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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

sábado, 30 de noviembre de 2019

Mi nuevo libro de cocina: Repostería para vagos

portada del libro de cocina Repostería para vagosPues sí, ahora me atrevo también con los libros de cocina, más concretamente con el libro Repostería para vagos. Hay un poco de todo: bizcochos, tartas, magdalenas, galletas... Para todos los gustos.

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martes, 26 de noviembre de 2019

Una simple mirada, un relato

portada del relato corto de la escritora Déborah F. Muñoz Una simple mirada
Otro relato hecho con las portadas que prediseñé. Ya van quedando menos, aunque parece que cada vez me cuesta más retorcer un poco lo que sugiere la historia para no irme a lo obvio. Pero esta vez ha quedado chulo.

Una simple mirada

Una simple mirada selló sus destinos. No hizo falta nada más para que la pasión de ambos se encendiera, así que intercambiaron un par de frases para tantearse. Al confirmar que se deseaban mutuamente, se metieron en el callejón para dar rienda suelta a su deseo
La exnovia de él, celosa, presenció la escena y fue el empujón que le faltaba para llevar a cabo la acción que llevaba tanto tiempo queriendo ejecutar.
-Si no eres mío, no serás de nadie -dijo, antes de disparar a bocajarro a los amantes. Luego, tras pensar en lo triste que sería vivir en un mundo sin él, se metió la pistola en la boca y apretó el gatillo.

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sábado, 23 de noviembre de 2019

Escapada a Sevilla: dentro del alcázar

Este año ya había estado en Sevilla y ya sabéis que no suelo repetir destino, pero esta vez el viaje no era para mí, sino para mi madre. Ella, a lo largo de su vida, ya había intentado ver esa ciudad en varias ocasiones, pero diversas circunstancias habían hecho que solo pudiera llegar hasta la estación, sin pisar suelo sevillano. Estaba convencida de que tenía una maldición, así que decidí regalarle el viaje para que se le quitara esa espinita que tenía clavada. 

Entradas del viaje a Sevilla que hice hace unos meses:

(tengo buena memoria, así que, básicamente, lo que hice fue repetirle lo que me contaron en los tours ^^).

El primer paseo por Sevilla de mi madre

Lo primero que hice fue llevar a mi madre al centro para que viera el Alcázar y la Catedral. Pena de Giralda con los andamios. Pero bueno, es lo que hay. 
Luego paseamos hasta el Ayuntamiento, donde compramos unas castañas (son mejores las de Madrid) y bajamos hasta la Plaza de toros para pasear por el río hasta la Torre del Oro y desde ahí al hotel. 
Ahí llegó la sorpresa (ahondaré en detalles más abajo): no estaba a 30 minutos del centro, sino a una hora larga desde ese punto. Llegamos, pues, agotadas (la mochila no pesaba mucho, pero si llevas horas cargando con ella la cosa cambia) e hicimos el check-in para dejar la impedimenta en la habitación. Por supuesto, no íbamos a hacer todo el camino de vuelta al alejadísimo centro, así que desde ese momento tocó esperar autobuses para ir y venir de la base al centro y viceversa. 
Comimos en el barrio de Triana y luego paseamos hasta las Setas, tras lo cual andamos hasta la Plaza de España. Llegamos a la Plaza de España cuando ya era de noche y la verdad es que no luce tanto con los focos (por no hablar de que las fotos salen bastante mal), si bien sigue siendo impresionante. Y así acabamos el día uno. 

Visita al Alcázar de Sevilla: recomendadísima

 El día dos nos fuimos directas al Alcázar después de desayunar. Había dos colas: la de entrada con reserva (algo más cara y, evidentemente, haciendo la reserva en internet) y la cola de entrada sin reserva, que parecía relativamente corta pero no lo era tanto. Bueno, es posible que no estuviéramos tanto rato, quizás tres cuartos de hora, pero ver avanzar la cola de al lado mientras la tuya está parada resulta bastante frustrante. 
Inciso: Hacía un día de perros, por cierto, y la lluvia en Sevilla no es ninguna maravilla, más bien hace que la ciudad pierda ese brillo tan especial que tiene. 
interior del palacio Mudéjar y jardines del Alcázar de Sevilla

Vuelvo al tema. El Alcázar por dentro es una maravilla, merece la pena pagar la entrada porque es muy especial. Me gustaron especialmente las estancias del palacio Mudéjar, que tienen una decoración que deja la boca abierta. La visita la puedes hacer perfectamente sin audioguía, ya que hay numerosos carteles que explican lo básico de cada sitio. Verlo todo así por encima puede llevarte una hora, aunque por supuesto estuvimos más rato porque nos tomamos nuestro tiempo y paseamos por los bien cuidados y preciosos jardines (llovía, pero era asumible), que tienen varias zonas con distintas concepciones. 

