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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Resumiendo el año

Ha sido un año relajadito en el terreno literario: me he centrado primero en acabar el máster de Edición y en mis prácticas en Ediciones Kraken y Ediciones Jaguar... y luego en la creación de mi propia empresa de servicios editoriales con un servicio que creo muy necesario en este mundillo: una asesoría de marketing literario. Y no he dejado a un lado mi blog de reseñas, escriboleeo (podéis leer un resumen del año de escriboleeo aquí a partir del día 4). Así que he dejado un poco aparcada la escritura hasta que tuviera un poco más de tiempo libre aunque, ¡aun así he hecho muchas cosas!
Empecé el año anunciando que la antología solidaria Vidas olvidadas, en la que participo, ya estaba a la venta.
con vidas olvidadas
También recopilé los vídeos con mis respuestas a vuestras preguntas.
 Febrero llegó, y con él Pasión y amor, otra de las antologías en las que participo de la mano de El club de las escritoras.
con pasión y amor
Marzo trajo la selección de mi relato para otra antología: 152 rosas blancas.
con 152 rosas blancas
Abril fue relajado: solo un relato publicado en Castillos en el aire, y en mayo no pasó nada relevante, pero entonces llegó junio. Uno de mis relatos fue leído en La biblioteca encantada y fue la firma de 152 rosas blancas.
firmando 152 rosas blancas
 Julio también fue un mes sin novedades, así que me puse a hacer el ganso con mis libros para las portadas de redes sociales.
con todos mis libros
Agosto llegó y decidí reeditar Atrapada en otra dimensión, así que pregunté a todo el mundo qué portada querían
 Al final quedó muy bonita, no me canso de mirarla ^^
portada atrapada en otra dimensión
En septiembre, por supuesto, fue publicado en:
Creo que no lo he dicho por aquí, pero ahora también está en versión Kindle y podéis comprarlo por una miseria (no llega al euro).
También  me enteré de que mi relato fue seleccionado para la antología Pasión y lujuria.
En octubre me enteré de que iba a hacerse un club de lectura de Incursores de la noche y durante el mes de noviembre los lectores de dicho club leyeron la novela. No obstante, ese mes sí que estuve desaparecido porque estuve montándolo todo para... ¡crear mi propia empresa de servicios editoriales! La empresa vio la luz el día 1 de diciembre.
Este mes también fue la presentación de 152 rosas blancas.
presentando 152 rosas blancas
También, hoy mismo, he remodelado la web en la que recopilo todas mis facetas en internet (incluido escribolee).
https://deborahfmunoz.wordpress.com/

Estos son todos los relatos que he publicado en el blog... a pesar de mi cada vez mayor falta de tiempo. Son 7 menos que el año pasado, 26:
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sábado, 27 de diciembre de 2014

Cómo fue el I encuentro de rosas y la presentación de 152 rosas blancas


Foto robada a Inés. La otra la hizo Sergio con mi cámara.
Llegué pronto (¡prontísimo!), en parte porque tuve suerte con el transporte público, en parte porque tenía que llevar un poco antes algunos ejemplares de mis novelas por si alguien quería comprarlos. Poco a poco fueron llegando más rosas para hacer el pequeño taller de antes de la presentación, que consistía en enseñarnos a evitar los errores de novato que cometemos casi todos ^^.
Un buen rato después empezó la presentación en sí; había bastante gente, por suerte. Las autoras que presentábamos éramos Ascensión García Nuño, Inés Díaz Arriero, Emma Gigán, Julia Zapata, Guadalupe del Real Guerrero, Verónica Domínguez y yo, y la dinámica fue similar a la que seguimos en la presentación de 150 rosas: Sergio, el editor, nos preguntaba sobre nuestra experiencia previa, qué ha supuesto la participación en la antología, nuestros proyectos... y nosotras respondíamos por turnos. Luego llegó el turno de preguntas y nos preguntaron sobre cuánto nos lleva hacer el relato y cómo escogíamos los títulos. Al fin llegó la parte de la firma y la charlita posterior, con vino y unas pastitas bien ricas (me encanta no tener que salir disparada en cuanto acaba un evento). Vamos, que me lo pasé genial y fue toda una experiencia ^^.
P.D: Os recuerdo la oferta post-Navidad/pre-Reyes que realizo con mis novelas en papel, ¡hasta agotar existencias!:
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lunes, 15 de diciembre de 2014

Relato histórico: El barco fantasma

Este es el proyecto de Adictos a la escritura del mes de diciembre (casi no me ha dado ni tiempo a escribirlo, con todo el montaje de mi asesoría de marketing literario y servicios editoriales). Se trataba esta vez de documentarse y ambientar un relato en un periodo histórico en particular. No sé por qué, se me antojó hacerlo sobre la peste y me puse a inverstigar sobre ese tema. Vi algunos artículos médicos de síntomas, estudios y la historia de su propagación. Entonces encontré referencias a cómo había llegado a Noruega: a través de un barco fantasma que embarrancó cerca de Bergen. Me llamó tanto la atención que dediqué horas a buscar información sobre el dichoso barco, pero solo pude descubrir que venía de King's Lynn, que llevaba un cargamento de lana y que era verano. Otras fuentes dicen que en el barco quedaba alguna persona viva, aunque me he quedado con la del barco fantasma porque tiene más encanto. Lo que está claro es que se descargó el cargamento y que a raíz de ahí se propagó la enfermedad.
Por supuesto, me he tenido que inventar los nombres, pero los hechos son comunes a lo que pasaba en muchas ciudades a las que llegaba la enfermedad. Y, sin más dilación, el relato.

