El día postdiarrea también tenía un tour por la mañana temprano, de modo que minimicé riesgos madrugando y desayunando temprano. No fueron necesarias tantas precauciones porque una bolsa entera de limones y la ingesta constante de limonada había hecho su trabajo. De hecho a mediodía me atreví comer comida normal y no me pasó nada.
Free Tour Another Florence
La ruta gratuita en la que estaba apuntada el domingo era Another Florence, una visión alternativa de la ciudad que se saltaba los monumentos más representativos (el Duomo y el Puente Viejo) e iba la historia propiamente dicha y a lugares con encanto pero no tan conocidos.
Empezaba en la preciosa plaza de Santa María Novella y, la verdad, me gustó bastante aunque la guía a veces se ponía a hablar en portugués más que en español. Pero se notaba que, a diferencia de los del día anterior, ella era una guía profesional y lo hizo muy bien. A nivel histórico estaba bastante completo (casi más que los dos del día anterior juntos, a decir verdad) y también se nos dieron unas pinceladas de arte y de curiosidades, una combinación perfecta. Cierto es que Florencia no es tan grande y que vimos muchos sitios "repetidos" con respecto a los recorridos turísticos del día anterior (por ejemplo, volvimos a pasar por la iglesia de Orsanmichelle o la Plaza de la Signoria), pero el planteamiento de las explicaciones eran distintas y nos llevaban a través de calles menos turísticas pero no menos interesantes. También nos dieron algunos consejos interesantes de comida y bebida y nos indicaron lugares "secretos" pero interesantes, así que, cuando acabamos en la Plaza de la Santa Croce, me fui con buen sabor de boca.
Iglesias de Santa María Novella y de la Santa Croce |
Florencia Random
Había programado otro free tour de leyendas de Florencia para la tarde, pero este me lo anularon. Pensé en visitar la Galería de los Uffizi, pero las 2 horas de cola me desalentaron y la entrada con reserva era imposible. Yo no pago 20€ para estar 2 horas en un museo y que me echen. Otra cosa hubiera sido entrar por la mañana temprano y estar hasta el final, ya sabéis que soy de las que acampan en los museos si me gustan, pero no era el caso. Además, corría el riesgo de que me volviera la diarrea y que, tras estar mucho tiempo a la cola, tuviera que abandonarla. Así que lo dejé para otra ocasión.
El caso es que empecé a dar una vuelta camino del hotel para lavarme los dientes y entré en varias tiendas que llamaron la atención. También me topé por casualidad con el Palacio Medici y entré hasta donde se podía: es bien bonito y lo recomiendo.
El día empezó a ponerse entonces bastante feo y fue poner el pie en el hotel y estallar un tormentón con rayos y truenos de esos que hacen vibrar las paredes. Así pues, como lo único que me faltaba era un resfriado, esperé en la habitación hasta que pasó lo más gordo y volví a salir.
Palacio Medici e interior de la Perfumería-Farmacia de Santa María Novella |
Ya he dicho que Florencia es pequeña, y la prueba es que, sin tours de por medio, en cuestión de media tarde visité otra vez todos los puntos de interés por los que habíamos pasado y todavía me sobró tiempo para tomarme un helado, ir a la fuente del Porcellino y realizar el ritual de tocarle el morro y ponerle una moneda en la boca para volver a la ciudad, dar un superrodeo, intentar entrar en la Academia del Cuero (que acababa de cerrar), visitar una sinagoga y una iglesia ortodoxa rusa y ver la maravillosa...
Officina Profumo-Farmaceutica di Santa María Novella
Es una perfumería fundada en 1612 (aunque los frailes dominicos ya hacían perfumes allí desde 1221) donde se siguen haciendo y vendiendo perfumes. Está decorado como un lujoso palacio y conserva muchos elementos de fabricación de perfumería tradicional. Sin duda un plan alternativo que recomiendo, impresionante, gratuito y rápido de ver.
