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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

martes, 17 de diciembre de 2019

Relato: La culpa la tuvo el cupcake

Otro relato con las portadas que prediseñé. Este ha quedado muy fresco, en mi modesta opinión.

La culpa la tuvo el cupcake

portada del relato corto La culpa la tuvo el cupcake
La culpa la tuvo el cupcake. Yo era estaba tan feliz con mi soltería cuando a la gente de la asociación en la que trabaja mi compañera de piso, Gigi, se les inundó el local donde se reunían. Mi querida amiga decidió entonces proponer que vinieran a nuestro apartamento.
Cuando me avisó y me pidió que le hiciera el favor de preparar algunos aperitivos, ya era tarde para ir a comprar. Por eso, tuve que tirar de lo que había en casa: café, galletas y una bolsa de magdalenas de la panadería. El problema era que solo había seis magdalenas y venían siete personas, así que completé la bandeja con el último de los cupcakes a los que era tan aficionada.
Quedaba un poco raro que solo hubiera una magdalena sin decorar y no quería que quedáramos como malas anfitrionas, así que, ante sus miradas interrogativas, mentí con descaro:
-Es que estaba decorándolas justo cuando Gigi ha llamado.
Entonces, el rostro de uno de ellos se iluminó y me dijo que justamente ellos estaban buscando a un profesor para los talleres de repostería que estaban organizando para el mes siguiente. Yo no tenía ni idea de repostería, pero también estaba en el paro y, cuando mencionó lo que me pagarían, no me lo pensé dos veces. Con el dinero del adelanto, me apunté a un taller para ir unas cuantas clases por delante de mis futuros alumnos y plagiar el contenido.
Allí fue donde conocí a Germán. Al principio, no le hice mucho caso pero, poco a poco, el muy puñetero consiguió acercarse, aprovechando que lo de hacer pasteles se le da mucho mejor que a mí. Fue derribando las barreras de soltera convencida sin que me diera cuenta y, cuando se arrodilló y me entregó un cupcake coronado por una alianza de compromiso, me sorprendí con mi respuesta: un "sí" rotundo.
Ahora, minutos antes de la boda, sigo queriendo casarme con él, aunque no puedo más que preguntarme si traiciono a mi yo "soltera y orgullosa de serlo" por estar tan feliz de subirme al altar. O si esto no es un error, ¿acaso no acaban la mayoría de matrimonios en divorcio? Sea como sea, voy a seguir adelante y a decir "sí, quiero". Y, si algo sale mal, siempre podré decir que la culpa la tuvo el cupcake. 

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martes, 10 de diciembre de 2019

El primer beso, un microrrelato

¡Hola a todos! Últimamente, cada vez me cuesta más que me deis palabras para el reto literario Vuestras consignas, mi relato. Así pues, he decidido buscar otros retos literarios y me he topado con este en Literup. Por supuesto, ya es tarde para apuntarme al reto completo, pero son sugerencias de relatos que molan, así que he elegido una al azar: 52: Escribe un relato que describa un beso (¡solo uno!) y todas las sensaciones que provoca en los personajes. Y esto es lo que salió:

 El primer beso

Tras meses de cortejo, por fin se dieron su primer beso. Ella se sintió feliz porque por fin había encontrado su amor verdadero, alguien que la comprendía y que lo daría todo por ella. Él, por su parte, no estaba embriagado de amor, sino de triunfo. Después de tanto esfuerzo, por fin había pescado a una heredera gracias a la cual saldaría todas sus deudas.

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martes, 3 de diciembre de 2019

Trabajo de campo, un relato

Otro relato del reto dados. Ya tengo muchos, así que voy complicando las cosas...