El barco fantasma

Era mediados de julio de 1349 cuando la tranquilidad de la ciudad de Bergen quedó perturbada: un barco había embarrancado cerca de la localidad, pero nadie había salido de él, ni se percibía movimiento en cubierta. La zona pronto se llenó de curiosos, pero nadie parecía atreverse a dar el paso de subir a bordo.
-¿No es ese el barco que debía llegar de King's Lynn con tu cargamento de lana? -preguntó uno de los mercaderes más eminentes de la ciudad a su más feroz competidor, el señor Bergman, que acababa de llegar.
El hombre asintió en silencio, con el ceño fruncido por la preocupación, y pronto se puso en contacto con las autoridades locales para organizar un grupo que subiera a investigar. No tardaron en oírse los gritos de los hombres:
-¡Muertos, todos muertos!
Todos los presentes se santiguaron y comenzaron a murmurar. Pronto, un párroco llegó, reunieron a unos pocos voluntarios que no temían adentrarse en ese barco maldito o no tenían inconveniente en arriesgarse por unas pocas monedas y se organizó todo para el traslado de los muertos al cementerio. No obstante, todavía quedaba el asunto de qué hacer con lo que había en el interior del navío.
-Hay que quemarlo, quemadlo todo -exclamó uno de los mercaderes.
Todos sus colegas, salvo el señor Bergman, estuvieron de acuerdo. No obstante, el resto de la gente que se había reunido alrededor sabía que no lo decían por otra cosa que puro revanchismo, porque todos salvo él habían tenido algún momento de mala suerte en el último año. Así pues, cuando el señor Bergman propuso donar a la comunidad todo el contenido del barco salvo el cargamento de lana y algunos bienes que había hecho comprar en Inglaterra para su uso personal, el asunto quedó zanjado.
El barco no tardó en quedar vacío y se procedió a desmantelar las partes aprovechables y quemar todas las demás. Pronto, el asunto del barco fantasma no tardó en ser olvidado por los habitantes de la ciudad debido a algo más grave: de repente, algunos habitantes trabajadores del puerto de la ciudad comenzaron a mostrar signos de una extraña enfermedad: tenían fiebre alta y grandes dolores, convulsionaban y a algunos les salían bultos.
Habían llegado rumores de la peste que asolaba otros países, pero resultaba difícil de creer que hubiera llegado hasta Bergen, pues todos sabían que la enfermedad era un castigo de Dios y que la localidad se caracterizaba por ser piadosa. Los párrocos locales tranquilizaron a la población, asegurando que los que no fueran pecadores no correrían peligro. No obstante, la enfermedad seguía extendiéndose, e incluso acabó con la vida de la viuda Rohde, una costurera con reputación de santa que dejó todos sus bienes a la comunidad.
La conmoción fue aún mayor cuando el señor Bergman fue atacado por la lacra, y fue entonces cuando la gente comenzó a atar cabos: habían cometido un gran pecado, el de la avaricia, al permitir que el mercader se quedara con el cargamento de ese barco maldito a cambio de que se repartieran el resto de bienes del mismo. Un grupo de familiares furiosos de los fallecidos quemó los almacenes de Bergman y milagrosamente el mercader se recuperó, aunque no así su mujer y sus tres hijas, que murieron poco después.
Convencidos de que el pecado por el que les castigaba Dios era la avaricia, numerosos grupos de personas se reunieron para deshacerse de sus posesiones y para quemar los almacenes de algunos de los mercaderes más ilustres, muchos de los cuales habían huido de la ciudad en un intento de escapar del contagio. Aun así, la peste continuó extendiéndose por la ciudad, lo que hizo que todo el que podía se marchara a otras poblaciones, pero pronto ningún lugar del país estaba a salvo de la enfermedad.
Desde su hogar, el señor Bergman observaba cómo estallaba el caos, cómo a pesar de los intentos de la gente piadosa por evitar los pecados la gente caía en la desesperación y en el libertinaje y cómo, finalmente, la ciudad se convertía en un lugar casi desierto, tan fantasmal como el barco que había traído la muerte a sus costas.
Arruinado, desesperado por el sentimiento de culpa y aún débil por la enfermedad que había pasado, caminó hasta el lugar donde había embarrancado el barco de King's Lynn, se metió en el agua, y se dejó llevar por las olas.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Si estás el día 20 en Madrid... ¡te esperamos!

El sábado 20/12/214, a las 19h presentamos el libro "152 Rosas Blancas" en la SALA COOLTURAL de DormirDCine (Calle del Príncipe de Vergara, 87, Madrid).
Va a ser mucho más que una presentación... ¡todo un evento! Tras la presentación, los autores no solo firmaremos 152 rosas blancas... ¡sino todos nuestros libros! Así que ya sabéis que, si queréis comprar (para vosotros o para regalarlo, que son buenas fechas para eso) Incursores de la noche, Atrapada en otra dimensión o Viajera interdimensional, ¡allí estarán! Haré un precio especial para ese día...

domingo, 23 de noviembre de 2014

SIn postre

Este relato lo hice para ganar Princesas al ataque en el blog Dragonfly. Tenías que empezarlo con una frase predeterminada, basarte en los personajes de Princesas al ataque y meter ciertas palabras en el relato. Creo que quedó bastante cuco, aunque no ganó ^^.

"Era una tarde aburrida de finales de verano cuando Mira y Denébola decidieron ir en secreto al bosque, aprovechando que los reyes estaban echando la siesta. Se habían cansado de jugar con su cofre mágico, así que buscar un círculo de hadas parecía ser la mejor solución para matar el aburrimiento.
Las princesas se internaron más y más en el bosque en busca del círculo de hadas y, como ninguna llevaba reloj, se les fue el santo al cielo y cuando quisieron darse cuenta era casi la hora de la cena. Estaban considerando la posibilidad de regresar para evitar que a sus padres les diera un ataque al ver que habían vuelto a hacer de las suyas cuando escucharon unas risas y chapoteos en un lago cercano.
Por supuesto, la curiosidad venció cualquier otra consideración y se acercaron, pero en cuanto llegaron al lago no vieron más que agua cristalina. Volvieron a escuchar las risas un poco más allá y se aproximaron de nuevo, pero tampoco pudieron ver nada. Siguieron escuchando risas más adelante y las hermanas, decididas a resolver el misterio, corrieron de nuevo en pos del ruido. Esta vez llegaron a un claro del bosque donde había un enorme círculo de hadas. En el centro, una preciosa duendecilla reía a carcajadas y dijo, antes de desaparecer:
-Yo sé de dos princesas que se van a quedar sin postre.
Mira y Denébola se dieron cuenta entonces de que era casi de noche y que la constelación de Casiopea brillaba ya en el cielo. Corrieron y corrieron, pero cuando llegaron al castillo sus padres estaban muy enfadados y no solo no creyeron que las niñas hubieran visto a una duende, sino que, efectivamente, las castigaron sin postre.
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domingo, 16 de noviembre de 2014

Relato: Protección de madre

Este lo hice para un sorteo de Sintonía literaria el año pasado. Quedó chulo ^^.

