No salió de su asombro cuando se enteró de qué había provocado semejante trauma en los pequeños: un niño más mayor, enojado porque Santa Claus le había llevado carbón el año anterior, había realizado un malévolo dibujo en que se le veía muerto en la nieve por causa de un plátano, lo había fotocopiado y lo repartió entre los chiquillos.
Ese año, el travieso niño volvió a recibir carbón.
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