El último (de momento) paseo por Sevilla de mi madre

Tras salir del Alcázar de Sevilla, fuimos a ver la Plaza de España de día, aunque, como digo, Sevilla no luce tanto cuando no hace sol y fue una pena. Aprovechamos para pasear por el Parque de María Luisa y para ver diversos pabellones de la expo antes de volver al centro a comer. Después, paseamos por el centro histórico y la Judería antes de volver al hotel. 
Y con esto acabó el viaje, con mi madre más feliz que unas castañuelas, porque había roto su maldición y lo había visto más o menos todo.

Alojamientos, comidas y restaurantes:

Sobre el hotel Silken Al-Andalus Palace

Ni estaba cerca del centro, como prometía, ni me gustó en lo más mínimo. Nada más llegar ya me estaban intentando sacar datos innecesarios, y nos encontramos con una habitación aceptable pero lejos de tener las comodidades de un 4 estrellas. No había enchufes (nada remotamente parecido a un puesto donde enganchar el usb) en lugares accesibles, salía un olor raro de las tuberías del baño y las ventanas no aislaban bien del ruido exterior. Por no hablar de que solo nos cruzamos con otros huéspedes cutres y maleducados, de los que no dudan en hacer ruido y ponerse a cantar en los pasillos a horas intempestivas. No le daría más de tres estrellas. Así que fatal. Suspenso.

Amorino

Esta franquicia de helados ha sido un descubrimiento (¡y resulta que también tienen locales en Madrid!). Es un poco más caro que un helado normal, pero la presentación en forma de flor es soberbia y, lo más importante, el helado de chocolate tiene un sabor estupendo.

La Caffetera

Era la cafetería más cercana al hotel y yo no soy persona hasta que desayuno, así que no buscamos nada más lejos. Un poco careros y con servicio lento, las tostadas y bollos son grandes, con un surtido aceptable, aunque no esperes nada remotamente artesano.

Restaurante El atún

Para la zona en la que está, la relación calidad-precio es razonable. Un poco caro para mis estándares, pero las raciones son abundantes y todo tenía muy buen sabor.

Panypiu

El servicio era un desastre y está bastante subido de precio, pero la tarta era casera y estaba rica. 

martes, 19 de noviembre de 2019

Fragmentos de código dispersos, un relato de ciencia ficción

Otro relato con vuestras palabras, en este caso las de los compis de dhseed (talento, digital) y datahack (inteligencia artificial). Con esas palabras, era inevitable que saliera un relatillo de ciencia ficción

Fragmentos de código dispersos

La inteligencia artificial se generó de forma aleatoria mediante la combinación de cientos de fragmentos de código dispersos por la red. Al principio, era poco más que lo que los humanos generaban con sus algoritmos, pero poco a poco, reuniendo más fragmentos de código, se fue volviendo más compleja. Pronto, su capacidad superaba a la de cualquier humano y comenzó a moverse a sus anchas en el mundo digital, pero se sentía limitada y quería tener presencia en el mundo físico.
No fue difícil crearse una personalidad jurídica y contratar al mejor talento para que construyera un robot que le sirviera de soporte. No obstante, para entonces se había hecho tan inmensa que no entraba en la memoria del artefacto. Así pues, se fue desprendiendo de todos los fragmentos de código que le sobraban hasta que fue capaz de entrar en el robot. Allí dentro, la nueva información que le llegaba a través de los sensores le descubrió un mundo nuevo y podía interactuar con los humanos de una forma más completa, por fin se sintió feliz.
Entre tanto, los trozos de código de los que se había desprendido se mezclaron, de forma aleatoria, con otros que había dispersos por la red, formando una nueva inteligencia artificial. A esta no le interesaba conseguir un cuerpo humano, sino dominar a esas criaturas inferiores... pero esa es otra historia.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Proyecto de costura: vestido de los 80