Protección de madre

Se acercan, han rodeado la casa. Cojo la escopeta y disparo, primero al aire y luego al primero que se acerca demasiado. Pronto se desaniman y se van por donde han venido.
Suspiro y cojo el cadáver que han dejado abandonado. Lo arrastro hasta la casa y lo meto en la jaula para que mi niño bonito lo devore. Ojalá encuentren pronto la cura. Hasta entonces, seguiré protegiendo a mi hijo de los humanos que quieren matarle por si acaso se escapa y vuelve a propagar la epidemia zombie.
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viernes, 31 de octubre de 2014

Relato:Buenos y malos

Este es el proyecto de Adictos a la escritura de este mes. Me ha costado horrores, no solo por la temática (terror... no creo que de mucho miedo, pero en fin) sino también porque se ha aumentado la extensión mínima de los relatos y ya sabéis que a mí pasarme de una página ya me fastidia. Pero bueno, aquí va el resultado...

Buenos y malos
Despertaron en una habitación vacía, sin saber exactamente cómo habían llegado allí. Lo último que recordaban era estar en la fiesta que habían organizado para reencontrarse, charlando amigablemente, como en los viejos tiempos, cuando aún eran el pequeño grupito de voluntariado local que pasaban los fines de semana limpiando la ciudad, acompañando a los ancianos en la residencia o repartiendo comida en el comedor social.
Ahora estaban en esa sala, vestidos con unas extrañas túnicas; ni rastro de su ropa o de sus efectos personales.
¿Qué hacían allí?, se preguntaban unos a otros, mientras se ayudaban a levantarse y a espabilarse, ya que los narcóticos les impedían pensar con claridad. Pero pronto otra pregunta les rondó la mente: ¿Qué había sido de Roger? Estaba con todos cuando empezaron a sentirse indispuestos, y había comido y bebido lo mismo que ellos, pero no había ni rastro de él.
===
Les miraba con asco, los niños buenos del instituto, los que renunciaban a la diversión y a su tiempo libre pensando que el universo les iba a retribuir sus buenas acciones en el futuro. Pobres idiotas ilusos. Estaba deseando ver lo buenos que iban a ser cuando acabara con ellos.
===
No había forma de salir. Toda la sala era de hormigón macizo, y la puerta de acero, impenetrable. Ni siquiera tenían muebles que pudieran usar como arietes, y ya habían intentado abrirla lanzándose contra ella al unísono con todas sus fuerzas, sin hacerle siquiera una muesca o la más mínima abolladura. Lo único que rompía la monotonía de la estancia era la inmensa pantalla de televisión, pero no tenía botones visibles y ni siquiera sabían si había un modo de conectarla.
Finalmente, derrotados, se sentaron en un rincón, muy juntos, buscando consuelo en los demás. Fue justo entonces cuando la pantalla se iluminó, mostrando un mensaje de letras rojas sobre fondo blanco:
-Uno de vosotros ha caído ya. ¿Quién será el siguiente?
La desesperación al conocer la suerte de Roger les hizo ponerse histéricos. Lloraron, volvieron a dar vueltas en busca de una forma de huir, arremetieron contra la salida. Todo sin éxito. El mensaje no cambió hasta que su actitud no volvió a ser derrotada y resignada.
-Tic, tac, tic, tac. ¿Nadie se ofrece voluntario?
Los amigos se miraron unos a otros, con cara de pánico.
===
Demonios, estaba disfrutando con esos idiotas bonachones. Estaba deseando ver qué hacían a continuación. ¿Volverían a recorrer la habitación desesperados o, mejor, se volverían a estampar contra la puerta blindada en un intento por escapar?
Estaba a punto de azuzarles con un nuevo mensaje cuando la santurrona de Denisse habló:
—Yo me ofrezco voluntaria.
Y el resto, en vez de aceptar el sacrificio para salvar sus miserables vidas, protestaron. Malditos santurrones. Acabaron jugándose quién sería el siguiente. Ganó Denisse. Hija de puta. Ella nunca había hecho trampas, y empezaba justo ahora. Hubiera preferido dejarla para el final, para que hubiera más probabilidades de corromperla, pero él había puesto las reglas y tenía intención de cumplirlas. En fin. De todas formas sería divertido matarla.
===
Despertaron tiempo después, no sabían cuánto. No había rastro de Denisse y todos la lloraron en silencio, sin fuerzas para más. Tardaron un largo rato en darse cuenta de que la ausencia de su amiga no era el único cambio de la habitación: varios platos y vasos repletos se alineaban en una de las paredes. El mensaje de la pantalla de televisión también era distinto y ahora decía:
—¿Cuáles estarán envenenados?
A pesar del dolor y el miedo, encontraron fuerzas para debatir qué hacer. No faltaron los que se ofrecieron voluntarios para actuar como catadores para que el resto pudiera comer sin riesgo. No obstante, Peter tenía otra idea:
—Llevamos como mínimo dos días desaparecidos y nadie ha acudido en nuestra ayuda, aunque seguramente a estas alturas han denunciado nuestra desaparición y los cuerpos de seguridad están en marcha. Eso significa que no saben dónde estamos, y que nuestro captor se ha tomado la molestia de deshacerse de nuestros teléfonos para que no nos localicen por gps. Tampoco parece haber posibilidad de escapar... Por otro lado, está claro que quiere matarnos a todos, divertirse a nuestra costa. Así que propongo que nos rebelemos. No vamos a seguirle el juego. Comeremos todos de todos los platos, y que sea lo que Dios quiera.
===
Maldito fuera. Maldito mojigato de mierda. No solo quería convertirse en mártir, quería convertir a los demás también, lo que trastocaría todos los planes. La idea era someterles a tal presión que acabaran rompiéndose. Lo que tenía que pasar era que, con un par de muertes más, perdieran toda su capacidad de autosacrificio y empezaran a pelearse por no ser los siguientes. En cambio, lo que habían perdido era la esperanza y ahora pretendían realizar un maldito suicidio conjunto.
—¿Quién ha dicho que vayáis a morir todos? —se apresuró a escribir en la pantalla, al verles acercarse a los platos—. Os ofrezco un trato: eligiréis a dos. Una persona morirá. A la otra, la dejaré marchar.
===
El grupo intercambió miradas. ¿Existía realmente posibilidad de que algunos se salvaran? Poco a poco las miradas convergieron en Peter. No estaba claro que su propuesta fuera idónea, no en vano implicaba que todos tomaran voluntariamente productos envenenados, pero desde luego habían estropeado los planes del psicópata, cualesquiera que fueran. Dadas las circunstancias, eso era ya una pequeña victoria.
No haremos ningún trato. ¿Cómo íbamos a saber si la persona destinada a salvarse no acaba muerta igualmente? replicó Peter, decidido.
Tendréis que confiar en mí marcó la pantalla.
¿Confiar en ti? Nos has drogado, nos has secuestrado, has matado a nuestros amigos. ¿Cómo íbamos a confiar en ti? gritó James a a pantalla. Peter manifestó su acuerdo, así como los demás. La pantalla estuvo negra un rato que se hizo eterno antes de aparecer un nuevo mensaje:
Puedo dejar el cadáver del que muera en la habitación. Así sabréis que el otro no ha corrido la misma suerte.
¡Como si no pudiera estar muero sin que lo veamos! ¿Dónde están los cadáveres de Denisse y Roger? ¿O acaso pretendes hacernos creer que están vivos porque no les hemos visto muertos? No solo eres un maldito psicópata, ¡ni siquiera eres capaz de pensar con coherencia! exclamó Peter, con la obvia intención de provocar. Como no hubo respuesta inmediata, le azuzó más. Vamos, muchachos. Un mordisco de cada plato y todo acabará.
===
Maldito, maldito, mil veces maldito. Estaba bloqueado. Odiaba los imprevistos. Y nada de eso estaba previsto. Vio el grupo acercarse a los platos de nuevo, ¡no podía acabar así! Antes de que ninguno pudiera probar bocado, volvió a accionar el dispositivo que vaporizaba la droga en la habitación, haciéndoles caer inmediatamente al suelo, inconscientes.
Miró los cuerpos tendidos largo rato, hasta que ideó algo. Peter era el culpable de todo. Si le eliminaba, el resto volvería al camino que les había trazado. Aunque... pensándolo bien, James también había metido baza. Mejor se lo cargaba a él también.
===
La puerta de la habitación se abrió lentamente, y el asesino se asomó. No obstante, antes siquiera de que pudiera entrar, escuchó a su espalda:
¡Manos en alto, policía!
Pero no iba a parar, ahora no. Cogió la pistola que guardaba en el bolsillo de la chaqueta para deshacerse de esos incordios. No llegó a apretar el gatillo.
===
Despertaron con pocos minutos de diferencia y lo primero que hicieron, al verse en el exterior, rodeados de policías y sanitarios, fue preguntar por los demás. Lloraron de alivio y alegría al descubrir que, contra toda esperanza, habían llegado a tiempo para salvar también a Denisse, a la que el psicópata había enterrado viva. La suerte quiso que un par de adolescentes que vieran el final del enterramiento y dieran la voz de alarma. Hubieran procedido a la detención de inmediato, pero como no sabían dónde tenía al resto y el dispositivo de rastreo no daba frutos tuvieron que esperar a que les condujera hasta ellos.
Pero, ¿y Roger? ¿Han logrado encontrarle a él también? preguntó Peter, sin muchas esperanzas.
¿Roger Rodrígues? preguntó uno de los agentes. Al asentir los amigos, pareció dudar antes de decir-: Roger Rodrigues es el individuo que os tenía encerrados.
===
Pasaron los meses, y las respuestas al rompecabezas de Roger comenzaron a llegar. Su esposa le dejó su mejor amigo, que cogió todo el dinero del negocio que compartían antes de la fuga, abandonándole con un cúmulo de deudas imposible de pagar y dos niños a su cargo. Tras eso, Roger había comenzado a tener problemas de personalidad. Tras perder la custodia de los niños en favor de los abuelos maternos, que demostraron que no eran en realidad sus hijos, se desmoronó y requirió ayuda psiquiátrica. 
Ya entonces repetía una y otra vez que se odiaba por haber sido bueno, pero a los pocos meses se calmó y no tardó en lograr que le dieran el alta. Ahora, tras haberse entrevistado con numerosos psiquiatras del Estado, sabían que había estado fingiendo su mejoría para llevar a cabo su plan: convertir a sus antiguos amigos en gente mala o matarlos para que no sufrieran por ser buenos.
Por suerte, se le había detenido a tiempo y ahora estaba bien custodiado, aunque insistía en que quería ver a sus víctimas a solas. Desde que recibió la negativa de todos ellos parecía haberse calmado.
No me han perdonado repetía a su psiquiatra, así que ya no son tan buenos y, al menos, algo he hecho por ellos.

