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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

domingo, 30 de enero de 2011

el primer día


(este es el proyecto de Adictos a la escritura del mes de enero: la idea es poner la misma escena desde el punto de vista de dos personajes distintos)
(puestos a poner cosas entre paréntesis, recordaros que sólo queda hasta el miércoles para que se cierre el concurso de escribolee: premio: un libro a vuestra elección hasta 15 €. Sí, ya sé que soy un poco pesada, pero es por si alguno no se ha enterado aun, que sé que muchos estáis de exámenes y no os pasáis por la blogosfera)
Bueno, ya va el relato:
El primer día
Shadowmage
El primer día de clase y aquí estoy, disfrazada de quien no soy para caer bien a mis nuevos compañeros y sentada en un banco esperando a que el profesor venga. Hay que ver, si ya empiezan faltando el primer día no quiero imaginarme cómo será el curso. No conozco a nadie (y muchos de mis nuevos compañeros ya hablan con los demás como si este fuera su último año juntos, no el primero). Mierda, nunca se me ha dado bien hablar con los desconocidos (ni con los conocidos, para qué engañarnos), pero ahora que estoy a 300 kilómetros de mi grupo de amigos (si es que a tres personas contándome a mí se le puede llamar grupo) no me queda otra opción. Todo porque me dio el ataque de estudiar una carrera sin futuro, sólo porque era la única que no me hacía bostezar al leer el plan de estudios. En fin.
Miro a la gente de mi alrededor. Una chica se ha sentado a mi lado y casi me da miedo volver a intentarlo. Ya he hecho el amago de hablar con una muchacha que, inmediatamente después de saludarla, se puso a llamar por teléfono a su madre porque no tenía con quién hablar, tiene narices. También he intentado hablar con una gótica (que es más de mi rollo) que ha resultado ser una estúpida y hablar como una pija. Esa de gótica tiene lo que yo de normal: la ropa que lleva puesta. Pero bueno, me armo de valor y lo intento. Esta claro que el “paso de ti” ya lo tengo.
- ¡Hola!–le digo en el tono más amistoso que tengo. La chica me mira con algo muy similar al terror y me saluda con un seco hola de respuesta. Vaya, tampoco soy tan desagradable, si hoy voy bien vestida. Supongo que, aunque me vista como hoy, habrá algo en mí (no sé, mi expresión, mi peinado) que diga a todos los normales “¡No os acerquéis a ella, es una chalada que juega al rol y le gustan los comics! En fin, tendré que insistir. Quizás mis dotes interpretativas mejoren un poco más.
- ¡Menudo comienzo de curso! –digo, refiriéndome al maleducado profesor, que lleva 20 minutos de retraso. Eso ya es pasarse, está todo el mundo en clase menos todos los de primero, que parece que hemos acampado en el puñetero pasillo. Como la chica parece haberse olvidado de mi comentario y de mí, ya que está mirando al suelo como diciendo “qué tía más pesada”, me dedico a observar a mis nuevos amigos potenciales. Es deprimente, todos son calcomanías. Tiene narices, tantos que somos y no hay ninguno con pinta de friki. Ya me veo todo el curso hablando de ropa y complementos, como mucho de las parejas de ellos y de cuánto se emborracharon el fin de semana anterior. Supongo que es mucho pedir encontrar universitarios a los que les guste la literatura, el arte y los comics. No necesito más, si quiero hablar de cosas más frikis puedo hablar con mis amigos de verdad, que para eso está internet y el teléfono móvil. Hablando de móviles, me siento tentada de llamarles ahora, para decirles que no tengo con quién hablar, pero yo no soy una zorra descortés como cierta persona a la que estoy fulminando con la mirada ahora mismo (y que por cierto sigue hablando con su mamá).
Tras una eternidad, la chica que está a mi lado me responde con un sí en una voz tan baja que casi ni la oigo. Cielos, esta sí que está grillada, o es más lenta que un caballo cojo. En fin. Ya no se me ocurre qué más decir.
El profesor llega por fin (no se ha presentado y ya le odio) y pasamos a clase. Acabo sentada en primera fila, con doña lenta a mi lado. Ahora sí que me habla, pero para preguntar por la asignatura que es. Y por fin se presenta:
- Soy Eldiel.
