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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

miércoles, 26 de abril de 2023

Relato: Princess

La consigna del relato de hoy era "La personalidad de tu protagonista es la de un gato. Crea un relato sobre su vida en sociedad".

Princess

Princess se despertó a sus anchas; ocupaba prácticamente toda la cama y su chica estaba acurrucada en un rincón, a punto de caerse. Tenía hambre, así que empezó a frotarse contra ella y a darle pequeños mordisquitos y lametones para que se despertara. Ella tenía el deseo en la mirada, pero, cuando fue a besarla, Princess se levantó de la cama y dijo:
-Qué hambre, ¿no?
Luego se encerró en el baño y esperó a escucharla trajinar en la cocina, preparando el desayuno. Se demoró, acicalándose, hasta que intuyó que casi estaba listo. Pero, cuando llegó a la cocina, ella solo había preparado el desayuno para sí misma, malhumorada, así que Princess se puso mimosa y, a lo tonto, picoteando y jugando, se lo acabó comiendo todo.
Después de comer no le apetecía hacer nada, solo tumbarse a ver la tele, así que cuando ella, tras preparar de nuevo su desayuno, fue a su lado en busca de arrumacos, le devolvió una mueca de asco y prácticamente la echó de la cama. 
Un par de horas después, le entraron ganas de tontear un poco y encontró a su chica de lo más atareada con la colada. Pero Princess quería su atención ahora, así que, aunque se la veía malhumorada, hizo todo lo posible por llamar su atención. Cuando tiró al suelo la ropa que acababa de lavar, su chica reventó y empezó a gritarle. Sabía lo que hacer cuando empezaba así: poner ojos de cordero degollado. Pero, esta vez, ella no se ablandó, sino que corrió a la habitación y se encerró allí.
Princess no soportaba estar fuera, se lamentó, suplicó, incluso intentó asomarse por la ventana, pero ella no abrió la puerta hasta un rato después y, para sorpresa de Princess, llevaba una maleta.
-Se acabó, Princess. No hay quien conviva contigo. Eres una egocéntrica y parece que solo me quieres como chacha o como juguete. Pues bien, para convivir con alguien así, me compro un gato, que al menos son más monos y también mucho más baratos. ¡A tomar por culo!
Se largó, con su maleta, con un portazo. A Princess no le importó demasiado. Bueno, sí. Era muy cómodo tenerla cerca para que satisficiera sus necesidades, ahora tendría que hacer todo el trabajo. Un desastre.
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miércoles, 12 de abril de 2023

Escapada a Aragón: Calatayud

La escapada a Aragón los días anteriores: Zaragoza, Ayerbe/Castillo de Loarre, Huesca
 