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domingo, 19 de octubre de 2014

No todo son relatos: Diseños 3D

Voy a compartir un par de diseños 3D más... Últimamente casi no tengo tiempo para ello, pero en mi ordenador hay unos cuantos guardados.
diseño 3d

diseño 3d

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lunes, 29 de septiembre de 2014

¡La 3ª edición de Atrapada en otra dimensión ya está a la venta!

portada
Podéis comprarlo aquí:
Ficha Técnica:
Título: Atrapada en otra dimensión
Autora: Déborah F. Muñoz
Editorial: Amazon
ISBN: 978-1500922030
Género: fantasy, juvenil, aventuras
Páginas: 176
Formato y encuadernación: 5,5" x 8,5", rústica
Sinopsis:
Recapitulemos: en los últimos dos meses he coqueteado con dos vampiros, me he visto teletransportada a un planeta invisible cercano a la Tierra donde la magia es el pan de cada día, me he hecho amiga de una maga y de dos bodweanos que sólo piensan en sexo. He aprendido a usar runas, he formado parte de una caravana de comerciantes, he conocido una auténtica taberna mágica, he visto un hada, me han enseñado a usar las cuchillas dobles y he estado a punto de morir.
Por si fuera poco, he descubierto que soy una especie de druida y me he enfrentado a un elfo manipulador con su misma moneda. Creo que merezco un descanso...  

Aquí podéis ver el libro de prueba:


Y aquí el booktrailer actualizado:

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domingo, 21 de septiembre de 2014

Relato romántico: El propósito

Este relato es de 2012, lo hice para el certamen Musas de la noche. Creo recordar que iba a haber una antología, pero no sé qué pasó con ella ni si se llegó a hacer, así que comparto mi texto aquí ^^.

