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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Relato: Almanzarain, el genio inventor

Nueva tirada de cartas Fatum. Significa: Personaje fruto de un experimento cuyo origen es un carruaje y se dedica a arbitrar la ley. Tiene un Golem y un familiar mecánicos. Su marca del pasado es una extremidad protésica mecánica porque la sacrificó en una misión no autorizada por un vínculo con una vida pasada. Su deseo es viajar en el tiempo a un campo de batalla.
Es un poco extraño, solo puede salir un relato steampunk de aquí (y precisamente fue la extensión streampunk la que utilicé, así que ¿de qué me extraño?)

Almanzarain, el genio inventor

Tirada de cartas que inspiró el relato steampunk Almanzarain, el genio inventor.
Elek Domwok, su padre, si es que se podía llamar así al hombre que le creó, estaba en el lecho de muerte. 
No había querido saber nada de Di-Elek desde que usó la máquina del tiempo, contra su voluntad, en una loca misión que le costó un brazo. El genio siempre les había hecho usar la máquina de forma muy controlada, por breves periodos de tiempo y con una larga lista de instrucciones para que no alteraran el pasado y cumplieran objetivos muy concretos. 
Cuando Di-Elek volvió, malherido, Elek le había dejado claro que ya no era bienvenido en la casa familiar y le había expulsado sin miramientos. 
Por eso, Di-Elek se sorprendió tanto de la llamada. Luego se enteró de que era el único, de todos los hijos-experimentos del genio, que seguía vivo. Justo él, la mayor decepción de Elek, el desobediente, el que probablemente había sido contaminado cuando el carruaje que transportaba las muestras volcó. Qué ironía. 
Elek no merecía que Di-elek dejara su trabajo de defensor de la ley unos días por él. Aun así, acudió, dejando a su familiar y a su gólem mecánicos velando por la seguridad del pueblo en el que vivían. Pero no lo hacía por su padre, sino por la máquina del tiempo.
Los sueños de su vida pasada habían estado ahí desde siempre. No eran más que emociones y escenas inconexas, pero quería saber más. Su padre era un obsesivo estudioso de la época, así que sabía dónde y cuándo ocurría todo. Di-Elek también se había obsesionado por el tema, pero solo quedaban vagos documentos y leyendas estúpidas de ese periodo histórico, junto a algún que otro prodigio mecánico oxidado y lo que su padre había podido recuperar en sus viajes al pasado. 
Él necesitaba algo más sólido para descubrir a quién pertenecían aquellos recuerdos. Buscaba lugares y caras concretas. Por eso había desobedecido por primera vez, para saber de una vez por todas la verdad detrás de sus sueños viajando al campo de batalla donde recordaba su propia muerte. Y por eso acudía a la casa de la que había sido desterrado, para reclamar la máquina como herencia y hacer un nuevo viaje.
Pero no le hizo falta la máquina para encontrar respuestas. En cuanto vio su prótesis mecánica, Elek pareció recuperar las fuerzas que la enfermedad le había arrebatado.
—¿De dónde has sacado eso? —preguntó, ansioso.
—La he hecho yo mismo.
—Entonces tú eres viable... —dijo febril—. Había oído lo del gólem y lo del familiar, pero no daba crédito a los rumores. Tú eres el viable. Todos estos años pensando que eras mi mayor fracaso, que Tri-Elek y Oct-Elek eran los que más se acercaban, aunque no estuvieran a la altura... y al final tú eres él.
—¿Quién soy yo?
—El único clon viable de Almanzarain, el genio inventor.
—Estás loco —sentenció Di-Elek.
Sin embargo, no era tan descabellado. Sabía todo lo que se conocía sobre ese personaje de leyenda y podía encajar tanto con sus sueños como con sus habilidades. Pero eso no se lo iba a decir a Elek, que de todas formas, con la excitación de la revelación que acababa de tener, perdió sus últimas fuerzas y cayó en un sueño inconsciente justo después de decir:
—Tengo grandes esperanzas puestas en ti, Di-Elek-Almanzarain. Nos llevarás a una nueva era de avances.
Mientras su padre estaba entre la vida y la muerte, Di-Elek tuvo acceso por fin a su despacho y a los cuadernos y diarios que nunca pudo consultar siendo más joven. En ellos, conoció toda la verdad. 
Elek había consagrado su vida y su fortuna al genio inventor de la antigüedad. No solo a saber más cosas sobre él, como habían pensado sus hijos, sino a traerlo de vuelta sin cambiar la historia. Había conseguido muestras de su cabello en sus viajes al pasado y, fruto de dichas muestras, habían nacido sus hijos-experimento. También había aprovechado para robar los planos de sus inventos no para lucrarse, como habían pensado sus hijos, sino con la esperanza de que estos, todos clones de su héroe, se inspiraran y siguieran los pasos del genio.
Lo que Elek nunca había pensado era que Almanzarain nunca inventó nada por vocación, sino por necesidad. Justo como Di-Elek, que solo había creado el brazo mecánico porque necesitaba uno, un gólem porque él solo era incapaz de imponerse a los malhechores y un familiar mecánico porque no soportaría que su mascota muriera. Por eso, había aprendido en silencio y nunca había dado muestras de ser un genio, al contrario que sus hermanos, deseosos de ganarse la aprobación de su padre.
Lo más triste de todo era que Elek era infinitamente más brillante que Almazarain. Este solo había creado artilugios mecánicos; nunca habría soñado con clonar a alguien que llevaba siglos muerto o con inventar algo capaz de mandarle al pasado. Quien podría haber inspirado una nueva era de avances era el propio Elek, y había desperdiciado su talento en resucitar a un muerto. 
El mundo, por otro lado, no estaba preparado para clonar a otras personas ni para viajar en el tiempo. Por eso, cuando Elek murió por fin, Di-Elek hizo arder muestras, documentos y máquinas antes de volver a su tranquila vida como defensor de la ley.
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miércoles, 19 de noviembre de 2025