Once horas en Calatayud son demasiadas horas si vas de pobre y es un día de invierno en el que se alterna un solazo con grandes ráfagas de viento, chaparrones y granizadas. Pero no había posibilidad de cambiar el billete por uno más temprano, así que había que aguantarse. 
Lo primero que hice, como siempre, fue ir a la oficina de atención turística, pero antes me topé con la iglesia del Santo Sepulcro, que estaba abierta, así que aproveché, que con las iglesias y sus aperturas nunca se sabe. El altar es una maravilla, y merece mucho la pena entrar.
Luego, la de la oficina de atención turística me dijo la ruta óptima de cosas que visitar. Yo le pregunté si se podía visitar el castillo de Ayub y me dijo que sí, y que estaba abierto para subir arriba. Sus indicaciones para llegar, que también eran las de Google, pasaban por un pinar que estaba casi en vertical y por el que prácticamente tuve que subir a gatas. Todo para encontrarme con que, al contrario de lo que me había dicho, el acceso a la parte alta del castillo estaba cerrado con llave. Eso sí, unas vistas muy bonitas. 
Otra de las iglesias que aparecen destacadas en el mapa, la Iglesia de San Andrés, estaba cerrada porque estaban abriendo la calle y no se podía pasar, aunque eso sí que me lo advirtió. Y la Colegiata de Santa María, que tiene una preciosa portada, estaba cerrada al público ese día.
Calatayud: Colegiata de Santa María, cúpula de San Juan El Real y panorámica de la ciudad
Calatayud: Colegiata de Santa María, cúpula de San Juan El Real y panorámica de la ciudad
Luego fui a la judería porque era lo que me pillaba más de camino, y también al Castillo Santuario de la Peña, a la que pude entrar. Después, era ya mediodía y en Calatayud está todo cerrado a esas horas, así que deambulé bajo la lluvia y con un viento atroz por la ciudad, llegando hasta la plaza de toros y callejeando hasta que abrió el museo a las cuatro de la tarde, con una breve pero necesaria parada en una cafetería para entrar en calor.
El museo de Calatayud está bien, habla sobre todo de un yacimiento romano cercano, Bilbilis, y está bastante bien explicado. También tienen una parte de arte abstracto que no pega demasiado. 
Después, pasé por la Iglesia de San Juan El Real, donde hay frescos de Goya en las pechinas de la cúpula, y que tiene una decoración preciosa, además de un belén que cuenta toda la historia de la Sagrada Familia desde la Anunciación. 
Acabada esa visita se estaba poniendo el tiempo muy feo, así que pase por la oficina de turismo para avisarles de que no se podía entrar al castillo y me fui para la estación, aunque todavía quedaba un rato para la llegada del tren. Hice bien porque a cincuenta metros de la estación empezó a granizar y ya no paró: menos mal que me pude poner a cubierto.
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Relato: Los buenos burócratas

Un relato que salió de este lanzamiento de dados:

Los buenos burócratas

Dados en los que me inspiré para el relato Los buenos burócratas
Cuando comenzó el reclutamiento para invadir el reino de los seres mágicos, Leon no fue de los que se escaqueó, sino que se presentó en las oficinas del ejército antes incluso de que le llamaran. 
Se rumoreaba que habían estado experimentando para crear soldados capaces de lanzar cuchillas mentales y de desplazarse a toda velocidad; él quería ser uno de ellos. Incluso aunque no fuera elegido entre esa élite de soldados, la narrativa de la caballería que cazaba unicornios, o la de la infantería, con sus espadas relucientes, le atraía mucho.
No obstante, cuando los reclutadores consultaron su historial, no se fijaron en lo bien que montaba a caballo, ni en su buena forma física y su esgrima más que decente, sino en los premios que ganó en ajedrez y en las olimpiadas de cálculo, aficiones poco atractivas que había abandonado hacía años.
Para su decepción, le mandaron directo a un puesto burocrático en el que su arma más afilada era un lápiz. Aunque le aseguraron que haría mucho por la guerra ayudando a gestionar la logística y los suministros, y que a la larga podría hacer carrera como estratega, él solo pensaba en estar en primera línea, matando hadas y ganando la gloria.
Se quejó tanto y hacía sus tareas con tal desgana que su superior decidió ponerle a gestionar la repatriación de muertos y heridos mientras reconsideraba mandarle al frente. Las cifras asustaban. El estado de esos hombres, incluso de los que seguían vivos, era terrible, y los testimonios que leía eran demoledores.
Unos días después, cuando ya estaba todo lo horrorizado que podía estar, su superior le dijo que finalmente le podrían trasladar al frente.Leon entró en pánico y le dijo que prefería seguir en su puesto. Que, desde ahí, podía hacer mucho más por esos soldados. Asegurarse de que tenían armas, alimentos y medicinas suficientes, de que podían volver si les ocurría algo. Y, en el fondo, él nunca había destacado en nada, salvo en el cálculo y la estrategia.
Su superior sonrió y le pidió que, siendo así, volviera al trabajo en el despacho.
-No lo olvides. Carne de cañón hay mucha. Buenos burócratas, no. Los mejores estamos más lejos del frente por algo, porque somos valiosos y solo podemos prescindir de los mediocres...
Leon, desde ese día, fue el mejor en su trabajo.
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