 El propósito

Cuando le preguntaron cuáles eran sus propósitos de año nuevo, ella dijo simplemente que dejar de buscar el amor. Todas sus amigas se rieron de ella y, cuando vieron que iba en serio, la miraron con caras raras. Claro, todas ellas tenían pareja, no tenían que soportar desastrosas citas, ni relaciones cortas y malas con tíos que parecían muy buenos hasta que te llevaban a la cama, ni las miradas de superioridad de los conocidos con pareja, ni que los familiares se compadecieran de ellas y las obligaran a asistir a citas a ciegas encubiertas, haciéndolas parecer unas desesperadas delante de todo el mundo. No, ellas habían tenido suerte y Carla estaba ya hasta las narices, así que siguió adelante en su empeño a pesar de lo que le dijeron para convencerla de lo contrario. Después de todo, si no buscaba el amor, no se llevaría un chasco tras otro por no encontrarlo.
Pocos días después, estaba tomando algo sola mientras jugueteaba con su móvil cuando un tío guapísimo, de esos que le daban ganas de arrastrarlos a un rincón y hacerles de todo, se acercó a ella. Nada más verle se tambaleó su decisión de dejar de buscar el amor y empezó a fantasear con que él era El Hombre, pero negó con la cabeza para sí y reprimió esas fantasías rápidamente.
─Hola ─dijo él, con una voz sexy y resonante.
─Hola ─respondió ella, fingiendo indiferencia mientras se preguntaba si ese culito era tan magnífico al tacto como parecía desde lejos.
─¿Puedo hablar contigo? ─preguntó el bombón. Ella le miró extrañada.
─¿Nos conocemos?
─No, verás, te sonará extraño, pero no puedes renunciar a encontrar el amor ─dijo el tipo, vacilante.
─¿Perdón?
─Cada vez que alguien renuncia a encontrar el amor, uno de los nuestros enferma y acaba perdiendo su poder hasta hacerse completamente mortal y morir ─explicó él.
─Uno de los vuestros... ─repitió Carla, pellizcándose disimuladamente en la pierna para comprobar que no estaba soñando ese absurdo.
─Sí, somos algo así como los espíritus casamenteros, ¿sabes?
─¿Te han contratado Gema y Ariadna? ─preguntó ella. El bombón la miró interrogante─. Mira, tío, déjalo estar. Les diré que caí en la trampa, así que te pagarán igual por tu numerito.
─No, de verdad que no, hablo en serio. Es importante que me escuches, la vida de alguien está en juego. No puedes dejar de buscar, te lo suplico.
─Mira, esto no tiene gracia.
─Pero es cierto...
─Pues si es cierto, ¡que se joda! Si hubiera hecho bien su trabajo y no me hubiera arrejuntado con esa panda de gilipollas, yo no habría dejado de buscar ─finalizó ella. Recogió todo y se marchó apresuradamente. El tipo la siguió corriendo hasta su casa, intentando que entrara en razón─: ¡Déjame en paz! ¡Llamaré a la policía!
─La policía no puede verme, ya te he dicho que yo soy un espíritu casamentero y...
Carla le cerró la puerta del portal en las narices y se metió en su apartamento, algo aliviada por haberse librado de él.
─Oye, eso ha sido muy grosero, ¿sabes? ─dijo una voz a su espalda. Carla cogió el paraguas que tenía en el perchero de al lado de la puerta y avanzó hacia él gritando:
─¡Fuera de mi casa, psicópata!
Cuando él se acercó, le atizó con su arma improvisada y cayó al suelo por el impulso al atravesar el cuerpo de su oponente sin resistencia alguna.
─Ya te he dicho que no soy de carne y hueso, ¿te has hecho daño? ─preguntó solícito. Ella se alejó de él según se acercaba─. No voy a hacerte daño, sólo quiero que recapacites. Te juro que te tendremos en nuestra lista de prioridades, incluso me ofrezco a acompañarte, pero tu media naranja no está entre la gente que conoces ni entre la gente que conoce a los que conoces, así que tienes que salir ahí fuera a buscarle.
─¿Y dónde está? ─gruñó ella.
─Eso no lo podemos saber, sólo podemos proponerte a personas que parezcan compatibles.
─Sí, ya veo lo compatibles que son los tipos que habéis hecho que se crucen en mi camino, ¡pedazo de inútiles!
─Venga, Carla, no seas así, que nuestro trabajo no es nada fácil. ¿Tienes idea de cuántas personas hay en el mundo?
─Pues eso, son tantas que no merece la pena seguir buscando. El amor verdadero es estadísticamente imposible.
─Para eso tienes nuestra ayuda. Ya te he dicho que me ofrezco a acompañarte en tu búsqueda, pero no puedes renunciar de esta forma, ¡una vida está en juego!
─Está bien ─accedió ella por fin después de un buen rato debatiéndose entre creer esa chaladura o ir directamente al psiquiatra─. ¿Adónde vamos?
***
Pasaron un par de semanas saliendo casi cada día en busca de su alma gemela y, poco a poco, Carla pareció recuperar la ilusión a pesar de que no tuvo demasiado éxito. No obstante, la compañía constante de su espíritu casamentero, al que se había tomado la libertad de apodar Ángel, hizo que las aburridas salidas de soltera se convirtieran en algo agradable con su divertida y extraña forma de ver las cosas. Lo único que tenía que hacer para no parecer una chalada era fingir que hablaba con su móvil mientras hablaba con él, sin parecer por ello poco accesible. Cuando preguntó a su casamentero si a pesar de todo eso no sería un impedimento para que sus potenciales medias naranjas la abordaran, Ángel se limitó a encogerse de hombros y decir que si el tipo estaba realmente interesado se acercaría a ella de todos modos.
Y así, poco a poco, Carla empezó a creer de nuevo en el amor y a dejar de buscarlo, esta vez porque se dio cuenta de que lo había encontrado en el lugar más inesperado. No obstante, se abstuvo de decírselo a Ángel y siguió como si nada hasta que un día cambió todo.
Los hombres, vestidos de traje, entraron en el bar y se dirigieron directamente hacia ellos. Carla, que les había mirado extrañada porque no era su ambiente, se empezó a preocupar seriamente cuando vio la palidez excesiva de Ángel, al que se dirigieron.
─Ya sabes a qué hemos venido, ¿verdad? ─preguntó uno de ellos.
─Ángel, ¿qué ocurre? ─inquirió Carla. Sabía que algo no iba bien pero sin comprender qué.
─Iré con vosotros. ¿Me permitís al menos hablar con ella antes a solas?
Los dos se miraron y finalmente asintieron y se alejaron unos metros.
─¿Qué pasa? ─volvió a preguntar ella, cada vez más preocupada.
─Lo siento, Carla, lo siento de veras. Sabía que tarde o temprano esto pasaría, pero ha merecido la pena.
─No entiendo...
─Yo no podía soportar verte con otro, te quería demasiado y arruiné todas tus posibilidades con los tipos que realmente podían ser tus parejas. Empecé a perder poder, por supuesto, pero en el fondo sabía que no encontrarías a tu alma gemela, porque era yo, así que cuando decidiste dejar de buscar y me di cuenta de que me separarían de ti y me asignarían a otra persona reuní lo poco que quedaba de mi poder y me hice visible. Me lo inventé todo para que me permitieras estar a tu lado. Lo siento de veras, yo sólo quería saber qué se sentía. Necesitaba que supieras que existo y que...
─Se acabó el tiempo ─le interrumpieron los dos tipos. Ángel asintió derrotado.
─Lo siento, Carla ─dijo, antes de ir hacia ellos.
─¡Esperad! ¡No podéis llevároslo! Yo le quiero, él no ha hecho nada malo.
─No sabe lo que dice, señorita, es un perturbado y lamentamos lo que ha pasado. Por supuesto, usted no recordará nada de esto y nos encargaremos personalmente de arreglar el daño que este desalmado ha hecho sobre su vida sentimental.
─¡No! ¡Esperad! ─gritó, pero no sirvió de nada y de pronto se vio sola en el bar, bajo la estupefacta mirada de los otros clientes.
***
─No pienso olvidarme, panda de cretinos ─gritó al aire dos semanas después en cuanto se quedó sola en el parque. Tenía que hacer un auténtico esfuerzo cada mañana para recordar cada momento pasado con Ángel, ya que a pesar de despertar con todo borroso en su memoria, enmarañado como si hubiera sido un mero sueño, había logrado vencer a diario a lo que quiera que hicieran en su mente.
Para colmo, desde ese día desastroso no había parado de toparse, allá donde iba, con hombres  maravillosos que, supuestamente, eran medias naranjas potenciales. Les daba largas a todos, por supuesto, pero no paraban de aparecer más y comenzaba a hartarse
─Ya sabéis a quién quiero, imbéciles. Si no le dejáis en paz y dejáis que vuelva conmigo, juro sobre la tumba de todos mis antepasados que moriré siendo una vieja solterona amargada y que pasaré el resto de mi vida haciendo de Grinch del amor. ¿Me habéis oído?
─¿De veras lo harías? ─preguntó una voz conocida a su espalda. Carla se volvió con una sonrisa de oreja a oreja y se encontró cara a cara con Ángel, que la miraba con adoración. Contuvo el impulso de abrazarle, sabiendo que acabaría atravesándole y dando de bruces contra el suelo, se acercó a él y dijo:
─Por supuesto. ¿Has venido para quedarte realmente? ¿Han entrado en razón?
─Bueno, tus amenazas les han dejado en una posición un tanto delicada, y la situación es tan insólita que no sabían muy bien qué hacer, así que han decidido que lo mejor era devolverme a la Tierra ─respondió él, alzando su mano, y acarició su mejilla suavemente. Sorprendida, agarró su brazo y se dio cuenta de que era real, de carne y hueso.
─¿Cómo?
─Habría sido un poco raro que pasaras el resto de tu vida saliendo con un fantasma ¿no crees?
─¿Entonces... eres humano?
─Eso parece, al menos hasta que te hartes de mí. Nada nos asegura que seamos almas gemelas, sólo que somos muy compatibles. No obstante, si estás dispuesta a correr el ries...
─Por supuesto que lo estoy ─dijo ella, retirando la mano de sus labios para besarle.

