Mis libros en la gala benéfica de danza.

Como ya anticipé en el blog, mis libros estuvieron a la venta en la II Gala Benéfica por el día de la Danza para que el 40% de la venta de los mismos se donara a las asociaciones. El montaje fue un poco caótico y me aburrí como una ostra porque no pude disfrutar del espectáculo: dejar montones de cualquier cosa sin vigilancia en este país es una invitación al saqueo, por muy benéfico que sea el acto.

Y es que además me parece que la mayoría de los asistentes lo de benéfico lo obviaron: aparte de que nadie preguntaba por la "gala benéfica" (lo sé porque se creían que yo era el punto de información) sino por la actuación de tal o cual escuela, ellos iban a ver a su familiar/amigo/lo que fuera y, cuando acababa su actuación, se largaban (menuda falta de respeto) o se ponían a hablar en voz alta. También fui testigo de cómo intentaban colarse, de cómo se inventaban mil argucias para que les dejaran asomarse... De hecho, me llevé la bronca de un viejecito que quería entrar gratis porque actuaba su nieto y no quería pagar entrada por muy benéfico que fuera, aunque yo no tenía culpa ninguna porque no tenía nada que ver con las entradas. 

Teniendo en cuenta esto y que solo pude poner la mesa en el rincón menos llamativo, no es de extrañar que hubiera pocos que se acercaran a la mesa para lo que estaba: la venta benéfica de mis libros. Y, de los que se interesaron, nadie parecía llevar dinero porque nadie se había enterado de que se fuera a vender nada. Así que mantengo la donación por cada libro vendido durante un par de semanas, para todo aquel que lo quiera comprar en mano (fuera o no a la gala) pueda contribuir.

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