Llevaba mucho, pero que mucho, deseando ir a un túnel de viento. Quería saber qué se siente al volar, ya que mi límite es el puenting: paracaídas y demás todavía no me atrevo ^^. Por suerte, por fin logramos arreglar la primera quedada para meternos al túnel de Hurricane Factory. Está en el Sambyl y el túnel es el más grande de toda Europa: tiene un diámetro de 5,2 metros y una altura de unos 12 metros, donde circula una corriente de aire de hasta 270 km/h, la velocidad de un huracán real. Pero es muy seguro y siempre estás bajo supervisión constante de un instructor experimentado: mientras no estés embarazada, tengas problemas de espalda... puedes volar sin problema. Los valientes fuimos Carlos Mesa, María Orgaz, Alfonso Zamora y yo, también nos acompañaron la esposa de Alfonso y Ester FG, que se quedaron fuera y nos grabaron en vídeo (tienen una zona para que los acompañantes puedan verlo todo cómodamente).

Luego nos dieron el casco y las gafas, además de unos tapones para los oídos, para que fuéramos a la cámara de vuelo. Los monos son muy chulos, y casi nos sentimos como en una película de astronautas a punto para el despegue, mola mucho.
Todavía faltaba un poco para que acabara el grupo anterior y luego los instructores hicieron un show fantástico: sin la limitación del suelo, las figuras imposibles que realizaban eran impresionantes. Podéis ver esos shows en el canal de youtube de Ester FG.
Finalmente, nos tocó a nosotros y ¡yo la primera! En la primera ronda (un minuto y medio, que no se te hace corto) comencé con un poco de miedo, pero pronto se me pasó y comencé a pasármelo genial: no es tan fácil como parece, pues el más mínimo movimiento puede hacerte subir, o bajar, o irte hacia delante o hacia atrás, pero resulta muy divertido y la sensación de volar es indescriptible.
Finalmente, nos tocó a nosotros y ¡yo la primera! En la primera ronda (un minuto y medio, que no se te hace corto) comencé con un poco de miedo, pero pronto se me pasó y comencé a pasármelo genial: no es tan fácil como parece, pues el más mínimo movimiento puede hacerte subir, o bajar, o irte hacia delante o hacia atrás, pero resulta muy divertido y la sensación de volar es indescriptible.
La segunda ronda (otro minuto y medio, que tampoco se me hizo nada corto) fue más fácil y además, al finalizar, el instructor subió conmigo hasta arriba del todo. Era como una montaña rusa, ¡me encantó! Podéis ver el vídeo con mi experiencia aquí:
Algunas veces el instructor no tenía que agarrarme, así que podemos decir que, durante algunos segundos, volé sola ^^:

Por cierto, aunque el total de minutos fue de tres, al día siguiente me levanté con agujetas por todo el cuerpo, cuenta como si hubiera hecho deporte ^^.
Sigue a @DeborahFMu