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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

viernes, 28 de mayo de 2021

Escapada a Sepúlveda y las Hoces del Duratón

Los cumpleaños de mis padres quedan muy pegados y pensamos en hacerles un regalo conjunto. A mi padre le encanta darse buenos banquetes de asados y mi madre llevaba desde que nos confinaron diciendo que quería salir de Madrid, así que mi hermano y yo tuvimos la idea de regalarles un día muy especial en Sepúlveda (Segovia), conocido por ser el mejor sitio para comer cordero asado.

Hermita de San Frutos y paisaje de las Hoces del Duratón
Las Hoces del Duratón

Esto no estaba en el plan inicial, pero nos encontramos el cartel del Parque Nacional de las Hoces del Duratón y mi padre recordó que le habían dicho que tenía grandes paisajes. Vimos varios buitres y aves de presa en las inmediaciones, así que decidimos dar un paseo corto por allí antes de comer. 
Hay varios accesos y rutas para elegir con distintos niveles de dificultad, así que preguntamos al personal cuál era la más sencillita y corta, ya que mi madre tuvo una operación de rodilla hace poco y no era plan de machacarla con el paseo. El chico nos recomendó que fuéramos con el coche hasta el acceso más cercano a la ermita de San Frutos.
La rodilla de mi madre dio problemas y no llegamos a la ermita, que de lejos parecía preciosa y con mucho encanto, pero sí al mirador. El paisaje es espectacular, y además es un camino por el que resulta fácil transitar, aunque el acceso para vehículos esté un poco mal. 

Sepúlveda

Ya desde lejos se aprecia que es un pueblo con personalidad... y con muchas cuestas. No habíamos caído en eso, pero pudimos subir en coche y aparcamos bien. 
Sepúlveda es conjunto histórico-artístico desde 1951 y forma parte de la asociación Los pueblos más bonitos de España, destacando por sus iglesias y sus vistas. Es de esos pueblos que tienen casas preciosas y muy fotografiables, así que tiré unas cuantas fotos mientras dábamos una vuelta por la villa después de comer.
Sepúlveda
La Plaza Mayor es bastante pintoresca, con los restos del castillo y la iglesia con su cigüeña. No pudimos ver los museos porque cerraban por la tarde, pero sí que vimos varios de los arcos, los trozos de la muralla y varias iglesias, finalizando el recorrido en la Iglesia de la Virgen de la Peña, detrás de la cual hay un mirador en el que se puede observar un gran paisaje y los nidos de los buitres. 
Estuvimos por allí un buen rato y hasta logré captar con mi cámara a uno de los buitres saliendo del nido antes de regresar a casa, porque está un poco lejos de Madrid, aunque, eso sí, mereció la pena.

Una mención especial al Cordero asado en Figón Zute El Mayor Tinín

 No hablo mucho de los lugares en los que como durante mis viajes, pero este es parada obligada si vas a Sepúlveda. De hecho, mucha gente visita el pueblo solo para darse la comilona en este sitio, que tiene muy buen precio. El menú consiste en una ensalada de lechuga y tomate deliciosa (producto de la huerta, con un gran sabor), cordero asado (el mejor que he probado nunca, supertierno, delicioso), bebida y postres caseros tradicionales (espectaculares también). Además, el personal es muy amable y el entorno es fantástico.

martes, 25 de mayo de 2021

Relato de fantasía: Un descanso en el camino

Portada del relato corto de fantasía Un descanso en el camino
El fae frecuentaba el mirador que estaba al lado del camino de los peregrinos. Incluso había construido un pequeño templete con una hamaca para estar más cómodo, donde varios viajeros habían conversado con él. Así pues, todas las jóvenes que anhelaban vivir un romance apasionado con un ser mágico empezaron a visitar el lugar adrede, pero él nunca se les apareció; le interesaban los peregrinos de verdad para conocer sus experiencias y podía detectar cuándo lo eran y cuándo iban al mirador para buscarle.
Lara, cuando escuchó las quejas del fae, que se las había transmitido a un viajero con el que se puso a charlar, decidió hacer la pantomima más elaborada. Cargó unos cuantos fardos en su caballo y se puso ropa de viaje nueva y despampanante, tras lo cual empezó a dar vueltas y más vueltas por la campiña hasta que su montura estuvo lo suficientemente cansada. Luego, la dirigió al camino y cabalgaron hasta el mirador, donde hicieron un alto.
El fae no era tonto y además ya la había visto antes frecuentar el mirador con sus mejores galas, pero le hizo gracia el intento y decidió darle una oportunidad. Transformado en un humano, apareció en el mirador como un viajero más que iba a tomarse un descanso en el camino e intentó charlar un rato con ella. No obstante, ella estaba más preocupada en mirar de un lado a otro en busca del fae y en poner poses sensuales que en conversar. 
El fae no tardó en cansarse y se marchó como había llegado: fingiendo ser humano. Lara, por su parte, tardó un poco más de tiempo en perder la esperanza y abandonar. Nunca supo lo cerca que había estado de su objetivo y, como todas las demás pretendientes, acabó por cansarse de hacer el tonto en el mirador y buscó un joven humano con el que emparejarse. 
De todas formas, para entonces el mirador ya estaba vacío. El fae, tras ese día en que se convirtió en humano, tuvo una idea. En vez de quedarse en ese lugar privilegiado para hablar con los peregrinos y conocer sus experiencias, se disfrazó de humano y las vivió de primera mano.