Levanto la ceja, sorprendida. Que me aspen, ese es un nombre de friki en toda regla. Quizás no sea tan mala tía, después de todo. Una asocial, como yo misma, quizás.
-Yo soy shadowmage–le respondo con una sonrisa, haciendo un saludo muy poco ortodoxo. He dado en el clavo, a esta, por su expresión, le gustan las mismas frikadas que a mí. Supongo que los raritos nos atraemos entre nosotros incluso cuando vamos de camuflaje.
Eldiel
Dios, ¿qué hago yo aquí? No pinto nada entre esta gente. Todos son divinos, todos son normales. Ningún rarito a la vista. Mierda, mierda ¿para qué me habré puesto a estudiar esto? Aquí no pinto nada. Esta es una carrera para ninis, para gente que quiere tener un título pero que no quiere estudiar. Para futuros idiotas. No para gente que tiene vocación. Apuesto a que no tienen ni idea de ninguno de los temas que se van a tratar en estos cuatro años.
Bueno, a simple vista no doy mucho el pego. Ya se ha encargado de eso mi madre. Quiere que haga amigos y que salga de casa. Pero en casa se está muy bien, si la alternativa es un traumático botellón tras otro, o ir de compras. Yo no tengo dinero para ir de compras y, cuando lo tengo, lo invierto en otras cosas y no en ropa: libros, cómics, figuras. Cosas que me gustan, que me hacen feliz. Aunque a mi madre le parezcan basura. Yo paso de ella, pero hoy se ha puesto especialmente pesada y me he vestido como quería para no oírla. Supongo que será porque quiere tener una hija alcohólica de fin de semana que se tira a todo el que se le pone a tiro, inculta y mala estudiante. Eso sí, con un centenar de amigos que no dudarán en clavarle un cuchillo por la espalda a la menor ocasión. Yo he intentado ser como ellos (a veces la soledad duele), cada vez que he cambiado el curso me he mimetizado y he pasado por una más. Luego, la puñalada, en cuanto sacaba el primer sobresaliente o al primer comentario medianamente inteligente. Es que los normales no soportan que les digan lo catetos que son. Después de tantas puñaladas, me he insensibilizado. Y ha dejado de importarme un carajo. Eso sí, he desarrollado un poco de sociofobia y una timidez aterradora. Y por eso, después de que la gótica imbécil esa me responda con una pijada impertinente, me arrastro hasta un banco a esperar al profesor que se retrasa (ya empiezan las decepciones académicas) donde hay una chica preciosa y perfectamente vestida. Seguramente sea tonta, pero está tan tranquila, segura de sí misma. Supongo que en cierto modo, si no tuviera que renunciar a ser quien soy (y, para qué engañarnos, me gusto demasiado para intentar cambiar) me gustaría ser como ella.
- ¡Hola! –me dice amistosamente. La miro con terror, me he quedado completamente bloqueada. ¡Di hola, di hola, di hola!, me grito a mí misma. Parece simpática y no ha sacado la cruz para hacerme un exorcismo. Consigo por fin articular la palabra mágica y hace una mueca. ¡Mierda! Por suerte, ella añade- ¡Menudo comienzo de curso!
Por desgracia, mi bloqueo sigue siendo el mismo. Intento poner en práctica las técnicas de relajación, que sólo me funcionan cuando no las necesito. Pasa una eternidad hasta que logro decir sí (creo que me ha oído), pero ella no añade nada más. ¡Mierda, mierda! ¡No puedo ser tan imbécil, voy a perder la oportunidad de hablar con el único ente amable de este frío pasillo! Antes de poder decir nada, llega el profesor. Me siento al lado de la chica y logro hablar, sólo para hacer la pregunta más estúpida del mundo “¿Qué asignatura es esta?” Dios, debe pensarse que soy imbécil. Me gustaría gritarle: “¡Soy inteligente!” pero eso me pondría aun más en ridículo. En vez de eso, digo:
- Soy Eldiel.
¡Mierda, mierda, mierda! Estoy tan acostumbrada a ese nombre (que es el que uso en los juegos y como seudónimo en internet) que se me ha escapado. Estoy acabada, ahora se va pensar que soy una friki. En fin, es lo que soy, ¿para qué negarlo? Tarde o temprano se acaba sabiendo… Levanta la ceja, sorprendida. Más me sorprendo yo cuando se presenta:
-Yo soy shadowmage.
¡Milagro! ¡He encontrado una persona normal! Mmm, no, he encontrado una persona rara como yo, pero para mí es normal. ¿Qué importa? El caso es que he encontrado una amiga.

