Los cumpleaños de mis padres quedan muy pegados y pensamos en hacerles un regalo conjunto. A mi padre le encanta darse buenos banquetes de asados y mi madre llevaba desde que nos confinaron diciendo que quería salir de Madrid, así que mi hermano y yo tuvimos la idea de regalarles un día muy especial en Sepúlveda (Segovia), conocido por ser el mejor sitio para comer cordero asado.
Las Hoces del Duratón
Esto no estaba en el plan inicial, pero nos encontramos el cartel del Parque Nacional de las Hoces del Duratón y mi padre recordó que le habían dicho que tenía grandes paisajes. Vimos varios buitres y aves de presa en las inmediaciones, así que decidimos dar un paseo corto por allí antes de comer.
Hay varios accesos y rutas para elegir con distintos niveles de dificultad, así que preguntamos al personal cuál era la más sencillita y corta, ya que mi madre tuvo una operación de rodilla hace poco y no era plan de machacarla con el paseo. El chico nos recomendó que fuéramos con el coche hasta el acceso más cercano a la ermita de San Frutos.
La rodilla de mi madre dio problemas y no llegamos a la ermita, que de lejos parecía preciosa y con mucho encanto, pero sí al mirador. El paisaje es espectacular, y además es un camino por el que resulta fácil transitar, aunque el acceso para vehículos esté un poco mal.
Sepúlveda
Ya desde lejos se aprecia que es un pueblo con personalidad... y con muchas cuestas. No habíamos caído en eso, pero pudimos subir en coche y aparcamos bien.
Sepúlveda es conjunto histórico-artístico desde 1951 y forma parte
de la asociación Los pueblos más bonitos de España, destacando por sus
iglesias y sus vistas. Es de esos pueblos que tienen casas preciosas y
muy fotografiables, así que tiré unas cuantas fotos mientras dábamos una vuelta por la villa después de comer.
La Plaza Mayor es bastante pintoresca, con los restos del castillo y la iglesia con su cigüeña. No pudimos ver los museos porque cerraban por la tarde, pero sí que vimos varios de los arcos, los trozos de la muralla y varias iglesias, finalizando el recorrido en la Iglesia de la Virgen de la Peña, detrás de la cual hay un mirador en el que se puede observar un gran paisaje y los nidos de los buitres.
Estuvimos por allí un buen rato y hasta logré captar con mi cámara a uno de los buitres saliendo del nido antes de regresar a casa, porque está un poco lejos de Madrid, aunque, eso sí, mereció la pena.