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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

sábado, 21 de mayo de 2022

Escapada a La Granja de San Ildefonso

Mis padres cumplen años muy seguido y, como hicimos el año pasado en Sepúlveda, decidimos hacerles un regalo conjunto: escapada con comilona. Mi madre siempre ha hablado de lo mucho que le gustaría visitar La Granja de San Ildefonso, así que ese fue el destino elegido. La verdad es que ni el sitio nos impresionó ni la comida fue espectacular, pero bueno, no se puede decir que no lo intentáramos.
Que no me malinterprete nadie. Es bonito. Pero el sitio ni está tan bien cuidado como debería más allá del palacio ni tiene nada especial que no puedas encontrar en otros palacios o jardines. El principal reclamo son las fuentes pero, como os contaré más adelante, ni siquiera eso está bien montado para que el turista disfrute de la experiencia.
Teníamos entradas compradas para las 11:15, así que nada más llegar fuimos directos al Palacio. No pillamos audioguía porque nos dijeron que las fuentes se encendían a las 12 y debíamos darnos prisa. Nos dio tiempo de sobra: aunque es bonito, me atrevo a afirmar que, de todos los Reales Sitios que he visitado en España, es el menos llamativo, aunque tenga alguna sala o pieza curiosa.
Palacio de La Granja de San Ildefonso y dos de las fuentes
Palacio de La Granja de San Ildefonso (la fuente frente a él NO se enciende) y dos de las fuentes
La salida de palacio daba a una fuente monumental y, a falta de señalización, todos los que íbamos saliendo del edificio hicimos lo mismo: esperar a que la dichosa fuente se encendiera. A eso de las 12:10 renunciamos. En internet tampoco es que sea fácil localizar la información, dimos vueltas como tontos hasta dar con las fuentes que se encendían, que estaban en la otra punta. No solo no se encienden todas: solo son unas pocas y por muy poco tiempo, lo que obliga a que la gente se apelotone como borregos en el matadero para ver el espectáculo. Por supuesto, solo llegamos a ver dos encendidas. Aunque, para qué engañarnos, los chorros son tan potentes que la fuente apenas se ve y me gustaron más apagadas (y sin tanta gente alrededor).
Comimos en la taberna El Pelón. Debo decir que era nuestra tercera opción, porque los otros dos restaurantes que miramos no tenían mesa para ese día. Este es un restaurante de batalla: te atienden bien pero la comida es mediocre y se nota que ha sido recalentada y que los ingredientes no son de calidad.
Después de comer fuimos a la Real Fábrica de Cristales de la Granja... pero cierran a las 15:30, así que nos quedamos con las ganas. Luego dimos una vuelta por el pueblo buscando los puntos de interés del mapa (iglesias, ayuntamiento, mercado...), solo para encontrar que muchas veces estábamos delante del edificio en cuestión y que destacaba tan poco que no llamaba la atención. A propósito, muchos de los edificios tienen un decorado de trampantojo tan mal pintado que no engaña a nadie.
Vamos que, aunque estuvo bien sacar de casa a mis padres y pasar el día juntos, no acabó de gustarnos el plan
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sábado, 7 de mayo de 2022

Escapada a Atienza

Atienza no es, ni de lejos, tan conocido como Sigüenza, a pesar de ser uno de los pueblos más bonitos de España y de ser lugar de paso de varias rutas turísticas del interior: la Ruta del Cid, la Ruta del Quijote y el Camino de Santiago. Suerte de tener un amigo de la zona que me habla de esta clase de pueblos no tan conocidos y me tienta para ir a conocerlos.
Como siempre, la primera parada fue la oficina de Turismo, que está en la Posada del Cordón, llamada así porque tiene una talla muy característica en su entrada. Nos dijeron que (vaya mala pata) dos de las iglesias reconvertidas en museos estaban cerradas ese día. También que habría una visita guiada por 4€ en un rato, así que nos dimos una vuelta y, cuando llegó la hora, nos apuntamos.
La ruta recorría el centro histórico pasando por las localizaciones de los tres arcos de entrada a la segunda muralla cuya ubicación se conoce. Empezamos en la plaza de España con la historia de los comuneros, pasamos por el Arco Arrebatacapas hasta la Plaza del Trigo, donde está la Iglesia de San Juan y, señalando varios hitos como los escudos heráldicos de las fachadas y los fragmentos de las tres murallas que se veían desde distintos puntos, llegamos hasta el Arco de la Vírgen. Después, subimos hasta la Iglesia de la Santísima Trinidad, cerca de la cual se localizaba el tercer arco, y allí finalizó la visita.
Plaza del Trigo y Castillo de Atienza con la Iglesia de Santa María
Plaza del Trigo y Castillo de Atienza con la Iglesia de Santa María
 Quedaba poco para la comida, así que dejamos la iglesia (que tiene museo por 2€) para el final y subimos hasta lo que queda del castillo. No es mucho lo que se conserva, pero se puede subir a lo más alto y las vistas son alucinantes, además, hay una iglesia al lado.
Luego comimos, de maravilla, en el restaurante Casa Encarna y bajamos a ver varias de las iglesias por fuera, como las de San Gil y San Bartolomé, y la última parada fue la Iglesia de la Santísima Trinidad, donde están las Santas Espinas, que según la tradición pertenecieron a la corona que llevó Cristo durante la pasión, y que fueron regaladas a la población en el siglo XVI.
Era la Fiesta de las Santas Espinas y, justo cuando fuimos por la tarde, son desveladas en el altar, que queda iluminado. Me pareció muy interesante. También estaban preparando la chocolatada  y el árbol del que colgarían unas roscas que se subastarían al día siguiente. 
No nos quedamos porque ya se hacía tarde, así que cogimos el coche hasta la última parada del día, que quedaba de paso: las salinas de Imón, que fueron muy importantes en su tiempo, aunque están abandonadas. Después de un breve descanso contemplando el lugar, volvimos a Madrid envueltos en un espectacular atardecer, cansados pero satisfechos.


martes, 3 de mayo de 2022

Microrrelato: La luz

Hoy he mezclado dos consignas del reto: "Un relato con espectro, puerta e iridiscencia" y "Escribe un cuento sin usar la letra «y».". Aun así, ha salido un microrrelato muy, muy corto...

 La luz

Esa iridiscencia que sale de detrás de la puerta me atrae como un imán, pero me resisto a su influjo con todas mis fuerzas. Sé que en cuanto la abra para cruzar el umbral todo habrá acabado. Cualquier espectro sabe que, si vas hacia la luz, abandonas definitivamente este mundo. Como me aterroriza lo que pueda haber al otro lado, por más que la luz me acose, me quedaré aquí. Nadie me ve, nadie me escucha. Pero es mi casa.

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