¿Os acordáis de Terral, la semisúcubo? Pues bien, tal y como prometí, seguiré su historia. La idea es hacer una serie de relatos cortos que, al unirlos, se puedan convertir en un libro con toda la historia de Terral. Este es el primero, sobre cómo fue concebida. Está todo ubicado en el mundo que creé para un juego de rol al que al final no llegamos a jugar (¡menudo desperdicio!), que a su vez estaba basado en el mundo de mi novela, Diltania: el legado de Aliene, que tengo intención de acabar de revisar este verano. ¡Que lo disfrutéis!
Terral: orígenes (concepción)
El Gran Sacerdote convocó a las ocho sacerdotisas a la gran sala del oráculo. Allí, les explicó el gran honor por el que competirían. Una-sólo una- sería la elegida para llevar en su vientre uno de los vástagos del que era su Dios, el demonio Zoltod. Varias sacerdotisas, a pesar de su entrenamiento, no pudieron ocultar la emoción. Sólo tres de ellas permanecieron con el rostro impasible: Tel´ques, Dae-shi y Sp´jo. Las tres se miraron entre sí, evaluándose mutuamente y descartando de inmediato a las otras cinco, que eran sin duda las más débiles. No hizo falta que hablaran para que quedara implícito un pacto entre el trío, que colaboraría hasta estar muertas las demás.
La prueba se llevaría a cabo en otro plano, en el que se presentarían varios desafíos. Una vez allí, cada sacerdotisa iría por libre hasta llegar a la meta, donde las supervivientes deberían luchar hasta que sólo quedara una en pie. Evidentemente, no quedaban descartadas las luchas antes de ese momento.
Tel´ques, Dae-shi y Sp´jo vieron a cuatro de sus adversarias marchar en solitario, mientras que la quinta, la más débil y patética de todas, llamada Dan´ai, se acercó a ellas y les propuso colaborar.
Deberíamos matarla ahora mismo, dijo telepáticamente Sp´jo a las otras dos.
Déjala, respondió Tel´ques. Quizás nos pueda ser útil viva, muerta no la podemos usar.
Comenzaron a caminar por el agreste terreno y, tras varias horas de viaje por un lugar que no parecía tener fin, se vieron de pronto, en lo que dura un parpadeo, inmersas en una especie de jungla.
-Tened cuidado, hermanas. Ésta no es una jungla corriente.
- No creo que esta jungla sea realmente peligrosa. No habrá problemas hasta que llegue el primer desafío –respondió Dan´ai, despreocupada. Las otras la miraron incrédulas por su estupidez. La jungla era el primer desafío.
No tuvieron que dar muchos pasos antes de ver cómo los últimos restos de una de sus rivales eran engullidos por una planta. El grito ahogado de Dan´ai retumbó entre los árboles y las otras tres la miraron con aire reprobador, pero el daño estaba hecho. Seres de aspecto demoníaco atacaron desde todos los frentes pero, aunque habían podido con una sacerdotisa desprevenida, no tenían ninguna oportunidad para acabar con cuatro. En cuestión de minutos, los atacantes eran también alimento de las plantas de alrededor.
Dan´ai salió entonces de donde quiera que hubiera estado escondida, recogiendo sus armas caídas con rostro avergonzado ante la despectiva mirada de las otras tres sacerdotisas, tras lo cual continuaron su marcha por la jungla sin más incidentes, hasta que nuevamente se vieron en un parpadeo inmersas en un nuevo paisaje.
Se trataba esta vez de los vestigios de una antigua ciudad. Aunque de los edificios apenas quedaban cimientos ruinosos, estaba claro que las estructuras que allí se habían levantado no tenían nada en común con ninguna que hubieran visto… o que fuera siquiera de su mundo.
Como estaba oscureciendo, buscaron refugio en lo que en otro tiempo fue un gran hall, del que aun quedaban tres paredes en pie. Aunque era buen terreno defensivo, los cadáveres de otras dos sacerdotisas a sólo unos metros y la desconfianza mutua (que hacía que las mujeres estuvieran casi más preocupadas de la amenaza que suponían sus compañeras que de los peligros de ese mundo) hicieron que las guardias se repartieran de dos en dos y que cada una se rodeara de guardas mágicas propias.
Sp´jo se encargó de que su guardia coincidiera con Dan´ai, con la que, en su desprecio, deseaba acabar de inmediato. La débil sacerdotisa no tardó en dormirse en plena guardia…
***
El grito desgarrado de Dan´ai resonó en las tres paredes del hall, despertando a Tel´ques y Dae-shi, que lo primero que vieron al abrir los ojos fue la cabeza de Sp´jo… a varios metros de su cuerpo, con una mueca de horror en su normalmente impasible rostro.
-¿Qué ha sido? –preguntaron casi al unísono.
- Algo me durmió… acabo de despertar –respondió Dan´ai. Las sacerdotisas imaginaron de inmediato lo ocurrido. Sp´jo había dormido a Dan´ai para asesinarla mientras dormía, pero se había centrado tanto en esa tarea que alguna bestia nocturna había percibido su movimiento y la había matado. Haciendo una nueva muestra de desprecio, esta vez hacia el cadáver, al que dejaron tal cual, continuaron el peligroso viaje hasta que la meta estuvo a la vista.
Una vez allí, Dae-shi y Tel´ques se miraron mutuamente e iniciaron una lucha muerte que duró varias horas, mientras Dan´ai se acurrucó en un rincón para observar la lucha de poderes. Finalmente, Tel´ques abrió en canal a su adversaria y, tras exhalar ésta su último aliento, se giró para acabar el trabajo, sólo para descubrir que Dan´ai había desaparecido.
- Ha huido –dijo despectivamente -¡Estúpida y débil idiota! ¡No dudarás much- La espada le atravesó el corazón antes de acabar la frase.
- Quizás yo sea débil –escuchó antes de morir –pero tu defecto es ser confiada.
Dan´ai ni siquiera echó un último vistazo a los cadáveres de sus oponentes. La única digna de ser su adversaria había sido Sp´jo, que sospechó de inmediato de su aparente ineptitud, pero confió demasiado en su propia fortaleza a la hora de atravesar sus defensas con el hechizo de sueño sin pensar en que pudiera haber un contraataque por la espalda. Eliminada esa amenaza, sólo había que esperar a que las otras dos se mataran entre ellas o al menos se debilitaran. Porque el mayor error que pudieron cometer fue no caer en la cuenta de que la debilidad no estaba permitida y que nunca se habría seleccionado para la prueba una sacerdotisa inepta… porque los ineptos no tardaban en morir nada más entrar al templo como aprendices.
Se acercó al altar ritual donde esperaba el poderoso demonio listo para concebir una poderosa criatura decisiva para la batalla entre el bien y el mal. Nueve meses después, Dan´ai miró al diminuto bebé de forma humana al que sobresalían dos alas en la espalda, y antes de caer inconsciente tras el esfuerzo del parto ritual, susurró un nombre:
-Terral.
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Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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