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martes, 18 de mayo de 2021

Relato romántico: Cena cinco estrellas

Hoy tocaba hacer un relato sobre una primera cita en una pescadería. Y lo mezclo con uno que debe contener la frase "No creía en la mala suerte pero".

Cena cinco estrellas

No creía en la mala suerte pero, justo el día en el que Nerea había aceptado cenar con él y le había prometido prepararle una cena de cinco estrellas, el gato había encontrado la manera de escalar hasta lo alto de la nevera, donde había dejado el preparado con la preciosa lubina que había comprado para la ocasión mientras se calentaba el horno, y se había puesto las botas.
A Lucio se le cayó el mundo encima, pero debía tranquilizarse y buscar una alternativa. Quedaba algo más de media hora para que ella apareciera, así que a lo mejor le daba tiempo a ir a comprar algo. Cogió sus cosas a toda prisa y atravesó el portal a la carrera. Tan rápido iba que casi pasó por alto que ella ya estaba allí, apoyada en una pared frente a su portal, leyendo.
-¡Eh! -le detuvo la preciosa voz de Nerea-. He llegado muy pronto, pero no quería molestarte mientras cocinas. ¿Dónde vas tan deprisa?
-A buscar nuestra cena -dijo, apurado. Ella alzó una ceja. Había prometido cocinar, no comprar comida para llevar-. El gato se ha comido nuestra lubina -explicó-. Justo iba a la pescadería a comprar otra, aunque me temo que ya no podrá ser un plato tan elaborado.
Nerea decidió acompañarle y fueron juntos a la pescadería, donde había un par de personas haciendo compras de última hora. Al pescadero no le quedaba mucho género, pero Lucio localizó un par de piezas que tenían buena pinta y comenzó a explicarle a Nerea por qué eran la mejor elección y qué podían cocinar con ellas. Para su desgracia, los que iban delante de ellos también lo escucharon y se quedaron con ellas.
La cara de pasmo y desesperación que puso hizo reír a Nerea, que le dijo:
-Anda, que ya es mala suerte. ¿Y qué tal unos boquerones de esos? Los rebozamos y los freímos en un santiamén. No será un plato cinco estrellas, pero no nos quedaremos con hambre. 
Lucio, que se había quedado sin alternativas, aceptó el plan con resignación, así que compraron los boquerones y subieron a su casa, donde Nerea pudo comprobar de primera mano el estropicio que había causado el gato. Mientras ella le hacía carantoñas al felino y bromeaba con él, Lucio preparó los boquerones y una tabla de quesos. Luego, dieron buena cuenta de ellos en la mesa del salón, donde había puesto la mesa con todo lujo de detalles, y estuvieron charlando hasta altas horas de la noche.
-Esto hay que repetirlo -dijo Nerea al dar por finalizada la cena.
-Pero con el plato de cinco estrellas que te prometí -le aseguró Lucio, aliviado. No había ido tan mal después de todo. Para reafirmar esa creencia, ella le dio su primer beso.

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sábado, 15 de mayo de 2021

Receta: Tarta de Santiago

Hace unos años, conversaba con un chef profesional sobre postres y le dije que me encantaba la tarta de Santiago, pero que era difícil encontrar una que supiera como las de antes. 
-¿Tú estás boba? ¡Si no tiene nada! -me respondió.
Tenía razón, es la receta más para vagos que me he encontrado nunca. Ni siquiera tuve que apuntármela para acordarme. Y el sabor es el que buscaba.

Ingredientes de la Tarta de Santiago

 Huevos.
Su peso en harina de almendra.
Su peso en azúcar.
Azúcar glass para decorar.