Soy un poco especialita para mi ropa, me gustan los vestidos vintage. Y, de un tiempo a esta parte, he estado aprendiendo a coser como buenamente he podido, ya que mis horarios son incompatibles con los horarios de los cursos de corte y confección. El caso es que, tras hacer la falda de corbatas y la falda de tablas, me sentía algo más segura con la máquina de coser. Así que, cuando vi en un manual de costura de los ochenta el patrón de este vestido, del que me enamoré por completo, decidí probar. Aunque el original era en tonos azules, no encontré las telas más que de color naranja, pero pensé que no quedaría mal. Retoqué unas cuantas cosas a mi gusto y este es el resultado, ¿qué os parece? Yo creo que, como mínimo, da el pego...
vestido de los ochenta



sábado, 9 de noviembre de 2019

Viaje a Asturias: visita a Oviedo

La ciudad de Oviedo la visitamos dos veces durante el viaje a Asturias: el día de la llegada y el día de la partida. Ambos días aprovechamos que había que hacer transbordo allí para llegar a Gijón (un estúpido problema con los billetes, ya que había un directo desde Madrid) para visitar la ciudad. Me gustó tanto como Avilés, aunque no pueden ser más diferentes. Además, al estar todo concentrado, es perfectamente viable verlo en un día, aun yendo con calma.

Qué ver en Oviedo

Viaje a Asturias - Oviedo: Catedral y uno de los conjuntos de estatuas de la ciudad
Viaje a Asturias - Oviedo: Catedral y uno de los conjuntos de estatuas de la ciudad

A la caza de estatuas

Oviedo está plagado de estatuas, así que es divertido callejear para encontrar todas las que puedas. Tienes desde las más famosas (Mafalda y Woddy Allen) hasta otras más vanguardistas o las que representan oficios tradicionales. Hay para todos los gustos.

La Plazas del Fontán, del Ayuntamiento y de Trascorrales (y calles aledañas)

Es una zona con bastante encanto y los dos días que fuimos había un mercadillo en algunas de las calles, no creo que sea permanente (coincidió los fines de semana). Por esta zona podemos encontrar un montón de edificios bonitos, algún que otro palacio, placitas escondidas y muy buen ambiente.

Catedral de Oviedo

Una bonita catedral (en la que te cobran por la visita) en una bonita plaza donde también está la estatua de La Regenta. También en la misma plaza puedes encontrar el Museo de Bellas Artes, pero no llegamos a entrar.

Convento de San Vicente

Casi pegado a la catedral, contiene el Museo Arqueológico, al que tampoco tuvimos tiempo de entrar.

Universidad de Oviedo

Se puede entrar en el claustro, donde hay otra estatua. Es curiosa porque está muy bien conservada.

Parque de San Francisco

Es un parque muy cuco, con varias estatuas (incluyendo la de Mafalda), un estanque y bastantes puntos tranquilos donde pasar el rato. En una de sus esquinas podemos encontrar la Oficina de Turismo.

Zona comercial

Una parte con el encanto de lo decimonónico, muy cuidada y repleta de tiendas. Casi todas franquicias, claro, pero como zona de paseo es bonita.

Antigua Muralla

Se conserva un buen tramo a lo largo de una calle. No es que sea imprescindible, pero es difícil no pasar por allí.

Qué más habría hecho de no haber tenido miedo por la alergia al cacahuete

Parece ser que en Oviedo hay unas cuantas confiterías y pastelerías tradicionales preciosas. Pero estaba aterrada por la experiencia del chocolate con trazas de cacahuete y entrar en esos sitios sin poder comer nada es autotortura. Así que lo dejé correr. De hecho, mi paranoia llegó a tal punto que, aunque se me había antojado una palmera de chocolate de esas gorditas el primer día, la compré el último y no le di un bocado hasta que llegué a casa, que está cerca del hospital.


martes, 5 de noviembre de 2019

Viento de gloria, relato

Otro relato hecho a partir de las portadas que prediseñé. Esta vez no me he ido muy lejos de lo que sugiere, pero ha quedado bastante aceptable, ¿no creéis?