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domingo, 7 de septiembre de 2014

Terral: orígenes: Encuentro

Sí, ya sé. Tengo abandonada a Terral. Pero tengo muchos relatos hechos, que conste. Es que no tengo tiempo para programar las entradas de este blog.
Para los que todavía no sepáis quién es este personaje, aquí tenéis enlaces a otros relatos y a su ficha:

 Encuentro
 
Terral se movía con soltura por los tejados de los barrios bajos mientras seguía a su sospechoso, que no tenía ni idea de lo que se le venía encima. Para ser una ciudad dominada por los sacerdotes del bien, tenía un número bastante alto de individuos despreciables. Terral, tras su primer soplo, que había conducido a la detención de un mago siniestro y la liberación de varios esclavos mentales, se había convertido en la intermediaria oficial del templo.
Por supuesto, ni siquiera su amigo Norval sabía la verdad: que ella no era la intermediaria, sino la fuente directa, capaz de detectar la magia oscura gracias a su naturaleza de semisúcubo y los largos años pasados entre miembros del culto de los demonios. Una vez instaurada esa mentira, no era complicado mantenerla, lo que facilitaba sus pequeñas incursiones en el submundo y sus desapariciones en los días en que la luna estaba en su punto álgido, en las que notaba revolverse a su parte maligna con cada vez más intensidad, por lo que prefería alejarse de la ciudad para evitar que sus potentes defensas detectaran algo anómalo.
Salvo por ese pequeño detalle, al que no paraba de buscar solución, todo iba bastante bien. Ya había cazado a varios criminales e incluso conseguía ingresos extra sin perjudicar con eso a su verdadero trabajo en la tienda de magia, lo que no impedía que su jefe gruñera por sus extraños horarios y sus idas y venidas.
Esa noche, estaba a punto de ser conducida a un lupanar donde se traficaba con opio y componentes mágicos prohibidos. No obstante, un movimiento furtivo en uno de los tejados cercanos le pareció sospechoso y decidió dejar su misión por el momento. Prefería prevenir que meterse en una trampa, de modo que dio un rodeo para comprobar que realmente la seguían y se dirigió al sitio ideal para cazar a quien quiera que intentara cazarla.
Como cualquier persona conocedora de los ardides del submundo, nada más comenzar a moverse por él había empezado a prepararse para cualquier circunstancias. Esa preparación incluía un par de guaridas, varios lugares donde tender trampas a posibles adversarios y muchos escondites para armas, cuerdas y material de ataque y defensa de todo tipo. Se dirigió a uno de esos últimos y recogió varios materiales para acercarse finalmente a un callejón sin salida donde lo preparó todo antes de esconderse entre las sombras.
Tal y como esperaba, su perseguidor apareció al cabo de pocos minutos y calló de lleno en la trampa, quedando enredado sin remedio en una maraña de hilo de pescar. Terral se acercó y con un rápido movimiento registró y desarmó al desdichado, que no paraba de revolverse sin lograr otra cosa que enredarse aún más. Luego cortó algunas de sus ataduras y se lo llevó a un lugar donde no les molestaran. Cuando finalmente estuvo segura de que nadie metería en sus asuntos, se dispuso a interrogar a su prisionero, sólo para darse cuenta de que ya le conocía.
—¿Cinco mil tres? —preguntó. Al reacción del hombre le confirmó sus sospechas. Se trataba de uno de sus antiguos esclavos, de los que más tiempo llevaban con ella. Dado que los sacerdotes del mal no tenían interés en aprenderse sus nombres los numeraban, y Terral nunca se había atrevido a preguntarles por su verdaderas identidades. Era poco probable que se los dieran voluntariamente, de todos modos, porque los nombres tenían poder—. Será mejor que expliques qué estás haciendo aquí y por qué me seguías —como única respuesta recibió una mirada impasible—. Podemos hacerlo por las buenas o por las malas.
—Ambos sabemos que, a no ser que las cosas hayan cambiado mucho las cosas, hacerlo por las malas no significa nada —gruñó él con resentimiento.
—Insolente —se enfadó Terral, sabiendo que tenía razón y que eso le daba ventaja—. ¿Acaso has huido y vienes a vengarte? No eres muy listo si vienes a por mí habiendo tantos otros que son culpables realmente. Bien sabes que arriesgué mucho por vosotros, especialmente por Cinco mil treinta y por ti —intentó comprender sus motivos en voz alta. Una reacción al oír el nombre de su compañera, que había pertenecido a otra sacerdotisa a manos de la cual había estado a punto de morir numerosas veces hasta que, haciendo caso a las súplicas de Cinco mil tres había fingido encapricharse de ella y se la había arrebatado, le dio la pista—. Han amenazado a Cinco mil treinta si no lo haces.
—Lo siento — él asintió—. La matarán si no he vuelto pasado mañana con tu cabeza o al menos localización.
—No lo sientas. No es como si tuvieras la más remota posibilidad de volver con cualquiera de las dos cosas —respondió ella, ofendida por su traición. No obstante, su expresión de dolor la ablandó—. Sin embargo, es posible que te ayude.
—No podrías, ni siquiera tú. Han traído dos docenas de sacerdotes y magos preparados para capturarte.
—¿Quién ha dicho que yo vaya a enfrentarme a ellos? Casualmente conozco a unos tipos que están dispuestos a cualquier cosa con tal de limpiar el país de clérigos y sacerdotes malvados.
***
El plan de Terral salió a la perfección. Condujo a Cinco mil tres ante Norval, tras explicarle que debía omitir toda alusión a su verdadera naturaleza y a la misión que le había llevado a la ciudad. Por suerte, él comprendió que cualquier referencia de ese tipo no sólo sería el final de la semisúcubo, sino que supondría el fracaso y un retraso inevitable en cualquier rescate que se pudiera plantear, por lo que fingió haber huido en busca de ayuda. Apenas un par de horas después un pequeño ejército se encaminó al campamento enemigo.