Elaboración de la Tarta de Santiago

Mézclalo todo, mételo en el molde y hornea 20-25 minutos a 180ºC. Cuando esté frío, ponlo en un plato y espolvorea el azúcar glass.
 

martes, 11 de mayo de 2021

Relato: El rey-gato

Nuevo lanzamiento de dados, esta vez ha salido un relato un poco extraño, la verdad ^^ 
 

El rey-gato

Dados que inspiraron el relato corto El rey Gato
Desde que oyó hablar de la morada de los dioses, el rey quiso ser uno de ellos para vivir allí. Para ello, arruinó a su reino y localizó a todos los hechiceros y alquimistas para que le prepararan bebedizos y lanzaran hechizos sobre él que le hicieran poderoso e inmortal. Si las pócimas que le entregaban no le otorgaban un don, les mandaba ejecutar, pero ninguno se atrevió a envenenarle para librarse de él, porque aquel que le matara moriría también en manos de un demonio al que había puesto a su servicio. 
Cuando obligaron a la maga a otorgarle algún don, sin embargo, ella no pensó en ningún momento en matarle. Simplemente, le otorgó los dones de un gato, para lo cual le convirtió en un gato doméstico gigante, sin mayor capacidad de razonamiento que la de un felino corriente.
El rey no había dejado a su demonio instrucciones para esa clase de tretas, así que la maga pudo marcharse tranquilamente. El pueblo, por su parte, respiró aliviado. Tener a un rey-gato era mucho mejor que tener a un rey loco que quería ser un dios y oprimía a su gente para conseguirlo. Pronto, se acostumbraron a vivir sin un líder que llevara las riendas del reino y ocuparon el castillo, donde rey-gato no era más que un elemento de atrezzo que se convirtió en el símbolo del nuevo reino. 
Como había tomado tantos bebedizos que prolongaban su vida, pasaron generaciones y el rey-gato se convirtió en un atractivo turístico más del reino, hasta que una casualidad quiso que se rompiera el hechizo y volviera a ser humano. No obstante, para cuando eso pasó, el rey había perdido ya todo su poder, tanto mágico como político y, además, habían pasado ya los años de servicio de su demonio guardián, así que, cuando intentó volver a tomar las riendas del reino, lo único que consiguió fue recibir las burlas de todos. 
No tardaron en proponerle un trato: como gato tenía su valor, pero como hombre era de lo más molesto, así que le dieron la opción de volver a convertirle en un felino si no quería tener que abandonar el reino para siempre. Sus gritos indignados fueron suficiente respuesta; pasó el resto de sus días siendo un mendigo. 
Entre tanto, el reino había perdido a su símbolo, así que se pidieron voluntarios para convertirse en reyes-gato. Se presentaron tantos que, desde entonces, cada año un joven es elegido y experimenta la vida gatuna hasta que llega su relevo.   

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martes, 4 de mayo de 2021

Relato de fantasía: La semilla de la maldad

Tocaba hacer un relato sobre un grupo de supervivientes a un apocalipsis causado por los dioses hindúes. Pero no hay que tirar mucho de documentación para averiguar que el apocalipsis hindú es un poquito especial. Es cíclico, empezando por una etapa en la que todo el mundo es bueno y no hay maldad, pero que no dura mucho y, conforme los humanos van decayendo y sacando su parte oscura y sus más bajos instintos, se avanza en el ciclo hasta que llega Kalki montado en su caballo blanco y los mata a todos (por lo menos, a todos aquellos que estén degradados, que son la mayoría). Así que he tenido que ajustar un poco...

La semilla de la maldad

La secta había conseguido su objetivo: que Kalki llegara antes de tiempo y exterminara a los malvados antes de que la degradación de la humanidad fuera total. Su objetivo había sido que esa purga adelantada evitara el colapso de la civilización, pero aun así habían sido tantos los que no habían superado el rasero del dios que el mundo era un caos.
Ahora, el pequeño grupo de sectarios que seguía en la Tierra (buena parte de sus hermanos no habían sido lo bastante buenos para que Kalki les perdonara) recorría su país en busca de otros supervivientes. Cada día que pasaba, se arrepentían más de haber adelantado el apocalipsis sin estar más preparados. Encontraron restos de niños que habían sido perdonados por Kalki solo para morir de hambre al haber perdido a sus cuidadores. Otros, que se las habían arreglado para sobrevivir por su cuenta, estaban medio asalvajados. Y, en buena parte de los adultos buenos que se habían salvado, enloquecidos por el miedo, la muerte y la pérdida, había crecido la semilla de la maldad con la excusa de proteger lo poco que les quedaba.
Los sectarios, sin embargo, no perdieron el optimismo y siguieron esforzándose por crear una nueva Tierra. Comenzaron a reunir a todos los que pudieron para volver a levantar la civilización de forma organizada y pronto empezó a formarse una comunidad a su alrededor. 
No llegaron a saber si esa comunidad llegaba a prosperar, sin embargo. Alguien les oyó cuando hablaban de que habían sido los que llamaron a Kalki y pronto todos lo supieron. Los sectarios no pasaron de esa noche y murieron de forma cruel. En la vieja Tierra, lo hubieran llamado linchamiento; los pocos que habían logrado que la situación no les desbordara y que la maldad no amenazara su pureza así lo pensaron. Sin embargo, la gran mayoría de los supervivientes estuvo de acuerdo en que era un acto de justicia y nadie se atrevió a cuestionarlo. Kalki no tardaría en volver, y esta vez no lo haría por la llamada de una secta.

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