La vuelta a casa
Fue un madrugón, para desayunar pronto e irme pitando al aeropuerto. El vuelo, operado por Vueling e Iberia, salió con retraso pero llegó más o menos a la hora. Y, de ahí, me fui directa a la oficina, ¡de vuelta a la realidad.
Sobre el hotel delle Camelie
La calidad-precio es bastante buena. El personal es muy amable y la localización es excelente.
Las habitaciones y el baño son enanos, pero se ven limpios. Eso sí, tu descanso depende de la buena voluntad del resto de huéspedes (o de que no olvides los tapones para los oídos), porque se oye absolutamente todo y a mí me tocaron unos maleducados que estuvieron de fiesta hasta las tantas. Los artículos de aseo son los imprescindibles y básicos, pero no tuvieron inconveniente en dejarme desinfectante, tiritas... para curarme las heridas de la caída y hasta me proporcionaron cubiertos para que hiciera mi limonada.
El desayuno es abundante y bien intencionado, pero muy básico y el chocolate no sabía nada. Aunque claro, teniendo en cuenta que dos de los tres días me tuve que alimentar a base de yogurt, y que no pusieron ningún problema en ponerme yogures de más, tampoco fue algo crítico. Me sorprendió que me lo sirvieron en mesa en vez de ser buffet.
Otra sorpresa no tan agradable fue que me dijeron que tenía que dejar la llave en recepción. Os parecerá una tontería, pero no me gusta que nadie lleve el control de cuándo entro y cuándo salgo y, si tengo que pedir mi llave, me siento como si me controlaran. Vale, sí, tienes que pasar por recepción y saben cuándo entras y sales de todas formas, pero no me gusta.
A pesar de todo, si vuelvo a Florencia es un alojamiento que tendré muy en cuenta.
Antes de pasar a los consejos, el vídeo resumen del viaje
Consejos para viajar a Florencia
- Hay un autobús, llamado Volainbus, que va del aeropuerto al centro de la ciudad directo. Tiene buena frecuencia y, si lo compras en la máquina, el billete de ida y vuelta te sale por 10 €, mientras que si compras simplemente el billete de ida te sale por 6 cada uno.
- Los baños públicos no solo no son baños públicos, sino que te cobran mínimo 1€ y ni siquiera están bien mantenidos. En esas condiciones, mejor ir a cualquier cafetería y tomarse algo. O echarle morro y entrar a los baños de los locales con terraza, como si fueras uno de los clientes. Si no llego a hacer eso, me arruino.
- Las heladerías que tienen esos helados que parecen obras de arte en realidad son las malas: puro conservante. Busca heladerías orgánicas o artesanas. De precio están más o menos, pero nada que ver.
- Las cafeterías tienen todos los productos más o menos con el mismo precio, sean o no céntricas... siempre que lo pidas en la barra y no te sientes. Si haces esto último, te arriesgas a un sablazo en el bolsillo.
- Las pizzas valen entre 5 y 10€ en todas partes, si te cobran más, ¡te están timando!
- En Florencia hay una normativa que prohibe comer sentado en Via de’Neri, Piazzale degli Uffizi, Piazza del Grano y Via della Ninna, de las doce a las tres de la tarde y de seis a diez de la noche (puedes comer caminando, eso sí). En el resto de lugares y plazas se puede comer, aunque parece ser que hay problemas si lo haces en los pórticos de las iglesias...
- En muchos bares (no restaurantes), hay Happy Hour, que no es como en España. Básicamente, te pides una bebida y puedes comer absolutamente todo lo que te dé la gana hasta que finalice. Una de las guías nos dijo que la mayoría de los florentinos lo que hacen es entrar a varios bares, ver lo que tienen y pagar finalmente en el que tenga la comida que más les convence, con lo que hacen una cena bastante abundante.
- Ten cuidado si compras agua mineral en un supermercado, los italianos son muy aficionados al agua con gas y están mezcladas en los estantes: asegúrate de que pone "Naturale".
- Y, sobre todo, ¡no bebas de las fuentes, aunque te digan que son potables!
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