Escapada en el tren de Felipe II

Otro de los trenes temáticos que me faltaban por hacer (este no es de Renfe, sino de Alsa) era el tren de Felipe II, que lleva al monasterio de San Lorenzo del Escorial. El pack que pillamos fue el Imperial, que además del tren contenía una visita por la ciudad y la visita guiada por el propio monasterio. 
Está tan cerca de Madrid que no hace falta madrugar mucho, y el trayecto inicial en tren está teatralizado para hacerlo más ameno. Es un tren histórico con asientos muy cómodos, lo que le da un punto extra.
Nos llevaron en autobús hasta la estación de autobuses de San Lorenzo e hicimos la visita desde ahí, avanzando siempre por todos los puntos de interés (nos hablaron de la construcción de las casas, de algunas de las más conocidas, de la calle de las columnas... ya os hablé de ellas en mi anterior entrada sobre el Escorial) hasta el monasterio, que es la joya de la visita. 
Sala de las batallas y biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial
Sala de las batallas y biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial
La visita por el interior abarcó tanto las estancias de los Austrias (muy austeras) como las criptas de los príncipes y de los reyes, finalizando en las estancias de los Borbones (mucho más bonitas). No pudimos entrar a la iglesia con la visita guiada porque había una boda pero, como luego nos dejaron a nuestro aire, hicimos tiempo en la sala de las batallas (¡es de lo mejor de la visita!) y en la maravillosa biblioteca hasta que salieron los novios y pudimos entrar. Muy bonita, mereció la pena esperar para verla.
Después, comimos y tuvimos bastante tiempo libre. Por desgracia, es uno de esos pueblos donde los comercios cierran ampliamente, así que, para cuando iban a abrir, ya teníamos que estar en la estación. Así pues, paseamos por el pueblo (aviso: las cuestas son importantes) y bajamos tranquilamente hasta la estación de tren andando. 
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miércoles, 12 de noviembre de 2025

Relato: Enamorado

 Un nuevo relato hecho con los dados del reto. Aquí puede verse cómo los lanzo:
 