sábado, 22 de enero de 2011

¡Menudas vacaciones!

(entradas anteriores: Por fardar y El concurso de Escribolee se retrasa dos semanas)
Este relato lo he hecho para el foro de adictos a la escritura, consigna: vacaciones.

¡Menudas Vacaciones!

Tenía una semana de vacaciones, y toda mi intención era no hacer absolutamente nada, ni siquiera levantarme, a no ser que fuera primera necesidad (ir al baño, comer y cambiar el dvd cuando éste se acabara).
La primera mañana cumplí mis objetivos, pero luego me percaté de que la pantalla de la tele estaba terriblemente sucia, así que fui a la cocina para encontrar un producto apropiado y ¡horror! No había ninguno. Me tocó bajar al super de abajo para comprarlo, pero bueno, al fin y al cabo iba a disfrutar más de mi tele si ésta estaba limpia. Cuando finalmente pude limpiar la televisión y me acerqué lo suficiente ¡Mierda! (y nunca mejor dicho). Por detrás de la tele había aparecido una montaña de pelusas inhumanas. Eso me pasa por limpiar lo que ve la suegra, y eso cuando me da el ataque. No podía dejar eso así, tuve que limpiarlo también, y a conciencia. Pero cuando acabé se notaba claramente qué parte estaba limpia (aunque estuviera por detrás) y qué parte no. Así que nada, a limpiar el resto de la mesa de la tele. Pero claro, no iba a dejar la mesa limpia y el resto del salón sin limpiar. Por desgracia, si quería limpiarlo bien tendría que sacar mis libros y cachivaches de la estantería. ¡Maldición! Para cuando llegó la hora de dormir de mi primer día de vacaciones, el salón parecía un campo de batalla y quedaban horas de trabajo de limpieza por delante. Bien empezamos.
Al día siguiente me dio pereza sólo de verlo, así que decidí usar mi cocina. Hagamos un inciso sobre mi cocina: yo no la uso a ella más que en contadas ocasiones y ella no me da trabajo a mí. O al menos eso creía. Porque la usé por primera vez en tres meses y empezó a salpicar todo. Y a limpiar los azulejos. Pero claro, una vez quitadas las manchas de algunos azulejos, el resto parecía hasta de otro color. Entonces aprendí una lección: aunque la uses de pascuas a ramos, la cocina se ensucia igual… de forma imperceptible. Casi me sentí traicionada. Así que nada, me puse con la cocina, y aunque me tiré todo el día la dejé reluciente… y cuando fui al salón a relajarme un poco, me encontré con que el desorden seguía allí, esperandome. Me fui a la cama directamente, con tal de no estar allí, rodeada de trastos. ¿Por qué tendré tantos?
Al día siguiente me puse con el salón, porque daba vergüenza ajena. Acabé dos días después, con dolor de espalda y dos bolsas de basura comunitarias llenas a rebosar de trastos inúltiles y papeles. Porque, claro, ya que me pongo, tendré que quitarme de encima los papeles que ya no valen. Todo habría acabado allí si no me hubiera dado por mirar por la ventana. Parecía niebla, pero no, era que no las limpiaba desde hace tiempo. Soy una mujer ocupada y me dan pánico las escaleras. Una combinación desastrosa para alguien que tiene un ventanal como el mío. Pero no me iba a poner a las tantas de la noche, lo dejé para el día siguiente. Y así pasé mi quinto día en casa, limpiando ventanas. Me prometí disfrutar al máximo mis dos días de vacaciones restantes. Pero qué demonios, no podía dejar media casa sin limpiar y la otra media casa limpia. Así que los dos últimos días los dediqué a limpieza general de mi dormitorio y el baño. Al día siguiente, volví al trabajo más cansada que como me fui. ¡Menudas vacaciones!

