compromiso se inventa alguna como que está malo o que ha surgido
algo urgente. Al día siguiente, el autor se pone a cotillear a su
colega y se encuentra con mensajes tipo: me lo estoy pasando pipa en
nosédonde, justo a la hora en la que se llevaba a cabo dicha
presentación.
Eso, de cara a la imagen, es penoso. Igual que lo ve el autor al que han hecho la faena, lo ve
la gente que conoce a ambos, porque por lo general ni siquiera son lo
bastante listos como para dar la excusa en privado, sino que la hacen
pública... al igual que acaban haciendo público lo que hacían
realmente en vez de ir a donde se habían comprometido a ir.
3.-Ser
lo más accesible y cercano posible.
Si te preguntan, responde. Si te piden algo, responde (aunque no
aceptes dar lo que piden). Si alguien te comenta que ha leído tu
libro y le ha encantado, razón de más para responder. Parece de
cajón ¿verdad? Pues no hay manera. Algunos no son capaces ni de
darle al me gusta si les mencionas de forma positiva porque te ha
gustado su libro o algo similar.
4.-Ser
agradecido.
Viene al hilo de lo anterior, pero es más extenso. No estoy hablando
de que, por ejemplo si te hacen una reseña, cojas el enlace y lo
pongas por todas partes (yo, personalmente, lo hago, porque me
entusiasman esa clase de detalles, pero eso es cosa de cada uno)...
pero lo mínimo es que visites dicho enlace y des las gracias, de
forma pública o privada.
Otra cosa que no se puede hacer es negarte a hacer un favor tonto a
alguien que te ha hecho un favor previamente. Hablo, entre otras
cosas, de esos odiosos concursitos tan de moda de “quien más likes
tenga gana” o “el relato al que más gente vote gana” (reniego
de ellos y nunca participo: creo que para que sea justo hace falta el
anonimato, y que tengas más poder de convocatoria no significa que
seas el mejor). Si has importunado a tus contactos con una petición
para que te voten, lo mínimo es que, cuando ellos te lo pidan a ti,
no te niegues.
5.-Pensárselo
dos veces antes de escribir las cosas.
Intentar ponerse en la mente de otras personas es fundamental para
evitar malos entendidos.
Un ejemplo tonto: estudiando las teorías de la irracionalidad de
Ariely (muy curiosas, por cierto), se me ocurrió comentar en
twitter: “La gente es tonta XD”. Iba a pulsar el botón publicar
cuando lo releí y me di cuenta de una cosa: aunque me estaba
refiriendo a las teorías, fuera de contexto puede interpretarse de
cualquier forma. Si no lo hubiera pensado antes de publicarlo,
cualquiera que lo leyera podría pensar que me refería a alguien en
particular.
También he encontrado casos en los que se hace esa clase de
comentarios sólo para obtener respuesta y que alguien te mencione y
pregunte ¿Por? Es un error. Puede que algunos se interesen y lo
hagan, pero muchos otros se darán por aludidos y se ofenderán.
6.-Aceptar
las críticas (razonadas) con dignidad.
También parece obvio, pero muchos no se aplican el cuento. En mi
caso, nunca me he encontrado con una crítica negativa de mis novelas
pero de mis relatos... alguno que otro ha recibido un varapalo. Sé
lo que se siente: te cabreas. Pero si luego reflexionas y lees el
razonamiento con calma, te darás cuenta de que se da uno de estos
dos supuestos:
A) No le ha gustado porque no le gusta el género o el estilo de escritura que usas. No puedes
cabrearte por eso... aunque sí puedes hacerle notar (con educación
y buen rollo, en privado) que, si no le gusta el género, no ha
elegido la lectura más apropiada.
B) Tiene razón. Estas son las mejores, porque se aprovechan para que
en el futuro no vuelva a pasar.
7.-Ser
coherente. Ser uno mismo.
Lo dicho: si no eres coherente, algo sonará forzardo y a la gente le
rechinará.
Por ejemplo, en mi caso tengo que reconocer que soy excesivamente
sarcástica y que suelo tener mal pronto. La gente que me conoce
personalmente lo sabe y es inevitable que, en mis comentarios en
redes o en mis blogs, salga a relucir mi carácter. De modo que no
puedo, en aras de tener una buena reputación, hacer comentarios o
actuar de forma contraria a mi personalidad, porque de ser así se
percibirán disonancias. Lo que sí puedo hacer es contar hasta tres
y suavizar ese sarcasmo en caso de considerarlo necesario, para
evitar malas interpretaciones o provocar reacciones negativas a algo
inocente o sin mala intención, pero nunca fingir ser quien no soy o
contradecirme para ganarme a distintos públicos.
8.-No
intentar abarcar más de lo que puedes: modera tus compromisos.
Me he encontrado con algunos autores que pretenden estar en todo y
hacerlo todo, de modo que se comprometen a realizar cosas que no
pueden cumplir. Queda mejor decir "no puedo" que decir "cuenta conmigo"
y que luego te eches atrás o hagas las cosas a medias y mal.
9.-Avisar
de tus ausencias.
No hace falta que des motivos, pero si vas a ausentarte unas semanas
o vas a estar poco activo lo suyo será que avises, para que la gente
no espere un feedback por tu parte que no se va a producir.
10.-Manejar
a los detractores, a los trolls y a los individuos que tienen algo
contra ti con elegancia.
Si entras al trapo, quedarás igual de mal que ellos. Si no lo haces,
acabarán por aburrirse y te dejarán en paz, quedando tu reputación
intacta. Me vienen a la mente varios ejemplos recientes, tanto de los que lo han hecho como de los que no. Los que os mováis mucho por la blogosfera sabréis a quiénes me refiero. Aunque si no lo sabéis no pasa nada, el concepto está bastante claro...
11.-Tratar
a los que quieren aprovecharse de tu éxito, tus contactos o tu
reputación con mano firme, pero sin ensañarse.
-Mira, acabo de sacar un libro y me harías un favor si lo
promocionases entre tus lectores.
-Hola, pues verás, no hago ese tipo de cosas, ni siquiera te conozco
y sería injusto para mis lectores que te promocionara así por las
buenas. Mucha suerte.
Así de fácil. No les das lo que quieren, pero no eres grosero.
Tampoco es plan de decirle: “ni de coña, majo, búscate la vida”
y luego encima pasarse tres pueblos con esa persona. Es posible que,
en un tiempo, esté en posición de devolverte el ensañamiento.
12.- Aporta algo. Que no todo gire a
tu alrededor:
No estoy diciendo que
generes contenidos nuevos, sino que, si te topas con ellos y los
consideras lo bastante interesantes, los compartas. A la gente le
suele aburrir ese yo-yo-yo constante de ciertos autores, pero si les
muestras algo interesante (siempre que no te apropies de ello)
estarán mejor predispuestos a seguir lo que dices.
Y hasta aquí el especial reputación.
Como ya he dicho, es un concepto intangible y no tiene reglas fijas,
pero espero que estos pequeños consejos, muchos de sentido común,
os sean de ayuda.