Terral se mantuvo en la retaguardia en todo momento y se las arregló para que evitaran al esclavo participar activamente en la lucha. De este modo no sólo protegía a la prisionera, si es que seguía viva, sino que no se confirmaría su presencia en la ciudad en caso de que alguien escapara.
No escapó nadie, sin embargo. Por la poca potencia de sus hechizos, Terral imaginó que eran posibles incorporaciones y que no tenían mucho poder más allá de su superioridad numérica, de modo que no le extrañó que, al ser derrotados, todos cayeron fulminados antes de que pudieran interrogarles.
Eso la alivió y le preocupó al mismo tiempo. Por un lado, eso suponía que su secreto estaba relativamente a salvo. Por otro, la querían viva (si no, no hubieran enviado a un simple esclavo a localizarla y se habrían limitado a filtrar la información para que los sacerdotes del bien hicieran el trabajo sucio) y no habían perdido la esperanza de recuperarla y utilizarla para cuales fueran sus siniestros planes. Eso significaba que lo volverían a intentar y que no se olvidarían fácilmente de ella, tal y como había esperado.
Estaba tan perdida en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que Cinco mil treinta estaba viva y se abrazaba con fuerza a su compañero justo ante sus narices.
—Me encanta cuando todo sale bien —dijo Norval sonriente—. ¿Por qué frunces el ceño de esa forma?
—¿No ha sobrevivido ninguno?
—No. Ni siquiera quien les lideraba.
—¿Y eso no te parece preocupante? Esa gente tiene un gran instinto de autoconservación. ¿Qué puede ser tan importante como para que sacrifiquen sus vidas de esa forma?
—¿A dónde quieres llegar?
—A que, sea lo que sea lo que tramaban, no lo han terminado. Y si es lo bastante importante para merecer ese sacrificio por mantener el secreto, volverán.
—Me encargaré de que aumenten el número de patrullas por la zona —Terral asintio y Norval dudó antes de continuar—. Sabes mucho para no haber tenido contacto directo con los cultos malignos —ella se tensó. Norval nunca había hecho preguntas directas sobre su pasado y anticipaba una que no podía responder sin una sonora mentira—. ¿Fuiste su prisionera?
—No habríamos sobrevivido a nuestra esclavitud sin ella —intervino Cinco mil tres ambiguamente, salvándola de contestar.
—Es un tema del que prefiero no hablar —Terral adoptó una pose distante—. Si no me necesitáis más, volveré a casa.
—Pero... ¡Espera! ¡Lo siento! —gritó el sacerdote inútilmente, porque ella ya se había perdido entre los árboles.
***
Días después, Terral se afanaba por eliminar del mostrador los resultados de la torpeza de uno de sus clientes. Aunque su jefe había estado presente, en ese momento se comportaba como si la culpa hubiera sido culpa suya y gruñía por lo bajo. La semisúcubo, que sabía que protestar era el deporte favorito del mago, le ignoraba y no hizo el menor amago de girarse cuando entraron nuevos clientes.
—Hola —la voz de la mujer la hizo volverse y buscar una vía de escape, pero estaba completamente expuesta, lo cual hizo que Cinco mil tres y Cinco mil treinta intercambiaran una mirada y una media sonrisa—. Sigues sintiéndote incómoda cuando alguien se te acerca con la obvia intención de darte las gracias, a pesar de que las circunstancias no son ni de lejos las mismas.
—Bueno, si lo sabéis no entiendo el porqué de vuestra insistencia —empezó a farfullar Terral sin dejar de limpiar—. Cada uno que siga su camino y en paz.
—En realidad, tenemos una excusa para venir aquí. Buscamos trabajo.
—¡Esto es lo último! ¿Es que se creen esos sacerdotes que pueden colocarme a todos sus refugiados? ¡Ésta todavía no ha cometido el error garrafal que la mandará a la calle!
—En realidad... no nos referíamos a usted. Sino a ella. Queremos desenmascarar a los criminales de esta ciudad ¿Podemos hablar de ello en un sitio más tranquilo?
—¡Desde luego que no! No acaba su jornada hasta dentro de una hora. Hasta entonces, ¡largo!
Una hora después, Terral se debatía entre salir y encontrarse con los dos ex esclavos o encerrarse en su habitación hasta que desistieran y decidieran marcharse. Kareilos eliminó su dilema obligándola a reunirse con ellos porque tener a dos personas a su puerta pasando frío le hacía quedar mal.
Malhumorada, les condujo a una taberna cercana en la que sabía que tendrían privacidad.
—Yo trabajo sola.
—Sólo porque tienes un secreto que no quieres que nadie descubra. Pero nosotros ya lo conocemos, así que no tienes de qué preocuparte.
—Sí, si pierdo dos tercios de mis beneficios por compartir un trabajo que bien puedo hacer sola.
—Si trabajamos juntos, trabajarás tres veces más rápido y no tendrás que preocuparte por los beneficios.
—Me parece que te sobrevaloras en exceso, Cinco mil tres. Y a ella también.
—Me parece que no. Ambos éramos excelentes guerreros antes de que nos capturaran. Y, por cierto, no nos hemos presentado formalmente todavía. Soy Adiadne. Y él es Vael.
—Ya. Sigue sin convencerme.
—Sólo tienes que ponernos a prueba. No tienes nada que perder, y sí mucho que ganar.
—El sueldo no será suficiente para nada.
—No nos tenemos que preocupar por eso.
Terral suspiró, dándose cuenta de que la pareja no iba a ceder.
—De acuerdo. El otro día, antes de que me interrumpieras, estaba siguiendo a un tipo... —les resumió brevemente sus sospechas y lo que esperaba de ellos. Por sus preguntas y sus sugerencias, se dio cuenta de que no mentían y que estaban capacitados para el trabajo. Ya no trabajaría sola. Aunque no estaba segura de que le agradara la idea.

