He escrito un nuevo relato breve con el reto de escritura creativa palabras olvidadas, esta vez usé Zafarrancho (Limpieza general) y zarrapastroso (Desaseado, andrajoso, desaliñado y roto)
El almacén
Palabras diseñadas por @dbartolomes y @alopez |
Tocaba zafarrancho de limpieza y, como todos los años, su marido y su hijo dijeron que no había que tirar nada, por lo que ella se encargó de buscar habitación por habitación en busca de objetos inútiles, como esos esquís que nunca usaban, un muñeco zarrapastroso y unas enciclopedias que nunca habían usado para buscar una sola palabra, ya que para eso estaba internet.
Cuando acabó, agotada por el registro, observó las tres cajas que había reunido y lanzó una mirada de súplica a su familia, porque no le apetecía ir hasta la fundación a donarlos. Ellos se levantaron con rapidez del sofá, metieron las cajas en el coche y la dejaron descansar.
No obstante, padre e hijo pasaron de largo cuando llegaron a la fundación y se fueron a los muelles, donde hacía años habían alquilado un almacén. Allí metieron las cajas con sus preciados objetos, para que hicieran compañía a los que ella había desechado en años anteriores.
-Si es que, ¡lo tira todo! ¿No ve que podemos llegar a necesitarlo en algún momento? -dijo el hijo, y su padre asintió, convencido. Lo cierto era que solo abrían el almacén para meter más cosas, y ni siquiera tenían idea de lo que había ahí dentro, pero eran sus cosas y resultaba mucho más doloroso deshacerse de ellas que pagar el alquiler para almacenar los trastos.
Cuando acabó, agotada por el registro, observó las tres cajas que había reunido y lanzó una mirada de súplica a su familia, porque no le apetecía ir hasta la fundación a donarlos. Ellos se levantaron con rapidez del sofá, metieron las cajas en el coche y la dejaron descansar.
No obstante, padre e hijo pasaron de largo cuando llegaron a la fundación y se fueron a los muelles, donde hacía años habían alquilado un almacén. Allí metieron las cajas con sus preciados objetos, para que hicieran compañía a los que ella había desechado en años anteriores.
-Si es que, ¡lo tira todo! ¿No ve que podemos llegar a necesitarlo en algún momento? -dijo el hijo, y su padre asintió, convencido. Lo cierto era que solo abrían el almacén para meter más cosas, y ni siquiera tenían idea de lo que había ahí dentro, pero eran sus cosas y resultaba mucho más doloroso deshacerse de ellas que pagar el alquiler para almacenar los trastos.
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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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