Enamorado

Dados para el relato Enamorado
Estaba enamorado de una joven de su iglesia. Tan enamorado que le importaba bien poco que las negociaciones de su matrimonio concertado con una desconocida estuvieran muy avanzadas. Le resbalaban los gritos y castigos del patriarca; no habría barrera que le impidiera acceder a la mujer de sus sueños.
No pensó en los riesgos cuando lo planeó todo. Todo saldría bien, su amor le protegería. Robó una barca y, amparado en las sombras de la noche, logró escapar de su hogar y acceder a la mansión donde ella vivía. Luego, se escondió en los jardines y aguardó.
No había tenido en cuenta que ella ni siquiera se había fijado en él en la iglesia. Por eso, cuando fue a pasear por el jardín y salió de las sombras tan inesperadamente, reaccionó como cualquier joven virtuosa: gritó y huyó. 
Los hombres de la casa reaccionaron rápido. Solo cuando su sangre empapó el camino de tierra y ya era demasiado tarde le reconocieron. Llevaban meses negociando el matrimonio de la muchacha con el patriarca de ese incauto; sin duda se había enterado y había querido ver a su futura prometida antes de tiempo. Ahora ya no había vuelta atrás. Ni siquiera podían comunicar al patriarca lo que había pasado sin poner en riesgo la virtud de la heredera.
Metieron el cuerpo en la barca en la que se había colado y, tras alejarse prudencialmente, la dejaron a la deriva. La barca acabó por chocar con otra, reconocieron al muerto y le dieron un entierro digno. El patriarca nunca supo quién había asesinado a su heredero, aunque en el fondo se sentía aliviado. De haber continuado así, habría tenido que mandarlo matar él mismo por desobediente. El hermano menor era más manejable y no pondría tantas pegas al matrimonio concertado. Así pues, tras una breve carta comunicando el cambio de pretendiente de la joven, las negociaciones siguieron adelante.
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miércoles, 5 de noviembre de 2025

Escapada: El tren paleontológico de Cuenca

Este era uno de los pocos trenes turísticos de Renfe que salen desde Madrid y que me faltaban por visitar, y además me gustan mucho los dinosaurios, así que no me lo pensé para reservar el último día de la temporada. 

Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha. 

Nada más bajar del tren (y en todo momento con un guía que nos fue contando cosas sobre la ciudad) nos metimos en un bus rumbo al Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha. Este, además de unas vistas impresionantes de la ciudad, tiene numerosas reconstrucciones de dinosaurios a tamaño natural tanto en el parque de fuera como en el interior.
Nos dividieron en dos grupos y nos fueron explicando todo lo que podíamos ver en el museo, primero en un orden cronológico de las diferentes eras y luego centrándonos en los fósiles de animales y dinosaurios (algunos únicos) que se han encontrado por la zona. La verdad es que el museo está muy bien montado y tiene piezas impresionantes, así que es un imprescindible para los amantes del tema.

Cuenca desde el museo paleontológico - catedral - casa colgada que contiene el museo de arte abstracto
Cuenca desde el museo paleontológico - catedral - casa colgada que contiene el museo de arte abstracto

Cuenca

Después, nos trasladaron a la ciudad de Cuenca, a la zona del castillo, para hacer una visita guiada por la ciudad que desembocaba en la Catedral de Santa María y San Julián. Es realmente bonita por dentro, con capillas espectaculares, y vimos las más representativas con la visita guiada antes de que el guía se marchara. Como seguíamos dentro, exploramos el resto de la catedral por nuestra cuenta antes de salir a comer.
Había un mercadillo medieval, aunque no pudimos verlo porque la mayor parte de los puestos estaban cerrados. Así pues, paseamos por la ciudad, bajando poco a poco hasta los rascacielos de Cuenca y las casas colgadas, donde paramos para ver el museo de Arte Abstracto Español, que es una de las casas colgadas. Ya sabéis que el arte moderno y yo no nos llevamos bien, así que no me dijo mucho... Aunque algunas de las ventanas están abiertas y tienen buenas vistas.
Saliendo del museo, cruzamos el puente y paseamos hasta el punto de encuentro, donde volvió a recogernos el bus rumbo a la estación.
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