Trabajo de campo

dados lanzados para hacer el relato corto Trabajo de campo
«Yo no debería estar haciendo esto», se decía Eliah. Él era el erudito, solo debería dedicarse a buscar pistas de tesoros desperdigados por el mundo y luego, cuando ya estaban localizados, era cosa de Erika hacer el trabajo de campo. Para Eliah era perfecto: tocaba a menos que ella en el reparto, pero no arriesgaba.
«¿En qué momento se me ocurrió decir que yo no soy tan aburrido y que hace años era aficionado al paracaidismo?», pensó con tristeza mientras contemplaba su objetivo. Sin duda, había interpretado ese comentario casual como una indirecta para que le permitiera hacer trabajo de campo. Nada más lejos de su intención, solo había querido que ella pensara que era más atractivo.
Por desgracia para él, cuando se enteraron de que otros estaban tras la misma pista, justo cuando Erika estaba a punto de romper aguas, esta recordó ese comentario que había hecho hacía más de un año y decidió que era el momento de darle «su oportunidad». Así pues, le mandó a la misión antes de que pudiera protestar, «no sea que se nos adelante la competencia y nos quedemos sin el premio».
El tesoro estaba en los subterráneos de esa fortaleza reconvertida en hotel de lujo. Llegar hasta ellos era tan sencillo como registrarse como huésped en pleno día y ponerse a explorar por la noche hasta dar con los pasadizos secretos. Cuando los localizara, solo tenía que encender las antorchas con las que le habían equipado y orientarse en el laberinto hasta dar con su objetivo. «Todo muy fácil», le había asegurado Erika.
«Y una mierda, lo de fácil», pensaba él mientras se registraba, nervioso, en el hotel. Y horas después, mientras recorría los pasillos con miedo a cruzarse con alguien y levantar sospechas. Y días después, tras tres noches seguidas sin dormir buscando sin parar el acceso a los subterráneos.
Decidió que la cuarta noche descansaría y se disponía a hacerlo cuando se percató de que había una grieta sospechosa en la pared de uno de los laterales. Entonces, comenzó a maldecir en voz baja cuando se dio cuenta de que el acceso a los subterráneos estaba en su habitación. No fue fácil dar con el mecanismo de apertura, pero ese tipo de investigación era lo que se le daba bien y por fin consiguió abrir el acceso.
Mandó un mensaje a Erika con los detalles por si se perdía ahí abajo y, tras encender la antorcha, se internó en el laberinto. No resultó tan difícil orientarse y, sorprendentemente, dio con la cámara del tesoro en pocos minutos. No quedaba demasiado, se notaba que los dueños de la fortaleza habían tirado de su oro en tiempos difíciles, pero quedaban un par de joyeros a rebosar y algunas piezas interesantes. Nada que no cupiera en sus maletas vacías.
Satisfecho, esa noche durmió como un lirón y a la mañana siguiente hizo el check out y condujo de vuelta a casa. Cuando llegó, se enteró de que Erika había pasado la noche en el hospital y que acababa de dar a luz a una preciosa niñita. Corrió al hospital y, tras abrazar a las dos mujeres de su vida, regañó a Erika por no avisarle «para no distraerle en su misión». Su pequeña venganza fue decirle que había fracasado y que había vuelto a casa por la frustración.
Fue todo un placer ver su cara de sorpresa cuando los tres llegaron a su hogar y vio el tesoro, bien dispuesto, en el recibidor. Luego, mientras le narraba la historia, se sintió casi como un héroe ante la mirada de adoración de su mujer, que luego se dejó llevar por la pasión. «Quizás el trabajo de campo no es tan malo, después de todo», pensó, antes de que el llanto del bebé les interrumpiera en plena faena. «Pero mejor me quedo en casa investigando mientras cuido de esta preciosidad», añadió para sí mientras acunaba a su bebé hasta que se durmió.

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sábado, 30 de noviembre de 2019

Mi nuevo libro de cocina: Repostería para vagos

portada del libro de cocina Repostería para vagosPues sí, ahora me atrevo también con los libros de cocina, más concretamente con el libro Repostería para vagos. Hay un poco de todo: bizcochos, tartas, magdalenas, galletas... Para todos los gustos.

NO COMPRES ESTE LIBRO SI...
Buscas recetas superespectaculares con las que lucirte, si quieres ver fotos de dulces impresionantes o si eres de los que cuentan las calorías.
COMPRA ESTE LIBRO SI...
No tienes tiempo (ni ganas) de hacer nada elaborado, pero te apetece preparar dulces con sabor espectacular, aunque no necesariamente estéticos.