sábado, 15 de enero de 2011

Relatos: Por fardar


(entrada anterior: el concurso de escribolee se retrasa)
Hubo hace poco un concurso de relatos brevísimos en Factoría Fnac. Tenían que empezar por "Por fin tenía en mis manos un libro electrónico..." y tener muy pocas palabras, así que me apunté. Me salieron estos tres, aunque sólo envié el último...
Esbozo 1
Por fin tenía en mis manos un libro electrónico. Por desgracia, vivía en lugar tan remoto que no podía ni conectarme a internet. Fue en ese momento cuando decidí mudarme a la gran ciudad.
Esbozo 2
Por fin tenía en mis manos un libro electrónico, así podría leer más por menos dinero. Pero luego me puse a descargar y todo me gustaba así que, como era más barato, lo compraba. Y comprando, comprando, gasté más que nunca y se me amontonaron los libros para leer. Quizás debería volver a la fórmula tradicional...
Esbozo 3 y definitivo: Por fardar:
Por fin tenía en mis manos un libro electrónico. Lo estrené en el metro, fardando y mirando a los demás viajeros con ademanes orgullosos. Por desgracia, había un par de delincuentes en el vagón que, aunque no parecían muy lectores, decidieron quedarselo. Otra vez a ahorrar, eso me pasa por fardar.

sábado, 1 de enero de 2011

Consigna: cine


(este relato lo he hecho para los ejercicios periódicos de adictos a la escritura, la consigna es cine... no me lo tengáis en cuenta, ya sé que es raro-muy raro- pero es lo que salió. Por cierto, todavía podéis participar en el concurso de escribolee!)
El director de cine
Quería ser director de cine, así que pensó ¿qué necesito? Pues… una cámara. Se gastó todo su dinero en una de segunda mano, porque no le llegaba para más.
Quería ser director de cine y ya tenía una cámara, así que pensó ¿qué más necesito? Pues… un guión. Una pena que no se le diera bien escribir pero, por suerte, tras mucho buscar, encontró un guionista no muy competente que le haría el guión gratis.
Quería ser director de cine y ya tenía cámara y guión, así que pensó ¿qué más necesito? Pues… actores. Por desgracia, ningún actor que se precie aceptaría hacer ese guión, con un director desconocido y encima sin recibir un sueldo… pero tuvo la suerte de que hubiera una reserva casi infinita de malos actores que no habían tenido la oportunidad de participar en una película.
Quería ser director de cine y ya tenía cámara, guión y actores, así que pensó ¿qué más necesito? Pues… un escenario. Consiguió por fin que le dejaran a buen precio un destartalado local donde rodar y se rompió la cabeza para hacer que ese lugar se pareciera al lujoso hotel en el que se desarrollaba la escena. Al final su falta de gusto estético le traicionó y creyó ver un lujoso decorado de hotel cuando en realidad parecía, a ojos de cualquier espectador, un motel cutre.
Quería ser director de cine y ya tenía cámara, guión, actores y escenario, así que pensó ¿qué más necesito? Pues… nada. Así que grabó su película y la editó con el programa de ordenador que venía cuando lo compró. Ya tenía su película. Y ya era director.
- ¿Pero qué basura es esta? –le preguntaron sus conocidos en el estreno que organizó en su casa. Los actores también habían venido y se les veía abochornados, y el guionista se había dormido con su propia historia. Cabreado, el director les increpó:
- Bah, no sé para qué me molesto en enseñaros nada. No entendéis de cine y yo soy un artista. Los directores de cine somos unos incomprendidos…