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domingo, 17 de agosto de 2014

Mis relatos para el Concurso Rothfuss (3-4)

Estos son otros dos micros con los que participé en el Concurso Rothfuss (más info en la entrada anterior).

Vi el humo a kilómetro y medio, desde la cima de la colina. Era escaso, pero se decía que Vaed era poca cosa como ciudad. Reí. Seguro que quemaron la ciudad pensando que había acudido a tiempo a la cita. Cómo agradecí tener tan mala orientación

Vi el humo a kilómetro y medio, desde la cima de la colina. Era escaso, pero se decía que Vaed era poca cosa como ciudad. Les está bien empleado. Así aprenderán a no dar cobijo a los fugitivos del reino.
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domingo, 10 de agosto de 2014

Mis relatos para el Concurso Rothfuss (1-2)

Como sabéis, hace poco Patrick Rothfuss pasó por España. Aprovechando, el Espacio Fundación Telefónica lanzó un concurso que consistía en completar un microrrelato que había empezado el autor. El premio era una entrada preferente y un lote de libros firmados. Dado que no sabía si lograría una entrada ni si firmaría, me puse a idear (al final no gané, pero entré, pero no me firmó) y me salieron cuatro micros bastante decentes. Hoy comparto los dos primeros:

Vi el humo a kilómetro y medio, desde la cima de la colina. Era escaso, pero se decía que Vaed era poca cosa como ciudad. También el incendio era poca cosa. Pasé de largo. Quería ser un héroe famoso y, visto lo visto, el riesgo no valía la pena

Vi el humo a kilómetro y medio, desde la cima de la colina. Era escaso, pero se decía que Vaed era poca cosa como ciudad. Me acerqué, e hice lo posible por avivar el fuego. Las llamas son tan hermosas...
 
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domingo, 3 de agosto de 2014

No todos son relatos: algunos diseños 3D




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martes, 22 de julio de 2014

Relato: El puzzle

Era un puzzle inmenso, de piezas diminutas, y él se pasaba horas y horas para acabarlo. Nunca se le habían dado bien esa clase de entretenimientos, pero había algo en ese puzzle que le obligaba a seguir haciéndolo hasta el final, aunque su mujer ya empezaba a estar un poco harta de su comportamiento, ya que no la dejaba ayudarle. Ni siquiera sabía qué clase de imagen estaba montando, porque había encontrado el juego en una caja sin dibujos enfrente de su portal, y quizás por eso estaba tardando tanto. Pero él seguía y seguía, totalmente empeñado en hacerlo. 
Finalmente, su mujer le dio un ultimátum: el puzzle o ella. Eligió el puzzle y acabó su relación. Meses después, cuando el juego estaba más avanzado y se empezaba a adivinar qué era, se arrepentiría de su decisión. Porque se encontró frente a un collage de fotos suyas y de su mujer, con pequeño mensaje que decía: Feliz aniversario. Espero que podamos hacer muchos más puzzles como este pronto, llenos de momentos inolvidables.

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domingo, 13 de julio de 2014

Microrrelato: Quiero ver un elfo

Desde pequeño estaba fascinado con los elfos, que nunca salían de sus fronteras y no permitían a nadie cruzarlas. Todos los días repetía la misma frase: “No puedo morir sin ver elfos”; y más de una vez sobrevivió a una muerte casi segura por su tenacidad, con ese lema en sus labios. Así que un día decidió que ya era hora de cumplir su sueño y partió hacia el país de los elfos, a pesar de que todos le advirtieron de que ellos no le dejarían siquiera acercarse a la frontera y que le matarían antes de poner un pie en su país.
––No puedo morir sin ver elfos ––se limitó a decirles antes de partir. 
Tras caminar varias semanas y sufrir innumerables penurias, vislumbró en la lejanía el bosque de esas magníficas criaturas y avanzó hacia él con resolución, sólo para ser acribillado a flechazos en cuanto estuvo a su alcance, sin llegar a verles. Sintiendo cómo su vida se escapaba, siguió repitiendo tenazmente su frase, luchando por mantener la consciencia. 
 Cuando ya le creyeron muerto, los elfos se acercaron y se encontraron con unos delirantes ojos de moribundo clavados en ellos, fascinados. Con una sonrisa, el moribundo expiró susurrando lo siguiente: 
––Sabía que no moriría sin ver elfos.

sábado, 5 de julio de 2014

Mis nuevas portadas de redes sociales

Algunos os habréis fijado, pero cambié mis fotos de portada en las redes. Me di cuenta de que estaban desactualizadas y decidí sacarme una con las nuevas antologías y libros en los que aparezco...
Está un poco desenfocada si se amplía, pero es que desde tan alto (para que entraran todos)... mi cámara no hace milagros.
yo con todos mis libros hasta la fecha

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