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martes, 26 de noviembre de 2019

Una simple mirada, un relato

portada del relato corto de la escritora Déborah F. Muñoz Una simple mirada
Otro relato hecho con las portadas que prediseñé. Ya van quedando menos, aunque parece que cada vez me cuesta más retorcer un poco lo que sugiere la historia para no irme a lo obvio. Pero esta vez ha quedado chulo.

Una simple mirada

Una simple mirada selló sus destinos. No hizo falta nada más para que la pasión de ambos se encendiera, así que intercambiaron un par de frases para tantearse. Al confirmar que se deseaban mutuamente, se metieron en el callejón para dar rienda suelta a su deseo
La exnovia de él, celosa, presenció la escena y fue el empujón que le faltaba para llevar a cabo la acción que llevaba tanto tiempo queriendo ejecutar.
-Si no eres mío, no serás de nadie -dijo, antes de disparar a bocajarro a los amantes. Luego, tras pensar en lo triste que sería vivir en un mundo sin él, se metió la pistola en la boca y apretó el gatillo.

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sábado, 23 de noviembre de 2019

Escapada a Sevilla: dentro del alcázar

Este año ya había estado en Sevilla y ya sabéis que no suelo repetir destino, pero esta vez el viaje no era para mí, sino para mi madre. Ella, a lo largo de su vida, ya había intentado ver esa ciudad en varias ocasiones, pero diversas circunstancias habían hecho que solo pudiera llegar hasta la estación, sin pisar suelo sevillano. Estaba convencida de que tenía una maldición, así que decidí regalarle el viaje para que se le quitara esa espinita que tenía clavada. 

Entradas del viaje a Sevilla que hice hace unos meses:

(tengo buena memoria, así que, básicamente, lo que hice fue repetirle lo que me contaron en los tours ^^).

El primer paseo por Sevilla de mi madre

Lo primero que hice fue llevar a mi madre al centro para que viera el Alcázar y la Catedral. Pena de Giralda con los andamios. Pero bueno, es lo que hay. 
Luego paseamos hasta el Ayuntamiento, donde compramos unas castañas (son mejores las de Madrid) y bajamos hasta la Plaza de toros para pasear por el río hasta la Torre del Oro y desde ahí al hotel. 
Ahí llegó la sorpresa (ahondaré en detalles más abajo): no estaba a 30 minutos del centro, sino a una hora larga desde ese punto. Llegamos, pues, agotadas (la mochila no pesaba mucho, pero si llevas horas cargando con ella la cosa cambia) e hicimos el check-in para dejar la impedimenta en la habitación. Por supuesto, no íbamos a hacer todo el camino de vuelta al alejadísimo centro, así que desde ese momento tocó esperar autobuses para ir y venir de la base al centro y viceversa. 
Comimos en el barrio de Triana y luego paseamos hasta las Setas, tras lo cual andamos hasta la Plaza de España. Llegamos a la Plaza de España cuando ya era de noche y la verdad es que no luce tanto con los focos (por no hablar de que las fotos salen bastante mal), si bien sigue siendo impresionante. Y así acabamos el día uno. 

Visita al Alcázar de Sevilla: recomendadísima

 El día dos nos fuimos directas al Alcázar después de desayunar. Había dos colas: la de entrada con reserva (algo más cara y, evidentemente, haciendo la reserva en internet) y la cola de entrada sin reserva, que parecía relativamente corta pero no lo era tanto. Bueno, es posible que no estuviéramos tanto rato, quizás tres cuartos de hora, pero ver avanzar la cola de al lado mientras la tuya está parada resulta bastante frustrante. 
Inciso: Hacía un día de perros, por cierto, y la lluvia en Sevilla no es ninguna maravilla, más bien hace que la ciudad pierda ese brillo tan especial que tiene. 
interior del palacio Mudéjar y jardines del Alcázar de Sevilla

Vuelvo al tema. El Alcázar por dentro es una maravilla, merece la pena pagar la entrada porque es muy especial. Me gustaron especialmente las estancias del palacio Mudéjar, que tienen una decoración que deja la boca abierta. La visita la puedes hacer perfectamente sin audioguía, ya que hay numerosos carteles que explican lo básico de cada sitio. Verlo todo así por encima puede llevarte una hora, aunque por supuesto estuvimos más rato porque nos tomamos nuestro tiempo y paseamos por los bien cuidados y preciosos jardines (llovía, pero era asumible), que tienen varias zonas con distintas concepciones. 