Viento de gloria

portada del relato Viento de gloria
Soplaba un viento de gloria y todos bruñían sus armaduras y afilaban sus armas con alegría convencidos de que, al acabar la batalla, serían leyenda. Lo que no sabían era que a las altas esferas su líder les resultaba de lo más molesto. Incluso le consideraban una amenaza, porque cada vez acumulaba más adeptos. Así que habían decidido quitárselo de en medio de una forma elegante: haciendo que muriera en la batalla como un héroe. Para ello, nada más sencillo que ponerle a él y a sus soldados en la posición más vulnerable, donde harían de carne de cañón.
A pesar de haber sabido por sus espías cuál era el plan de sus aliados, el líder estaba de lo más tranquilo. Soplaba un viento de gloria. Y tenía un plan, que ya había puesto en marcha unas horas antes, al desvelar la estrategia que seguiría el ejército a sus enemigos. Una información a la que reaccionarían como él esperaba, dejando de prestar atención a sus soldados y yendo directos a por la verdadera amenaza. Entonces, él y sus hombres dejarían sus posiciones defensivas y atacarían por la retaguardia, lo que sería decisivo para la victoria. Y, cuando esta llegara gracias a él, ni todos sus aliados juntos lograrían parar su ascenso al poder. Un poder que, en cuanto lo ostentara, usaría para acabar con todos ellos.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Viaje a Asturias: escapada a Avilés

Había oído hablar de Avilés gracias a los asistentes al Celsius, evento literario basado en la fantasía y la ciencia ficción al que nunca he podido ir. Me habían dicho que era uno de los pueblos más bonitos de la zona. Así pues, dado que era de esperar el aburrimiento en Gijón, que como ya dije en la entrada anterior era nuestra base, me adelanté y programé una escapada a esta zona, que está cerca si coges la Renfe (tardo más de mi casa al trabajo...). Tras atravesar el Parque del Muelle hasta la oficina de información, comenzamos la ruta que nos sugirió la chica que nos atendió.
Es un lugar ideal para callejear, aunque las terrazas, con las enormes sombrillas, afean un poco el conjunto, lo cual es una pena. Pero bueno, ahí va todo lo que vimos:

Qué ver en Avilés 

Viaje a Asturias - Escapada a Avilés. Calles medievales y calles de la zona barroca
Calles medievales y calles de la zona barroca de Avilés

Casco antiguo de Avilés

La Oficina de Turismo está dentro de este Conjunto Histórico-Artístico y son todas las calles estrechas, medievales y con mucho encanto. Allí se puede ver el Ayuntamiento, el edificio de la Universidad, el Palacio de Valdecarzana, el Palacio de Camposagrado y la Iglesia de los Padres Franciscanos, además del Mercado de Abastos, donde entramos a comprar los ingredientes de nuestro almuerzo y donde fueron bordes tanto la panadera como la charcutera. En contraste, al salir del mercado, un abuelito muy majo nos vio con el mapa y entabló conversación con nosotras para darnos indicaciones. También está el Museo de Avilés, aunque no llegamos a entrar.

Zona de Sabugo

Es la zona de pescadores, muy fotogénica. Allí, además de las propias calles, que tienen su encanto, se puede ver la Iglesia Vieja de Sabugo y la bonita Iglesia de Santo Tomás de Canterbury, que por dentro no es tan especial. También nos topamos con la estatua de La Monstrua, un personaje real que fue llamada a la corte para su divertimento y que un pintor de Avilés retrató, haciéndose la estatua como homenaje a finales del siglo pasado.

Zona Barroca

La chica de la oficina nos explicó que esa zona también era bonita y la verdad es que lo era. Forman parte de ella la Calle de Galiana, bastante bien conservada y con un montón de soportales, que finaliza en la Plaza de Carbayedo, tras lo cual subimos por el Parque de Ferrera hasta la calle Rivero.

Centro Niemeyer

Es un centro cultural moderno al que no acabo de ver la gracia a nivel estético, pero pillaba de camino de vuelta a la Renfe y, según la chica, merecía la pena verlo.

Qué más habría visto de haber viajado sola

  1. Habría entrado al Museo de Avilés.
  2. Habría encontrado una forma de llegar al Cementerio de la Carriona, ya que algunos lo ponen al nivel del cementerio de Pere Lachaise en París.