Una de las cosas que aparecían en el
famoso plano que nos dieron en información turística era un Castillo.
Bueno, no aparecía en el plano. Salía una flecha diciendo que en esa
dirección llegas al castillo. Y yo ya sabéis que es ver la palabra
"castillo" y querer ir. También había otra cosa que me apetecía ver en
esa zona que se salía del plano: el Faro de Cabo Mayor. Así que fuimos
otra vez a la oficina de información turística donde nos dieron
información de una ruta de senderismo. Nos debió de ver con pinta, no
sé. Pero, como en la información decía que era fácil, la chica nos dijo
que era precioso (y que la hiciéramos al revés) y yo tenía mi espinita
clavada por no haber podido hacer el Camino de Santiago este año,
decidimos hacerla.
El Castillo (por llamarlo de alguna forma) de la Corbanera
Para llegar cogimos directamente el autobús que iba hasta el castillo. Se supone que es una fortificación de las Guerras Carlistas, declarada bien de interés cultural. Lo que es en realidad: un timo. Tal cual. La gente ha adosado sus casas y sus parabólicas, y es propiedad privada. Está para el arrastre. Como está, mejor no anunciarlo como punto turístico, porque verlo genera cabreo más que otra cosa. Ni foto que le hice (vuelvo a decir, la casa particular de alguien está literalmente apoyada en la muralla y lo que se ve alrededor es el jardín privado de alguien). Con razón nadie de Santander sabía decirnos nada del castillo.
La Maruca y el centro de interpretación del litoral
Panorámica de La Maruca |
A hacer senderismo, como si tuviera costumbre...
Todo sea dicho, si hubiéramos hecho la ruta en la dirección correcta, no
como nos recomendó la chica de información turística, hubiera sido perfecto. Pero lo hicimos al
revés y, como ya he dicho, había tenido problemas de salud antes del
viaje (vamos, que no iba muy en forma), lo que implicó que la horrible
cuesta ascendente del último tramo (si lo hubiéramos hecho en la dirección correcta
hubiera sido una bajada ligera) justo cuando salió el sol (que ya es
mala leche) me dejó para el arrastre.
Pero el resto del recorrido, a lo largo de todos los acantilados, es sencillo y tiene unas vistas espectaculares, de veras que merece la pena.
Cuando por fin llegamos al Faro de Cabo Mayor (las fotos que molan están en la entrada anterior, de cerca no es tan espectacular) nos echamos una botella de agua en la cabeza y me metí dentro del museo del faro, donde hay cosas relacionadas con él y una pequeña exposición de pintura. Por desgracia, aunque no cerraba hasta un cuarto de hora más tarde, la empleada no paraba de perseguir a la gente para decir que iba a cerrar y que nos fuéramos ya. No es muy agradable ese tipo de acoso, así que lo vi rápido y me largué, aunque me dieron ganas de quedarme hasta la hora en punto, solo por fastidiarla. Menuda maleducada.
Descansamos un buen rato en el hotel y luego fuimos a algo que habíamos visto desde el bus de subida a La Maruca: una feria romana. Tenía muchos puestos, que eran más de lo mismo que en cualquier mercadillo medieval-renacentista-romano... de cualquier lugar de España. Con una salvedad: tenían muchas actividades y cositas no industriales como tiro con arco, juegos para niños, básculas antiguas... Curioso. Allí me tomé un bizcocho que sabía un poco a industrial (vaya con la artesanía de las ferias...) y compré un árbol de la vida, siempre quise uno aunque no uso colgantes.
Tras la visita a la feria volvimos a la zona centro, subimos a la azotea del centro Botín (donde tampoco se veía gran cosa) y buscamos una tienda de souvenirs. Ya sabéis que colecciono marcapáginas; pues resultaba una odisea encontrar uno de la zona. Aunque parezca mentira, no hay apenas tiendas de recuerdos y las que hay son pequeñas y escasean los artículos menos típicos. Al final encontré tres, dos de los cuales eran un poco feos, y compré el otro.
Pero el resto del recorrido, a lo largo de todos los acantilados, es sencillo y tiene unas vistas espectaculares, de veras que merece la pena.
Puntos de interés en la ruta de senderismo La maruca-Faro de Cabo Mayor |
La última tarde
Pero bueno, al menos el ratito de descanso me ayudó a recuperarme un poco de la subida, y luego nos sentamos al lado de un camping a tomarnos los bocatas. La idea inicial era bajar andando toda la costa y bordear hasta el hotel, para ver, de paso, el Casino. Eso hubiera ocupado toda la tarde y hubiéramos aprovechado para volver a andar por la orilla del mar. No obstante, estaba tan para el arrastre que cogimos un autobús y vimos esa zona desde el mismo.Descansamos un buen rato en el hotel y luego fuimos a algo que habíamos visto desde el bus de subida a La Maruca: una feria romana. Tenía muchos puestos, que eran más de lo mismo que en cualquier mercadillo medieval-renacentista-romano... de cualquier lugar de España. Con una salvedad: tenían muchas actividades y cositas no industriales como tiro con arco, juegos para niños, básculas antiguas... Curioso. Allí me tomé un bizcocho que sabía un poco a industrial (vaya con la artesanía de las ferias...) y compré un árbol de la vida, siempre quise uno aunque no uso colgantes.
Tras la visita a la feria volvimos a la zona centro, subimos a la azotea del centro Botín (donde tampoco se veía gran cosa) y buscamos una tienda de souvenirs. Ya sabéis que colecciono marcapáginas; pues resultaba una odisea encontrar uno de la zona. Aunque parezca mentira, no hay apenas tiendas de recuerdos y las que hay son pequeñas y escasean los artículos menos típicos. Al final encontré tres, dos de los cuales eran un poco feos, y compré el otro.
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