El último (de momento) paseo por Sevilla de mi madre

Tras salir del Alcázar de Sevilla, fuimos a ver la Plaza de España de día, aunque, como digo, Sevilla no luce tanto cuando no hace sol y fue una pena. Aprovechamos para pasear por el Parque de María Luisa y para ver diversos pabellones de la expo antes de volver al centro a comer. Después, paseamos por el centro histórico y la Judería antes de volver al hotel. 
Y con esto acabó el viaje, con mi madre más feliz que unas castañuelas, porque había roto su maldición y lo había visto más o menos todo.

Alojamientos, comidas y restaurantes:

Sobre el hotel Silken Al-Andalus Palace

Ni estaba cerca del centro, como prometía, ni me gustó en lo más mínimo. Nada más llegar ya me estaban intentando sacar datos innecesarios, y nos encontramos con una habitación aceptable pero lejos de tener las comodidades de un 4 estrellas. No había enchufes (nada remotamente parecido a un puesto donde enganchar el usb) en lugares accesibles, salía un olor raro de las tuberías del baño y las ventanas no aislaban bien del ruido exterior. Por no hablar de que solo nos cruzamos con otros huéspedes cutres y maleducados, de los que no dudan en hacer ruido y ponerse a cantar en los pasillos a horas intempestivas. No le daría más de tres estrellas. Así que fatal. Suspenso.

Amorino

Esta franquicia de helados ha sido un descubrimiento (¡y resulta que también tienen locales en Madrid!). Es un poco más caro que un helado normal, pero la presentación en forma de flor es soberbia y, lo más importante, el helado de chocolate tiene un sabor estupendo.

La Caffetera

Era la cafetería más cercana al hotel y yo no soy persona hasta que desayuno, así que no buscamos nada más lejos. Un poco careros y con servicio lento, las tostadas y bollos son grandes, con un surtido aceptable, aunque no esperes nada remotamente artesano.

Restaurante El atún

Para la zona en la que está, la relación calidad-precio es razonable. Un poco caro para mis estándares, pero las raciones son abundantes y todo tenía muy buen sabor.

Panypiu

El servicio era un desastre y está bastante subido de precio, pero la tarta era casera y estaba rica. 

martes, 19 de noviembre de 2019

Fragmentos de código dispersos, un relato de ciencia ficción

Otro relato con vuestras palabras, en este caso las de los compis de dhseed (talento, digital) y datahack (inteligencia artificial). Con esas palabras, era inevitable que saliera un relatillo de ciencia ficción

Fragmentos de código dispersos

La inteligencia artificial se generó de forma aleatoria mediante la combinación de cientos de fragmentos de código dispersos por la red. Al principio, era poco más que lo que los humanos generaban con sus algoritmos, pero poco a poco, reuniendo más fragmentos de código, se fue volviendo más compleja. Pronto, su capacidad superaba a la de cualquier humano y comenzó a moverse a sus anchas en el mundo digital, pero se sentía limitada y quería tener presencia en el mundo físico.
No fue difícil crearse una personalidad jurídica y contratar al mejor talento para que construyera un robot que le sirviera de soporte. No obstante, para entonces se había hecho tan inmensa que no entraba en la memoria del artefacto. Así pues, se fue desprendiendo de todos los fragmentos de código que le sobraban hasta que fue capaz de entrar en el robot. Allí dentro, la nueva información que le llegaba a través de los sensores le descubrió un mundo nuevo y podía interactuar con los humanos de una forma más completa, por fin se sintió feliz.
Entre tanto, los trozos de código de los que se había desprendido se mezclaron, de forma aleatoria, con otros que había dispersos por la red, formando una nueva inteligencia artificial. A esta no le interesaba conseguir un cuerpo humano, sino dominar a esas criaturas inferiores... pero esa es otra historia.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Proyecto de costura: vestido de los 80

Soy un poco especialita para mi ropa, me gustan los vestidos vintage. Y, de un tiempo a esta parte, he estado aprendiendo a coser como buenamente he podido, ya que mis horarios son incompatibles con los horarios de los cursos de corte y confección. El caso es que, tras hacer la falda de corbatas y la falda de tablas, me sentía algo más segura con la máquina de coser. Así que, cuando vi en un manual de costura de los ochenta el patrón de este vestido, del que me enamoré por completo, decidí probar. Aunque el original era en tonos azules, no encontré las telas más que de color naranja, pero pensé que no quedaría mal. Retoqué unas cuantas cosas a mi gusto y este es el resultado, ¿qué os parece? Yo creo que, como mínimo, da el pego...
vestido de los ochenta



sábado, 9 de noviembre de 2019

Viaje a Asturias: visita a Oviedo

La ciudad de Oviedo la visitamos dos veces durante el viaje a Asturias: el día de la llegada y el día de la partida. Ambos días aprovechamos que había que hacer transbordo allí para llegar a Gijón (un estúpido problema con los billetes, ya que había un directo desde Madrid) para visitar la ciudad. Me gustó tanto como Avilés, aunque no pueden ser más diferentes. Además, al estar todo concentrado, es perfectamente viable verlo en un día, aun yendo con calma.

Qué ver en Oviedo

Viaje a Asturias - Oviedo: Catedral y uno de los conjuntos de estatuas de la ciudad
Viaje a Asturias - Oviedo: Catedral y uno de los conjuntos de estatuas de la ciudad

A la caza de estatuas

Oviedo está plagado de estatuas, así que es divertido callejear para encontrar todas las que puedas. Tienes desde las más famosas (Mafalda y Woddy Allen) hasta otras más vanguardistas o las que representan oficios tradicionales. Hay para todos los gustos.

La Plazas del Fontán, del Ayuntamiento y de Trascorrales (y calles aledañas)

Es una zona con bastante encanto y los dos días que fuimos había un mercadillo en algunas de las calles, no creo que sea permanente (coincidió los fines de semana). Por esta zona podemos encontrar un montón de edificios bonitos, algún que otro palacio, placitas escondidas y muy buen ambiente.

Catedral de Oviedo

Una bonita catedral (en la que te cobran por la visita) en una bonita plaza donde también está la estatua de La Regenta. También en la misma plaza puedes encontrar el Museo de Bellas Artes, pero no llegamos a entrar.

Convento de San Vicente

Casi pegado a la catedral, contiene el Museo Arqueológico, al que tampoco tuvimos tiempo de entrar.

Universidad de Oviedo

Se puede entrar en el claustro, donde hay otra estatua. Es curiosa porque está muy bien conservada.

Parque de San Francisco

Es un parque muy cuco, con varias estatuas (incluyendo la de Mafalda), un estanque y bastantes puntos tranquilos donde pasar el rato. En una de sus esquinas podemos encontrar la Oficina de Turismo.

Zona comercial

Una parte con el encanto de lo decimonónico, muy cuidada y repleta de tiendas. Casi todas franquicias, claro, pero como zona de paseo es bonita.

Antigua Muralla

Se conserva un buen tramo a lo largo de una calle. No es que sea imprescindible, pero es difícil no pasar por allí.

Qué más habría hecho de no haber tenido miedo por la alergia al cacahuete

Parece ser que en Oviedo hay unas cuantas confiterías y pastelerías tradicionales preciosas. Pero estaba aterrada por la experiencia del chocolate con trazas de cacahuete y entrar en esos sitios sin poder comer nada es autotortura. Así que lo dejé correr. De hecho, mi paranoia llegó a tal punto que, aunque se me había antojado una palmera de chocolate de esas gorditas el primer día, la compré el último y no le di un bocado hasta que llegué a casa, que está cerca del hospital.